Muerte de Juárez


Un tanto repuesto, Treviño volvió sobre Monterrey, loando desalojar a Corella y perseguirlo hasta Ramos Arizpe. Más tarde salió hacia Patos (General Cepeda) para enfrentarse a Rocha, pero prefirió marchar hacia Monclova. Las fuerzas federales de Ceballos, que se hallaban en Mier, se apoderaron de Monterrey el 8 de julio. Rocha llegó dos días después y desde su cuartel general instalado en esta ciudad, hostigó sistemáticamente a los pronunciados. Una columna del general Franco derrotó a Quiroga el 4 de julio entre Salinas y Marnuliqui, haciéndole 100 prisioneros. Esta derrota propició la normalidad, aunque relativa, de Nuevo León. El general Lázaro Garza Ayala fue designado gobernador.

El 18 de julio falleció el presidente Juárez. Su muerte, a la que el historiador Cossío Villegas califica de "tránsito salvador", acabó con la rebelión de la Noria. Sus jefes fueron acogiéndose gradualmente a la amnistía. Treviño, "el mejor puntal de la revuelta", reconoció al gobierno de Lerdo de Tejada el 29 de agosto.

La década de 1870 fue un periodo de agitación política. A fines de 1875 esta inquietud se acentuó al ser renovado el Congreso General. Las elecciones, nada limpias, llevaron a las curules a los favoritos de Lerdo, con las mismas violaciones democráticas.

En Nuevo León, el candidato triunfante era absolutamente impopular. Previendo un alzamiento, Lerdo auspició uno en contra del gobierno de este estado, valiéndose de un enemigo de Jerónimo Treviño: Pedro Martínez, quien se sublevó en Linares el 27 de agosto de 1875, de acuerdo con el general Carlos Fuero. El gobernador lerdista Francisco González Doria solicitó auxilio federal, pero las fuerzas gobiernistas fueron derrotadas en Montemorelos el 31 de agosto. El general Fuero declaró entonces a Nuevo León en estado de sitio; en su proclama del 23 de septiembre explicó haber actuado así


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