Comentario de la obra


Breve historia de Sinaloa destaca sucesos medualres de la historia de esta entidad, escrita, como dice su autor; "para que nos conozcan mejor nuestros compatriotas mexicanos y para que nos entendamos mejor los que somos sinaloenses".

Es una historia que parte de la comprensión del mar, la llanura y la sierra como escenario articulado perfectamente con la vida de los pobladores que se han concentrado equilibradamente a lo largo de las principales ciudades que bordean la planicice costera.

Los vestigios arqueológicos y lingüisticos muestran una vieja ocupación del territorio que evolucionó hasta la formación de grupos totorame, tahue, cahítas, entre otros, y que fueron la base étnica regional y del proceso de conquista. Con un análisis detallado, el autor presenta la constitución colonial hasta cuando un conjunto de cambios en la política y la economía del noroeste novohispano produjo el debilitamiento de las relaciones comerciales y políticas con la ciudad de México y el consecuente fortalecimiento regional.

La unidad colonial con Sonora pesó para la creación del Estado Interno de Occidente, hasta cuando los "notables" de la región acordaron separar ambos estados ante la dificultad de conciliar sus intereses mercantiles. Sin embargo, esto no concilió en el flamante estado la pugna entre notables de Culiacán y comerciantes de Mazatlán, que concluyó por la magnitud de las transformaciones sociales y los cambios en las condiciones económicas internas y externas.

Con gran claridad el autor consigna y analiza los logros de la "era de Cañedo", quien dejó a Sinaloa la herencia de una economía que progresaba vinculada a los intereses de los Estados Unidos, pero con un fuerte nivel de explotación laboral, con el consecuente desequilibrio social.

Inestabilidad y revolución marcarán las pautas de Sinaloa entre 1909 y 1940, en el contexto de un notable crecimiento demográfico y en el marco de la reforma agraria centrada especialmente en tierras irrigables de las partes bajas. Para los sinaloenses de la sierra la Revolución no trajo cambios prometedores de progreso.

Durante el periodo de estabilidad que siguió a los años revolucionarios, la población siguió su crecimiento, se duplicó la superficie irrigada, apareció un fuerte sector financiero y se desarrollaron extensamente la pesca, la acuacultura y el turismo, aunque la industria de transformaciones no logró imprimir el mismo dinamismo.


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