Los estudios arqueológicos


Las culturas prehispánicas que florecieron en la planicie sinaloense (de la sierra no tenemos estudio alguno) alcanzaron un alto grado de desarrollo, por lo que los arqueólogos las clasifican en el área cultural llamada Mesoamérica, donde se localizaron las más refinadas culturas de América del Norte y América Central. Mesoamérica comprendió los territorios de la costa del Atlántico desde el Río Pánuco en el Golfo de México hasta Nicaragua, y por el Pacífico desde Costa Rica hasta Sinaloa, por lo que se considera a Guasave la frontera norte de Mesoamérica.

También afirman los arqueólogos que las culturas prehispánicas de Sinaloa fueron una extensión de las nayaritas, y que la planicie sinaloense fue un corredor de comunicación por donde circularon influencias culturales recíprocas entre Mesoamérica y los grupos del norte.

En Chametla, Culiacán y Guasave se han realizado excavaciones muy completas, y se han llevado a cabo reconocimientos de superficie en muchos otros puntos del territorio; sin embargo, los estudios arqueológicos son insuficientes y falta participación de las instituciones culturales y de los antropólogos de Sinaloa, pues los principales estudios de nuestro estado los han hecho arqueólogos estadunidenses.

Chametla. En este poblado del sur del estado, cerca de la desembocadura del Río Baluarte, los estudios arqueológicos indican la presencia de asentamientos humanos que se remontan al año 300 de nuestra era. Hubo en esta comarca un pueblo numeroso que vivía de la agricultura y de la pesca, que fabricaba objetos de cerámica, disponía de un cementerio para la inhumación de los difuntos y de pequeñas construcciones empleadas como adoratorios. Poseían conocimientos muy desarrollados, pues construyó terrazas a lo largo del cauce del río donde los pobladores cultivaron, principalmente maíz, calabaza, chile y algodón.

Culiacán. En este sitio se descubrieron vestigios de pobladores desde el año 900 de nuestra era hasta el tiempo de la conquista española. Estos asentamientos ocuparon el espacio comprendido entre los ríos Mocorito y San Lorenzo. Los pobladores vivían en aldeas construidas con materiales perecederos como varas, lodo y paja. Obtenían su alimento de la agricultura, la cacería y la pesca. Usaban vestidos de gamuza y de algodón con adornos de metal, de turquesa y concha. Empleaban el arco y la flecha, la lanza, la macana y el escudo. Para enterrar a sus muertos los colocaban en grandes ollas de barro. La variada y rica alfarería de los pobladores de Culiacán indica la refinada cultura que alcanzaron.

Guasave. En este lugar se han encontrado los mayores vestigios de una cultura que los arqueólogos llaman Complejo Aztatlán y que se caracteriza por la belleza de las formas y la policromía de sus vasijas y de otros objetos de cerámica. El Complejo Aztatlán se difundió por la planicie sinaloense al sur de Guasave y los territorios que hoy forman el estado de Nayarit, pero fue en Guasave donde se encontraron las mejores muestras de esta cultura, en especial un espléndido arreglo mortuorio que contenía numerosas y muy bellas ofrendas, como vasijas trípodes de barro, recipientes de ónix y de alabastro, pipas de barro, malacates, silbatos y hachas ranuradas. El Complejo Aztatlán floreció aproximadamente entre los años 700 y 1 300 de nuestra era.


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