PUES tal vez; quién dijera.  
						Si estuviera a las vueltas, atmosférico. 
						 Si fuera todo; si el descubrimiento  
						de América y las islas  
						fuera cuestión de abrir de par en par  
						nuestras ventanas carabelas,  
						para encontrarla allí, como en un libro  
						de la escuela primaria.  
						  
						Limpia y acicalada, con sus indias  
						de perlas, con sus indios fumadores  
						en salones de concha y de palmeras.  
						Si está girando en torno.  
						Fuera, quizá, bastante con pensarlo.  
						Si por eso, de golpe, se me acusa  
						la comezón imperativa  
						de escribir un poema  
						de amor; precisamente ahora  
						que a nadie estoy amando; ahora,  
						cuando nadie me ama,  
						y poder hablar de la extranjera  
						sólida, cálida y concreta,  
						prefabricada para mi costado,  
						y que no me recuerda, y se avecina  
						plena de sales y de azúcares  
						y de presagios indudables.  
						Surge, alma mía, de las cosas amargas,  
						y algo más alto canta, y más alegre.  
						Endomíngate, alma, en esta hora.  
						Y pues una botella y su mensaje  
						náufrago entre las olas justifican  
						la existencia del mar, ¿de qué afligirte,  
						si hay tanto barco y tanto tren viajando  
						y tantas cartas en el pico  
						de tanta golondrina, y en el aire  
						rayas y puntos tanto telegrama?  
						Precisamente ahora,  
						quiero cantar de aquella usted que de repente,  
						sin saber qué ni cómo,  
						habrá de ser mi igual irremisible  
						al llamarme de tú. 
						
          
        
         
        pensaré, con pensarlo.   
        Si era cosa de abrir una ventana;  
						si el mundo gira en torno.  
						Estoy hablando solo cuando escribo.  
						A como soy, ajusto y mido y borro.  
						Pero a la hora en que me leas  
						sabrás que cuando hablaba era contigo.  
						Y que no era yo solo.  |