ALEJANDRO VI, el papa Borgia, es recordado como ejemplo de inquietud. Sus vicios inmensos, su vida atormentada por los siete pecados capitales, indignan la imaginación, que pone santidad en aquel que ocupa la catédra de San Pedro. Se dijo —la sola fe obra milagros— que tanta maldad era obra de la Divina Providencia: El Señor se dignó advertir a su pueblo contra la Nueva Babilonia. En este libro está esa historia.

Julio II fue el papa impaciente que chocó su genio contra el de Miguel Ángel. El drama del hombre, pintado por Buonarotti por encargo de Su Santidad en la Capilla Sixtina, fue también el drama de los hombres carcomidos por la soberbia y benditos por sus talentos. En este libro también está esa historia.

Su autor, John Addington Symonds, construyó con tenacidad un libro monumental, El Renacimiento en Italia (FCE, 1957). Ahí están el libro de Boccaccio y las pinturas del Pajarito, los Médicis y los Fugger, ahí están Verona y Florencia. Sobre esa época se sostiene el humanismo, pilar sólido de la época moderna atacado por el cáncer de la piedra. De esa vasta obra extrajimos un capítulo para componer este libro, la historia de déspotas carnales y, tal vez como Judas Iscariote, sagrados. Bienvenido lector a cuentos crueles y bondadosos misterios impenetrables.

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