VII. DIÁLOGO

El desaliento

¡POR qué empeñarse en buscar
a quién se quiere esconder!
Si Dios no se deja ver,
alma, ¿cómo les has de hallar?

Y aún pretendes lograr
que esa esfinge que se esconde
y calla, te diga dónde
recobrarás a tu muerta.

¡Ilusa, llama a otra puerta,
que en ésta nadie responde!

La esperanza

Hay que empeñarse en buscar
a quien se quiere esconder.
Si Dios no se deja ver,
alma, le tienes que hallar
por fuerza.
              Y has de lograr
que esa esfinge que se esconde
y calla, te diga dónde
recobrarás a tu muerta.

¡Si la Fe llama a una puerta,
el Amor siempre responde!

                   2 de octubre de 1912

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