El proceso de informarse es en sí mismo una
situación de aprendizaje, y como tal no escapa a las condiciones de aprendizaje
significativo. Aprender significativamente quiere decir poder atribuir
significado al material objeto de aprendizaje: dicha atribución sólo puede
efectuarse a partir de lo que ya se conoce, mediante la actualización de
esquemas de conocimiento pertinentes para la situación de que se trate. Estos
esquemas no se limitan a asimilar la nueva información, sino que el aprendizaje
significativo supone siempre su revisión, modificación y enriquecimiento,
estableciendo nuevas relaciones y conexiones entre ellos, con lo que se asegura
la funcionalidad […]
Se entiende que un aprendizaje es funcional
cuando la persona que lo ha realizado puede utilizarlo efectivamente en una
situación concreta para resolver un problema determinado; dicha utilización se
hace extensiva a la posibilidad de usar lo aprendido para abordar nuevas
situaciones, para efectuar nuevos aprendizajes. […]
Por ejemplo, es frecuente enviar a la
biblioteca de la escuela los materiales utilizados o elaborados por los alumnos
durante alguna actividad de aprendizaje (recortes, láminas, folletería,
informes, etc.) y que se desea conservar. Esta situación bien puede ser
aprovechada para trabajar con los alumnos algunos aspectos del manejo de
información, entre otros:
- Aplicar criterios de selección de los materiales
que merecen guardarse y justificar el por qué.
- Decidir el modo más adecuado de almacenar
físicamente esos materiales garantizando su conservación de acuerdo con el
espacio disponible, el soporte del material, etc.
- Ejercitar la aplicación y la selección de las
técnicas más adecuadas para la recuperación según el tipo de material, su
temática y el uso que se le piensa dar. (Código y procedimiento para el
almacenamiento y la recuperación.)
Gazpio, Dora y Marcela
Álvarez, op. cit.,
pp.
39-41.
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