Anexo

Equipo 3

Las necesidades educativas especiales

¿Qué significa que un alumno tiene necesidades educativas especiales? En líneas generales, quiere decir que presenta algún problema de aprendizaje a lo largo de su escolarización que demanda una atención más específica y mayores recursos educativos de los necesarios para compañeros de su edad. Aparecen, por tanto, en esta definición, dos nociones estrechamente relacionadas: los problemas de aprendizaje y los recursos educativos.


Al hablar ya de problemas de aprendizaje y evitar el lenguaje de la deficiencia, el énfasis se sitúa en la escuela, en la respuesta educativa. Sin duda, esta nueva concepción no niega que los alumnos tienen problemas específicamente vinculados a su propio desarrollo. Un niño ciego, sordo o con parálisis cerebral presenta inicialmente unas dificultades que no tienen sus compañeros. Sin embargo, el acento está ahora en la capacidad del centro educativo para ofrecer una respuesta a sus demandas.


Este sustancial cambio de enfoque no sólo tiene repercusiones en aquellos alumnos con necesidades educativas más permanentes, que pueden constituir en torno al 2% de la población escolar, sino que ilumina las múltiples y variadas dificultades de aprendizaje que afectan a una proporción mucho mayor de alumnos. Aquí pueden incluirse los retrasos en el aprendizaje de diferentes materias, la lentitud en la comprensión lectora, los problemas en el lenguaje, los trastornos emocionales y de conducta, el abandono escolar, el aislamiento social, etc. En todos ellos están influyendo diferentes situaciones familiares, sociales, culturales, etc., que sin duda pueden estar aumentando las dificultades de aprendizaje en la escuela. Pero hay en ellos un rasgo común: es en la escuela, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde en unos casos se originan, en otros se manifiestan y en otros se intensifican, las distintas situaciones problemáticas que viven los alumnos.


El concepto de dificultades de aprendizaje es también relativo. Depende de los objetivos educativos que se planteen, del currículo establecido, de los niveles que se exijan y de los sistemas de evaluación que se apliquen. Cuanta mayor rigidez tenga el sistema educativo, cuanta mayor homogeneidad exista, cuanto más énfasis se ponga en los objetivos cognitivo-racionales frente a los emocionales, aplicados, manipulativos, artísticos, etc., cuanta menor capacidad de adaptación, flexibilidad y oferta global se dé en una escuela, mayores posibilidades existirán de que más alumnos se sientan desvinculados de los procesos de aprendizaje y manifiesten, por ello, más dificultades.


La detección y evaluación de las necesidades educativas especiales constituye una etapa primordial. El objetivo ya no es conseguir encontrar los rasgos que permitan situar alumnos determinados dentro de una de las categorías en las que se distribuyen las deficiencias. Es mucho más amplio, más matizado, más conectado con las posibilidades educativas. Se trata, sin duda, de conocer los perfiles evolutivos del niño, sus limitaciones y retrasos, determinando si existe una etiología orgánica o ambiental. Sin embargo, la finalidad primordial es analizar sus potencialidades de desarrollo y de aprendizaje, valorando al mismo tiempo cuáles son los recursos educativos que necesita y en qué tipo de escuela los puede encontrar para conseguir que su evolución sea satisfactoria. Esta reflexión está estrechamente relacionada con las posibilidades de integración que ofrece la escuela ordinaria, lo que será tratado en el apartado siguiente. Puede adelantarse ya aquí que mientras la concepción basada en la deficiencia consideraba más normal la escolarización de estos alumnos en centros específicos de educación especial, la concepción basada en las necesidades educativas especiales contempla la integración como la opción normal, siendo extraordinarias las decisiones más segregadoras.


Este nuevo punto de vista ha abierto perspectivas diferentes en el campo de la educación especial. Por un lado, ha ampliado los límites de la educación especial, que ahora incluyen un mayor número de alumnos, y la ha incorporado dentro del sistema educativo normal. Por otro, ha situado en la propia escuela la mayor parte de los problemas de los alumnos, urgiendo un replanteamiento de sus objetivos y haciendo ver la necesidad de su reforma. Y, finalmente, ha subrayado la indisociable vinculación entre las necesidades educativas especiales y la provisión de recursos educativos para hacerles frente.


MARCHESI, Álvaro et al. (comp.), Desarrollo psicológico y educación. III.
Necesidades educativas especiales y aprendizaje escolar
, Madrid,
Alianza Editorial, 1995. pp. 19-21. (Alianza Psicología, 32).