Presentación

El desarrollo educativo en el que maestras, maestros y gobierno del estado de Sinaloa nos hemos comprometido tiene entre sus propósitos centrales avanzar hacia la conformación de una escuela distinta y un perfil diferente del profesional de la educación. Concebimos a la escuela como una comunidad que educa, y a la tarea docente como un acompañamiento promotor de aprendizajes efectivos. Ello supone que abramos juntos espacios de formación, de reflexión y de debate en torno a las formas de organizar la vida educativa de la escuela y a las necesidades formativas de maestros y maestras que se desempeñan frente a los grupos de estudiantes, así como de directivos escolares y asesores técnico-pedagógicos.

Los nuevos escenarios imponen la evolución del aprendizaje de la cultura
—centrado en la transferencia de saberes— hacia el fortalecimiento de la cultura del aprendizaje, que implica el desarrollo de competencias diversas: la apropiación de los códigos culturales para la búsqueda, selección, manejo y procesamiento de la información y para el diseño creativo de rutas hacia la solución de problemas. Pero no sólo es el aspecto cognitivo lo que compete a la escuela. Es también el fortalecimiento de la interacción social en la formación para la ciudadanía, a partir de aprender a convivir: el reconocimiento de la diversidad cultural y la valoración de cada uno —alumna y alumno, maestra y maestro, madre y padre de familia— como portadores de distintas historias y visiones del mundo que, en el encuentro educativo, contribuyen al desarrollo de una cultura democrática que refuerza los valores de una educación para la vida y la paz.

Es importante, entonces, que veamos la formación de estudiantes y de educadores como una nueva manera de vivir, en la que cultivemos los valores en nuestras relaciones interpersonales, en la que una actitud ética y moral dé base y soporte de solidaridad a la comunidad. De este modo, la aptitud (competencia, conocimientos y su aplicación) tendrá sentido de utilidad para la vida y no un sentido puramente instrumental.

En este contexto, el valor de la actualización no está en el taller o en el curso en sí mismos, sino, sobre todo, en la oportunidad para el encuentro y la consolidación de comunidades de educadoras y educadores que construyen puentes de intercambio de significados y de sus propias visiones de lo educativo, y en este trayecto problematizan y replantean proyectos del ser y el hacer pedagógico. Ésta es, entonces, una oportunidad valiosa para el crecimiento personal y profesional de los docentes, para el desarrollo de las escuelas como comunidades que educan y para el fortalecimiento del sistema educativo, en el esfuerzo compartido por ofrecer una educación a la altura de las personas y de los tiempos actuales.

La Secretaría de Educación Pública y Cultura comparte con cada maestra, con cada maestro, con los alumnos y padres de familia, el compromiso de construir y fortalecer juntos estos espacios formativos donde los educadores generan sus propias dinámicas de aprendizaje y convivencia, atentos al horizonte de la educación que queremos para la infancia y la juventud sinaloenses.

J. Antonio Malacón Díaz
Secretario de Educación Pública y Cultura de Sinaloa