Un buen profesor...
Tiene un concepto positivo de sí mismo y de su trabajo.
Hace lo que le gusta, le gusta lo que hace y se siente realizado porque es profesor.Busca la posibilidad de hacer bien las cosas a pesar de las adversidades, en lugar de buscar excelentes razones para disculparse por no hacerlas. No se contagia del pesimismo de otros. Al contrario, crea una línea de optimismo en torno de él.
Sabe mostrar al alumno la belleza y el poder de las ideas.
Dialoga con sus colegas y pide consejos cuando tiene problemas con sus alumnos. Ser profesor es aprender constantemente, con los alumnos y con los colegas que ya vivieron situaciones semejantes.
Un buen profesor consigue que todos aprendan lo que tienen que aprender, que cada uno aprenda cuando está listo para ello y que todos sean felices al aprender.
Tiene expectativas positivas sobre sus alumnos. Se ha demostrado que los alumnos fracasan cuando su profesor da por hecho que van a fracasar. No se les culpa por el fracaso sino porque su predisposición perturba a los alumnos.
Entiende que la disciplina comienza cuando el alumno deja de aprender "Cabeza vacía, oficina del diablo".
Ve a los padres como aliados y colaboradores, no como adversarios temibles.
Pero si los objetivos son esos, la manera de atenderlas varía tanto como las personalidades humanas.
¿Perfil imposible? El desafío es aproximarse a él.