¿CÓMO SOMOS?
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El cuerpo humano funciona como un todo

A lo largo de tu educación primaria

has ido conociendo tu cuerpo. Ahora sabes que tienes diversos aparatos y sistemas, formados por docenas de órganos, cada uno de los cuales tiene una o varias funciones que cumplir. A su vez, los órganos están formados por cientos de tejidos distintos, constituidos por billones de células que realizan miles de tareas. Todos los órganos y estructuras están relacionadas entre sí, de manera que todo el cuerpo funcione coordinadamente. Sin embargo, pocas veces pensamos en lo que tenemos dentro del cuerpo ni podemos verlo, pues está envuelto por la piel.

Si pensáramos en el cuerpo humano como una máquina, difícilmente podríamos encontrar una más perfecta y maravillosa, pues además de todas las funciones que cumple, crece y se desarrolla de manera organizada.

Recuerda que en nuestro cuerpo existen tres sistemas de comunicación: el nervioso, el glandular y el inmunológico. Por medio de ellos, cada célula recibe señales que le informan lo que ocurre en otros lugares del cuerpo. También a nivel celular se intercambian nutrientes y oxígeno, a través de los aparatos digestivo y respiratorio, así como del sistema circulatorio.


¿Sabías que... algunas operaciones en el cuerpo humano se realizan con microcirugía? Actualmente existen cámaras de video con una lente hecha de fibra óptica muy delgada, que se introduce en el cuerpo. De esta manera el médico cirujano puede estar viendo en una pantalla de televisión la parte del cuerpo afectada, mientras que con sus manos dirige instrumentos quirúrgicos muy pequeños para realizar la operación. Una de las ventajas de la microcirugía es que la recuperación del enfermo es más rápida y las cicatrices que deja en el cuerpo son muy pequeñas.

Sistema nervioso y sistema glandular

El sistema nervioso, por medio de los órganos de los sentidos, nos permite saber lo que ocurre a nuestro alrededor y nos previene contra situaciones de riesgo. Las neuronas que forman la sustancia gris del cerebro nos hacen capaces de pensar, de sentir y de recordar. El sistema nervioso recibe y envía señales eléctricas a los tejidos, por medio de las cuales percibimos dolor, calor, frío y presión, de manera que si, por ejemplo, sufrimos alguna lesión, rápidamente nos damos cuenta.

Sistema inmunológico y sistema glandular

El sistema glandular produce hormonas que viajan a través de la sangre, encargándose de comunicar a todas las células del organismo cuándo se deben dividir, cuándo deben producir ciertas sustancias y en qué cantidad o cuándo dejar de producirlas. Así, crecemos y nos desarrollamos de manera armoniosa y coordinada.

El sistema inmunológico está formado por células encargadas de defender y proteger el cuerpo en contra de los microbios, produciendo anticuerpos capaces de eliminar una mayoría de ellos y de reconocerlos si vuelven a entrar al cuerpo. Las células de este sistema están distribuidas en todo el organismo y son también las encargadas de eliminar a aquellas células que se van haciendo viejas o mueren, o bien a aquéllas cuyos cambios las convierten en células cancerosas. Algunas células del organismo tienen este tipo de alteraciones desde el nacimiento, pero el sistema inmunológico puede detectarlas y eliminarlas. El cáncer es una enfermedad en la cual las células pierden el control para dividirse, por lo que lo hacen más rápido y sin cesar, formando abultamientos que se denominan tumores malignos.

El aparato digestivo está formado por la boca, el tracto digestivo, que incluye el esófago, el estómago y los intestinos delgado y grueso, así como por otros dos órganos, cuyos tejidos son muy distintos: el hígado y el páncreas. Este aparato separa las sustancias o nutrimentos que contienen los alimentos y que necesita el cuerpo para crecer y desarrollarse. Los nutrimentos son absorbidos por el intestino delgado y, a través de la sangre, entran al sistema circulatorio, que es el encargado de distribuirlos a todas las células del cuerpo humano. Estas sustancias sirven a cada tejido, aparato y sistema para seguir funcionando, reproducir más células y por lo tanto crecer, crear anticuerpos o iniciar nuevas funciones.

Si pudiéramos observar a las personas sin piel, sería más difícil saber quién es quién, pues, salvo las diferencias que ya conoces entre los hombres y las mujeres, todos los seres humanos tenemos los mismos aparatos, sistemas, órganos y funciones.

El sistema circulatorio, además de distribuir los nutrimentos en todo el cuerpo humano, también reparte el oxígeno que las células necesitan para realizar los procesos antes descritos. Como recordarás de tus libros de Ciencias Naturales de años anteriores, mediante la respiración el ser humano obtiene el oxígeno y elimina el dióxido de carbono, producto de la combustión celular. El oxígeno se introduce por el torrente sanguíneo en los alvéolos pulmonares.

Todas y cada una de las partes del cuerpo son muy importantes y están relacionadas unas con otras, aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo: ¿has pensado que el aparato locomotor, formado por los músculos y los huesos del cuerpo, es necesario, entre otras cosas, para dormir? Imagínate qué pasaría si no pudieras cerrar los ojos con los músculos que tienen los párpados. ¿Podrías dormir o ver igual que ahora?

La salud y la enfermedad

Estar sano significa tener un estado de bienestar físico y psicológico. Cuando alguien está enfermo, casi siempre pensamos en lo que le sucede a su cuerpo, pero pocas veces sabemos que hay otros aspectos que también se afectan. La siguiente actividad te va a permitir reflexionar al respecto.

Elabora un cuestionario para conocer las molestias físicas y las repercusiones de algunas enfermedades. Entrevista a cinco familiares o vecinos. Puedes hacer preguntas como:

  • ¿De qué se ha enfermado recientemente?
  • ¿Qué molestias físicas tuvo?
  • ¿Cómo supo que estaba enfermo?
  • ¿Qué actividades de las que regularmente realiza tuvo que suspender?
  • ¿Qué otros problemas le ocasionó la enfermedad?
  • ¿Qué cambios tuvo en su estado ánimo?

Copia en tu cuaderno una tabla como la siguiente y organiza en ella la información que obtuviste.

Analiza tu tabla y comenta tus observaciones con tus compañeras y compañeros.

La pareja El óvulo es la célula sexual de la mujer y la más grande de las células humanas, aunque no puede verse a simple vista. El espermatozoide es la célula sexual del hombre y es mucho más pequeña que el óvulo. Tiene un flagelo o cola que le posibilita desplazarse a gran velocidad. En una eyaculación ingresan al útero alrededor de 200 millones de espermatozoides, y sólo unos cuantos lograrán acercarse al óvulo. Espermatozoides viajando hacia el óvulo que está en la trompa. Los espermatozoides tienen que viajar unos 18 cm, de la entrada del útero a la trompa, y aunque su cola les ayudará a desplazarse, muy pocos lo lograrán. El de la izquierda se atoró a la entrada del útero. Óvulo rodeado por los espermatozoides que consiguieron llegar hasta él. Los espermatozoides intentan penetrar el óvulo; en la mayoría de los casos sólo uno lo logrará. Sólo un espermatozoide logra perforar la parte externa del óvulo para fecundarlo. Óvulo fecundado o zigoto. En el centro se observan los núcleos originales del óvulo y el espermatozoide. En ellos está toda la información genética necesaria para que se desarrolle el nuevo ser humano. Inicio de la primera división celular del zigoto. El zigoto se sigue dividiendo mientras se mueve lentamente de la trompa hacia el útero, trayecto que toma aproximadamente cuatro días. En esta imagen se aprecia la segunda división que da lugar a cuatro células. La división celular continúa. Hacia el tercer día, el zigoto tiene ya ocho células y manda señales al organismo de la madre para proteger su desarrollo, impidiendo la siguiente menstruación. La división celular hace que en un momento el zigoto parezca una mora. Por su forma, a este estado se le llama mórula.
Al cuarto día de embarazo el zigoto tiene ya 16 células y todavía no es más grande que el punto de esta i. A medida que avanza la división celular, las células se van haciendo más pequeñas y ya no son idénticas. Se van diferenciando unas de otras. Aquí vemos cómo las células se empiezan a ordenar en dos grupos que tendrán funciones distintas: unas desarrollarán el embrión y las otras la placenta. La diferenciación celular continúa y hacia el final de la primera semana de embarazo el zigoto cuenta con muchas más células y está listo para anidar. Cuando esto ocurre, un grupo de células rompe la cubierta exterior del zigoto para fijarse en el útero. El zigoto ha anidado en el útero materno y se dispone a continuar su desarrollo. A partir de este momento se le denominará embrión. Durante este primer mes se inicia el desarrollo de algunos órganos. En la tercera semana, el embrión empieza a formar los dos lóbulos cerebrales y la espina dorsal. Al final del primer mes, el embrión alcanza 7 mm de largo y mide más o menos lo que una semilla de manzana. En este mes el embrión desarrolla unas protuberancias que luego serán brazos. La esfera a la que está unido es la encargada de producir la sangre que circulará por el futuro bebé y un poco más adelante se convertirá en la placenta. Vista lateral del embrión al final del primer mes. Al final de este mes, el embrión medirá 2.5 cm, más o menos lo que una fresa pequeña; sin embargo ya es posible escuchar, con un aparato especial, el latido de su corazón. Durante este mes, las manos están ya en formación, y se puede apreciar la base de lo que, posteriormente, serán los dedos. Hacia el final de la séptima semana, el embrión ha iniciado el desarrollo de todos sus órganos. Al final de este mes se le empieza a llamar feto. Pronto estará en condiciones de moverse libremente y podrá chuparse el dedo.
Al final del tercer mes, el feto se vuelve muy activo. Ahora mide unos 6.5 cm, pesa 18 g más o menos y apenas comienza a abultar el vientre de su madre. Durante este mes continúa el desarrollo de las extremidades. Las manos tienen, cada vez, dedos más definidos, que le permiten al feto abrirlas y cerrarlas constantemente. Los pies ya están muy desarrollados. Al final del cuarto mes, el feto ya se nota en el vientre de su madre, que se ve abultado. Ahora mide unos 15 cm, pesa 135 g, más o menos, y se mueve tanto que su madre ya puede sentirlo. El feto ha crecido tanto que necesita un sistema más eficiente para nutrirse y eliminar desechos. Por eso a partir de este mes la placenta, a través del cordón umbilical, se encarga de darle nutrientes, vitaminas, minerales, agua y oxígeno, que toma de la sangre materna. La placenta contiene una estructura de vasos sanguíneos, que se conectan con el feto a través del cordón umbilical. Al final del quinto mes, el feto mide unos 25 cm, pesa 340 g más o menos y ocupa mucho más espacio en el vientre de su madre. En este mes ya se puede apreciar el desarrollo de huesos. En la imagen se ven en detalle las costillas del feto. El sistema nervioso del feto está cada vez más desarrollado. Empieza a reconocer sonidos externos y a sentir y saborear su dedo cuando se lo chupa. Al final del sexto mes, el feto mide unos 33 cm y pesa 500 g más o menos. En este mes el feto ya tiene uñas; después, cuando estén más crecidas, las empezará a usar, rascándose de vez en cuando. En el sexto mes le empieza a crecer el pelo y el vello que cubre el cuerpo. Pronto tendrá cejas y pestañas. Al final del séptimo mes, el feto mide unos 37 cm y pesa 900 g más o menos. A partir de este mes, y hasta el fin del embarazo, el feto debe aumentar de peso y continuar creciendo. El feto de siete meses casi duplicó su peso, respecto del mes anterior. A partir de este mes, algunos bebés pueden nacer prematuramente pero, con cuidados especiales, la mayoría de ellos podrá sobrevivir y desarrollarse normalmente.
Al final del octavo mes, el feto mide unos 45 cm y pesa alrededor de 2 kg. En cuatro semanas volvió a duplicar su peso y continúa creciendo. El feto de ocho meses, por lo general, se ubica con la cabeza hacia abajo dentro del útero materno. El feto en este momento del embarazo está completamente formado, pero todavía debe aumentar de peso y seguir creciendo, antes de nacer. Al final del noveno mes, el feto alcanza su máxima talla en el vientre materno: mide unos 50 cm y pesa 3 kg más o menos. Durante este mes, el feto sigue aumentando de peso. Aproximadamente, un kilo más. Todo su cuerpo se ve más rellenito, por la grasa que se ha acumulado bajo su piel durante los últimos tres meses. Después de nueve meses, el bebé está listo para nacer. Está colocado con la cabeza hacia abajo, en posición de parto.

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