¿CÓMO SOMOS?
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La cultura de la prevención

El descubrimiento de Louis Pasteur de que los microbios causan enfermedades significó un gran avance para la medicina y la preservación de los alimentos.

Existe un viejo refrán que dice: “Más vale prevenir que lamentar”. Esto es muy cierto, sobre todo cuando se trata de nuestra salud física y emocional.

Trata de imaginar qué hubiera pasado con la especie humana si, desde su origen y a lo largo de la historia, los hombres y las mujeres no recordaran las acciones que innecesariamente pusieron en peligro sus vidas. Lo más probable es que no hubieran sobrevivido. Sin embargo, el registro de estas experiencias fue, poco a poco, permitiendo a la humanidad repetir las conductas que la benefician y evitar las que tienen consecuencias indeseables. A esta manera de actuar la llamamos prevención.

El avance de la ciencia ha contribuido a mejorar la prevención, al reunir la información necesaria para identificar situaciones de riesgo. Tal es el caso, por ejemplo, de las enfermedades infecciosas. Desde hace miles de años, los seres humanos intentaron remediar las enfermedades que los aquejaban una vez que éstas se manifestaban. No tenían manera de prevenirlas, porque sabían muy poco sobre el cuerpo humano y, con frecuencia, achacaban los males a seres y fenómenos sobrenaturales. A lo largo de la historia de la humanidad, en las distintas regiones y culturas del mundo, los médicos experimentaron con distintos métodos, sustancias o productos naturales para tratar de curar las enfermedades, pero no fue sino hasta mediados del siglo xix cuando se descubrió que muchas enfermedades son producidas por microbios y que es posible evitarlas. A estas enfermedades, como la gripe, la amibiasis, la poliomielitis o el sarampión, se les denomina infecciosas. Ahora sabemos que algunas enfermedades no infecciosas como la anemia o las adicciones también pueden prevenirse con una vida sana: mediante una alimentación adecuada, durmiendo bien, evitando consumir sustancias nocivas y haciendo ejercicio.

En el siglo xix se sabía que por medio del agua se podían transmitir enfermedades e imaginaban a los microbios con formas fantásticas, como puedes apreciar en este cartel de esa época.

El caso de la poliomielitis

La poliomielitis es una enfermedad que, a fines del siglo pasado, se extendió muy rápidamente en América atacando a muchas personas. En México, las primeras epidemias se registraron hace más de 50 años y causaron muchas víctimas, ya que no fue sino a principios de los años sesenta cuando se empezó a utilizar la vacuna antipoliomielítica oral.

El último caso de poliomielitis registrado en México sucedió en 1990. En la actualidad, ya no hay poliomielitis en América. En nuestro país, este logro se debe, fundamentalmente, a la realización de los “Días Nacionales de Vacunación Antipoliomielítica”, que se iniciaron en 1986, con el fin de vacunar a toda la población infantil.

Compara las cifras de la tabla y observa cómo, a lo largo de una década, fue descendiendo el número de casos de poliomielitis en México.

¿Cómo adquirir una cultura de la prevención?

Somos capaces de prevenir cuando tenemos información suficiente acerca de lo que es peligroso o de lo que por diversas razones hemos de evitar o procurar; asimismo, la reflexión sobre estos asuntos nos permite entender por qué y para qué hay que prevenirnos. Por ejemplo, las sustancias peligrosas que usamos en el hogar suelen llevar una advertencia, y si alguien nos explica o pensamos en las consecuencias que puede tener manejarlas sin cuidado, es más probable que las manipulemos con precaución.

Es necesario tomar en cuenta que tener información y reflexionar sobre ella puede no ser suficiente si este conocimiento no se ve reflejado en nuestros hábitos, es decir, en esa gran cantidad de medidas sencillas de prevención básica que realizamos cotidianamente, y que se forman después de repetirlas una y otra vez, como lavarnos los dientes, no tirar la basura al aire libre o fijarnos antes de cruzar una calle.

Para adquirir una verdadera cultura de la prevención hay que tener buenos hábitos y saber cuán necesario es pensar antes de actuar. Sin embargo, a veces no es fácil que las personas se convenzan y adopten estos hábitos. Si en México todos contribuimos a fomentar una cultura de la prevención que tienda a lograr mejores condiciones de salud de la población, muy pronto veremos grandes cambios. Por eso es fundamental que las personas de todas las edades conozcan y apliquen medidas como las siguientes:

  1. Mantener, en lo posible, una alimentación suficiente, completa, variada y equilibrada.
  2. Vacunar a las niñas y los niños.
  3. Tener buenos hábitos de higiene como mantener un ambiente limpio y bien ventilado, bañarse, lavarse las manos antes de cada comida y después de ir al baño, desechar la basura en recipientes cerrados y en lugares que eviten la proliferación de fauna nociva, como las cucarachas y las moscas. Vacunar y mantener limpios a los animales que conviven con los seres humanos.
  4. Hacer ejercicio y tener formas sanas de recreación y entretenimiento. Evitar pasar mucho tiempo frente al televisor. Descansar y dormir de preferencia ocho horas al día.
  5. No consumir drogas u otras sustancias que pueden crear adicción.
  6. Posponer el inicio de las relaciones sexuales hasta la edad adulta, cuando se está preparado física y emocionalmente para ello, y, en su momento, tenerlas con responsabilidad y protección.
  7. Localizar e identificar riesgos para evitar accidentes en la casa, la escuela, el trabajo, en los medios de transporte, en los lugares públicos y en cualquier otro lugar.
  8. No participar en actos agresivos que atenten contra la integridad de los demás y, ante situaciones de conflicto, optar siempre por soluciones pacíficas.

En tus cursos anteriores de Ciencias Naturales estudiaste temas relacionados con la mayoría de estas medidas, analizaste su importancia. En esta lección se ampliará especialmente la información sobre los temas que corresponden al sexto grado.

Prevenir las adicciones

Como estudiaste en la lección 12 de este libro, hay adicciones a sustancias nocivas muy diversas y con consecuencias muy graves. Por ello la prevención es clave. Si una persona conoce sus riesgos es más probable que evite la adicción, que si no los conoce.

Los testimonios de adictos en rehabilitación confirman que si hubieran conocido los riesgos de probar las drogas no lo hubieran hecho. Tú debes saber que, además de conocer los riesgos, es importante aprender a rechazar cualquier ofrecimiento de algo que te cause daño.

Evitemos las adicciones

La diversidad de consecuencias graves que el consumo de drogas tiene tanto para los adictos como para la comunidad, ha hecho necesario que instituciones muy variadas desarrollen programas y campañas para informar acerca de los problemas que ocasiona el consumo de estos productos, así como para combatir que se produzcan y distribuyan. Averigua si en tu comunidad existen tales medidas.

Para esto puedes revisar los mensajes en periódicos, revistas, radio, televisión o buscar folletos y carteles en oficinas públicas y en las unidades de salud. También puedes preguntar a una persona mayor. En cada caso, reúne la información que encuentres y organízala.

Anota en tu cuaderno algunas características, por ejemplo: el contenido de la información que se transmite, cómo se ilustra y por qué y en dónde se difunde. Reúne tu información con la de tus compañeros y comenta con ellos si consideras que la información que se da a la comunidad es suficiente para contribuir a la prevención de las adicciones.

Organiza con tu maestra una exposición en la escuela a la que inviten a los padres y a otros miembros de tu comunidad, para que conozcan esta información y la importancia que tiene evitar las adicciones.

Las enfermedades de transmisión sexual

Ahora que hemos visto cómo funciona el aparato sexual de los seres humanos, es importante hablar de las enfermedades que se pueden transmitir de una persona a otra durante las relaciones sexuales. La mayoría de estas enfermedades son muy antiguas. La sífilis y la gonorrea son dos de las enfermedades de transmisión sexual más antiguas de la humanidad y más comunes en nuestro país.

Para prevenir el sida es importante usar jeringas desechables nuevas. Cuando una enfermera o un médico te vaya a inyectar, debe mostrarte que está utilizando una jeringa y una aguja nuevas.

Hay una nueva enfermedad de transmisión sexual y, sin duda, la más grave, llamada sida, de la que probablemente has oído hablar. El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se descubrió en 1981. Es una enfermedad provocada por un virus: el vih (virus de la inmunodeficiencia humana), que destruye las células del sistema inmunológico.

El vih se encuentra principalmente en la sangre y en los líquidos o secreciones que producen los órganos sexuales de las personas infectadas o enfermas: el semen, los fluidos vaginales y el sangrado menstrual. El sida es una enfermedad mortal para la que, hasta hoy, no existe ninguna cura.

El vih infecta las células del sistema inmunológico encargadas de proteger al organismo contra las enfermedades infecciosas, por lo que las defensas de un enfermo de sida bajan y lo hacen susceptible a infecciones causadas por microbios que normalmente no le harían un daño mortal.

El sida solamente se puede contagiar de tres maneras:

  • Esta etiqueta garantiza que la sangre no está infectada.

    Por contacto con sangre de una persona infectada, por ejemplo, en una transfusión, o por una herida, al usar jeringas infectadas, o por lesiones de instrumentos no esterilizados. Para evitar contagios es necesario usar siempre jeringas y agujas desechables nuevas. En caso de una transfusión, la sangre utilizada debe llevar la etiqueta de “sangre segura”.
  • Cuando una mujer infectada se embaraza puede transmitirle el virus a su bebé durante el embarazo, el parto o al amamantarlo.
  • El sida se contagia al tener relaciones sexuales con una persona infectada por el vih, razón por la cual las personas adultas que están en edad de tener relaciones sexuales deben ser responsables en el ejercicio de su sexualidad.

La mejor manera de combatir las enfermedades de transmisión sexual es mediante la prevención. En el caso del sida esto es aún más importante pues, como ya se dijo, hasta ahora no existe ningún tratamiento que lo cure. Para evitar el contagio por vía sexual, cada persona deberá decidir entre una o varias de las siguientes recomendaciones.

  • Sólo tener contacto sexual con una pareja sana, quien, a su vez, no tenga relaciones sexuales con otras personas.
  • Usar preservativo o condón durante la relación sexual para impedir el contacto entre los líquidos y secreciones que producen los órganos sexuales.
  • No tener relaciones sexuales.

Así no se transmite el VIH.

Hay personas que piensan que el sida se puede contagiar al convivir con una persona infectada. Eso es falso. El sida no se puede contagiar por la saliva, ni por las lágrimas, la orina, el excremento, el sudor o los estornudos. Por eso no hay riesgo en tratar con una persona infectada en la misma escuela, en el trabajo o en la casa. Las personas enfermas necesitan la compañía de su familia y amigos y el apoyo de la sociedad.

En caso de alguna duda, es importante consultar, de manera abierta y franca, a los padres o a un adulto al que se le tenga confianza, así como consultar a un médico para recibir orientación e información más precisas.

Prevención de accidentes

Mantener lejos del alcance de los niños objetos calientes como una plancha, una parrilla, o una olla con agua caliente es una medida para prevenir quemaduras.


En México, los accidentes son causa de muchas muertes y lesiones que frecuentemente dejan a los niños, los jóvenes y los adultos con algún grado de discapacidad. La mayoría de estos accidentes se puede prevenir. En grados anteriores aprendiste que al jugar con explosivos, trepar por lugares peligrosos o jugar en calles y carreteras por donde transitan automóviles se corren riesgos innecesarios que te pueden causar serios daños e incluso la muerte. También estudiaste cómo prevenir accidentes en la calle, en la escuela y en la casa, sobre todo en la cocina y el baño, así como los primeros auxilios que se le pueden brindar a una persona que sufre un accidente.

No se debe jugar con los cables de alta tensión, ni tampoco con cohetes, ya que el riesgo de quemarse es muy alto y pueden causar daños y lesiones muy graves

A continuación analizarás en qué consisten las quemaduras y los envenenamientos y cómo prevenirlos.

Las quemaduras de la piel son lesiones producidas por la acción del calor sobre los tejidos del cuerpo, las cuales pueden ocurrir por contacto con agua caliente o vapor, fuego directo, corriente eléctrica, objetos calientes, así como por la ingestión de productos como sosa cáustica, destapador de caños, ácido muriático, limpiador de hornos, líquido de acumuladores, tíner o aguarrás, entre otros.

Para evitar los envenenamientos y las quemaduras internas no se deben guardar en envases de refresco productos que contengan sustancias cáusticas o tóxicas, como tíner, aguarrás, veneno para ratas o insecticida.

Todas las quemaduras producen un intenso dolor y las más graves hacen que el cuerpo pierda grandes cantidades de agua y de proteínas hasta causar un estado crítico. La piel quemada pierde la capacidad de proteger al organismo y, si se infecta y no se atiende oportunamente, puede producir complicaciones mortales. Este tipo de lesiones afecta tanto física como emocionalmente a la persona quemada, pues dejan una huella imborrable en su cuerpo.

Las personas que sufren quemaduras severas deben recibir atención médica, psicológica y rehabilitación física. La atención médica oportuna de la quemadura es vital para evitar complicaciones, así como para lograr su restablecimiento en condiciones óptimas.

Los envenenamientos se producen por la ingestión de sustancias tóxicas. Los síntomas y su tratamiento dependen de cada sustancia. No obstante, suelen ser comunes la irritación de la boca, de la garganta y del estómago, así como la náusea y el vómito. Algunos primeros auxilios para quien ingiere sustancias tóxicas son aflojarle la ropa, mantenerla en reposo sin que se duerma, no darle de comer y, lo más importante, acudir al médico e informarle con precisión el tipo de sustancia ingerida.

Para evitar que ocurran accidentes debemos prevenirlos, identificando las situaciones de riesgo que pueden ocasionarlos y tomando las medidas necesarias en cada caso.


¡Cuidado con algunos productos!

Los accidentes por quemadura y envenenamiento son muy comunes en nuestro país, pero en su mayoría pueden ser prevenidos.

Identifica cinco productos que se utilizan en tu casa, como detergentes, solventes, desinfectantes, insecticidas, pintura, jabones líquidos y de pasta, así como algunos de los que utilizas en la escuela: pegamentos, marcadores y pinturas.

Anota en tu cuaderno qué tipo de envases los contienen y el lugar donde se guardan. Revisa la etiqueta y la información del envase de cada producto.

Contesta las siguientes preguntas: ¿qué información proporcionan las etiquetas? ¿Qué medidas de seguridad se recomiendan para su uso? ¿Qué advertencias se dan en cada producto, en caso de usarlo inadecuadamente? ¿Qué consecuencias puede tener inflamar, ingerir o inhalar estos productos? ¿Qué precauciones se tienen en tu casa para guardar y usar estos productos?

Comenta tus respuestas en equipo y elabora un cartel o un folleto en el que informes a la comunidad sobre el uso riesgoso de estos productos y sobre algunas medidas necesarias para evitar que provoquen quemaduras o envenenamientos.

Además de evitar los accidentes por envenenamiento o quemadura, también es importante que se prevengan las picaduras de animales ponzoñosos o venenosos como el alacrán y las mordeduras de víboras como la de cascabel o la nauyaca, entre otros.

Si visitas o vives en un lugar donde puedas encontrar animales venenosos, es conveniente que sepas cuáles son y tomes en cuenta algunas medidas para evitar que te piquen o muerdan. Por ejemplo, impide que se acumulen escombros, desperdicios o basura; mantén limpios los roperos y gabinetes; revisa con cuidado ropa, botas y zapatos; sacude bien las sábanas y toallas antes de usarlas; procura que las paredes, escaleras y patas de muebles sean de material liso para evitar que los animales trepen por ahí.

¿Qué animales ponzoñosos hay en tu localidad?

Una forma de evitar que los alacranes suban a la cama es poner las patas en recipientes con agua.






Tú puedes prevenir las picaduras de animales venenosos. Identifica en tu localidad los posibles lugares en donde se pueden esconder alacranes u otros animales venenosos. ¿Por qué crees que se encuentran ahí? ¿Qué podrías hacer para evitar que estén en esos lugares? Coméntalo con tus compañeros y anota en tu cuaderno algunas medidas para evitar que te pique alguno de ellos.

Además de prevenir accidentes debemos estar preparados y saber qué hacer en caso de que ocurra algún desastre natural, como los que estudiaste en la lección 4 de este libro.

Desastres naturales

En México existe el Sistema Nacional de Protección Civil, el cual emplea unos símbolos particulares para alertar a la población respecto de posibles riesgos. Es importante que conozcas y atiendas estos señalamientos en el lugar en que vives o visites.

Observa con cuidado las señales siguientes y fíjate si alguno de esos riesgos existe en tu comunidad. Escribe en tu cuaderno por qué crees que existen esos riesgos. Dibuja otros señalamientos semejantes que conozcas.

Salud integral

Para que una cultura de la prevención sea efectiva, debe tomarse en cuenta el bienestar o la salud integral de las personas, es decir, tanto sus aspectos físicos como emocionales.

Una cultura efectiva de la prevención



Lee con cuidado las siguientes preguntas y reflexiona:



  1. ¿Qué puedes hacer tú para cuidarte física y emocionalmente?
  2. ¿Qué puedes hacer tú si alguna persona quiere inducirte a prácticas que te dañan?
  3. ¿Cómo puedes cuidar tu integridad física y evitar que alguien abuse de ti?
  4. ¿Cómo pueden los amigos cuidarse unos a otros?

  5. ¿Qué puede hacer cada miembro de la familia para evitar la violencia familiar?
  6. ¿Por qué se debe tener un manejo cuidadoso y responsable de la sexualidad?
  7. ¿Qué atención requieren las personas de la tercera edad y qué puedes hacer tú para brindársela?
  8. ¿Qué actividades, juegos y deportes puedes realizar para promover tu salud integral?

Anota tus reflexiones en tu cuaderno y responde:

  • ¿Para cuáles de las situaciones descritas en las preguntas de arriba te sientes preparado?
  • ¿Para cuáles no? ¿Hay algo que puedas hacer para prepararte?
  • ¿Qué otros aspectos te parecen importantes para garantizar una salud integral?

Comenta tus respuestas con tus compañeras y compañeros y analiza con ellos algunas formas de difundir, en tu escuela y en tu comunidad, una cultura integral de la prevención.

Es necesario que sepas que por desgracia hay algunas personas que agreden y lastiman sexualmente a los niños y a las niñas. Si estás en una situación en la cual alguien te falta al respeto, te hace sentir incómodo o te avergüenza, acude con un adulto a quien le tengas confianza y te escuche, para que te ayude. Recuerda que nadie debe dañarte, maltratarte o hacerte sentir mal. Como ser humano mereces el mayor respeto y como menor de edad el mayor cuidado.

La pareja El óvulo es la célula sexual de la mujer y la más grande de las células humanas, aunque no puede verse a simple vista. El espermatozoide es la célula sexual del hombre y es mucho más pequeña que el óvulo. Tiene un flagelo o cola que le posibilita desplazarse a gran velocidad. En una eyaculación ingresan al útero alrededor de 200 millones de espermatozoides, y sólo unos cuantos lograrán acercarse al óvulo. Espermatozoides viajando hacia el óvulo que está en la trompa. Los espermatozoides tienen que viajar unos 18 cm, de la entrada del útero a la trompa, y aunque su cola les ayudará a desplazarse, muy pocos lo lograrán. El de la izquierda se atoró a la entrada del útero. Óvulo rodeado por los espermatozoides que consiguieron llegar hasta él. Los espermatozoides intentan penetrar el óvulo; en la mayoría de los casos sólo uno lo logrará. Sólo un espermatozoide logra perforar la parte externa del óvulo para fecundarlo. Óvulo fecundado o zigoto. En el centro se observan los núcleos originales del óvulo y el espermatozoide. En ellos está toda la información genética necesaria para que se desarrolle el nuevo ser humano. Inicio de la primera división celular del zigoto. El zigoto se sigue dividiendo mientras se mueve lentamente de la trompa hacia el útero, trayecto que toma aproximadamente cuatro días. En esta imagen se aprecia la segunda división que da lugar a cuatro células. La división celular continúa. Hacia el tercer día, el zigoto tiene ya ocho células y manda señales al organismo de la madre para proteger su desarrollo, impidiendo la siguiente menstruación. La división celular hace que en un momento el zigoto parezca una mora. Por su forma, a este estado se le llama mórula.
Al cuarto día de embarazo el zigoto tiene ya 16 células y todavía no es más grande que el punto de esta i. A medida que avanza la división celular, las células se van haciendo más pequeñas y ya no son idénticas. Se van diferenciando unas de otras. Aquí vemos cómo las células se empiezan a ordenar en dos grupos que tendrán funciones distintas: unas desarrollarán el embrión y las otras la placenta. La diferenciación celular continúa y hacia el final de la primera semana de embarazo el zigoto cuenta con muchas más células y está listo para anidar. Cuando esto ocurre, un grupo de células rompe la cubierta exterior del zigoto para fijarse en el útero. El zigoto ha anidado en el útero materno y se dispone a continuar su desarrollo. A partir de este momento se le denominará embrión. Durante este primer mes se inicia el desarrollo de algunos órganos. En la tercera semana, el embrión empieza a formar los dos lóbulos cerebrales y la espina dorsal. Al final del primer mes, el embrión alcanza 7 mm de largo y mide más o menos lo que una semilla de manzana. En este mes el embrión desarrolla unas protuberancias que luego serán brazos. La esfera a la que está unido es la encargada de producir la sangre que circulará por el futuro bebé y un poco más adelante se convertirá en la placenta. Vista lateral del embrión al final del primer mes. Al final de este mes, el embrión medirá 2.5 cm, más o menos lo que una fresa pequeña; sin embargo ya es posible escuchar, con un aparato especial, el latido de su corazón. Durante este mes, las manos están ya en formación, y se puede apreciar la base de lo que, posteriormente, serán los dedos. Hacia el final de la séptima semana, el embrión ha iniciado el desarrollo de todos sus órganos. Al final de este mes se le empieza a llamar feto. Pronto estará en condiciones de moverse libremente y podrá chuparse el dedo.
Al final del tercer mes, el feto se vuelve muy activo. Ahora mide unos 6.5 cm, pesa 18 g más o menos y apenas comienza a abultar el vientre de su madre. Durante este mes continúa el desarrollo de las extremidades. Las manos tienen, cada vez, dedos más definidos, que le permiten al feto abrirlas y cerrarlas constantemente. Los pies ya están muy desarrollados. Al final del cuarto mes, el feto ya se nota en el vientre de su madre, que se ve abultado. Ahora mide unos 15 cm, pesa 135 g, más o menos, y se mueve tanto que su madre ya puede sentirlo. El feto ha crecido tanto que necesita un sistema más eficiente para nutrirse y eliminar desechos. Por eso a partir de este mes la placenta, a través del cordón umbilical, se encarga de darle nutrientes, vitaminas, minerales, agua y oxígeno, que toma de la sangre materna. La placenta contiene una estructura de vasos sanguíneos, que se conectan con el feto a través del cordón umbilical. Al final del quinto mes, el feto mide unos 25 cm, pesa 340 g más o menos y ocupa mucho más espacio en el vientre de su madre. En este mes ya se puede apreciar el desarrollo de huesos. En la imagen se ven en detalle las costillas del feto. El sistema nervioso del feto está cada vez más desarrollado. Empieza a reconocer sonidos externos y a sentir y saborear su dedo cuando se lo chupa. Al final del sexto mes, el feto mide unos 33 cm y pesa 500 g más o menos. En este mes el feto ya tiene uñas; después, cuando estén más crecidas, las empezará a usar, rascándose de vez en cuando. En el sexto mes le empieza a crecer el pelo y el vello que cubre el cuerpo. Pronto tendrá cejas y pestañas. Al final del séptimo mes, el feto mide unos 37 cm y pesa 900 g más o menos. A partir de este mes, y hasta el fin del embarazo, el feto debe aumentar de peso y continuar creciendo. El feto de siete meses casi duplicó su peso, respecto del mes anterior. A partir de este mes, algunos bebés pueden nacer prematuramente pero, con cuidados especiales, la mayoría de ellos podrá sobrevivir y desarrollarse normalmente.
Al final del octavo mes, el feto mide unos 45 cm y pesa alrededor de 2 kg. En cuatro semanas volvió a duplicar su peso y continúa creciendo. El feto de ocho meses, por lo general, se ubica con la cabeza hacia abajo dentro del útero materno. El feto en este momento del embarazo está completamente formado, pero todavía debe aumentar de peso y seguir creciendo, antes de nacer. Al final del noveno mes, el feto alcanza su máxima talla en el vientre materno: mide unos 50 cm y pesa 3 kg más o menos. Durante este mes, el feto sigue aumentando de peso. Aproximadamente, un kilo más. Todo su cuerpo se ve más rellenito, por la grasa que se ha acumulado bajo su piel durante los últimos tres meses. Después de nueve meses, el bebé está listo para nacer. Está colocado con la cabeza hacia abajo, en posición de parto.

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