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Los límites de la caza y la recolección
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Esta ilustración da una idea aproximada de
la forma de vida de los grupos nómadas que tenían que trasladarse
constantemente en busca de alimentos.
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Los hombres prehistóricos sobrevivieron y se
multiplicaron porque con ingenio aprovecharon los recursos que la naturaleza
les ofrecía. Sin embargo, cuando un grupo depende de la caza y la
recolección es poco lo que puede progresar. Imagínate sus
problemas:
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Dibujo que reconstruye una vivienda de cazadores
recolectores que vivieron hace unos 10 mil años.
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- Los grupos humanos tenían que ser
pequeños, porque era imposible asegurar la alimentación de mucha
gente.
- Los hombres permanecían poco tiempo en un
solo lugar. Por esa razón no tenían más instrumentos y
bienes que los que podían cargar en sus espaldas. Por eso mismo
construían simples chozas de ramas o de pieles que abandonaban o
desmontaban para viajar.
- Dependían de los cambios del clima y de los
recursos que encontraban a su paso. No podían conservar los alimentos
por mucho tiempo y, según la estación del año, pasaban por
temporadas de abundancia y por otras de hambre y grandes privaciones.
Si reflexionas sobre estas dificultades, te darás
cuenta de que la humanidad sólo podía progresar si los hombres
encontraban una forma más eficaz y segura de obtener alimentos.
ACTIVIDAD
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Imagínate que vives en el futuro, dentro de 500
años, y que tienes la oportunidad de investigar sobre la vida de ahora.
Si en tus investigaciones descubres un basurero oculto, ¿qué
aspectos de la vida actual podrías explicar con las cosas que
encontraras?
Comenta con tus compañeros lo que te imagines.
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Científicos y detectives
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En la foto puedes observar a una arqueóloga
que ha logrado identificar los estratos de un sitio en Mesopotamia habitado por
el hombre durante milenios.
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Habrás notado que al hablar de la
antigüedad y del hombre prehistórico se usan fechas aproximadas,
como “hace unos 100 mil años” o “hacia el quinto
milenio”, “es probable que” o “los investigadores
piensan que”. La razón es sencilla. Los restos dejados por el
hombre prehistórico son escasos, han quedado ocultos y se han
dañado al paso de los siglos. Cuando se encuentran huesos humanos de
aquella época, o armas e instrumentos, es necesario estudiarlos e
interpretarlos con muchísimo cuidado. Por eso el trabajo de quienes
investigan el pasado remoto se parece al de un detective: tiene pistas,
resultados aproximados y suposiciones que se corrigen cada vez que hay un nuevo
descubrimiento. Hay datos importantes que se encuentran en donde un resto es
encontrado. Sabrás que en la superficie se van formando capas de tierra
y restos orgánicos, que se llaman estratos, y que se sobreponen unas a
otras. En cada capa quedan huellas del clima, de la vida animal y vegetal y de
fenómenos como la erupción de los volcanes o los terremotos. La
profundidad de una capa y los elementos que contiene indican su
antigüedad. Un grupo humano deja huellas en los sitios donde ha vivido.
Algunos restos llaman la atención, como las tumbas o las habitaciones
bien conservadas. Otras son huellas de la vida diaria, restos de comida, ropa o
vasijas. Aunque no lo creas, los basureros son una de las mejores fuentes para
conocer la vida de nuestros antepasados. En los últimos 50 años
las técnicas de investigación han progresado mucho. Se usan
complicados equipos de laboratorio para averiguar la antigüedad de los
restos de seres humanos y establecer su edad, su sexo, y aun lo que
comían y las enfermedades que tuvieron.
A pesar de todo, el conocimiento sobre la vida
prehistórica es limitado, y es mucho lo que no sabemos. Se cometen
errores y se aprende continuamente. Tal vez por eso los investigadores del
pasado tienen tanta pasión por su trabajo y, según dicen, se
divierten tanto realizándolo.
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