Historia. Quinto grado

Una sociedad campesina y guerrera

Los reyes y los señores feudales eran los únicos que tenían los recursos suficientes para utilizar la caballería pesada, el arma más poderosa de las guerras de la Edad Media.

Eran necesarios grandes caballos de combate, armamento de hierro y sólidas armaduras que cubrían el cuerpo del guerrero. Las armaduras fueron perdiendo su utilidad militar desde el siglo xiv, cuando se introducen en Europa las armas de fuego, capaces de perforar la protección metálica.

Los grandes castillos de la Edad Media servían de residencia a los señores feudales y como fortaleza defensiva durante las guerras. El castillo que ves aquí está en Carcasona, Francia. Gracias a la solidez de su construcción, se conserva intacto ocho siglos después de que fue edificado.

Un señor feudal ayudado por su escudero, se prepara para entrar en batalla.

Las tierras de cultivo, los bosques y las praderas eran la posesión más apreciada por los habitantes de Europa. Casi todo lo que la gente necesitaba para sobrevivir lo obtenía de la explotación de las tierras cercanas, pues el comercio era escaso y riesgoso. Por esa razón, el poder y la riqueza de cada persona dependían de la extensión de tierra que tenía bajo su dominio.

Ballesta.

La propiedad de la tierra correspondía originalmente a los caudillos que la habían conquistado y a sus descendientes, pero los reyes repartían vastas extensiones entre sus aliados y colaboradores. Éstos, a cambio, debían al rey obediencia y apoyo en caso de guerra. A quienes recibían el derecho de explotar la tierra se les llamaba señores feudales y feudo al territorio bajo su dominio.

Mangual, arma para golpear al enemigo.

Campesinos sembrando trigo.

Los señores feudales eran el grupo social más poderoso de la Edad Media. Organizaban los ejércitos y poseían las costosas armas de hierro que se usaban en la época. Construyeron por toda Europa grandes castillos y fortalezas, que servían de refugio en momentos de peligro. Los campesinos formaban la gran mayoría de la población. Vivían pobremente, pues no eran dueños de la tierra, sino que trabajaban las propiedades de los señores feudales, a quienes entregaban una gran parte de los productos que obtenían. Los campesinos no eran esclavos, pero no podían abandonar el lugar en el que vivían y debían obtener el permiso del señor feudal en todas las decisiones importantes de su vida. A esa forma de dependencia se le denomina servidumbre y por eso a los campesinos se les llamaba siervos.