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La Reforma y las guerras de religión
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La intolerancia religiosa fue causa de sangrientas
persecuciones.
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Hasta principios del siglo
xvi, la mayoría de los cristianos de
Europa estaba unida bajo la autoridad del Papa y los funcionarios de la Iglesia
Católica. Sin embargo, en esos años miles de creyentes se
separaron del catolicismo y formaron comunidades religiosas independientes. A
ese movimiento de separación se le llama Reforma
Protestante.
Varias fueron las causas de la Reforma. La primera fue que,
con la invención de la imprenta, muchos cristianos pudieron leer
directamente la Biblia y otros escritos religiosos. La
gente ya no dependía solamente de la enseñanza de los sacerdotes,
sino que podía formar sus propias opiniones, que a veces eran distintas
a las de las autoridades católicas.
Otra causa fue que muchos cristianos se sentían
ofendidos porque en las cortes del Papa y de algunos obispos, se llevaba una
vida llena de lujos que no correspondía a las estrictas
enseñanzas de la religión.
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En 1517 Martín Lutero clavó en la
puerta de la catedral de Wittenberg, en Alemania, sus razones para separarse de
la Iglesia Católica.
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La Reforma tuvo gran fuerza en el norte y occidente
de Europa, en donde líderes religiosos como Martín Lutero y Juan
Calvino organizaron comunidades protestantes. Las diferencias de ideas
religiosas provocaron odios, persecuciones y guerras crueles y sangrientas.
La Iglesia católica fortaleció a la
Inquisición, una organización destinada a castigar a quienes
tenían creencias diferentes a las oficialmente admitidas. Además,
las autoridades de la Iglesia aumentaron la disciplina entre sus miembros y
trataron de corregir las costumbres contrarias a las enseñanzas
religiosas.
La violencia desatada por las diferencias religiosas
disminuyó poco a poco, pero no desapareció.
Todavía en nuestro tiempo es necesario defender la libertad de creencias de las personas y
la tolerancia hacia las distintas posiciones religiosas.
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