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El comercio y la industria
Piratas y corsarios
Muchas veces las riquezas enviadas desde las colonias
españolas no llegaban a su destino porque los piratas se apoderaban de
los barcos que las transportaban. Algunos piratas actuaban por cuenta
propia.
Otros, a los que se llama corsarios, estaban autorizados por
algún gobierno europeo para atacar las posesiones de países
enemigos. Varios fueron tan famosos como Francis Drake, quien fue armado
caballero por la Reina de Inglaterra.
En los puertos de las colonias la gente vivía
atemorizada, porque los piratas no sólo asaltaban las naves, sino que
también saqueaban las poblaciones cada vez que podían. Por eso
los puertos tenían murallas y fortificaciones, como Campeche en
México y Cartagena en Colombia.
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Este detalle del retrato de una dama de Nueva
España en el siglo xviii, te da una idea de la ostentación que
las familias ricas hacían de su fortuna.
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Las actividades comerciales importantes, en especial
las que se realizaban con el exterior, estaban controladas por negociantes
españoles y eran vigiladas por los funcionarios de la monarquía.
La Colonia vendía principalmente plata, azúcar, cacao, pieles de
ganado y maderas finas. En cambio compraba vinos, herramientas, telas finas y
aceite de oliva.
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Este jarrón para guardar dulces fue
traído de Filipinas. Su dueño le puso cerradura, por las razones
que te imaginarás.
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La principal vía comercial era el camino que iba de
Veracruz a México y de ahí a Acapulco. En aquella época la
región que rodeaba a esos puertos era insalubre. Veracruz sólo
tenía gran animación cuando llegaban las flotas de España
y Acapulco al recibir el famoso Galeón de Filipinas, que transportaba
los apreciados artículos de lujo del Oriente.
El crecimiento del comercio era obstaculizado por el
gran número de impuestos que cobraba el gobierno colonial y porque todos
los negocios con el exterior tenían que hacerse con la
intervención de España. Además, la monarquía se
reservaba el derecho de vender ciertos artículos, como el mercurio que
era indispensable para la extracción de la plata.
La otra gran plaga del comercio fue la piratería
marítima. Tanta era la audacia de los piratas, que el gobierno
obligó a los navieros a enviar sus barcos en grupos y con la escolta de
buques de guerra.
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Galeón de la flota
española.
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La única industria que realmente se desarrolló
en Nueva España fue la textil. Se fabricaban telas de lana y de
algodón en talleres llamados obrajes. Decenas de ellos fueron
establecidos en las ciudades de la región central. Generalmente se
empleaba a trabajadores cautivos, presos por algún delito o endeudados
con sus patrones. De esa manera era difícil que escaparan a las duras
condiciones de trabajo.
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La incipiente industria textil de la
Colonia.
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