VI. GALAXIAS POR DOQUIERA
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all� de los confines de nuestra galaxia se extiende un espacio que debe estar muy vac�o: hasta ahora no se ha podido detectar en �l estrellas o gas. Sin embargo, nuestra galaxia no es todo el Universo. Si continuamos avanzando en este espacio tenue que existe fuera de nuestra galaxia, tarde o temprano nos encontraremos con otra galaxia. Las hay aplanadas como la nuestra; a este tipo se le llama galaxia espiral porque de su centro parten dos brazos de forma espiral (v�ase la Fig. 19). Tambi�n las hay m�s o menos redondas; son las llamadas galaxias el�pticas (v�ase la Fig. 20). Finalmente, a las galaxias que no caen en ninguna de las dos clasificaciones anteriores las llamamos galaxias irregulares.
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Figura 19. Las galaxias espirales reciben su nombre de los brazos que parecen salir de sus regiones centrales.
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Figura 20. Las galaxias el�pticas son esferoides de estrellas carentes generalmente del gas y polvo que existe en las galaxias de tipo espiral.
Cada galaxia externa tiene, como la nuestra, estrellas por los cientos de miles de millones. Y con los telescopios m�s poderosos se podr�an observar miles de millones de galaxias. Debido a su aislamiento entre s�, a las galaxias se les daba el rom�ntico t�rmino de universos-isla, como si cada galaxia fuese una isla en el vasto mar del espacio intergal�ctico. La distancia que separa a las galaxias es inmensa. Una de las galaxias m�s pr�ximas a nosotros es la de Andr�meda (v�ase la Fig. 21). La luz que de ella podemos observar hoy, comenz� su viaje hace m�s de dos millones de a�os, antes de que apareciese el hombre en la faz de la Tierra. Igualmente, la luz que en este momento emiten las estrellas de nuestra galaxia tardar� m�s de dos millones de a�os en llegar a Andr�meda.
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Figura 21. La galaxia de Andr�meda, de tipo espiral, es una de las m�s cercanas a la nuestra.
Al astr�nomo no lo perturba el estudiar objetos de dimensiones tan colosales como las galaxias. Esto se debe a que con la base de estudiar primero el Sol y luego las estrellas cercanas, sabe que estas otras galaxias son conjuntos de otras estrellas, objetos que conoce bien.
Hay, sin embargo, fen�menos que ocurren en el centro de las galaxias que a�n no son bien entendidos. Las regiones centrales de algunas de ellas emiten energ�a en cantidad tan grande que el fen�meno no se puede explicar simplemente proponiendo que ah� hay concentrado un gran n�mero de estrellas. M�s a�n, esta energ�a radiada var�a de mes a mes, mientras que la luz de las estrellas normales es muy constante. Esta actividad inusitada de las regiones centrales de algunas galaxias se ve a veces acompa�ada de la presencia de dos chorros de gas que emiten ondas de radio muy intensas (v�ase la Fig. 22). Estos fen�menos de alta energ�a no se pueden explicar en t�rminos de estrellas, ni siquiera de un gran n�mero de estrellas. Esta incapacidad ha llevado a formular la proposici�n de que en el centro de algunas galaxias, quiz� de todas ellas, existe un hoyo negro supermasivo con la masa de millones de soles. Este hoyo negro podr�a ser la "m�quina" capaz de generar esas grandes cantidades de energ�a, as� como los chorros sim�tricos de gas. El modelo supone que alrededor del hoyo negro existe gas en r�pida rotaci�n (v�ase la Fig. 23). Este gas se calentar�a a altas temperaturas debido a la fricci�n que esta rotaci�n produjera. La fricci�n tambi�n provocar�a que el gas cayera en trayectoria espiral hacia el hoyo negro. As�, antes de ser tragado por el hoyo negro, este gas calient�simo se despedir�a de nuestro Universo emitiendo energ�a violentamente. En este modelo, el hoyo negro se convierte en una verdadera f�brica de energ�a, que transforma la energ�a gravitacional en energ�a de radiaci�n. Aun en nuestra aparentemente tranquila galaxia se ha encontrado evidencia de la posible existencia de un hoyo negro supermasivo. En su centro se ha estudiado a una nube de gas que posee una velocidad de rotaci�n muy alta. La fuerza centr�fuga de esta nube es grande, y que no se haya dispersado requiere de la existencia en su centro de un objeto con la masa de millones de soles que proporcione la fuerza de atracci�n gravitacional necesaria para estabilizar a la nube. El caso extremo de producci�n de energ�a son los cuasares, llamados as� por su apariencia cuasiestelar (parecida a una estrella). Hoy se sabe que los cuasares emiten radiaci�n en cantidad mucho mayor que el n�cleo de las galaxias normales. Por otra parte podr�a haber una relaci�n muy �ntima entre los cuasares y el n�cleo de las galaxias. Los cuasares s�lo parecen existir en los confines del Universo; no hay cuasares cercanos. La luz que nos llega de los cuasares parti� de ellos hace miles de millones de a�os. Son, pues, objetos que existieron en el pasado y que podemos estudiar hoy porque su luz nos est� llegando ahora. Muchos astr�nomos creen que los cuasares son n�cleos de galaxias j�venes reci�n formadas; en la actualidad ya no hay formaci�n de nuevas galaxias, por lo que no observamos cuasares cercanos. En el pasado muchas galaxias, quiz� tambi�n la nuestra, tuvieron en su n�cleo a un cuasar; el cuasar fue muy brillante en su juventud, pero hoy se halla apagado o dormido.
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Figura 22. Las radiogalaxias son galaxias con fuerte emisi�n de radio que proviene de dos chorros de gas que salen de su n�cleo.
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Figura 23. Para explicar la eyecci�n de chorros de gas en el n�cleo de galaxias se ha propuesto la existencia de un hoyo negro supermasivo rodeado de una nube de gas en rotaci�n en un modelo que se describe en el texto.
El problema de cu�l es la fuente de energ�a del n�cleo de las galaxias y cuasares es uno de los m�s importantes y dif�ciles que enfrenta el astr�nomo del siglo XX. Y, �qui�n puede saberlo?, los eficientes mecanismos de producci�n de energ�a que est�n involucrados podr�an ayudar a resolver los requerimientos energ�ticos de la humanidad futura.
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