I. LA TIERRA, UN LUGAR QUE NO TIENE NADA DE ESPECIAL

DE PIE sobre la superficie de la Tierra experimentamos una sensaci�n de solidez e inmovilidad que hace dif�cil concebir que en realidad se mueve velozmente. Debido a esta sensaci�n de inmovilidad, las culturas antiguas concluyeron que la Tierra era el centro del Universo, un centro inm�vil, que se manten�a est�tico. A principios del siglo XVI el astr�nomo polon�s Nicol�s Cop�rnico investigaba y trataba de describir las �rbitas del Sol y los planetas entonces conocidos. Hasta entonces, los movimientos del Sol y los planetas se describ�an mediante un complej�simo modelo de c�rculos exc�ntricos que hab�a sido perfeccionado por Tolomeo. Cop�rnico descubri� una manera muy sencilla de describir los movimientos orbitales, pero su modelo requer�a de una condici�n desconcertante: era el Sol y no la Tierra el que deber�a considerarse el centro natural de las �rbitas de los planetas, incluida la Tierra.

�Por qu� si la Tierra tiene un movimiento de rotaci�n y describe una �rbita alrededor del Sol, nosotros la sentimos tan s�lida e inm�vil? La raz�n es que lo que nuestros sentidos perciben son los cambios en el movimiento. Mientras el movimiento sea continuo, sin cambios bruscos, es imposible percibirlo. Por ejemplo, durante un vuelo de avi�n es f�cil olvidar que estamos en movimiento. Es s�lo cuando el avi�n pasa por una regi�n turbulenta cuando nos damos cuenta de que nos desplazamos. La Tierra se mueve a m�s de cien mil kil�metros por hora en su �rbita alrededor del Sol, pero lo hace de manera fluida y continua y, como si fuera una nave perfectamente estable, no percibimos su veloz movimiento.

La conclusi�n de Cop�rnico de que el Sol es el centro alrededor del cual orbitan los planetas fue la primera sacudida cient�fica en el camino que nos ha llevado a la conclusi�n de que los seres humanos habitamos un lugar del Universo que no tiene nada de especial. El paso siguiente lo dio Isaac Newton cuando enunci� la ley de la gravitaci�n universal a fines del siglo XVII. El Sol, que contiene el 99.9% de la masa total del Sistema Solar se halla en su centro y, a su alrededor, como granos de polvo, giran los planetas. La fuerza que la Tierra ejerce sobre el Sol es la misma que el Sol ejerce sobre la Tierra, pero debido a la mucho mayor masa del Sol, �ste casi no se ve afectado. Si le damos un empuj�n a una bicicleta, �sta reaccionar�; no ser� as� si el empuj�n se lo damos a un cami�n. Por ello, el Sol casi no se mueve a causa de la atracci�n de los planetas, pero �stos si son afectados muy notoriamente por la fuerza de atracci�n del Sol. Es �sta la que mantiene a los planetas en su �rbita alrededor del Sol. Si la fuerza de atracci�n gravitacional desapareciera, los planetas se mover�an en l�nea recta abandonando tangencialmente sus �rbitas.

El Sistema Solar tiene dos caracter�sticas b�sicas que debe explicar cualquier modelo te�rico que pretenda definir su origen y evoluci�n. Primero, todos los planetas, con la excepci�n de Plut�n, se hallan situados aproximadamente en un mismo plano y giran en el mismo sentido (v�ase la Fig. 1. a). Si el Sistema Solar se hubiese formado mediante la captura al azar de planetas por el Sol ser�a de esperarse que los planetas giraran en todas direcciones y sentidos (v�ase la Fig. 1. b).


Figura 1.a) Los planetas del Sistema Solar se hallan situados aproximadamente en un mismo plano y giran alrededor del Sol en el mismo sentido. b) Si los planetas hubieran sido capturados al azar por el Sol, sus �rbitas se desplazar�an en todas direcciones y sentidos.

La segunda gran caracter�stica del Sistema Solar es que los planetas pueden dividirse en dos grupos: los planetas interiores o terrestres y los planetas exteriores o jovianos. Los planetas terrestres, cuyo prototipo es la Tierra, son peque�os y s�lidos. Los planetas jovianos, cuyo prototipo es J�piter, son esferas gaseosas sin superficie s�lida, con di�metro unas diez veces mayor que el de los planetas terrestres (v�ase la Fig. 2).


Figura 2. a) El prototipo de los planetas terrestre, pequeños y s�lidos es, por supuesto, la Tierra. b) Los planetas jovianos, grandes y gaseosos, tienen como prototipo a J�piter.

Estas dos caracter�sticas b�sicas hallan su explicaci�n en el modelo que veremos m�s adelante, por el que se busca explicar la manera como se forman las estrellas y, con ellas, sus sistemas planetarios.

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