II. LAS DIMENSIONES DEL OC�ANO. DIFERENTES TIPOS DE MARES

LOS oc�anos, conformados por grandes extensiones de agua salada, cubren las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra.

Para los antiguos habitantes del planeta, el mar fue, durante cientos de a�os, un lugar impenetrable y hasta cierto punto hostil.

Seg�n la tradici�n b�blica, Dios emple� barro para crear al hombre, y se supone que, a partir de esta creencia, se le dio el nombre de Tierra al planeta que habitamos.

A lo largo del tiempo, el hombre empez� a conocer el mar conforme se atrev�a a realizar cortas navegaciones, motivado por afanes de aventura o por la necesidad de buscar alimento. As� comenz� tambi�n a darse cuenta de la verdadera dimensi�n de los oc�anos y, a�os despu�s, descubri� que ocupan una mayor extensi�n en la Tierra que los continentes.

Lo anterior ha llevado a muchos pensadores a proponer que el nombre Tierra sea cambiado por el de Agua, Mar, Planeta Acu�tico u Ocean�a. Sin embargo, dichas propuestas no han prosperado.

Gracias a la tecnolog�a moderna se pueden apreciar mejor estas proporciones de agua y tierra en nuestro planeta, que ha sido observado desde los sat�lites artificiales. El comandante Frank Borman, cuando viajaban en la c�psula Apolo VIII, que se encontraba a 380000 kil�metros de distancia del globo, exclam�: "�La Tierra parece una gema azul sobre seda negra!" Tal expresi�n se comprende, pues la escena que vio el astronauta estaba dominada por los oc�anos.

Los continentes, tierras que emergen por su altura, son sumamente peque�os en comparaci�n con las profundas depresiones de la corteza terrestre, que son llenadas por las aguas oc�anicas. Se ha dicho que, en los abismos del Oc�ano Pac�fico occidental, el fondo del mar se aproxima al n�cleo en fusi�n de nuestro planeta.

Cuando la Tierra se encontraba en formaci�n y toda su materia estaba en estado cambiante, el mar la abarcaba en absoluto y no permit�a que sobresaliera ninguna cumbre terrestre; sin embargo, cuando se presentaron fen�menos como las glaciaciones, las aguas se fueron concentrando hasta dejar superficies al descubierto donde quedaron las huellas del oleaje sobre las rocas, dep�sitos de agua salada y multitud de esqueletos y conchas.

CUADRO 1


Área total del planeta
510 millones Km2

Continentes

139 millones Km2

Islas e (� 2500 km)

islotes

11 millones Km2

150 millones Km2 - 30 %

 

Océanos (profundidad + 200 m)

332 millones Km2

Zona costera (Plataforma continental)

28 millones Km2

360 millones Km2 - 70 %


 

Estos continentes emergidos de los mares han llegado a ocupar 139 millones de kil�metros cuadrados que, sumados a los 11 millones constituidos por las islas grandes —que tienen una longitud de m�s de 2 500 kil�metros— y los islotes de menor dimensi�n, alcanzan un total de 150 millones de kil�metros cuadrados, que representan el 30 por ciento de la superficie terrestre.

En cambio, los oc�anos, con profundidades mayores de 200 metros, abarcan 332 millones de kil�metros cuadrados, y el agua que se encuentra sobre la plataforma continental, considerada de cero a 200 metros, cubre 28 millones; o sea que el total de �rea cubierta por agua marina es de 360 millones de kil�metros cuadrados —de los 510 millones que conforman la totalidad del planeta—, que representan el 70 por ciento de la superficie de la Tierra.

Las aguas oce�nicas tienen una profundidad media de 4 kil�metros, y alcanzan hasta 11 kil�metros de profundidad en los grandes abismos del Oc�ano Pac�fico, como la Fosa de las Marianas, que tienen una profundidad de 11 034 metros y una longitud de 2 550 kil�metros, y cuya dimensi�n es superior a las m�s altas monta�as terrestres, como la del Everest, que alcanza 8 800 metros.

El volumen de las tierras emergidas es inferior al de las sumergidas. Si los materiales de las monta�as rellenaran los valles y los bajos niveles, la tierra firme alcanzar�a solamente una altura uniforme de 700 metros. Si lo mismo sucediera con las tierras sumergidas, si todas ellas se situaran en un nivel uniforme, la profundidad de los mares ser�a de 3.5 kil�metros.

Si en este momento la superficie de la esfera terrestre se volviera plana y los hielos de los polos se licuaran, la Tierra quedar�a totalmente cubierta por una masa de agua de 2.4 kil�metros de profundidad y a la cual se le ha dado el nombre de "nivel medio del planeta".

La distribuci�n actual de la tierra emergida y de los oc�anos no es regular, ya que, mientras los continentes se adelgazan hacia el sur, los oc�anos se ensanchan en ese mismo punto. Por lo tanto, los continentes se acumulan principalmente en el Hemisferio Norte —ocupado por toda Europa, una buena parte de �frica, toda Asia, Am�rica del Norte, Am�rica Central y una parte de Am�rica del Sur—, donde la proporci�n de tierra es de 40 por ciento, contra 60 por ciento de mar. El Hemisferio Sur, con 80 por ciento de agua, es en consecuencia eminentemente oc�anico; el resto de las porciones continentales, como Ocean�a, la otra parte de �frica y de Am�rica del Sur, as� como todo el Continente Ant�rtico, ocupan s�lo el 20 por ciento de dicho hemisferio.






Figura 3. Comparaci�n del Monte Everest con la Fosa de las Marianas.

Los continentes se extienden en direcci�n norte-sur, con una repartici�n de tierras y mares completamente irregular. En algunas �reas el mar avanza tierra adentro, semejando grandes laberintos, y en otras se han formado rosarios de islas, algunos de los cuales alcanzan grandes dimensiones, constituyendo los archipi�lagos. En otros lugares, son las masas continentales las que invaden cientos de millas en el dominio oc�anico formando pen�nsulas.

CUADRO 2



Hemisferio norte
Océanos
155 millones Km2-60 %
Continentes
100 millones Km2-40 %
Hemisferio sur
Océanos
206 millones Km2-80 %
Continentes
49 millones Km2-20%

Con esta caprichosa distribuci�n, el oc�ano se ha resguardado en el espacio de su propia grandiosidad, y el hombre, por su peque�ez ante �l, se ha visto obligado a dominarlo por etapas. Como con todas las cosas que utiliza, el hombre ha clasificado los oc�anos vali�ndose de l�mites arbitrarios que le han permitido establecer una jerarqu�a l�gica para el conocimiento y conquista de sus aguas.

Los factores utilizados para definir esa jerarqu�a son diversos. Entre ellos se pueden nombrar la proximidad de las costas, su aislamiento y su tama�o, as� como la distribuci�n y extensi�n geogr�fica de las plataformas continentales y de las regiones abisales. Esto permite hacer una primera diferenciaci�n entre oc�anos y mares.

Los t�rminos mar y oc�ano se emplean a menudo como sin�nimos para referirse a las extensiones de agua salada. Sin embargo, desde el punto de vista geogr�fico, un mar es una masa de agua sustancialmente menor que un oc�ano.

En la Antig�edad, antes de que se iniciaran las grandes traves�as mar�timas, se conoc�an siete superficies de agua. Convencidos de que no exist�an otras, los navegantes adoptaron la expresi�n Siete Mares, que se refiere a los mares conocidos por los mahometanos antes del siglo XV: el Mar Mediterr�neo, el Mar Rojo, el Mar de �frica Occidental, el Mar Africano Oriental, el Mar de China, el Golfo P�rsico y el Oc�ano �ndico. Esa idea se mantuvo durante mucho tiempo, y comenz� a cambiar cuando se iniciaron las grandes expediciones oce�nicas, que fueron descubriendo otras zonas que recibieron nuevos nombres.

As� se fue perdiendo el viejo concepto de los Siete Mares y, en la actualidad, seg�n los datos aportados por la Oficina Hidrogr�fica Internacional, existen 54 mares distribuidos en cinco grandes oc�anos.

Los oc�anos han sido divididos —de manera convencional y utilizando un criterio geogr�fico que en realidad no existe— en Oc�ano Glacial �rtico, Oc�ano Atl�ntico, Oc�ano Pac�fico, Oc�ano �ndico y Oc�ano Glacial Ant�rtico.

Debemos subrayar que el oc�ano, considerado en su conjunto, abarca toda la Tierra como un inmenso manto de agua jam�s interrumpido, aunque parecer�a que los continentes tambi�n tratan de hacerlo, pues sus puntas principales avanzan, como son, hacia el sur, el Cabo de Buena Esperanza, en �frica; el Cabo de Hornos, en Chile, y Tasmania, al sur de Australia; hacia el norte, el Cabo Chelyuskin, en la Uni�n Sovi�tica; el Cabo Norte, en Noruega, y el Cabo Bathurst, en Canad�. Todas ellas reciben el nombre de finisterres. Estas puntas son menos destacadas en la regi�n ant�rtica, en donde las pocas que existen se encuentran cubiertas por hielo, lo que las hace inaccesibles e inh�spitas. En consecuencia, se puede decir que por todos lados reina el majestuoso oc�ano.





Figura 4. Distribuci�n de los oc�anos.

La continuidad del oc�ano s�lo se ve ligeramente interrumpida por lo cambiante de los climas, que van desde las temperaturas bajas e implacables, que forman los hielos polares —paisajes marm�reos de altas dimensiones—, hasta las templadas de las regiones tropicales, en donde la calma atmosf�rica deja tersa la superficie del oc�ano, que parece entonces un espejo.




Figura 5. Regi�n ant�rtica.



Al desplazarnos desde los polos hacia el ecuador se va encontrando, sobre cualquier punto del oc�ano que se observe, una gran variedad de climas que lo hacen cambiar de humor, volvi�ndolo cruel —cuando provoca enormes oleajes— o tierno y l�nguido —cuando manifiesta una gran calma—, determinando que sean de diversas caracter�sticas la flora y la fauna que habitan en cada regi�n del oc�ano.

Sin embargo, estos cambios clim�ticos no son tan fuertes como en los continentes. El oc�ano no tolera saltos bruscos de calor y fr�o; por ejemplo, la helada penumbra polar es sustituida lentamente por la cegadora luz tropical.

Lo anterior se puede comprobar si observamos que desde el C�rculo Polar Ant�rtico, lugar donde abundan los icebergs o hielos polares, hasta el Ecuador, existe una distancia de 6 600 kil�metros, y que, sin embargo, el aumento en calor es de s�lo 30�C.

Esta uniformidad clim�tica permite que en las islas y en las zonas costeras ba�adas por el oc�ano exista una armon�a bienhechora entre todos los seres vivos —vegetales, animales y el hombre mismo—, e incluso llega a caracterizar los climas de la tierra cuando se establece la relaci�n oc�ano-atm�sfera.

Todo parece inconmensurable en el dominio oce�nico. Por ejemplo, las regiones abisales superan en extensi�n a las plataformas continentales, que no ocupan m�s del 15 por ciento de la superficie total del fondo. Las costas est�n normalmente alejadas unas de otras, existen pocas islas, y las dimensiones de los oc�anos son amplias, como las del Atl�ntico, que forma una majestuosa avenida de 13 500 kil�metros de largo y 1 080 kil�metros de ancho, desde los mares polares del norte a los del sur.

En esta inmensidad oce�nica se encuentran periodos muy largos de calma, pero tambi�n se hallan fuertes temporales, que maduran durante los procesos de acumulaci�n de la energ�a que se produce en todo el planeta. Cuando los temporales llegan a estallar, se puede decir que el oc�ano monta en c�lera, tanto en la superficie como en el fondo. Estas perturbaciones reciben nombres muy variados: borrascas, ciclones, tifones, etc�tera.

Como se observa, la actividad oc�anica est� reglamentada por fuerzas sobre las cuales ning�n poder humano es capaz de imponerse. Por eso se le ha calificado de Oc�ano Rey.

Los mares son, por otra parte, porciones determinadas en los oc�anos; tienen dimensiones menores que �stos y, seg�n sus caracter�sticas, han recibido diferentes nombres, aunque tal nomenclatura es completamente arbitraria y se utiliza indistintamente sin gran precisi�n. Sin embargo, los mares se pueden clasificar en tres grandes grupos:

Mares cerrados o interiores. Se encuentran aislados de los oc�anos y de otros mares, por lo que est�n desligados completamente de la vida oce�nica. No obstante, por la caracter�stica de sus aguas saladas se les considera mares. Su existencia es dif�cil y se mantiene gracias a los r�os que anfluyen a ellos; est�n sometidos, pues, a la variaci�n de las crecientes, que les ofrecen su caudal. Su salinidad es muy variable: disminuye durante las lluvias, mientras que en �poca de secas se incrementa por la evaporaci�n.

Algunos de estos mares llegan a quedar aislados en las altas mesetas continentales, como el Lago Salado de Utah, en Estados Unidos, y el Urm�a, en los l�mites de Armenia, los cuales tienen poca profundidad, adem�s de que sus aguas est�n situadas a altitudes de 100 metros sobre el nivel del mar.

En cambio, otros mares cerrados, como el Caspio, ubicado entre la Uni�n Sovi�tica e Ir�n, y el Muerto, entre Jordania e Israel, tienen sus aguas bajo el nivel del mar —el primero a 26 metros, y el segundo a 394—, por lo que sus aguas se han transformado en grandes dep�sitos de sales de sodio, bromo y cloro, de tal manera que en sus orillas s�lo se encuentra una vegetaci�n muy escasa.

Mares litorales. Se encuentran aislados en el borde de los oc�anos, formando grandes escotaduras en los costados de los continentes. Sus l�mites est�n definidos por puntas avanzadas de las tierras que los rodean, y pueden estar subdivididos en �reas caracterizadas por los accidentes costeros. Reciben el nombre de golfos, bah�as y ensenadas, entre otros. El comportamiento de estos mares no es aut�nomo, pues est� determinado por el de los oc�anos, que los somete a una perpetua servidumbre: les imponen sus mareas, sus calmas y sus furias. Tambi�n son influenciados por la tierra, que les env�a tempestades, as� como el caudal de los r�os.

Estos mares son m�s abundantes en el Hemisferio Norte, como el Mar del Norte, en Europa, y el Mar de Siberia Oriental, en la Uni�n Sovi�tica.

Dentro de la categor�a de los golfos, los cuales tienen una dimensi�n mayor a la de los mares litorales, se pueden citar algunos: el Golfo de California y el Golfo de M�xico, en Am�rica; el Golfo P�rsico y el de Bengala, en Asia, y el Golfo de Guinea, en �frica.

Mares continentales. Poseen caracter�sticas singulares, ya que las tierras no los han podido cerrar por completo. Adem�s, como se encuentran casi aislados, presentan reg�menes de salinidad y temperatura muy especiales. Uno de los mares continentales m�s importantes es el Mediterr�neo —limitado por los continentes europeo y africano—, que apenas hace contacto con el Oc�ano Atl�ntico, por el Estrecho de Gibraltar, formando un sistema, ya que contiene seis diferentes "mares": el de Liguria, el Tirreno el Adri�tico, el J�nico, el Egeo y el de M�rmara, de modo que uno puede navegar por varios meses en esas aguas sin aventurarse siquiera en el oc�ano.







Figura 6. Mares cerrados.

 

 




Figura 7. Mares, litorales y golfos.

Estos mares, aunque son poco influenciados por el oc�ano, tienen largas �pocas de calma —de seis meses de duraci�n— que se ven interrumpidas repentinamente por tempestades de gran intensidad durante los otros seis meses del a�o.

Otros mares continentales m�s peque�os que el Mediterr�neo son el Mar Rojo, limitado por �frica y Asia, y el Mar Negro, por Europa y Asia, en el que se encuentra el min�sculo Mar de Azov.

La inmensidad de las aguas oce�nicas constituye un conjunto maravilloso en profundidad y grandeza, el cual posee una fecundidad y hermosura que se traducen en la "afluencia de vida y mansi�n de belleza."

�ndiceAnteriorPrevioSiguiente