VIII. ENTRE ECLIPSES Y COMETAS: REMINISCENCIAS DE LA VIDA DE JOAQU�N GALLO

JOAQU�N GALLO SARLAT

ESTA s�ntesis biogr�fica est� basada en el libro Joaqu�n Gallo Monterrubio, astr�nomo, universitario y hombre cabal, editado por el que esto escribe. Igual que aquella obra, el presente trabajo ha sido dividido en cuatro partes, atendiendo a las diferentes etapas de la vida del biografiado, convergentes en una sola trayectoria: la astronom�a.

La primera, etapa comprende su ni�ez y juventud durante los a�os de 1882 a 1910. La segunda parte abarca de 1910 a 1929, fecha en que el observatorio pasa a formar parte de la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico. La tercera etapa corresponde a su vida dentro del claustro universitario, de 1929 a 1946. La �ltima parte se desarrolla hasta 1965, a�o de su fallecimiento.

El nacimiento del ingeniero Joaqu�n Gallo Monterrubio, el 24 de noviembre de 1882, sucedi� en la �poca en que brillaba esplendoroso el llamado Gran Cometa del 82 que tanta admiraci�n caus� entre quienes lo vieron, ya que "brill� muy grande y hermoso, causando expectaci�n general, pues tanto su n�cleo como su cauda ten�an muy hermoso aspecto y gran brillantez", seg�n relatan las cr�nicas de esa �poca.

El M�xico en que le toc� nacer a Joaqu�n Gallo era, en mucho, diferente del que ahora vemos. Era una ciudad importante, s�, pero nunca con el tama�o y la poblaci�n que ahora tiene. Por las noches, al alzar la vista, pod�an verse los astros brillando en el cielo, pues en ese tiempo tampoco hab�a luz el�ctrica en el alumbrado p�blico.

El cometa de 1882, al igual que sus predecesores, fue considerado por muchos pregonero de males y desastres; sin embargo, como ya se ha demostrado infinidad de veces, esos funestos presagios no se cumplieron por carecer de la m�s m�nima base cient�fica, y en cuanto al desarrollo de la cultura en nuestros pa�ses, podemos —haciendo uso de la licencia literaria— afirmar que el cometa del 82 trajo una cauda de gente importante, ya que, nacidos en esa �poca, tenemos a Jos� Vasconcelos, Antonio Caso, Isidro Fabela, Alejandro Quijano, Manuel M. Ponce, Salvador I. Reynoso, Joaqu�n Gallo Monterrubio y otros ilustres mexicanos.

Otro suceso ocurrido ese mismo a�o y que de alguna manera habr�a de influir en la vida cient�fica del ingeniero Gallo fue la orden que el gobierno de Porfirio D�az dio al entonces director del Observatorio Astron�mico de Chapultepec, ingeniero Ángel Anguiano, para que trasladara ese centro de investigaci�n a la entonces alejada y muy tranquila villa de Tacubaya. En ese lugar, y a partir de 1884, empez� la construcci�n del edificio expresamente proyectado para el Observatorio Astron�mico Nacional.

El padre de nuestro biografiado, Eduardo L. Gallo, editor de libros y miembro del cuerpo directivo de la Loter�a Nacional, llevaba de la mano al peque�o Joaqu�n a la azotea de su casa; pasaba con �l largo tiempo mirando el cielo, ense��ndole las estrellas m�s brillantes y los nombres de los planetas y constelaciones. Joaqu�n se aficion� tanto a este estudio, que con frecuencia sub�a en las ma�anas a contemplar la salida del Sol, marcando en el pretil la direcci�n por donde aparec�a el astro rey en las distintas �pocas del a�o.

Alguna vez fue con su padre a Tacubaya a visitar el edificio en construcci�n del observatorio. Pudieron ver a Saturno rodeado por sus anillos y algunas de sus lunas, utilizando el telescopio refractor montado provisionalmente en los jardines del edificio adjunto. �Qui�n habr�a de decir a Joaqu�n Gallo que, andando el tiempo, �l ser�a el director de ese observatorio en construcci�n! Esto debi� de haber sido hacia 1891, cuando Joaqu�n ten�a nueve a�os de edad, pues su padre muri� en 1893.





Figura 1.Telescopio refractor de 5 metros de distancia focal y lente de 38 cent�metros de di�metro. En 1891 se encontraba instalado provisionalmente en los jardines del ex arzobispado de Tacubaya.

En 1901 se inscribi� en la Escuela Nacional de Ingenieros para cursar la carrera de ingeniero ge�grafo. El 24 de diciembre de 1908, present� su examen profesional. Su t�tulo est� fechado el 3 de febrero de 1909 y firmado por Justo Sierra, ministro de Educaci�n P�blica y Bellas Artes.

Pero ya antes, desde 1902, hab�a ingresado al Observatorio de Tacubaya para realizar pr�cticas de astronom�a, y al a�o siguiente se le acept� como meritorio gratificado, siendo exigua, naturalmente, esa gratificaci�n.





Figura 2.Construcci�n del edificio del Observatorio Astron�mico Nacional en Tacubaya. Fotograf�a tomada hacia 1895.

En esa �poca, los astr�nomos de Tacubaya estaban trabajando intensamente en la obtenci�n de las placas fotogr�ficas necesarias para cumplir con el compromiso internacional que, a�os antes, hab�a contra�do el gobierno de M�xico, a trav�s del Observatorio Nacional, de participar en la elaboraci�n del Cat�logo fotogr�fico y carta del cielo. Por las noches sin Luna y despejadas, los encargados de manejar el telescopio refractor especialmente adquirido para este proyecto, tomaban las fotograf�as y, seg�n nos dice Luis G. Le�n (1911):

La placa con su imagen latente de la cuadr�cula y de las estrellas, es llevada al cuarto obscuro y sometida a las operaciones siempre interesantes, y aun emocionantes del revelado y fijado. Las operaciones de manipulaci�n en el cuarto obscuro fueron verificadas por los Sres. Francisco Esta�ol y Joaqu�n Gallo, este �ltimo, joven meritorio del Observatorio.


Durante unas vacaciones, en 1904, Joaqu�n Gallo tuvo oportunidad de visitar el ya desde entonces prestigiado Observatorio de Yerkes, aprovechando la rebaja en el pasaje que los ferrocarriles estadounidenses daban a los asistentes a la Feria Mundial que se celebraba en San Luis, Missouri, ya que el pasaje de ida y vuelta costaba s�lo 60 d�lares, �y los d�lares de ese tiempo se cotizaban a la par con el peso! Durante su visita a ese observatorio tuvo ocasi�n de familiarizarse con un espectroheli�grafo, aprovechando posteriormente la experiencia ah� adquirida para poner en operaci�n un instrumento similar del observatorio de Tacubaya. Durante ese mismo a�o, se le nombr� astr�nomo interino.

Acompa�ando a Valent�n Gama, subdirector del observatorio de Tacubaya, fue a Espa�a a observar en Almaz�n, provincia de Soria, el eclipse total de Sol que tuvo lugar el d�a 30 de agosto de 1905.

Llegando a ese pa�s, se le encarg� que buscara el sitio m�s apropiado para la instalaci�n del campamento de la expedici�n mexicana. Puso tanto empe�o en reunir la informaci�n pertinente y en la b�squeda del lugar m�s adecuado, que cuando las expediciones de franceses y estadounidenses llegaron a Espa�a recurrieron a �l para ubicar sus respectivos campamentos, quedando �stos en las cercan�as del solar ocupado por los mexicanos.

Los instrumentos que nuestros compatriotas llevaron para observar ese eclipse eran un fotoheli�grafo, un celostato, dos c�maras fotogr�ficas de distancia focal larga (19 y 8 metros respectivamente) y algunos instrumentos meteorol�gicos.

De los sucesos ocurridos el d�a del eclipse, nos habla Valent�n Gama en el informe que posteriormente entreg� a Felipe Valle (1908) y que �ste hizo publicar:


El d�a 30 amaneci� perfectamente despejado, el Sol brillaba con todo su esplendor; pero, por desgracia, a las 10 a.m. aparecieron los primeros cirrus en el Norte, ya a las 10.30 se cubri� el cielo completamente de �stos y de c�mulo-stratus y c�mulos a diferentes alturas: los altos-cirrus marchaban hacia el Nordeste, las nubes bajas permanec�an casi inm�viles.

Una luz cenicienta hab�a sucedido a la blanca del Sol; un d�bil huso del astro se percib�a a la simple vista a trav�s de las nubes, y faltando ya poco tiempo para el principio de la totalidad cada uno march� a su sitio a esperar la se�al convenida.

Al acabar la totalidad d�bamos por seguro que ning�n resultado satisfactorio se hab�a obtenido, pues la cantidad de nubes no disminuy�; pero afortunadamente casi todas las fotograf�as se lograron, mostrando algunas buenos detalles, y otras poca corona[...]


Aprovechando ese viaje, nuestros astr�nomos reforzaron o establecieron nuevos contactos con cient�ficos de su especialidad en Europa y los Estados Unidos, contactos que posteriormente servir�an a Joaqu�n Gallo durante sus muchos a�os dedicado profesionalmente a la astronom�a.

A su regreso de Europa, continu� participando en los trabajos que le correspond�an al observatorio de Tacubaya en la Carta del cielo y cat�logo fotogr�fico. Tambi�n se dedic� a la espectroscop�a solar y a la actinometr�a.1

Por ese tiempo es designado astr�nomo titular, y comienza a intervenir en la preparaci�n del Anuario del Observatorio, publicaci�n peri�dica que dirigir�a posteriormente hasta 1945.

Entre 1908 y 1909 vuelve a salir primeramente a Polotitl�n, Estado de M�xico, donde instala un campamento desde el que observa un eclipse anular de Sol; despu�s, visita los observatorios de Lick y Mount Wilson en California, Estados Unidos, y finalmente, viaja acompa�ando a Felipe Valle a los congresos de astronom�a en Par�s y de geodesia en Londres. Visitaron tambi�n los observatorios de Par�s, Marsella, Roma, Messina, Barcelona, Berl�n, Greenwich y Oxford.

A su regreso, Joaqu�n Gallo y los dem�s astr�nomos del Observatorio de Tacubaya se dedican a estudiar y admirar el Cometa Halley. Desde tiempo inmemorial, estos objetos han causado p�nico en mucha de la gente que los ve, p�nico que la astronom�a se ha encargado de demostrar que no tiene ning�n fundamento cient�fico. Durante la primera parte de 1910, los astr�nomos de todo el mundo tuvieron que dedicar largas horas de su trabajo a tranquilizar los �nimos de la gente.

Acerca de la espectacularidad que este cometa present�, Gallo (1949) nos dice que "[...] se ve�a la cauda del cometa con una extensi�n de 180°, es decir, mientras el n�cleo estaba cerca de la parte Este del horizonte, la cauda llegaba hasta el horizonte Oeste".

El 22 de junio de ese mismo a�o, el ingeniero Joaqu�n Gallo contrajo nupcias con la se�orita Julia Sarlat Due�as, con quien habr�a de compartir los siguientes 55 a�os de su vida.

El 1� de septiembre de 1910 muere Felipe Valle, director del observatorio de Tacubaya. Pocos d�as despu�s, el ingeniero Valent�n Gama fue nombrado para ocupar ese cargo, quedando Joaqu�n Gallo como su ayudante.

El 20 de noviembre de ese a�o da principio la etapa violenta de la Revoluci�n Mexicana. Con ese estallar revolucionario termina para el ingeniero Gallo, como para la mayor�a de los mexicanos, una �poca de su vida que puede ser calificada de tranquila y rom�ntica.

Durante esa etapa, la vida cultural del pa�s sufri� un estancamiento; las escuelas y universidades resintieron en su vida normal de ense�anza e investigaci�n las consecuencias de la lucha armada. Las pocas instituciones cient�ficas que hab�a en M�xico detuvieron su trabajo, pues no era posible obtener ni lo m�s indispensable para continuar las investigaciones.

Gama fue nombrado rector de la Universidad Nacional en septiembre de 1914, dejando interinamente como director del observatorio al ingeniero Gallo. A fines de ese a�o, volvi� por poco tiempo al observatorio y, cuando el presidente Eulalio Guti�rrez lo nombr� secretario de Agricultura y Fomento, se separ� definitivamente del instituto del que hab�a sido director desde 1910.

De la situaci�n por la que pas� la astronom�a mexicana en esos a�os violentos, nos habla el ingeniero Gallo (1960): "El Observatorio Astron�mico ha tenido una interrupci�n en sus labores; en 1915 fue clausurado de enero a marzo y de junio a septiembre, cuando la ciudad de M�xico y sus alrededores eran campo de lucha entre las fuerzas de don Venustiano Carranza y Francisco Villa."

A pesar de las muchas dificultades que el ingeniero Gallo y su reducido grupo de colaboradores tuvieron que enfrentar durante los a�os dif�ciles de la revoluci�n, siempre hicieron esfuerzos por continuar honrosamente con su trabajo y muy especialmente con el compromiso internacional contra�do por M�xico de efectuar la fotograf�a de la zona correspondiente al observatorio de Tacubaya para la Carta del cielo y cat�logo fotogr�fico. Asimismo, se logr� continuar de manera ininterrumpida la publicaci�n del Anuario del Observatorio, cuyo primer n�mero apareci� en 1881.

Durante esa �poca se logr� emprender algunos otros trabajos, especialmente aquellos que de alguna manera ten�an repercusi�n social. De esto nos vuelve a hablar el ingeniero Gallo:


Cuando se reanudaron las labores en 1915, se encontr� que los Tel�grafos Nacionales ten�an uniformada la hora en todas sus l�neas; que los Ferrocarriles recib�an se�ales de Estados Unidos y de acuerdo con la posici�n de sus estaciones empleaban la conveniente; as� en Guadalajara, Jal., los FCN recib�an la hora del meridiano 105 o de la monta�a; en el FC del Pac�fico la hora de California; en los Tel�grafos la hora de M�xico. Por tanto una preocupaci�n constante fue la unificaci�n de la hora. Se empez� por solicitar que los FC diesen al Observatorio la cantidad que pagaban a EUA por el servicio de las se�ales, comprometi�ndose el Observatorio a suministrarlas de hora en hora. No hab�a contestado el ingeniero Pani, director de los Ferrocarriles, cuando ya se ten�a la l�nea de la Estaci�n Tacubaya hasta el Observatorio. Apurado se vio el mec�nico, Sr. Alva, en adaptar un antiguo reloj para hacer contactos el�ctricos cada sesenta minutos. Se dio el servicio pero los FC no dieron la subvenci�n solicitada. Las mismas se�ales se trasmitieron a los Tel�grafos.

Desde que estableci� definitivamente el gobierno el Sr. V. Carranza se empez� a tramitar la unificaci�n de la hora, pero no fue sino hasta 1920 cuando se decret� que la hora de M�xico, la capital, rigiera provisionalmente en toda la Rep�blica, excepto en los estados de Sinaloa, Sonora y territorios de California.

Se estableci�, desde 1916, que el Observatorio diera la hora telef�nicamente por las ma�anas y este servicio se extendi� tanto que no eran suficientes dos tel�fonos y dos personas que atendieran las llamadas que se calcularon en unas 80 por minuto. La hora por radio, dada por la XEQK, vino a aliviar mucho esa atenci�n. Como dato curioso voy a narrar que por 1917, al hacer sus experiencias el Sr. Prieto, cuyos conocimientos eran notables, instal� un receptor provisional con el que o�a m�sica de San Antonio, Texas. Muchas personas iban a o�rla, prefiriendo eso a ver las estrellas; creo que fue en el Observatorio donde se oy� por primera vez m�sica del extranjero.



Nuestro biografiado se preocup� siempre por transmitir sus conocimientos astron�micos a la gente joven; es as� como en 1911 se inicia como profesor de cosmograf�a en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1915 comienza su c�tedra en la Escuela Nacional de Ingenieros y a partir de 1920 forma parte del profesorado de la Facultad de Filosof�a y Letras. Su labor pedag�gica sigui� de manera ininterrumpida hasta 1946.

Joaqu�n Gallo estaba convencido de que "la cultura de un pueblo se juzga por la falta de supersticiones y por sus conocimientos astron�micos", raz�n por la cual, durante toda su vida, dio gran importancia a la divulgaci�n de la astronom�a. A este respecto nos dice (Gallo, 1960):

La labor de extensi�n cultural se inaugur� en 1916, abriendo las puertas del Observatorio al p�blico, pues hab�a la costumbre que, para ver un astro a trav�s del telescopio, diese el permiso el secretario de Fomento. Las visitas se establecieron los s�bados, pero hubo necesidad de permitir que los jueves tambi�n fuese el p�blico a observar. No falt� rep�rter americano que tomara fotograf�as de la gente formada, en gran cantidad, deseosa de llegar al ocular para ver Saturno, por ejemplo. Las escuelas ten�an d�as especiales para asistir a conferencias de sus maestros o del personal del Observatorio y para ver la serie de fotograf�as que se exhib�an en el oct�gono y la colecci�n de instrumentos antiguos que se hab�an empleado en diversos trabajos. Las conferencias se sustentaron en Puebla, Toluca, Quer�taro, San Luis Potos�, Guanajuato, Le�n, Monterrey, Tampico, Veracruz, Jalapa, sin costo alguno para la Universidad o para los gobiernos estatales, gracias a la venta de tablas de logaritmos calculados por Carlos Rodr�guez, editadas por el Observatorio. Siempre se procur� dar noticias y explicaciones astron�micas, sea por los diarios o por radio. En la biblioteca se sustentaban las conferencias ilustradas con proyecciones.

Como representante de M�xico, viaja Gallo en 1918 al Congreso de la Sociedad Astron�mica Norteamericana celebrado en Estados Unidos. Con el mismo car�cter, va en 1922 al Congreso de la Uni�n Astron�mica Internacional, efectuado en Europa.

El a�o de 1923 fue crucial para Joaqu�n Gallo, pues lo dedic� a preparar todo lo concerniente a la observaci�n del eclipse total de Sol que ocurrir�a el 10 de septiembre de ese a�o y que ser�a visible a lo largo de una franja que cruzar�a M�xico desde Ensenada, Baja California, hasta Chetumal, Quintana Roo.

Gallo fue encargado por el gobierno de la Rep�blica de prestar toda la ayuda necesaria a las diferentes expediciones cient�ficas que vendr�an de otros pa�ses. Los astr�nomos mexicanos, encabezados por Gallo, se dividieron en dos grupos para la observaci�n de este evento; uno se instal� en la Hacienda de Laguna Seca, San Luis Potos�, y el otro en las cercan�as de la estaci�n de ferrocarril de Yerban�s, Durango.

Nuestro gobierno aprob� un presupuesto de diez mil pesos para los gastos de las expediciones nacionales, traslado de instrumentos, manutenci�n, compra de placas fotogr�ficas, etc. A pesar de la aprobaci�n, el dinero no llegaba, sufriendo Gallo humillaciones sin cuento, y finalmente tuvo que poner dinero de su propio peculio para los gastos iniciales de compra de material fotogr�fico.

A pesar de la dif�cil situaci�n econ�mica del observatorio, los resultados obtenidos por los astr�nomos mexicanos fueron publicados, primeramente como una memoria t�cnica (Gallo, 1923), y posteriormente con car�cter informativo y de divulgacion (Gallo, 1924).

Posteriormente al eclipse, Gallo viaj� a Los Angeles, California, donde se celebr� una reuni�n para analizar la informaci�n obtenida por todos los astr�nomos que asistieron a ese eclipse.

Durante su ausencia, qued� como encargado del observatorio el ingeniero Francisco Escalante, pero fue cesado por �rdenes superiores por tener contacto con algunas personas pertenecientes a la orden de los Caballeros de Col�n. Era la �poca de la persecusi�n religiosa emprendida por Calles y, durante ella, se ped�a a los empleados p�blicos que concurrieran a patentizar su apoyo incondicional a la pol�tica del Presidente mediante manifestaciones, pero a quienes no acud�an se les cesaba. Sin duda no fueron f�ciles esos a�os para la ciudadan�a y, menos a�n, propicios para la investigaci�n cient�fica.

Durante toda la �poca revolucionaria, Joaqu�n Gallo vivi� dentro de un esp�ritu de austeridad, ajeno a todo boato y, a veces, con dificultades enormes desde el punto de vista econ�mico, pues en ocasiones el erario no ten�a dinero ni para pagar el sueldo de los pocos empleados del observatorio. Pasaban las decenas, que era la forma como se pagaba entonces, y pasaban otras decenas y, de vez en cuando pagaba el gobierno alguna cantidad a cuenta de lo atrasado.

En 1928 recibe Joaqu�n Gallo el grado de doctor en ciencias por la Northwestern University de Chicago y, un poco antes, realiza en colaboraci�n con el doctor Ladislao Gorcinsky importantes estudios sobre actinometr�a, trabajo que vali� para que el gobierno polaco le otorgara una condecoraci�n.

Esta es, puede decirse, la segunda etapa de la vida del ingeniero Gallo, durante la que se dedic� a la investigaci�n astron�mica y a la divulgaci�n de sus conocimientos, pero a la vez, llena de problemas e incomprensiones. Llega hasta el a�o de 1929, en el que el Observatorio pas� a depender de la Universidad Nacional de M�xico —cuando �sta logr� su autonom�a—, aunque no en forma completa, pues el rector era designado por el presidente de la Rep�blica.





Figura 3. Observatorio Astron�mico Nacional en Tacubaya. Fotograf�a tomada en 1929.

El principio de la tercera etapa de la vida astron�mica de Joaqu�n Gallo se inicia con el cambio de adscripci�n del Observatorio. El 11 de julio de 1929 apareci� el Decreto presidencial que incorporaba ese centro de investigaci�n a la estructura universitaria.


En octubre de 1929 se hizo la entrega del material, instrumentos y �tiles del Observatorio por riguroso inventario. Creo innecesario decir que el Sr. Lic. Ignacio Garc�a T�llez, rector de la Universidad, se sirvi� seguirme considerando como Director del Observatorio, despu�s de haberlo entregado, lo mismo que la Estaci�n Magn�tica de Teoloyucan. Hab�a que celebrar ese paso; se solicit� que la antigua Avenida Zaragoza, se llamara Avenida Observatorio; que se asfaltara el pavimento de ella hasta frente a la Direcci�n de Geograf�a y se reanudaron las labores con entusiasmo, logr�ndose fotografiar al planeta X, llamado despu�s Plut�n, descubierto en el Observatorio Lowell, en Flagstaff, Arizona, el 31 de marzo de 1930 y se comunic� al Observatorio Harvard la posici�n y magnitud de ese planeta transneptuniano.





Figura 4. Don Joaqu�n Gallo (segundo de izquierda a derecha) y algunos de sus colaboradores, en los patios del Observatorio Astron�mico Nacional de Tacubaya.

Al ser ratificado el doctor Joaqu�n Gallo Monterrubio como director del Observatorio Astron�mico Nacional, pasa a formar parte del Consejo Universitario y de algunas de sus comisiones. Posteriormente, fue designado interinamente secretario general y fungi� como rector, por breve tiempo, cuando el licenciado Garc�a T�llez se ausent� para llevar a cabo su campa�a electoral, pues pretend�a la gubernatura de su estado, Guanajuato.

En l930 Joaqu�n Gallo recibe el grado de doctor en ciencias por la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico.

Durante la �poca en que el general L�zaro C�rdenas quiso imponer obligatoriamente la educaci�n llamada socialista a todos los niveles de ense�anza, la Universidad Nacional, secundada por otras universidades de la Rep�blica y por parte muy importante de la ciudadan�a, se opuso y enarbol� la bandera de la "libertad de c�tedra", despertando la ira del gobernante, quien retir� el subsidio, por lo que la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico sufri� penurias sin cuento, pero logr� que se respetara el derecho a la libre ense�anza universitaria y a la libre investigaci�n, sin obedecer a doctrina alguna.

Esa �poca de lucha contra el poder del gobierno fue muy dura, pero gloriosa, pues campeaba el esp�ritu de libertad y, la universidad triunf�, pues por lo menos a nivel universitario, esa educaci�n no se estableci�.

Claro es que el observatorio resinti� tambi�n la penuria que atraves� la universidad bajo el lema que le impuso el rector Manuel G�mez Mor�n de "Austeridad y Trabajo". Largos a�os pasaron para que la situaci�n econ�mica mejorara, pero no lo suficiente para la adquisici�n de instrumentos modernos para la investigaci�n astron�mica.

Los rectores con los que a Joaqu�n Gallo le toc� trabajar fueron: licenciado Ignacio Garc�a T�llez, ingeniero Roberto Medell�n, licenciado Manuel G�mez Mor�n, doctor Fernando Ocaranza, licenciado Luis Chico Goerne, licenciado Mario de la Cueva, licenciado Rodolfo Brito Foucher, doctor Gustavo Baz, doctor Salvador Zubir�n e ingeniero Nabor Carrillo.

Concurre como invitado a la inauguraci�n, en 1939, del Observatorio de McDonald, Texas, estrechando v�nculos de amistad y de rec�proca colaboraci�n cient�fica con destacados astr�nomos del mundo.

El 7 de abril de 1940, observa en la ciudad de Chihuahua el eclipse anular de Sol. Ese mismo a�o publica la Memoria correspondiente (Gallo, 1940). En ella nos dice, entre otras muchas cosas:

Muy interesante es la observaci�n hecha por el Sr. Dr. Gilberto P�rez Rodr�guez, secundado por una pl�yade de radioaficionados. Sabido es que las trasmisiones de radio de la ciudad de M�xico no se escuchan en Chihuahua durante el d�a, es decir, mientras dura la acci�n solar, la ion�sfera no est� en condiciones de reflejar las ondas con un �ngulo tal que llegue a esa lejana capital. [...] repentinamente se oyeron las estaciones de M�xico a las 15h 10m con gran intensidad. A esa hora la superficie eclipsada del Sol era sensiblemente un 65 por ciento.

El 23 de noviembre de 1940, se realiz� una ceremonia por los XXV a�os que cumpl�a Joaqu�n Gallo como director del observatorio de Tacubaya. Con ese motivo, el rector de la Universidad, doctor Gustavo Baz, le hizo entrega de un diploma y una medalla conmemorativa por los servicios prestados a la ciencia mexicana y a la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico.

A fines de 1943, en plena segunda Guerra Mundial, Joaqu�n Gallo parte hacia Per�, encabezando una misi�n mexicana para observar el eclipse total de Sol que ocurri� el 25 de enero de 1944. Luis Enrique Erro, director del Observatorio Astrof�sico de Tonantzintla 2, tuvo mucho empe�o en que se realizara esa misi�n, consiguiendo del gobernador del estado de Puebla y del presidente de la Rep�blica, general Manuel �vila Camacho, algunas facilidades para el viaje, sin embargo, a �ltima hora Erro no pudo asistir.

El viaje result� un tanto azaroso, pues a bordo de un peque�o barco de guerra de nuestra armada, el Quer�taro, sorteando riesgos y dificultades, se traslad� la misi�n hasta El Callao, puerto principal cercano a la capital peruana, de donde emprendieron un recorrido de 770 kil�metros por una carretera en regular estado, para llegar a Chiclayo, en el norte de Per� en donde se llev� a cabo la observaci�n, dejando muy bien plantada la bandera de M�xico, pues la nuestra fue la �nica misi�n extranjera que concurri� a efectuar la observaci�n de ese eclipse, por el riesgo de viajar durante la guerra. Un poco despu�s de su regreso a M�xico, F�lix Recillas public� (Recillas, 1944) una descripci�n de este viaje.

Por causas de enfermedad, el 28 de agosto de 1946 se retira Joaqu�n Gallo de sus labores en la universidad, en el observatorio y en las c�tedras. Se le designa director honorario del observatorio y el Consejo Universitario lo nombra investigador em�rito.

As� llegamos a la cuarta etapa de la vida del doctor Gallo, quien el 30 de abril de 1947 entrega el Observatorio Astron�mico Nacional de Tacubaya al doctor Guido M�nch, encargado de la direcci�n, junto con todas las pertenencias bajo riguroso inventario y dejando tambi�n la casa que durante tanto tiempo hab�a ocupado en el propio observatorio.

Un poco despu�s publica un Curso de cosmografia (Gallo y Anfossi, 1949) que, arreglado por el maestro Anfossi, fue declarado texto oficial de la materia en la Escuela Nacional Preparatoria. Y, a la fecha, contin�a siendo impreso en nuevas ediciones para uso de los estudiantes de preparatoria.

Durante su tiempo libre cuida de su salud y se dedica a escribir folletos y memorias sobre los eclipses que observ� durante su larga vida de astr�nomo.

Ya anteriormente hab�a escrito algunos folletos de divulgaci�n que se distribu�an en forma gratuita: EL Sistema Solar, Las estrellas, Las nebulosas y una Carta lunar son algunos de ellos. Hab�a escrito adem�s numerosos art�culos en peri�dicos y revistas.

Estuvo presente en la inauguraci�n, en Tonantzintla, Puebla, de la Estaci�n de Observaci�n Astron�mica de la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico. Durante 1951/1952 es miembro de la junta de Gobierno de la Universidad, de la que se retira al cumplir la edad de 70 a�os, seg�n los reglamentos. En 1959 inaugura el planetario construido por la Sociedad Astron�mica de M�xico, primero de la Rep�blica. En 1960 celebra sus bodas de oro matrimoniales. En 1962 la Sociedad Astron�mica de M�xico le rinde homenaje y le otorga una medalla por haber dedicado toda su vida a la astronom�a.

Muere a las 5.15 de la ma�ana del 19 de octubre de 1965 y es sepultado el d�a 20, diciendo la oraci�n f�nebre el licenciado Mario de la Cueva, en representaci�n de la Universidad.

En la madrugada de esos d�as pod�a observarse en todo su esplendor el cometa Ykeya-Seki, por lo que podemos decir que la vida de este astr�nomo, universitario y hombre cabal, transcurri� entre cometas y eclipses.

BIBLIOGRAF�A

Gallo, J., "The Eclipse Expedition of the Mexican National Observatory", Popular Astronomy, vol.31, n�m. 9, 1923.

—, El eclipse total de Sol del 10 de septiembre de 1923, Observatorio Astron�mico Nacional de Tacubaya, M�xico, 1924.

—, Memoria de la observaci�n del eclipse de Sol, Observatorio Astron�mico Nacional de Tacubaya, Imprenta Universitaria, M�xico, 1940.

—, Panorama de la astronom�a en M�xico, edici�n particular, M�xico, 1960.

—, y A. Anfossi, Curso de cosmograf�a, Publicistas e Impresores Beatriz de Silva, M�xico, 1949. La s�ptima edici�n de esta obra fue editada en 1977 por Editorial Progreso, M�xico.

Gallo Sarlat, J., El ingeniero Joaqu�n Gallo Monterrubio, astr�nomo, universitario y hombre cabal, edici�n particular, Cerrada Presa Escolta 185, San Jer�nimo, C. P. 10200, M�xico, 1982.

Le�n, G. L., Los progresos de la astronom�a en M�xico desde 1810 hasta 1910, Tipogr�fica de la Viuda de F. D�az de Le�n, M�xico, 1911.

Recillas, F., "Mexican Eclipse Expedition", Sky and Telescope, n�m. 31, 8-9, 1944.

Valle, F., Informe del director sobre el resultado de la Comisi�n Mexicana para la Observaci�n del Eclipse Total de Sol del 30 de agosto de 1905, Observatorio Astron�mico Nacional, Imprenta y Fototipia de la Secretar�a de Fomento, M�xico, 1908.

NOTAS

1 La espectroscop�a estudia la composici�n qu�mica mediante el an�lisis de la luz, mientras que la actinometr�a es la parte de la f�sica que se encarga de la medida de las radiaciones en general y de la radiaci�n solar en particular.

2 V�anse, por ejemplo, los trabajos de B. Bok y P. Pimi en este volumen.

 

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