XII. LOS �LTIMOS DIEZ A�OS DEL OBSERVATORIO ASTRON�MICO NACIONAL

MANUEL �LVAREZ Y EDUARDO L�PEZ

ANTECEDENTES

AL REFERIRNOS a los hechos que dieron por resultado la instalaci�n y crecimiento del Observatorio Astron�mico Nacional1 en Baja California, mencionaremos aquellos en los que directa o indirectamente muchos de nosotros participamos, lo que nos da la oportunidad de exponer "nuestra" interpretaci�n. Al decir "�ltimos diez a�os del Observatorio" no queremos decir sus a�os finales, todo lo contrario, esperamos que sus quince primeros a�os constituyan una experiencia que podamos aprovechar y capitalizar aquellos que estamos interesados en su funcionamiento y operaci�n.

La tradici�n astron�mica mexicana tiene cimientos hist�ricos, pero tambi�n refleja uno de los problemas que son "com�n denominador" de la mayor�a de las acciones emprendidas en nuestros pa�ses ("dependientes", del "tercer mundo", "en desarrollo", etc.). Este com�n denominador es la existencia de "la visi�n global de un proyecto", pero de manera "casi exclusivamente personal", faltando esta misma visi�n global en t�rminos institucionales. Los esfuerzos individuales pocas veces trascienden y es necesario revisar peri�dicamente los esquemas originales, que la mayor�a de las veces cambian y hay que adaptarlos debido a las circunstancias en las que nos vemos envueltos.

El observatorio de Tacubaya cumpli� su funci�n en su momento hist�rico y el crecimiento desmesurado de la ciudad oblig�, en los a�os cincuenta, a cerrar las instalaciones que por varias d�cadas hab�an hospedado al Observatorio Astron�mico Nacional, y que se trasladaron al pueblo de Tonantzintla, en las cercan�as de la ciudad de Puebla, en donde por varios a�os se ha continuado con el trabajo de observaci�n. La concentraci�n urbana y el clima hacen que el proceso se repita, y nuevamente, por razones cient�ficas de investigaci�n as� como meteorol�gicas, se ve la necesidad de iniciar la b�squeda de un nuevo lugar para las instalaciones del observatorio. En esta ocasi�n, se procura que el lugar escogido cumpla algunos requisitos que aseguren la continuidad en el trabajo astron�mico. Adem�s, se toma la decisi�n de que el desarrollo del Observatorio Astron�mico Nacional se haga con recursos propios, tanto materiales como, sobre todo, humanos. Decisi�n sabia a largo plazo, pero que dificult� el proceso como lo hemos podido apreciar a lo largo de estos a�os. En el propio Instituto de Astronom�a2 se desarrollan muchos de los instrumentos de trabajo, desde el dise�o de los telescopios hasta la construcci�n del instrumental auxiliar para las mediciones astron�micas. Sin embargo, la mayor parte de estos esfuerzos han sido resultado de decisiones pr�cticamente "personales" en las que la discusi�n y an�lisis de los objetivos buscados entre los miembros de la comunidad astron�mica han sido m�nimos. La preparaci�n de los astr�nomos que han salido al extranjero y los que se est�n formando en M�xico refleja esta misma situaci�n.

UN NUEVO LUGAR PARA EL OBSERVATORIO

Al tomarse la decisi�n de instalar el Observatorio Astron�mico Nacional en el "mejor" lugar de M�xico, algunos miembros del Instituto de Astronom�a se dieron a la b�squeda de un sitio que reuniera condiciones �ptimas. Hubo una motivaci�n adicional que logr� que este proceso se acelerara: el inter�s por parte de algunos astr�nomos de la Universidad de Arizona de instalar un telescopio en un lugar que asegurara un gran n�mero de noches fotom�tricas3 de observaci�n. Con estos elementos, se hiz� un an�lisis de fotograf�as meteorol�gicas tomadas por sat�lites artificiales, tanto en la regi�n visible como en el infrarrojo, obteni�ndose as� una primera evaluaci�n estad�stica a partir de una muestra al azar. Esto ocurr�a en 1967 y 1968, y el resultado de estos estudios indic� que la regi�n del NW de M�xico y del SW de los Estados Unidos era el lugar adecuado desde el punto de vista climatol�gico. Las primeras expediciones a la sierra de San Pedro M�rtir en Baja California la establecieron como sitio �ptimo. (Mendoza, 1971; Mendoza et. al., 1972; Mendoza, 1973.)

Pero �era el mejor lugar desde el punto de vista del apoyo log�stico? �C�mo iba a operar este observatorio si en la regi�n la infraestructura existente era pr�cticamente nula? �De qu� manera se iba a permitir un desarrollo relativamente aut�nomo? Resolver este problema iba a requerir del esfuerzo conjunto de toda la comunidad astron�mica y no exclusivamente de la dedicaci�n y el esp�ritu de unos cuantos individuos.

LOS TRABAJOS INICIALES

De esta manera se iniciaron los trabajos y, a mediados de 1967, los investigadores Guillermo Haro, Eugenio Mendoza y Jorge Ruiz llegaron a un peque�o rancho en las faldas de la sierra de San Pedro M�rtir, donde fueron recibidos amistosamente por sus due�os, la familia Meling, que habita en este lugar desde finales del siglo pasado. Explicado el motivo de su viaje, el grupo recorri� a caballo por muchas horas los senderos �nicamente frecuentados por los vaqueros y los animales que pastorean en la regi�n. Fue as� como, despu�s de buscar en varios lugares de la sierra, se decidi� instalar un peque�o telescopio con el cual se iniciaron las pruebas que permitieron evaluar in situ el hogar del futuro observatorio.

Algunos a�os antes, una compa��a maderera hab�a abierto una brecha con el fin de explotar el bosque de con�feras de la sierra de San Pedro M�rtir, bosque que en la actualidad se encuentra enfermo. De haberse otorgado la concesi�n para explotarlo, es probable que, con la escasa precipitaci�n pluvial de la regi�n, del bosque s�lo permaneciera el recuerdo. La brecha tuvo nuevamente uso y Tom�s Farldow y Andr�s Meling, empleados para trabajar en el observatorio, comenzaron a habilitar este camino de acceso con el fin de asegurar la continuidad en el trabajo de los astr�nomos que vendr�an en el futuro.

Durante todo 1967 y buena parte de 1968 y 1969, la rutina de trabajo era la siguiente: un peque�o grupo de astr�nomos del Instituto se desplazaba desde la ciudad de M�xico hasta Tijuana; de all� por caminos, brechas y veredas hasta el observatorio de San Pedro M�rtir. El viaje tomaba un m�nimo de 9 o 10 horas. Ya en ese lugar, parte de su tiempo lo utilizaban para efectuar observaciones astron�micas de estrellas dobles con el fin de obtener una evaluaci�n de la "calidad de la imagen". Adem�s, hac�an mediciones climatol�gicas con equipo que el Instituto de Geof�sica de la UNAM hab�a facilitado. Pero no s�lo eso; �ste grupo de astr�nomos se dedicaba a cortar le�a, a acarrear agua, a aserrar tablones, a construir habitaciones, a manejar de un lado para otro en medio de nieve o lluvia, etc�tera. No es de sorprender entonces que en este arduo trabajo hayan participado solamente unos cuantos miembros del instituto. A fines de 1968, Guillermo Haro concluy� su periodo corno director del Instituto de Astronom�a y tom� su lugar Arcadio Poveda, quien continu� apoyando la construcci�n del observatorio. Entre los astr�nomos que dedicaron su tiempo y esfuerzo en estos primeros a�os podemos mencionar, adem�s de los directores, a Manuel M�ndez, Luis Carrasco, Rafael Costero, Marco A. Moreno, Salvador Gonz�lez Bedolla, Roberto Ortega, Rosario Peniche, Manuel �lvarez, Manuel Orona, Eugenio Mendoza y otros m�s, que, como ya se�alamos, llevaron a cabo su labor con entusiasmo y dedicaci�n. Todos recordamos an�cdotas y hechos que matizaron nuestro trabajo, enriqueciendo sin duda nuestra existencia y modulando aquellos primeros a�os del observatorio.

Queremos citar aqu� un p�rrafo escrito por Tom�s Farldow, quien nos relata de manera clara lo que significaba el trabajo en esos d�as.

 

[...] en octubre de 1967 se abri� una brecha a San Pedro M�rtir con un trascavo, los operadores eran Andr�s Meling y un norteamericano [...] Se instal� un telescopio de 14 pulgadas (36 cm) y nos traslad�bamos en un pick-up de doble tracci�n, dorm�amos debajo de los pinos y cocin�bamos a la intemperie y despu�s se empez� a construir una caba�a con trozos de pino para protegernos un poco [...] El 13 de diciembre nos agarr� una nevada y tuvimos que bajarnos al [rancho] Meling y el 28 del mismo mes subimos dos personas a rescatar un veh�culo. Para sacarlo, subimos caminando y caminamos desde las 2 de la tarde hasta las 12 de la noche para recorrer algo as� como 3 kil�metros. El siguiente d�a salimos con el pick-up y el trascavo a las 9 de la ma�ana y salimos de la nieve a las 8 de la noche [...] Regresamos el d�a 6 de marzo del 68 y se empez� a construir otra caba�a de dos pisos en la cual se hospedar�an los jefes y los astr�nomos y despu�s se subi� una "traila" y una pick-up 68 de doble tracci�n [...]

Los problemas de la UNAM y del pa�s en 1968 afectaron sensiblemente al instituto y por ende al observatorio. Por aquellos a�os, se hab�an obtenido recursos econ�micos suficientes para la construcci�n del camino de acceso, los que fueron totalmente cancelados, y solamente despu�s de m�s de un a�o de esfuerzos continuos se logr� que el camino actual al observatorio fuera terminado. A mediados de 1970, pudo subir (por el nuevo camino todav�a en construcci�n) el primer "tr�iler" habitaci�n destinado a los trabajadores. Inicialmente, los astr�nomos viv�amos en tiendas de campa�a y los trabajadores en una caba�a de le�adores que los vaqueros hab�an construido. M�s adelante, a mediados de 1969, se termin� de habilitar la llamada "caba�a roja" para los astr�nomos y personal t�cnico y se construy� otra caba�a para los trabajadores. Durante los siguientes dos a�os, siendo Manuel Orona el responsable del observatorio, se adquieren varios "tr�ilers" habitaci�n para el personal.

PROSPECCI�N DEL LUGAR

La observaci�n de las estrellas y la adquisici�n de informaci�n climatol�gica continu�, como lo podemos apreciar si recordamos que en 1969 se construy� un telescopio llamado "doble haz"; adem�s se llevaron a cabe experiencias para determinar la altura de la "zona local de turbulencia" atmosf�rica. El trabajo en este observatorio interesaba a otras instituciones y es as� como el observatorio de Par�s mont� tambi�n, en 1969, el telescopio polar con el fin de evaluar la "calidad de la imagen" o la "cintilaci�n atmosf�rica" en el observatorio. Asimismo, el High Altitude Observatory de Colorado, EUA, instal� en el a�o de 1968 una celda solar para medir comparativamente la insolaci�n de ese lugar. En 1973, este mismo observatorio mont� un fot�metro que med�a el brillo del cielo, con lo que se pod�a evaluar si el sitio era adecuado para instalar un observatorio solar. Durante 1971 y 1972, el Instituto Tecnol�gico de California (CALTECH) hizo mediciones del ruido del cielo en el infrarrojo. V�ase al respecto el art�culo de �lvarez y Maisterrena (1977).

En todas estas acciones, el intercambio de ideas entre los astr�nomos fue reducido y se dio de manera muy informal, y aunque la informaci�n obtenida en estas campa�as de prospecci�n fue finalmente publicada en reportes t�cnicos o en revistas astron�micas, su importancia en las decisiones tomadas fue relativamente peque�a.

LOS PRIMEROS TRABAJOS ASTRON�MICOS

En 1970 se empez� la construcci�n de los edificios para los telescopios. Mediante un convenio de cooperaci�n, el telescopio fotom�trico de 150 cm de di�metro, cedido por la Universidad de Arizona, pasar�a a la UNAM, y directamente al Instituto de Astronom�a. La Universidad de Arizona podr�a utilizar parte del tiempo de observaci�n para sus propios trabajos. El Dr. Harold Johnson, de esa universidad, era el responsable del proyecto y con algunos estudiantes del instituto y de la universidad comenz� su trabajo de observaci�n a finales de ese a�o. Este telescopio es �nicamente un instrumento fotom�trico, a diferencia de la mayor�a de los telescopios que son de uso general, y con los que se pueden efectuar observaciones fotom�tricas, espectrosc�picas y fotogr�ficas.






Figura 1. Instalaci�n del espejo primario con di�metro de 150 cm.

Durante 1971, el doctor E. Mendoza, jefe del observatorio en esa �poca, y sus ayudantes, efectuaron observaciones fotom�tricas en el visible y el infrarrojo. Algunos astr�nomos y estudiantes reci�n egresados de la Facultad de Ciencias fueron contratados para trabajar en el observatorio, y, pr�cticamente sin elementos y casi sin direcci�n, intentaron llevar a cabo su labor. Analizando en retrospectiva, vemos que una situaci�n como �sta no iba a ser capaz de generar el grupo de trabajo acad�mico que se requer�a en el observatorio. Durante 1972 y 1973, los astr�nomos B. Mayer y Carlos Chavarr�a continuaron con sus programas fotom�tricos de observaci�n. Otros astr�nomos e investigadores que hicieron trabajo de observaci�n en estos primeros a�os fueron Walter Fitch, William Schuster, de la Universidad de Arizona, Enrique Daltabuit, Jos� Warman, Rafael Costero, Christine Allen, Estela de Lara y Luis Carrasco entre muchos m�s del Instituto de Astronom�a. El observatorio recibi� tambi�n la visita de varios astr�nomos extranjeros entre los que recordamos al profesor J. Rosch, a J. Stock, al doctor Gurzadian, etc�tera. Las observaciones fotom�tricas continuaron, y en 1973 el doctor H. Johnson integr� un grupo de trabajo con astr�nomos residentes en Ensenada. Los fot�metros utilizados han estado en servicio hasta la fecha y son los mstrumentos de mayor uso en el observatorio. En la actualidad, est�n siendo renovados y mejorados; adem�s se dise�aron y construyeron otros sistemas de medici�n que los sustituir�n en el futuro cercano.

A fines de 1971 se instal� la �ptica del telescopio de 84 cm de di�metro cuyo espejo fue dise�ado y construido en el propio instituto bajo la supervisi�n del doctor D. Malacara; la parte mec�nica se construy� en los Estados Unidos, con una montura similar a la utilizada en el telescopio de 150 cm. Este telescopio de 84 cm, que s� es de uso general, fue equipado para operar, adem�s de los fot�metros descritos, con un espectr�grafo, y ha sido tambi�n utilizado con otros instrumentos de medici�n, como por ejemplo un interfer�metro tipo Fabry Perot, un espectrofot�metro, c�maras fotogr�ficas directas, etc�tera.





Figura 2. Montaje del telescopio de 84 cm.


PERSONAL DE MANTENIMIENTO Y DE APOYO

El trabajo acad�mico en el observatorio ha estado determinado por la labor del personal de mantenimiento y de los operadores y mec�nicos, quienes han desarrollado su labor de manera sistem�tica y con elementos que en ocasiones distan mucho de ser los �ptimos para su trabajo. Algunas de las condiciones bajo las que se ha tenido (y se tiene) que trabajar son las siguientes:

a) Es necesario generar la electricidad para todo el sistema, la unidad habitacional del personal y las instalaciones cient�ficas. Es el personal adscrito al instituto el que se responsabiliza de esta tarea y, en situaciones de emergencia, ha tenido que resolver con ingenio y valor los problemas que se han presentado.

b) A los veh�culos del observatorio se les da mantenimiento y atenci�n en los propios talleres del observatorio.

c) Durante los primeros a�os de trabajo, el personal de apoyo, junto con los astr�nomos, permanec�a durante varias semanas en el observatorio y en muchas ocasiones era frecuente encontrar a todo el personal unido en la soluci�n de algunos problemas que todos recordamos, por ejemplo, apagar el incendio ocurrido en el verano de 1974 que destruy� varios cientos de hect�reas de pastos, o abrir caminos para salir del observatorio despu�s de una intensa lluvia como la de agosto de 1977, o marzo de 1979, cuando toda la pen�nsula sufri� los embates de la naturaleza con lluvias y nevadas intensas que obligaron a suspender las actividades durante algunos meses. En cada ocasi�n, podemos recordar hechos tristes y acontecimientos jocosos. Todos estos sucesos han dejado huella en los participantes y, en general, han contribuido a ir superando una a una las deficiencias en la operaci�n del sistema. Creemos que la historia de una instituci�n debe ser conocida por sus integrantes para evitar en lo posible la repetici�n de hechos que pudieran perjudicar o retrasar su desarrollo y la consecuci�n de sus objetivos.

d) En el equipo de apoyo debemos considerar tambi�n al personal de cocina y de intendencia, con sus asuntos y problemas que resolver, y que han formado parte importante en la operaci�n de la instituci�n. Las caba�as de tronco y lata de los primeros a�os han sido sustituidas por los actuales m�dulos de habitaci�n construidos entre 1973 y 1974.

e) El equipo de mantenimiento t�cnico se ha abocado a la tarea de mantener los sistemas astron�micos en operaci�n y los equipos auxiliares y sistemas de adquisici�n de datos. Una vez m�s, el personal responsable de esta tarea ha sabido cumplir con su cometido, a pesar del c�mulo de carencias que ha dominado el panorama. En 1974, el telescopio de 84 cm de di�metro fue cambiado de lugar; y tanto los astr�nomos como el personal de mantenimiento se unieron para llevar a cabo esta tarea.





Figura 3. Telesc�pio de 84 cm. de di�metro, durante los primeros a�os de trabajo.

f) Las actuales condiciones de vida y de trabajo en el observatorio no se asemejan en lo absoluto a las que imperaban durante los primeros a�os, y aunque es indudable el inter�s de las autoridades de la UNAM y del propio instituto para mejorarlas, la lucha de los trabajadores ha sido muy importante durante todo el proceso descrito.






Figura 4. Parte de las habitaciones que utiliza el personal que labora en el Observatorio.



INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD

Otro aspecto del observatorio que reviste gran importancia es la difusi�n de la cultura e investigaci�n, que son dos de los elementos fundamentales de la vida universitaria.

Cuando el Instituto de Astronom�a, en el a�o de 1968, tom� la decisi�n de montar el observatorio en Baja California, el panorama acad�mico que se presentaba en la pen�nsula no era muy halagador. La Universidad de Baja California, fundada en 1957, ten�a campus en Mexicali, Tijuana y Ensenada, y una escuela preparatoria en Tecate. En Ensenada, que resultaba ser el lugar con mejores perspectivas, se encontraba una escuela preparatoria de la UABC, la Escuela Superior de Ciencias Marinas, con una peque�a poblaci�n universitaria y un incipiente Instituto de Investigaciones Oceanol�gicas adscrito a la Escuela de Ciencias Marinas.

Por esos a�os se presenta una coyuntura estructural que es bien aprovechada y que, seg�n hemos visto, ha sido ventajosa para el desarrollo acad�mico de la regi�n. La descentralizaci�n de la ciencia, de la cultura y de la investigaci�n se empieza a sentir como una necesidad real del pa�s, y cuando el CONACYT toma la decisi�n de crear y apoyar centros aut�nomos de investigaci�n en la provincia se propone la formaci�n de un centro de apoyo a la astronom�a en Ensenada. Las condiciones reales de la regi�n, con antecedentes bien cimentados en oceanograf�a y con perspectivas muy amplias en geof�sica y geolog�a, condujeron a la creaci�n del CICESE,4 en septiembre de 1973. Este nuevo centro ha brindado un apoyo adecuado al observatorio, permitiendo el uso de sus instalaciones, sus sistemas de apoyo acad�mico, su centro de c�lculo, su biblioteca, y con frecuencia otros servicios e instalaciones; sobre todo, ha fortalecido el crecimiento de una poblaci�n acad�mica activa indispensable para el trabajo de investigaci�n en el observatorio.

Como se se�al� anteriormente, en 1973, el doctor H. Johnson, junto con otros astr�nomos que se instalaron en la ciudad de Ensenada, integr� un grupo de trabajo en el campo de la fotometr�a y el desarrollo instrumental. A fines de 1974, parec�a que la idea con que hab�a sido concebido el observatorio por sus iniciadores estaba en v�as de realizarse. Este sentir hizo posible que en mayo de 1975 la Asociaci�n Astron�mica del Pac�fico celebrara su congreso anual en Ensenada, con la asistencia y participaci�n de numerosos astr�nomos mexicanos y estadounidenses. En ese tiempo se inician los tr�mites para la compra y construcci�n de un local que albergue el centro de apoyo de Ensenada. Desafortunadamente, los acontecimientos superan a las perspectivas y, al cabo de unos pocos meses, este primer grupo de astr�nomos residente en Ensenada se desmembr�, con lo que se inici� una �poca de comunicaci�n m�nima entre los investigadores de Ensenada y los de la ciudad de M�xico. Durante varios a�os, Ensenada y San Pedro M�rtir fueron vistos simplemente como una estaci�n de observaci�n astron�mica, cancel�ndose la relaci�n acad�mica entre el personal de la ciudad de M�xico y el de Ensenada. Obviamente, a los que hemos trabajado por enriquecer la vida acad�mica, de investigaci�n y cultura en esta ciudad, este aspecto incompleto no nos resultaba satisfactorio.

El gobierno mexicano, con el fin de facilitar y apoyar los esfuerzos de la universidad, el 12 de febrero de 1975 por medio de un decreto presidencial, declara "de inter�s p�blico la conservaci�n y restauraci�n de la riqueza forestal de las monta�as de San Pedro M�rtir en Ensenada, que aseguren el desarrollo normal de la investigaci�n astron�mica, geogr�fica y dem�s disciplinas afines que lleva a cabo la UNAM en dicho lugar". Es al propio instituto y a la universidad a las que corresponde generar el esfuerzo capaz de mantener esta investigaci�n, as� como de superarla constantemente. De esta forma, la docencia y la difusi�n cient�ficas vinieron a ocupar parte de la actividad del personal acad�mico en Ensenada, as� como la de algunos astr�nomos que durante cortas estad�as en la ciudad dictan pl�ticas en la Escuela de Ciencias Marinas y en la preparatoria. Se Organizan algunos ciclos de conferencias, como las "Jornadas Einsteinianas" al celebrarse el centenario del nacimiento de Albert Einstein, o un ciclo sobre el "Origen y Evoluci�n del Universo". Adem�s, con profesores de la Universidad de Baja California y con investigadores del CICESE, participamos en la fundaci�n de la carrera de f�sica en la Universidad Aut�noma de Baja California, con la que actualmente se mantiene una estrecha relaci�n acad�mica.5

EL MOMENTO ACTUAL

Las necesidades de investigaci�n cient�fica en el campo de la astrof�sica han obligado al instituto a satisfacer nuevos requerimientos y, por ello, desde que se inician los trabajos del Observatorio Astron�mico Nacional, se intenta contar con los instrumentos adecuados para poder competir en el �mbito internacional. En 1974, el instituto obtiene los recursos suficientes para la construcci�n de un telescopio de 2.12 metros de di�metro y se inicia de inmediato su dise�o y construcci�n. El dise�o de la parte mec�nica del telescopio es realmente una innovaci�n; se realiz� bajo la supervisi�n del ingeniero Jos� de la Herr�n, del propio Instituto de Astronom�a. La obra negra del edificio se inicia en 1976 y en septiembre del mismo a�o se realizan las pruebas de control de movimiento y guiado del telescopio en los talleres de la f�brica constructora. A fines de noviembre, la parte mec�nica del instrumento (sin el espejo primario) queda finalmente instalada en su edificio del observatorio de San Pedro M�rtir, pero por motivos econ�micos as� como meteorol�gicos (comenzando por los ciclones del mes de septiembre de 1976 y las intensas lluvias y nevadas de otros a�os), se produce un retraso enorme en la terminaci�n de este proyecto. Recordamos, por ejemplo, que a principios de 1978 las lluvias y nevadas en todo el estado provocaron una situaci�n de emergencia que alcanz� tambi�n al observatorio. Su personal tuvo que ser evacuado por helic�pteros de la Guardia Costera de los Estados Unidos que estuvieron auxiliando al gobierno del estado en el rescate de damnificados y la evacuaci�n de zonas afectadas.






Figura 5. Construcci�n del edificio que alberga el telesc�pio de 2.12 m de di�metro.




Figura 6. Instalaci�n de la c�pula.

A fines de 1978, la direcci�n de obras de la UNAM retom� el proceso de terminaci�n y mejoramiento de las construcciones del observatorio y, nuevamente por motivos climatol�gicos, en marzo de 1979 el personal del observatorio tuvo que ser rescatado con helic�pteros y por tierra. Sin embargo, despu�s de que los caminos de acceso fueron reabiertos, se pudo trasladar en junio de 1979 el espejo primario desde la f�brica en Tucson, Arizona, hasta el observatorio y, finalmente, de acuerdo con un informe de Jos� de la Herr�n, la noche del 14 de julio de 1979, con la consola de guiado y control dise�ada y construida en el taller de electr�nica del propio instituto, se pudieron efectuar las primeras pruebas �pticas del telescopio.







Figura 7. Inauguraci�n del Observatorio Astron�mico Nacional de San Pedro M�rtir, Baja California Norte.





Figura 8. Instalaci�n del espejo de 2.12 m de di�metro.

Durante el resto del a�o todas las instalaciones del observatorio fueron remodeladas y el 16 de septiembre de 1979, con motivo de las festividades de los 50 a�os de la autonom�a universitaria, se hace la inauguraci�n oficial del telescopio de 2.12 metros, as� como de las construcciones y telescopios en uso desde a�os atr�s.



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Figura 9. El telescopio en operaci�n.






Figura 10. Vista a�rea de las instalaciones del Observatorio Astron�mico Nacional localizado en la Sierra de San Pedro M�rtir, Baja Califonia. En primer t�rmino, el telescopio de 2.12 m; le siguen el de 84 cm y el de 150 cm. Al fondo, el antiguo edificio del telescopio de 84 cm, actualmente ocupado por un peque�o telescopio de 35 cm de di�metro.

Para concluir este recuento, queremos mencionar que en octubre de 1980 se inaugura el edificio del observatorio en Ensenada, y el telescopio de 150 cm de di�metro, en uso desde 1971, es dedicado a la memoria de su promotor, el Dr. Harold Johnson, quien durante toda su vida mostr� un gran entusiasmo, optimismo y vitalidad.

Esperamos ser capaces de apreciar que en esta primera d�cada del Observatorio Astron�mico Nacional en Baja California se han sentado las bases de una instituci�n dedicada a la investigaci�n b�sica. El camino por recorrer apenas se ha iniciado en este lugar. Como se ha se�alado en otras ocasiones, "la astronom�a es la ciencia m�s antigua de la historia del hombre y, sin embargo, es la ciencia que impulsa y abre nuevos derroteros al futuro de la humanidad".

BIBLIOGRAF�A

�lvarez, M., y J. Maisterrena, Revista Mexicana de Astronom�a y Astrof�sica, 2, 43, 1977.

Mendoza, E. Bolet�n de los Observatorios de Tonantzintla y Tacubaya, 6, 95, 1971.

Mendoza, E., Mercury 1, 9, 1973.

—, J. Luna, y T. G�mez, Bolet�n de los Observatorios de Tonantzintla y Tacubaya, 6, 215, 1972.

NOTAS

1 El Observatorio Astron�mico Nacional, fundado en 1878, estuvo instalado por más de 60 a�os en la villa de Tacubaya, de la ciudad de M�xico.

2 En 1929, el observatorio fue entregado a la UNAM. En 1967, el Consejo Universitario cre� el Instituto de Astronom�a, al que qued� integrado el Observatorio Astron�mico Nacional.

3 Noches en que la obscuridad del cielo y la tranquilidad y transparencia de la atm�sfera permiten observaciones de alta precisi�n.

4 Centro de Investigaci�n Cient�fica y Educaci�n Superior de Ensenada, creado por decreto presidencial.

5 Los cursos de la carrera de f�sica se iniciaron el 1� de agosto de 1978. �sta fue formalmente reconocida por el consejo Universitario de la UABC en su sesi�n del 18 de noviembre de 1978.

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