PRESENTACIÓN

Shahen Hacyan Saleryan es un joven y distinguido científico mexicano de ascendencia armenia. Sus padres son artistas, por lo que bien se puede decir de él, de acuerdo con el dicho español, que su talento como astrofísico teórico y literario no lo hurta sino lo hereda y, además, lo trabaja.

Hacyan realizó sus estudios de física, hasta el nivel de licenciatura, en la Universidad Nacional Autónoma de México y posteriormente obtuvo el doctorado en física teórica (especialidad en partículas elementales) en la Universidad de Sussex, Inglaterra. A partir de 1973 ha sido investigador científico de tiempo completo en el Instituto de Astronomía de la UNAM.

Aparte de su labor docente en la Universidad de México —en donde ha impartido cursos de mecánica cuántica, electromagnetismo, relatividad, física teórica, astrofísica relativista en la Facultad de Ciencias— ha dirigido varias tesis de licenciatura y de doctorado, publicando a la vez libros y folletos que incluyen, desde 1968, incluidas sus tesis de licenciatura y de doctorado, 28 trabajos de investigación cuyo tema más constante es, por supuesto, la astrofísica teórica.

Reservado y relativamente silencioso sólo habla cuando tiene algo importante que decir. Sus colegas y alumnos lo escuchan con cuidado no exento de admiración. Su actitud de astrofísico teórico va cargada de un acento suave y me atrevería a decir que lleva siempre un mensaje seriamente poético.

El autor inicia este interesante libro de divulgación con las preguntas clásicas, motivadoras y angustiantes: ¿qué es el Universo? ¿tuvo principio y tendrá fin? ¿dónde están sus fronteras y qué hay más allá de ellas? Toda una filosofía natural está a prueba. Recuerda nuestra niñez, adolescencia, juventud y la edad madura. Se inicia desde el principio y no tiene fin. El hombre quiere, necesita conocer y entender. La respuesta final nunca llega. A una incógnita se engranan miles más y de este modo el conocimiento resulta una serie infinita. Cada vez más atrayente y complicada. Cada vez más bella y aparentemente sencilla. Cada vez más cercana y más lejana. Paradójicamente, mientras más sabemos más ignoramos.

Hacyan logra contagiarnos de una angustia cognoscitiva, nos da esperanzas y de modo armónico va presentando mitos, historias, hechos comprobados y dudas fundamentales. El sueño de los físicos contemporáneos sigue presente y actuante. Albert Einstein murió sin alcanzar la magia de darnos una teoría unificadora de las fuerzas gravitacionales y electromagnéticas. El reto persiste y la provocación intelectual se proyecta como signo inequívoco de la naturaleza infinita de la ciencia.

Hacyan nos conduce por el campo de la imaginación y de la duda. Como por un soberbio poema en donde la realidad alimenta lo inimaginable y lo mágico resulta indistinguible de un poderoso, lógico y alucinante hecho universal.

Así se nos presenta la historia del Universo: entre la poesía verdad y una tangible realidad, la físico-matemática más abstracta y la experimentación y observación de fenómenos sencillos o complejos. Cuando más se cree saber, mayores incógnitas surgen. Tal es el gran reto intelectual, vence la voluntad mejor forjada pero, a la vez, la excita para continuar por un camino inacabable.

GUILLERMO HARO
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