INTRODUCCI�N

�Qu� est� en todos lados, pero no lo podemos ver? �Qu� cosa nos puede atravesar de un lado a otro sin que nos demos cuenta? �Qu� nos puede curar, pero al mismo tiempo, nos puede matar? �Qu� nos llega desde millones de a�os luz de distancia? �Qu� puede proporcionar energ�a suficiente para encender un mill�n de focos? �Qu� requiere de un aparato de 60 km. de tama�o para producirlo? �Qu� nos aporta datos sobre lo m�s profundo de la materia? �Qu� nos puede ayudar a identificar cada uno de los �tomos de una substancia? �Qu� puede mostrar nuestros huesos sin quitarnos la piel? �Qu� nos permite guardar alimento fresco sin refrigerar? �Qu� mantiene encendido al Sol y las otras estrellas? �Qu� puede medir objetos de menos de un millon�simo de millon�simo de cent�metro?

Aunque parezca extraordinario, hay una respuesta �nica a todas las preguntas: la radiaci�n ionizante.

Como seres integrantes de la naturaleza, estamos perfectamente adaptados a la radiaci�n ambiental. Sin embargo, nos parece una cosa misteriosa porque no siempre comprendemos c�mo funciona. �Cu�ndo es una amenaza, cu�ndo la podemos tolerar? �Debemos rechazar, por su peligrosidad, todo lo que implica radiaci�n? �stas y muchas otras preguntas han surgido y se han contestado total o parcialmente en los cien a�os que la conocemos.

Se le han dedicado esfuerzos importantes en la mayor�a de los pa�ses, esfuerzos de investigaci�n b�sica, orientada y aplicada, de desarrollo tecnol�gico y de uso industrial. En consecuencia, se cuenta con un enorme acervo de informaci�n, el cual, bien empleado, puede redundar en un gran beneficio. De hecho la radiaci�n ya participa en nuestra vida cotidiana de maneras insospechadas, am�n de habernos provisto de importantes datos sobre la estructura de la materia y las leyes de la naturaleza.

Aunque su entendimiento a fondo y la habilidad para aprovecharla requieren por lo menos de una carrera profesional, no hay raz�n para que no se puedan conocer ampliamente algunas de sus caracter�sticas primordiales. �sta es mi raz�n fundamental para escribir este libro, esperando, por un lado, disipar dudas o aclarar conceptos err�neos que f�cilmente surgen en nuestro derredor y, por otro lado, tal vez despertar en algunos la curiosidad sobre un importante fen�meno, curiosidad que puede conducir, como en mi caso, a una trayectoria de investigaci�n llena de sorpresas y satisfacciones.

En treinta a�os de trabajo en f�sica nuclear, aplicaci�n t�cnicas nucleares y f�sica de superficies, he tenido que ver con radiaciones de todos tipos: part�culas alfa y beta, rayos gamma, protones, neutrones, iones pesados, electrones y rayos X. Las he hecho incidir en metales puros y aleaciones, en pel�culas delgadas, en polvos, en cristales perfectos, en elementos y compuestos, en superficies limpias y erosionadas, en semiconductores, en pl�sticos, en vidrios, en concreto y madera, en telas, en alimentos, en muestras arqueol�gicas y geol�gicas, en monedas y hasta en el extensible de mi reloj. Con ellas he medido niveles energ�ticos de n�cleos, he visto la estructura cristalina de s�lidos, he medido pel�culas m�s delgadas que las que se pueden ver en cualquier microscopio, he localizado impurezas dentro de s�lidos, he creado nuevos materiales, he limpiado superficies..., en fin, he hecho toda una gama de experimentos, en cada uno de los cuales me he encontrado con novedades. La radiaci�n, sin ser misteriosa, tiene un atractivo muy especial por sus caracter�sticas.

Veamos la radiaci�n, defin�mosla, mid�mosla, apliqu�mosla y entend�mosla.

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