XXVIII. LA COSMOLOG�A Y EL MONOPOLO

SI se piensa en esos monopolos, tan pesados como un ser vivo microsc�pico, viajando por una galaxia, podemos imaginar varios efectos interesantes. La galaxia produce un campo magn�tico d�bil, cien mil veces menor que el campo magn�tico terrestre, el cual se debe a la circulaci�n en grande de part�culas el�ctricamente cargadas. En ese campo magn�tico, por muy d�bil que sea, un monopolo ser�a acelerado hasta energ�as muy altas, aunque a velocidades relativamente peque�as, tal vez iguales a un mil�simo de la velocidad de la luz; esto �ltimo se debe a que el monopolo es mucho muy pesado, tanto como 1016 protones, casi el tama�o de una de esas amibas que nos causan infecciones intestinales. La gran energ�a que adquiere el monopolo, debe salir de alg�n lado; la chupa del campo magn�tico de la galaxia, que as� ir�a decreciendo hasta desaparecer. Si hubiera muchos monopolos, el campo magn�tico de la galaxia habr�a ya desaparecido. Pero el caso es, como bien lo saben los astr�nomos, que este campo existe. As� obtenemos una cota superior para el n�mero de monopolos que hay en la galaxia en un momento dado.

Otra idea sobre la poblaci�n de monopolos en el Universo est� relacionada con la masa invisible que hay en �l. Los cosm�logos se preguntan si el Universo continuar�a expandi�ndose, como hoy lo hace, o bien si la expansi�n se detendr�a para despu�s colapsarse. La respuesta a esta crucial pregunta sobre el destino del Universo est� �ntimamente ligada a cu�nta masa contiene. La masa que vemos, al ser la de objetos que radian luz, como por ejemplo una estrella, no basta para detener la expansi�n del Universo. Por ello se plantea la cuesti�n de la materia faltante.

Uno de los candidatos para llenar ese hueco y proveer la materia invisible faltante es el neutrino. (La historia del neutrino se remonta a los veintes, cuando se descubri� que el n�cleo emit�a part�culas beta —que no son otras que electrones veloces— en aparente contradicci�n con la conservaci�n de la energ�a. En 1931 Pauli sugiri� que en esta desintegraci�n, causada por la interacci�n d�bil, adem�s del electr�n se emit�a otra part�cula, sin carga y muy ligera, acaso de masa cero. El gran f�sico romano Enrico Fermi la bautiz� con el diminutivo italiano de neutr�n: as� entra en la f�sica el neutrino. Sin carga y muy ligero, el neutrino es dif�cil de detectar; la prueba experimental directa de que existe sobrevino 25 a�os despu�s del trabajo de Pauli, cuando se le encontr� mediante un complicado experimento en una planta nuclear.) Pues bien, si los neutrinos tienen algo de masa, por peque�a que �sta sea, pueden contribuir de manera significativa a la masa del Universo, porque lo llenan con una densidad grande, del orden de un mill�n de neutrinos por cent�metro c�bico.

Otro candidato para llenar el faltante de masa es el monopolo magn�tico, pues radia muy poco y ser�a invisible. Sin embargo, como el monopolo es tan pesado, no podr�a haber muchos de ellos. Se estima que menos de uno por cada 1015 protones. Aqu� surge un dilema, pues la gran teor�a unificada y las ideas cosmol�gicas usuales predicen que, m�s bien, deber�a haber un monopolo por cada prot�n. La salida al dilema estar�, quiz�s, en que se ha subestimado el proceso de aniquilaci�n monopolo-antimonopolo y que por eso la densidad de cargas magn�ticas es hoy mucho menor.

En todo caso, las nuevas teor�as unificadas y su repercusi�n cosmol�gica han generado un nuevo inter�s en el monopolo, y nuevos experimentos se han llevado a cabo.

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