XXIX. LOS NUEVOS EXPERIMENTOS

AJUSTANDO las teor�as de part�culas elementales o las teor�as cosmol�gicas, se lleg� al siguiente l�mite para la poblaci�n del monopolo: debe haber al menos uno por cada 10²⁰ protones. Con esta densidad, deber�an llegar a cada kil�metro cuadrado de la superficie terrestre unos cuantos monopolos (200 ser�a una cota m�xima) cada a�o. Aunque este flujo de monopolos es peque�o, experimentadores armados de gran paciencia y de finos aparatos de detecci�n podr�an encontrar un monopolo. Descubrirlo ser�a tan importante como lo fue en su tiempo el hallazgo del positr�n, la otra interesant�sima predicci�n del gran Dirac.

Se disponen, pues, los f�sicos experimentales a inventar detectores para esas part�culas, lentas y pesadas, que acarrean una carga magn�tica. Desgraciadamente, no se sabe con exactitud c�mo afectar�a a la materia, al atravesarla, ese monopolo superpesado. No estamos seguros de que ionizar� fuertemente, a diferencia de lo que har�a el viejo monopolo de Dirac. De lo que s� estamos ciertos es que el detector deber� ser enorme. Varios intentos en esta direcci�n, basados siempre en el poder ionizante del monopolo, han fallado hasta ahora porque los detectores no son suficientemente sensibles. Se requieren aparatos que lo sean al menos 10 000 veces m�s que los actuales.

Por ello se ha buscado un camino diferente, que no se base en la ionizaci�n, sino en otras propiedades del monopolo. Por ejemplo, al perturbar la materia, la carga magn�tica producir�a pulsos ac�sticos, que podr�an detectarse. Sin embargo, para registrar esta se�al y distinguirla del ruido t�rmico de fondo, se requiere enfriar el detector para que su temperatura sea apenas unos mil�simos de grado arriba del cero absoluto. Ya que el detector debe ser grande para pescar monopolos, el problema t�cnico para construirlo es enorme, imposible de resolver por medio de la tecnolog�a actual. Un m�todo diferente se basa en la interacci�n del monopolo magn�tico y un anillo superconductor, como en el experimento de Cabrera.