I. EL ALTRUISMO Y DARWIN

DE CUANDO en cuando el nombre de Darwin vuelve a ser noticia en los diarios. Los culpables son algunos individuos que han sobrevivido con mentalidad dieciochesca, como eslabones perdidos de alg�n cap�tulo de La Comedia Humana. Nuestros tristes reaccionarios se dan en M�xico y en otras latitudes, confunden al vulgo y escandalizan a los hombres de ciencia de buena fe. Aunque el esc�ndalo no lo causan por discutir el modelo darwiniano, ni mucho menos.

Como toda genuina contribuci�n cient�fica, la teor�a de la evoluci�n por medio de la selecci�n natural se encuentra bajo constante cr�tica cient�fica. Se ha pasado as� del darwinismo al neodarwinismo y al neoneodarwinismo. En la ciencia el revisionismo es una virtud y el dogmatismo un pecado capital. Uno de los puntos que se ha puesto a discusi�n es la competencia entre altruistas y ego�stas. Cuando chicos, a todos se nos antoj� ser h�roes o campeones. Aquiles, Tarz�n, Napole�n, el Santo y todos los dem�s miembros del pante�n de h�roes infantiles son individuos valerosos, pero poco altruistas. El verdadero altruismo tiene siempre un tanto de martirio y nuestro ego�smo innato (o asimilado) nos lo hace poco atractivo. Sin embargo, el altruista, que pone en peligro su vida para asegurar la supervivencia de su familia o grupo social, pese a estar desapareciendo de la especie humana contempor�nea, tiene su lugar en muchas especies animales "inferiores".

Pero �qu� tienen que ver los m�rtires con Darwin? Pues que el h�roe altruista se sacrifica por un grupo y Darwin supuso que la selecci�n act�a s�lo sobre los individuos, suposici�n que se mantiene en la teor�a moderna: es el individuo mejor dotado en sus genes el que transmite su ventaja a sus descendientes. En apariencia, esto le dar�a la delantera al c�nico y al ego�sta, y condenar�a a los gen�ticamente altruistas al exterminio. Esta conclusi�n se demostr� falsa por demasiado ingenua. De hecho existen especies de aves en las que el altruismo de los padres es m�s la regla que la excepci�n. Gilpin, en su libro Group Selection in Predatory-Prey Communities, y Wilson, en la revista de la Academia de Ciencias de los EU, han propuesto dos modelos distintos que muestran, uno independiente del otro, que no s�lo los grupos menos ego�stas tienden a predominar (lo que es obvio), sino que el n�mero relativo de altruistas en una poblaci�n tiende a aumentar. Y esto sin violentar la acci�n de la selecci�n sobre los individuos.

De manera que podemos vivir tranquilos sabiendo que la selecci�n natural condena al exterminio a las sociedades o grupos donde predominen los ego�stas. Lo que quita el sue�o es pensar si la raza humana no se encuentra ya cerca de tal situaci�n.

�ndiceAnteriorPrevioSiguiente