LXV. PABLO ERDÖS

YA EN otras p�ginas mencionamos a Pablo Erd�s. Considerado por muchos como uno de los m�s grandes matem�ticos contempor�neos, Erd�s tiene una personalidad que se presta para la an�cdota: sin lugar fijo de residencia, sin familia y sin empleo permanente, se dedica �ntegra y totalmente a las matem�ticas; vive deambulando por las universidades del viejo y del nuevo mundo, pernoctando en casa de colegas —dicen por ah� que quien no ha recibido a Erd�s en su casa no es realmente un matem�tico— y sin tener otra propiedad que la ropa que lleva puesta. Inclusive se las ingenia para escapar de las obligaciones m�nimas de pagar cuentas e impuestos: las primeras las paga el matem�tico Ronaldo Graham, de los Laboratorios Bell, con el dinero que le pagan a Erd�s por las conferencias que dicta, y los segundos los calcula Daniel Kleitman del MIT. Muy prol�fico como autor, ha publicado m�s de 700 trabajos en una variedad de �reas matem�ticas, algunas de las cuales se originaron con sus investigaciones.

La devoci�n por su ciencia no le impide a Erd�s interesarse e informarse de asuntos pol�ticos, sociales, culturales y de otras ciencias. De hecho, durante muchos a�os le fue negada la visa de entrada a los EU debido a su apoyo moral y pecuniario a muy diversos movimientos pol�ticos. Pero aun en otros asuntos, Erd�s no puede evitar ser anecd�tico; un amigo suyo cuenta que una vez encontr� a Erd�s enfrascado en una partida de ajedrez con un colega, y que mientras �ste, gran ajedrecista, estudiaba su jugada, Erd�s le�a con aparente atenci�n una enciclopedia de medicina. Cuando su amigo le pregunt� sobre el libro, Erd�s le contest�: "por favor, no me interrumpas, que estoy probando un teorema".

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