LXXIII. BIOLOG�A Y SOCIEDAD
L
A POL�MICA
acerca de la influencia biol�gica sobre las sociedades humanas es la forma moderna de la gran discusi�n que comenz� con Carlos Darwin. Pero 100 a�os no han pasado en vano. Los actores han cambiado y la trama se ha complicado. Parad�jicamente, los herederos de la m�s pura mentalidad reaccionaria que anta�o se levant� con vehemencia en contra de la teor�a darwiniana son hoy ac�rrimos defensores del determinismo biol�gico y evolucionista en el comportamiento social e individual del hombre. Por su parte, quienes hace 100 a�os recibieron con benepl�cito las ideas de la evoluci�n de las especies, y las defendieron, cuentan con sucesores que niegan toda injerencia biol�gica �materialista! sobre la sociedad. La transmutaci�n no deber�a sorprender tanto a los que han visto un partido comunista defender la libertad sindical y al partido de derecha abogar por la justicia social. Esta caracter�stica camale�nica no es novedad entre pol�ticos ni entre cient�ficos.La lecci�n por aprender, en el caso de las teor�as cient�ficas, es distinguir cu�ndo se toma partido por motivos extracient�ficos y cu�ndo no. En la discusi�n sobre las relaciones biolog�a-sociedad, la trama se enred� con la aparici�n de un buen n�mero de libros que pretenden popularizar conceptos e ideas de la antropolog�a y la etolog�a. Con autores salidos de los foros de Broadway, como Roberto Ardrey, o de un cub�culo universitario, como el mism�simo Conrado Lorentz, han aparecido La g�nesis africana, Agresi�n, El mono desnudo, El zool�gico humano y muchos otros con la caracter�stica com�n de evitar el rigor cient�fico. Para colmo, Eduardo Wilson cometi� igual pecado en el �ltimo cap�tulo de Sociobiology, despu�s de haberlo evitado virtuosamente durante los 26 primeros.
Roberto Martin, investigador de la Sociedad Zool�gica de Londres, llev� un aire de sensatez a la discusi�n del asunto: "El hombre no es una cebolla; no puede uno simplemente pelar sus capas de cultura para descubrir en su interior a un hom�nculo biol�gico." Pero aun si el comportamiento humano no tuviera una contribuci�n biol�gica, "�ste debe haber evolucionado y su evoluci�n explicarse". La historia y la evoluci�n, la biolog�a y la cultura son, al igual que antes el cuerpo y el alma, parte del mismo fen�meno.