LXXXIV. RUIDO PARA LA TARTAMUDEZ

TODOS aprendimos la historia de que Cicer�n, magn�fico orador, era tartamudo. Tambi�n recordamos la an�cdota acerca de la manera en que el mismo Cicer�n correg�a su defecto de dicci�n: meti�ndose varias piedrecillas a la boca. Quien haya tratado de hablar con piedras en la boca —sea tartamudo o no— sabe lo dif�cil que es darse a entender as�, y el riesgo que se corre de romperse la dentadura.

Para encontrar una manera m�s eficaz y segura de corregir la tartamudez, en los casos que sea intratable por otros medios, una compa��a brit�nica aprovech� un fen�meno conocido: cuando un tartamudo se ve obligado a hablar en un ambiente muy ruidoso —como cerca de una catarata— frecuentemente lo hace con buena dicci�n. Como ser�a en suma inc�modo para el tartamudo y sus oyentes el que deambulara con un radio o tocacintas a todo volumen, la Universidad de Edimburgo desarroll� un dispositivo llamado Edinburg Masker, el cual hace llegar un ruido al o�do del paciente —mediante un auricular— para enmascarar su propia voz. El ruido se genera �nicamente cuando el paciente habla y es generado por su misma voz. El anuncio del admin�culo informa que se ha logrado gran mejor�a en 9 de cada 10 pacientes... aunque no aclara si acaban hablando a gritos.

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