VI. ZOOPLANCTON PERMANENTE Y ZOOPLANCTON TEMPORAL

CASI todas las especies animales que viven en el oc�ano son planct�nicas, ya sea en un estado de su ciclo vital o durante toda su vida.

Por lo tanto en el zooplancton se distinguen dos tipos de organismos: primero, aquellos que en todos los estados de su ciclo biol�gico, es decir desde que nacen hasta que mueren, viven formando parte del plancton, llamados en conjunto holoplancton o plancton permanente, grupo al que pertenece la mayor parte de las especies planct�nicas; segundo, los que s�lo pasan algunas etapas de su vida como formadores del plancton, generalmente la de huevos y larvas, o sea sus fases juveniles, y reciben el nombre de meroplancton o plancton temporal; �ste es el caso de los peces.

Los individuos que forman el holoplancton pertenecen a varios grupos de animales, siendo el primero de ellos el de los protozoarios, peque�os animales cuyo cuerpo consta de una sola c�lula que realiza todas las funciones fundamentales de los seres org�nicos y que puede estar dotada de delicados organoides de locomoci�n. Entre los protozoarios se distinguen varios grupos de organismos holoplanct�nicos: foramin�feros, radiolarios y tint�nidos.

Los foramin�feros se caracterizan porque su c�lula est� cubierta por una concha o caparaz�n, que tiene perforaciones por donde el animal saca prolongaciones celulares, los seud�podos o falsos pies, que van a formar una red con gran cantidad de peque�as granulaciones que son arrastradas, activamente, por las corrientes del citoplasma, tomando una forma caracter�stica de red granular llamada riz�podo o seud�podo granulorreticuloso; estas prolongaciones les sirven para capturar su alimento y para realizar peque�as migraciones.

Los foramin�feros solamente viven en el agua del mar, est�n ampliamente distribuidos en el oc�ano, especialmente en los mares tropicales y subtropicales. Se conocen m�s de mil especies que viven en la actualidad, adem�s de muchas otras f�siles.

La concha de los foramin�feros es una de las creaciones m�s bellas de la naturaleza y adopta, generalmente, la forma de un peque��simo caracol; puede medir desde unas d�cimas de mil�metro hasta varios cent�metros, como sucede en algunos f�siles que alcanzan 15 cent�metros de di�metro.

El caparaz�n puede presentar diferente composici�n: cuando el organismo es joven su cubierta es de quitina, pero posteriormente se complica; solamente en algunos casos pega a su superficie granos de arena o de mica, formando los caparazones arenosos o aglutinados; en otros, la quitina es sustituida por carbonato de calcio (esto es lo m�s frecuente), formando los calc�reos, y otras veces, generalmente las m�s raras, se cambia por s�lice, constituyendo los silicios.

La c�lula que forma el cuerpo de los foramin�feros tiene la propiedad de formar seud�podos, por lo que presenta el aspecto amiboideo. Su nutrici�n es heter�trofa y se alimenta de peque�os organismos como diatomeas y otros protozoarios. Se reproduce asexualmente por divisi�n m�ltiple y tambi�n pueden presentar procesos sexuales.

Entre los foramin�feros planct�nicos m�s difundidos y abundantes se encuentra el g�nero Globigerina, que recibe este nombre por presentar su concha formada por varias c�maras globulosas constituidas por carbonato de calcio que permiten que el animal flote. Cuando las globigerinas mueren, sus conchas se van a depositar en los fondos marinos formando capas de sedimento llamadas "cieno de glob�gerinas", en donde los esqueletos de estos foramin�feros representan el 30% de la totalidad de restos que se encuentran en ellos.

Existen acantilados enteros, como los de Dover en las costas del Canal de la Mancha, o rocas calizas como las de Tuxpan en Veracruz, compuestos principalmente de caparazones depositados durante millones de a�os.

Un gramo de piedra de globigerina contiene unos 100 mil caparazones, lo que proporciona una idea de la riqueza de estos foramin�feros planct�nicos. Actualmente se conocen cientos de especies de globigerinas, y continuamente se descubre alguna nueva.

El "barro de globigerinas", como tambi�n se designa a algunos de los sedimentos marinos, constituye una verdadera cr�nica hist�rica para la paleontolog�a y la oceanograf�a, pues aporta datos de c�mo vivieron en las diferentes eras por las que ha pasado la Tierra, y gracias a esto se pueden realizar las predicciones ecol�gicas con base en los conocimientos paleoecol�gicos. Entre otros datos, los foramin�feros pueden incidir en lugares donde se forman en las distintas �pocas los mantos petrol�feros, siendo su estudio muy importante para localizar dichos yacimientos.

El caparaz�n de los foramin�feros adopta formas muy diversas y es caracter�stica de cada especie de los g�neros Globigerina, Orbulina y Globorotalia. Su distribuci�n horizontal est� determinada principalmente por la temperatura del agua y la vertical por la presencia de material terr�geno en suspensi�n en el agua.

Los radiolarios constituyen un grupo de protozoarios riz�podos, es decir que se mueven por medio de seud�podos, exclusivamente marinos y principalmente planct�nicos; la mayor�a de ellos poseen un esqueleto perforado de belleza sorprendente, formado por s�lice que les da un aspecto de vidrio y que ofrece una extraordinaria variedad de formas. Su nombre lo deben a que sus finas prolongaciones del cuerpo o seud�podos se arreglan de manera radial y con ellas capturan su alimento y realizan desplazamientos verticales.



Figura 9. Radiolarios.



Estos animales abundan en las aguas de los mares fr�os; sin embargo, tambi�n se pueden encontrar en algunas playas de mares tropicales formando grandes dep�sitos, como en la arena de Playa Habana de Cuba.

Sus esqueletos constituyen un componente importante de los sedimentos del fondo, especialmente a profundidades de 2 000 metros o m�s, y en ciertas zonas forman un tipo de fondo denominado "barro de radiolarios", que se estima cubre el 5% de los fondos oce�nicos, como por ejemplo las famosas tierras de Tr�poli en Or�n, Sicilia, Zante, en el Mediterr�neo, y los dep�sitos de las Islas Kar Nikobar en el Oc�ano �ndico, que son mundialmente conocidas.

La c�lula que forma el cuerpo de los radiolarios se encuentra diferenciada en dos zonas: la externa, ectoplasma y corteza, y la interna, endoplasma o m�dula, divididas por el caparaz�n que en un principio es quitinoide y despu�s se impregna con s�lice. Los esqueletos generalmente tienen forma esf�rica y sus perforaciones son muy variadas; adem�s, del citoplasma pueden salir esp�culas quitinosas.

En el citoplasma presentan uno o varios nucleolos y forman los seud�podos sobre un eje citoplasm�tico que se localiza radial al cuerpo del animal, recibiendo el nombre de aux�podos; para flotar extienden su cuerpo sobre estos seud�podos aumentando su superficie y adem�s forman una serie de vacuolas, lo que las ayuda para mantenerse a flote.

Se nutren capturando diatomeas y otros animales peque�os, por medio de sus seud�podos. Se reproducen por divisi�n binaria o por segmentaci�n m�ltiple, siendo escasos los procesos sexuales descritos. Son muy abundantes en mares de latitudes fr�as y constituyen una importante fuente de alimento para los animales que comen plancton.

Su clasificaci�n se basa en las caracter�sticas de sus caparazones, siendo comunes los g�neros Podocystis, Thalassicolla sp., Lithomelisa sp., y se conocen cerca de 4 000 especies.

Un grupo muy parecido a los radiolarios, y que algunos autores consideran como parte de ellos, son los acantarios, que se caracterizan por un caparaz�n formado por sulfato de estroncio, muy abundantes en el plancton marino.

Los ciliados son un grupo de protozoarios que, durante toda su vida o s�lo durante las fases juveniles, presentan en la c�lula que forma su cuerpo una multitud de peque�os filamentos que parecen finas pesta�as, llamados cilios, que pueden estar localizados en todo su cuerpo o solamente en algunas regiones de �ste. Estos cilios les sirven como �rganos propulsores y para capturar su alimento.

Los ciliados constituyen el grupo de protozoarios de organizaci�n m�s compleja y m�s especializada, ya que sus organoides celulares se arreglan de manera semejante a los �rganos que forman los aparatos y sistemas de los animales pluricelulares.

Presentan dos tipos de n�cleos: uno grande o macron�cleo, que regula las funciones metab�licas del animal, y otro peque�o, el micron�cleo, que se encarga de la reproducci�n. Su nutrici�n es heter�trofa y su reproducci�n es por divisi�n binaria, aunque pueden presentar un proceso sexual caracter�stico llamado conjugaci�n.

Se han descrito unas 5 000 especies de ciliados, que se identifican principalmente por la distribuci�n de los cilios y de los organoides celulares. La mayor�a de ellos son de vida libre y pueden encontrarse en todos los medios acu�ticos.

Hasta hace poco tiempo, debido a que los procedimientos de colecta del plancton no lo permit�an, no se hab�a valorado la enorme importancia que tienen los ciliados en �l, ya que s�lo se ten�a estudiado un grupo de ciliados planct�nicos, el de los tint�nidos, que al presentar una cubierta se conservan en las redes de colecta.

Con los nuevos m�todos empleados en la actualidad se ha podido estudiar a una gran variedad de ciliados desnudos que viven en el plancton, encontr�ndose elevadas cantidades de organismos por volumen de agua analizada, hasta 12 mil individuos por litro, lo que indica el importante papel que desempe�an en las cadenas de alimentaci�n marinas.

Los tintinidos se mueven utilizando una multitud de finos cilios que rodean su cuerpo y que adem�s les sirven para la caza de su alimento, que generalmente son otros microorganismos del plancton. La c�lula que forma su cuerpo est� alojada en una cubierta de materia org�nica llamada testa o l�riga, que adopta la forma de tubo o de cuerno, a cuya superficie se adhieren algunos cuerpos extra�os, como granos de arena, mica o esp�culas de esponja.

La testa de los tint�nidos reviste formas y aspectos muy marcados, y a veces son de una elegancia que rivaliza con la de los radiolarios. Esta cubierta permite, por sus caracter�sticas, identificar a las especies. La pared de la l�riga puede ser sencilla como en el g�nero Anphorella o doble y gruesa corno en Favella.

La mayor�a de los tint�nidos son marinos y todas las especies, a excepci�n del g�nero Tintinnopsis que tambi�n vive en aguas dulces, pertenecen al plancton oce�nico o de alta mar; en casi todas las muestras s�lo se encuentran las l�rigas, por lo que se conoce poco de su biolog�a, aunque, en la actualidad, al poderlos cultivar, se est�n ampliando los conocimientos sobre ellos.



Figura 10. Tintinnopsis.



Entre los animales holoplanct�nicos pluricelulares, es decir los que tienen miles de c�lulas formando tejidos, �rganos, aparatos y sistemas que esructuran su cuerpo, seg�n el grado de evoluci�n que han alcanzado, se encuentra una gran diversidad de grupos, entre los que se pueden mencionar como los m�s comunes que viven en el plancton a los celenterados, los cten�foros, los crust�ceos, los moluscos y los quetognatos.

Los celenterados, tambi�n conocidos como cnidaria, est�n representados por unas 9 000 especies vivas, entre las que se encuentran las hidras, las medusas, las an�monas y los corales.

Los animales de este grupo se caracterizan por llevar unas c�lulas urticantes que producen la par�lisis de sus presas, y al hombre s�lo le causan un escozor en la piel.

Los celenterados son animales que pueden pasar toda su vida formando parte del plancton como las medusas, o fijos al fondo de los mares con formas m�s o menos arborescentes como los corales. Existen otros celenterados, los hidrozoarios, que tienen adultos fijos llamados p�lipos que forman colonias con individuos de caracter�sticas distintas seg�n la funci�n que realizan, y forma de medusa libre que flota en el plancton y se encarga del proceso de reproducci�n sexual.

Las medusas, por lo tanto, representan s�lo la fase reproductora de los hidrozoarios, aunque tambi�n suelen ser los individuos adultos de otro grupo de celenterados, el de los escifozoarios. Estas medusas logran su flotaci�n adquiriendo la forma de "paraguas" o "paraca�das"; toman el aspecto de sombrerillos vivientes, transparentes y policromadas estructuras que nadan majestuosamente merced a los reposados y r�tmicos movimientos de contracci�n de la sombrilla.

Su cuerpo est� formado esencialmente por el agua, hasta el extremo que �sta alcanza una cifra aproximadamente igual al 98% del peso total del animal. El organismo se encuentra materialmente "disfrazado de agua de mar", pero con formas tan bellas que ni la fantas�a podr�a imaginar, adornando su cuerpo con una serie de filamentos llamados tent�culos suavemente prolongados y delicadamente ondulados. Algunos bi�logos que han analizado el cuerpo de las medusas que tienen un peso de 6 kilogramos, apenas han obtenido 10 gramos de materia org�nica, ya que el resto est� formado por agua.



Figura 11. Medusa.



Este hecho no ha pasado inadvertido para los pescadores, que no han visto otra cosa que agua en la masa gelatinosa que forma la mayor parte de la sombrilla y la llaman en algunos lugares aguamar y en otros aguamala, aludiendo este �ltimo nombre al escozor violento que producen en la piel del hombre. En muchas playas abundan ciertas medusas, provistas de innumerables tent�culos que forman una enmara�ada cabellera urticante, azote de ba�istas.

A pesar de que las medusas son muy temidas por los animales marinos que huyen de ellas por las lesiones que les producen y que en ocasiones les llegan a causar la muerte, pueden asociarse a algunos organismos con los que extreman su benevolencia, ya que contra ellos dejan inactivas sus bater�as urticantes, y no s�lo no les producen da�o alguno, sino que los defienden de sus adversarios que no se acercan por temor a la acci�n de las medusas; en otras ocasiones estos organismos asociados llegan a adquirir inmunidad contra la toxina de la medusa.

Tal es el caso de algunos pececillos del tipo de los jureles, que nadan entre sus tent�culos sin que les pase nada y aprovechan los restos de la comida de su nodriza, que es carn�vora y voraz comedora de huevos y larvas de peces; adem�s de estos peces pueden vivir asociados de manera semejante algunos peque�os cangrejos.

Las medusas han merecido la observaci�n atenta de los naturalistas de todas las �pocas. A los antiguos no dej� de llamarles la atenci�n su forma pausada de nadar y creyeron ver en estos animales el medio de que se val�an las aguas del mar para respirar y "pulmones marinos" o" pulm�n de mar" fue el nombre con que las designaron.

Su estudio se ha desarrollado y en la actualidad se han descrito 900 especies del grupo de los escifozoarios como Aurelia aurita, que se reconoce f�cilmente porque en su sombrilla destacan cuatro sacos g�stricos de color que va del rojo amarillento al morado.



Figura 12. Aurelia aurita.



Otras medusas comunes en el plancton marino son Liriope, Chrysaora, Rhopalonema, Pelagia, que abundan en aguas costeras a finales del verano y tambi�n en el oto�o, �poca en que alcanzan su madurez sexual.

Dentro de los celenterados planct�nicos tambi�n se encuentran a los sifon�foros, colonias flotantes que viven en los mares c�lidos y templados que poseen un flotador lleno de gases, de forma muy caracter�stica y elegante, y pueden presentar colores llamativos. De este flotador cuelgan filamentos largos en donde se encuentran los individuos que constituyen la colonia, los cuales cambian de forma y estructura seg�n la funci�n que desarrollen, ya que unos est�n encargados de capturar las presas, otros de la defensa y otros m�s de la reproducci�n. Los filamentos son contr�ctiles y, a veces, se pueden alargar alcanzando algunos metros en sentido vertical abajo del flotador; con estos filamentos abrazan a sus presas para obtener alimento y el contacto con ellos produce reacciones, a veces muy intensas, de escozor en la piel humana.

Entre estos sifon�foros se encuentra el g�nero Physalia o fragata portuguesa, cuyo flotador es alargado, visible, a veces muy pomposo, y en ocasiones coloreado; y el g�nero Velella, en el que el flotador adopta la forma de una l�mina triangular que sobresale de las aguas, a modo de vela de un peque�o barco; esta vela act�a como tal para aprovechar la brisa y desplazarse.



Figura 13 (a). Sifon�foro Physalia.





Figura 13 (b). Sifon�foro Velella.



Las toxinas descargadas por las c�lulas urticantes de los sifon�foros hacen a los miembros de este grupo sumamente peligrosos, incluso cuando est�n fuera del agua.

Desde el punto de vista de la econom�a de los mares, los celenterados representan un grupo consumidor por naturaleza, ya que son devoradores de plancton y a veces de necton y ellos no sirven de alimento a otras especies. La voracidad de estos organismos se puede observar al encontrar medusas con la boca y el manubrio completamente deformados por contener gran cantidad de alimento, como cientos de cop�podos.

Los cten�foros, tambi�n llamados "farolitos de mar", abundan de manera extraordinaria en el plancton, tanto de los mares como de las lagunas litorales. Su cuerpo es m�s o menos esf�rico y poseen ocho series longitudinales de �rganos de locomoci�n parecidos a peque�os peines o peinetas y llamados "tenes"; de esta caracter�stica se deriva el nombre del grupo. Tienen un par de tent�culos largos con los que capturan sus presas. El nombre de farolitos de mar lo reciben porque durante la noche producen bioluminiscencia, y con su cuerpo esf�rico o en forma de campana semejan un farol.

Estos animales tambi�n son voraces comedores de plancton y compiten fuertemente con otros individuos del mar. Debido a su gran voracidad reducen r�pidamente las poblaciones de sus presas, originando a trav�s de los a�os una relaci�n inversa entre el n�mero de Calanus, cop�podo del plancton, y el de cten�foros, ya que cuando �stos son abundantes disminuye el n�mero de cop�podos y por la transparencia de su cuerpo se puede observar su intestino lleno de estos animales. Frente a las costas de Nueva Inglaterra son una amenaza para los huevos y larvas de bacalao.

Se conocen alrededor de 80 especies de cten�foros, todas ellas marinas, con distribuci�n cosmopolita; la mayor�a son peque�as y miden de cinco a diez cent�metros, como los g�neros Pleurobranchia y Ber�e; sin embargo, algunos como el g�nero Cestus, llamado "cintur�n de Venus" que comprime su cuerpo en sentido lateral aparentando una cinta gelatinosa, pueden medir de uno a dos metros de longitud.

La mayor�a de los cten�foros se encuentran en mares c�lidos; s�lo tres especies se han localizado en los mares �rticos y septentrionales y otras tres en los mares profundos. Esta distribuci�n cambia seg�n la variaci�n de temperatura y muchos de ellos emigran desde la superficie hacia las profundidades y de nuevo a la superficie con el cambio de las estaciones.



Figura 14. Cten�foros.



Entre los helmintos o gusanos son pocas las formas holoplanct�nicas que existen. La mayor�a de ellos habita en los fondos oc�anicos. Sin embargo, existen algunos g�neros cuyo estado adulto forma parte del zooplancton.

Los nemertinos son gusanos de cuerpo aplanado en sentido dorsoventral, provistos de una trompa que lanzan para atrapar su alimento y de los que se conocen 600 especies, siendo la mayor�a marinos; generalmente viven en el fondo enterrados en la arena, el limo o bajo las piedras, en mares tropicales y templados, y presentan pocas especies planct�nicas como el caso de las que viven en aguas de las Bermudas.

Otros helmintos que tambi�n tienen representantes en el zooplancton son los an�lidos poliquetos, gusanos que presentan su cuerpo formado por varios anillos o met�meros, con cerdas quitinosas o quetas, principalmente marinos; viven movi�ndose activamente o fijos dentro de tubos temporales o permanentes. Como an�lido poliqueto del plancton destaca el g�nero Tomopteris ampliamente distribuido en todos los oc�anos, principalmente en aguas templadas.

Otro grupo de animales con representantes en el zooplancton es el de los crust�ceos, que pueden considerarse como verdaderos productores marinos y pr�cticamente ocupan el segundo nivel tr�fico en las cadenas de alimentaci�n de los oc�anos.

Los crust�ceos son organismos que presentan una mayor complicaci�n en su estructura y en sus funciones; ya cuentan con �rganos de locomoci�n bien desarrollados y formados por unos peque�os segmentos articulados. Tienen su cuerpo dividido en dos regiones, la cabeza y el t�rax, unidos forman una, y el abdomen, la otra. En la cabeza se encuentran �rganos de los sentidos como las antenas, que utilizan para el tacto, y los ojos. Los sexos est�n separados y se puede distinguir a los machos de las hembras por sus caracter�sticas externas.

Las 26 mil especies que se conocen de crust�ceos se arreglan en grupos: cop�podos, clad�ceros, ostr�codos, anf�podos, euf�sidos, entre otros.

Como habitantes del plancton marino es posible encontrar varios de estos tipos de crust�ceos. Los m�s abundantes son los cop�podos, cuya talla oscila entre tres d�cimas de mil�metro y ocho mil�metros. Estos animales constituyen casi el 70% del conjunto del zooplancton, de all� que su importancia sea muy grande dentro de la producci�n de los mares. Los bi�logos han identificado m�s de 5 000 especies de cop�podos planct�nicos.

El cuerpo de estos organismos est� formado por una cabeza corta, que lleva dos pares de antenas muy desenvueltas y ramificadas; el t�rax tiene seis segmentos, cada uno con un par de patas aplanadas como la pala de un remo, de donde viene su nombre de cop�podos; el abdomen presenta cinco segmentos desprovistos de ap�ndices, con excepci�n del �ltimo, que s� los tiene para formar la llamada nadadera caudal.

Los cop�podos habitan en todos los oc�anos excepto aquellos en donde la salinidad es muy elevada, encontr�ndose las poblaciones mayores en el Atl�ntico Norte, y la mayor diversidad de especies en el Pac�fico.

La distribuci�n de los cop�podos var�a seg�n las caracter�sticas de las diferentes zonas oce�nicas; en las zonas ner�ticas y en las cercanas a la costa abundan las formas j�venes y los adultos de talla peque�a como Calanus; en cambio, en las aguas profundas sobre la plataforma continental se encuentran los organismos de mayor talla y dominan los individuos adultos, como por ejemplo Calanus, Candancia y Euchaeta; en las zonas batipel�gicas se localizan los g�neros Aetideas y Heterorhabdus, que son indicadores de las caracter�sticas fisicoqu�micas del agua.

Otro grupo de crust�ceos muy abundante en el plancton marino y de agua dulce es el de los clad�ceros, a los que pertenecen las llamadas "pulgas de agua", caracterizadas por llevar su cuerpo protegido por un caparaz�n bivalvo, dejando libre la cabeza; sus antenas son grandes y las utilizan para nadar. Estos animales constituyen la dieta principal de muchos peces.

Los ostr�codos son afines a los cop�podos pero presentan su cuerpo protegido por un caparaz�n formado por dos tapas o valvas, del que s�lo salen al exterior las antenas y los ap�ndices; son menos frecuentes en el plancton que los cop�podos, y el g�nero Conchoecia es el m�s abundante en el plancton marino.

La mayor�a de los anf�podos viven en los fondos y son carn�voros. Son considerados como los barrenderos del mar por nutrirse de organismos muertos; otros llegan a parasitar a diversos animales marinos, como el llamado "piojo de las ballenas". Entre el plancton viven los g�neros Hyperia y Vibilia que representan un alimento abundante para peces como los atunes y las coballas.

Los euf�usidos tienen forma parecida a peque�os camarones y a veces se les encuentra con extraordinaria abundancia. Las ballenas comedoras de plancton muestran una sensible predilecci�n por estos peque�os crust�ceos, en especial por Euphausia superba, que en el Atl�ntico forma poblaciones gigantescas que reciben el nombre de krill; una ballena de tama�o mediano es capaz de consumir dos toneladas de estos organismos por d�a. Tambi�n los p�jaros bobos de los mares ant�rticos se alimentan a diario y casi exclusivamente de este manjar.

Todos estos grupos de crust�ceos contribuyen notablemente a la econom�a del oc�ano y constituyen el alimento b�sico para muchos organismos dentro de las cadenas de alimentaci�n.

Como formadores del zooplancton se encuentran adem�s algunos moluscos, animales que generalmente viven en el fondo de los mares; sin embargo, presentan algunos grupos planct�nicos, entre los que destacan los "pter�podos" que tienen una mancha elegante y su musculoso pie adopta la forma de una "quilla" de nav�o en los mares c�lidos y templados.

Dentro de los holoplanct�nicos est�n los quetognatos, animales poco conocidos, ya que es peque�o el n�mero de g�neros descritos, pero que presentan densas poblaciones. Se les ha llamado "sagitas" o "flechas de mar", y actualmente se estudian mucho por ser indicadores del desplazamiento de masas de agua fr�a, tan importantes para la producci�n del mar, estando el g�nero Sagitta como uno de los m�s utilizados para entender, con base en su comportamiento, la din�mica general del oc�ano. Este individuo tambi�n constituye uno de los alimentos m�s importantes para las sardinas. Los quetognatos tienen gran relevancia en las cadenas de alimentaci�n debido a su gran voracidad y porque a veces presentan casos de canibalismo.

Como cordados que forman parte del holoplancton destacan los s�lpidos, que se re�nen en enjambres que a veces llegan a dificultar la pesca con red de cerco. Las salpas son organismos de gran voracidad y ellas a su vez son comidas por grandes tortugas.

El plancton temporal o meroplancton comprende a organismos cuyos individuos lo integran en una fase pasajera de su existencia, ya que como adultos no formar�n parte de �l. Est� constituido, esencialmente, por larvas libres de diferentes grupos, tanto de invertebrados como de vertebrados marinos.

Entre las larvas de invertebrados se pueden citar la de los an�lidos poliquetos, gusanos de cuerpo segmentado que presentan cerdas quitinosas cubriendo su cuerpo, como por ejemplo los sab�lidos que viven en tubos core�ceos formados entre las colonias de corales, de los que salen sus vistosos penachos de branquias; sus larvas, llamadas troc�foras por presentar el aspecto de un trompo, viven como parte del zooplancton y una vez que terminan su desarrollo se fijan para dar origen a un nuevo adulto.

Los moluscos generalmente habitan en el fondo del mar, pero en algunos casos, como en los ostiones, almejas, pulpos, etc�tera, sus larvas forman parte del zooplancton y reciben el nombre de "veliger", caracterizadas por tener un �rgano natatorio llamado velo, estructurado por dos l�bulos semicirculares. La concha ya existe en esta larva y sus particularidades dependen del grupo de moluscos al que pertenezca.

A medida que progresa el desarrollo de la larva, el velo se reabsorbe form�ndose el pie muscular que le permite reptar al animal, dejando de ser planct�nico para convertirse en bent�nico.

En el caso de los bivalvos, como el osti�n, que viven fijos, los huevecillos se incuban dentro de la concha y de ellos sale una larva que nada libremente cubierta primero por una placa dorsal que se pliega para formar una ventral y dejar al organismo encerrado en dos valvas.

La dispersi�n de estas larvas de bivalvos llega a ser muy grande, y en el caso de las ostras alcanza grandes distancias de hasta 1 000 kil�metros. Cuando la larva termina su desarrollo se fija del lado sombreado de los objetos sumergidos para iniciar su crecimiento.

En los crust�ceos los huevos y poslarvas son comunes en el plancton ner�tico y en ciertas �pocas del a�o llegan a ser los componentes predominantes, sirviendo para la alimentaci�n de peces y otros invertebrados, principalmente.

La identificaci�n de las larvas de crust�ceos es muy dif�cil y en muchos casos imposible. Por esto son muy importantes los estudios de cultivos de larvas en acuarios, para poder conocer las caracter�sticas de cada especie.

Durante el ciclo vital de los camarones se presentan tres tipos de larvas que viven formando parte del zooplancton: nauplius, protozoea y mysis.

Por la imposibilidad que tienen los crust�ceos de proteger sus huevos y sus larvas, han desarrollado la capacidad de producirlos en enormes cantidades; por ejemplo, los bogavantes llegan a formar hasta 100 mil huevecillos cada a�o, de los cuales emergen larvas que flotan libremente en el seno de las aguas y despu�s de varios cambios se transforman en el adulto que habita en el fondo. De la larva que mide unos cuantos mil�metros puede llegar a formarse un bogavante adulto de 20 kilogramos de peso.



Figura 15. Tipos larvales del camar�n.



Los estudios sobre las larvas de crust�ceos son de mucho inter�s para entender bien su ciclo vital y as� poder rastrear la distribuci�n de las especies, los l�mites de las zonas de reproducci�n, y la abundancia de los individuos, caracter�sticas importantes para el manejo de las especies de inter�s pesquero, sobre todo si se quiere predecir su captura.

Con estos estudios se pueden identificar los diferentes estadios larvales y conocer c�mo se distribuyen las especies, ya que algunas especies de crust�ceos, como por ejemplo los camarones, cuando son adultos, presentan desplazamientos relativamente cortos, y otros, como los percebes, no los tienen; mientras que en sus fases larvarias en que forman parte del plancton las posibilidades de transporte por las masas de agua donde flotan se incrementa.

Otro aspecto importante que se puede conocer es la �poca y la regi�n de reproducci�n de las especies, y de manera indirecta el n�mero de reproductores que han dado origen a todas estas larvas.

Conociendo cu�ntas larvas existen en una zona determinada y estimando la supervivencia y la mortalidad de los estadios larvarios y juveniles se puede predecir la abundancia de adultos en determinada �rea y as� se logra el manejo adecuado de la explotaci�n de la especie, evitando el peligro de subexplotarla o de sobreexplotarla.

Los equinodermos son animales marinos de simetr�a radial, con el cuerpo formado generalmente por cinco partes o radios; viven en los fondos de las zonas m�s batidas por el oleaje, refugi�ndose entre las hendiduras y grietas de los acantilados, o enterrados en la arena.

Su reproducci�n es externa: los adultos lanzan al exterior de su cuerpo los elementos reproductores �vulos y espermatozoides, los que se fecundan en el seno de las aguas, quedando los huevos flotando en ellas como parte del plancton, de �stos sale una larva que tiene simetr�a bilateral llamada "dipl�urula".

En los erizos la larva se modifica y recibe el nombre de "pluteus", provista de largas prolongaciones sostenidas por un delicado esqueleto calc�reo; estas larvas son abundantes a finales de la primavera.



Figura 16. Larva "pluteus".



En las estrellas de mar, las larvas presentan hileras de peque�as pesta�as vibr�tiles o cilios, denomin�ndose "braquiolaria"; en las holotuarias o pepinos de mar, su larva "auricularia" tambi�n los tiene y estas estructuras le permiten llevar una vida libre pel�gica y nadadora, formando parte del plancton.

Los huevos y formas larvarias de los peces son tambi�n elementos temporales del plancton y pertenece a muy distintos grupos; se encuentran durante todas las �pocas del a�o, aunque la mayor�a se reproduce en primavera; otros, como el arenque, lo hacen en invierno, de manera que sus larvas forman parte del plancton en enero y febrero.

Los huevos, larvas, poslarvas y algunos juveniles de peces representan un componente de gran importancia dentro del plancton, constituyendo el llamado Ictioplancton.

La mayor�a de los peces tienen huevos y larvas planct�nicos; aunque existen algunos que colocan sus huevos adheridos al sustrato, sus larvas se integran a la comunidad del plancton. Es posible considerar que todos los peces de valor comercial inician su vida formando parte del plancton y pueden permanecer en �l de dos a tres meses; por lo tanto, estos huevos y larvas tienen gran importancia en la formaci�n de la poblaci�n explotable.

La cantidad de huevos y larvas de las diferentes especies de peces en el plancton est� �ntimamente relacionada con el ciclo anual de maduraci�n de los adultos, por lo que la composici�n cualitativa y cuantitativa de ictioplancton var�a a lo largo del a�o.

Los huevos planct�nicos de los peces generalmente son esf�ricos, ovalados o fusiformes; miden de 0.5 a 5 mil�metros y como mecanismo de defensa s�lo presentan su transparencia que hace que sean dif�ciles de observar; algunos tienen gotas de grasa que contribuyen a su flotaci�n.

Los huevos m�s peque�os generalmente son los m�s numerosos, pero tambi�n son los m�s susceptibles de ser comidos por otros organismos como los cop�podos y quetognatos. Un caso curioso es el del dinoflagelado Noctiluca, que a pesar de que mide un mil�metro de d�ametro es capaz de ingerir huevecilIos de su mismo tama�o, por ser muy voraz. Otros grandes comedores de huevos de peces que existen son las medusas y los cten�foros.

Se presenta gran diversidad de larvas de peces, algunas nacen poco desarrolladas y otras ya desarrolladas, incluso con algunos radios en sus aletas. Sus dimensiones var�an de 1.5 a 5 mil�metros y presentan la cabeza, la aleta embrionaria, el saco vitelino donde llevan sus reservas de alimento, y en algunos casos una o varias gotas de grasa.

Las peque�as larvas de peces flotan durante algunos d�as, pero cuando gastan su reserva alimenticia forman sus estructuras de locomoci�n para conseguir su propio alimento, que son organismos del mismo plancton, y su supervivencia depender� de �ste.

Algunas especies de peces presentan estadios poslarvales, en los que se desarrollan la vejiga natatoria, el esbozo de la l�nea lateral, el pigmento sobre el cuerpo y la cabeza y las diferentes aletas con sus radios. Existen poslarvas que pueden llevar �rganos luminosos.

Despu�s de los estadios larvales y poslarvales viene el juvenil, en que ya han perdido todas las caracter�sticas larvales y se asemejan al adulto; sin embargo, por su tama�o y por su comportamiento puede seguirse considerando como parte del plancton. Su crecimiento va a depender de la especie, de la temperatura ambiental y del alimento disponible.

Se considera que esta etapa del ciclo vital de los peces es la m�s cr�tica por presentarse en ella la mayor mortalidad, decisiva para la abundancia de los peces adultos y, por lo tanto, de la poblaci�n aprovechable para el hombre.

Las causas de la mortalidad de huevos, larvas y juveniles planct�nicos de los peces pueden ser los cambios pronunciados de la temperatura del agua, o bien, factores mec�nicos como la fuerza del oleaje; tambi�n son causa de mortalidad la disponibilidad de alimento y la depredaci�n que pueden sufrir por otros organismos.

La distribuci�n del ictioplancton depende de los adultos, pero perfectamente se encuentran en las aguas m�s superficiales hasta profundidades de 200 metros, lo que hace que su recolecci�n por redes se lleve a cabo hasta esta profundidad.

Los estudios sobre ictioplancton son muy importantes, tanto desde el punto de vista cient�fico como desde el comercial, es decir para la pesca.

Con los estudios sobre estas fases planct�nicas de los peces se puede ayudar a conocer la biolog�a de las diferentes especies en relaci�n con las condiciones ambientales, y se pueden aclarar problemas de morfolog�a y taxonom�a, es decir de la identificaci�n y clasificaci�n de los peces.

Para las pesquer�as estos estudios sirven para detectar �reas de concentraci�n de los individuos, con el fin de conocer el n�mero de peces adultos que devoran, para estimar la abundancia del organismo y poder desarrollar m�todos de cultivo de las diferentes especies.

La importancia de estas investigaciones ha hecho que en todo el mundo existan gran cantidad de especialistas de programas de investigaci�n y que se realicen constantemente reuniones, seminarios, simposia y cursos para discutir los resultados que van obteniendo, estandarizar la metodolog�a empleada, y conocer los adelantos alcanzados.

Estos estudios se iniciaron en el siglo XIX, principalmente sobre morfolog�a y taxonom�a, en Alemania, Inglaterra y Dinamarca, y se fueron generalizando en todos los pa�ses al principio del presente siglo, formando parte de los programas de biolog�a pesquera y ampli�ndose hacia fisiolog�a, ecolog�a, zoogeograf�a, comportamiento, gen�tica, bioqu�mica, inmunolog�a, etc�tera. Actualmente se aplican c�lculos matem�ticos y estad�sticos y se utilizan m�todos y equipos cada vez m�s sofisticados.

Esta diversidad de formas y de condiciones de vida que tienen los animales del plancton marino, ya sea que vivan toda su vida en �l o s�lo pasen algunos momentos en ella, estimulan el inter�s cient�fico de los bi�logos marinos para seguir conociendo la trama maravillosa que representa la vida en los oc�anos.

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