XXXIV. LA �TICA DEL CIENT�FICO

ENTRE las distintas acusaciones que se hacen a la ciencia en ciertos c�rculos (materialista, ininteligible, superespecializada, deshumanizada y otras cosas m�s) hay una especialmente popular en estos tiempos. Me refiero a lo que podr�a denominarse "falta de �tica" o "inconciencia de sus aplicaciones" Seg�n los acusadores, la ciencia ha sido responsable de algunos de los episodios m�s atroces en toda la historia de la humanidad, ejemplificados (naturalmente) por la bomba at�mica, pero la lista es larga e incluye tambi�n a los gases de guerra, el napalm, los agentes desfoliantes, la guerra bacteriol�gica, los misiles intercontinentales, etc. No son nada m�s los usos b�licos de algunos de sus productos lo que se critica en la ciencia sino tambi�n se la responsabiliza de la destrucci�n salvaje del medio ambiente; algunos conservacionistas se�alan con dedo flam�gero a lagos y r�os transformados en tumbas ecol�gicas, a la desaparici�n de muchas especies animales y a la contaminaci�n ambiental urbana. "Esta tragedia —nos dicen— es el resultado de la explotaci�n de la naturaleza por medio de la tecnolog�a desarrollada por los cient�ficos, a quienes nunca les han importado las consecuencias de sus descubrimientos. Hay que acabar con ellos..." A estos horrores ahora se agrega el peligro inminente de que tales personajes mal�volos logren introducirse al n�cleo central del control de la vida humana, por medio de la ingenier�a gen�tica, y la manipulen para satisfacer qui�n sabe que ambiciones secretas.

Los poderes de la ciencia siempre se han asociado con intenciones perversas; en la literatura g�tica (y en la m�s popular de las caricaturas, los "monitos" y la televisi�n el cient�fico es con frecuencia el "malo". Son testigos de esta asociaci�n el Dr. Moreau (recu�rdese su isla y sus experimentos para "humanizar" animales), el Dr. Moriarty (el peor criminal con quien se enfrent� Sherlock Holmes), el Dr. Strangelove (de aficiones at�micas), el Dr. Frankenstein (creador de un famoso monstruo innominado), el Dr. Jekyll (listo para transformarse en el terrible Mr. Hyde), y muchos otros menos conocidos pero no por esto menos malignos. El cient�fico "bueno" es extraordinariamente raro; el �nico que recuerdo en este momento es a Arrowsmith.

En contraste con lo anterior, mi experiencia con los cient�ficos no s�lo mexicanos sino de varios pa�ses del hemisferio occidental que he tenido el privilegio de conocer ha sido muy distinta. Para empezar, hay cient�ficos de todos tipos, como hay banqueros, acr�batas y m�sicos de todos tipos: agradables, enojones, arrogantes, dedicados, vividores, serios, aburridos, parlanchines, pomposos o modestos. Tambi�n debe haber cient�ficos "malos" pero por fortuna no me ha tocado conocerlos. Adem�s, la gran mayor�a de los hombres de ciencia con quienes he tenido contacto est�n profunda y genuinamente interesados en las posibles consecuencias de sus investigaciones y descubrimientos, aunque tambi�n saben que muchas de ellas son imprevisibles, en vista de que todav�a no conocen la respuesta a sus preguntas cient�ficas. Y tambi�n debo agregar que la gran mayor�a de los hombres de ciencia que he conocido son pacifistas, se oponen a los usos b�licos de la ciencia (muchos forman parte de grupos muy activos socialmente) y comparten el desaliento y el enojo de los conservacionistas frente al ecocidio actual. En pocas palabras, los cient�ficos pertenecen a la misma especie, Homo sapiens, que sus acusadores y por lo tanto poseen sus mismas caracter�sticas; no son ni mejores ni peores, sino que tambi�n son seres humanos.

Pero si los investigadores no son cong�nitamente perversos, entonces �es la ciencia la responsable de tanto mal? �No deber�amos proscribirla para evitarlo, o por lo menos declarar una moratoria antes de que nos destruya a todos en un tremendo holocausto nuclear? Temo que la soluci�n de nuestros problemas, si es que la tienen, no anda por ah�. La ciencia es un instrumento, es la manera como el hombre explora la naturaleza y obtiene conocimientos sobre ella. Los usos que se le dan a ese conocimiento no dependen ni del m�todo utilizado para alcanzarlo ni de su contenido. Por m�s esfuerzos que hagamos, no podremos ocultar que los �nicos responsables de lo que hacemos somos nosotros, los seres humanos. Si vamos a usar la fisi�n nuclear controlada para hacer fuentes de energ�a barata o para hacer bombas at�micas no depende de la fisi�n nuclear; si vamos a usar a la microbiolog�a para entender mejor y curar m�s eficientemente a nuestros enfermos, o si la vamos a usar para la guerra bacteriol�gica, no depende de la ciencia ni de los cient�ficos. Cada uno de nosotros, como seres humanos, somos responsables. La �tica del cient�fico no es diferente de la �tica del pol�tico o del periodista; no es ni m�s culpable ni m�s inocente que todos los dem�s, porque su �tica no depende de su actividad profesional sino de su participaci�n en la vida de la sociedad como otro ser humano.

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