XL. CIENCIA Y MEDICINA

EN ESTAS l�neas voy a ocuparme brevemente de s�lo tres de las muchas facetas que hoy d�a resultan de la interacci�n entre la ciencia y la medicina. Mis tres temas examinan el papel de la ciencia en, 1) los objetivos de la medicina, 2) la "deshumanizaci�n" del m�dico, y 3) los aspectos no cient�ficos de la pr�ctica m�dica.

1) LOS OBJETIVOS DE

LA MEDICINA

En forma resumida los objetivos de la medicina pueden enunciarse como la conservaci�n de la salud, la curaci�n o alivio de las enfermedades, y la eliminaci�n o postergamiento de las muertes prematuras. El primero de estos objetivos representa el campo de la salud p�blica y de la medicina preventiva, y se ejerce por distintos medios (educaci�n, mejoramiento de la ecolog�a, encuestas epidemiol�gicas, campa�as de vacunaci�n, etc.). La curaci�n o alivio de las enfermedades es la provincia de la medicina terap�utica, que usa estrategias psicol�gicas, farmacol�gicas, quir�rgicas y de recuperaci�n, aisladas y/o en distintas combinaciones, seg�n el caso. El tercer objetivo se�alado arriba es realmente consecuencia de la persecuci�n de los otros dos, pero conviene enunciarlo por separado en vista de que con frecuencia los resultados globales de la medicina se miden en funci�n de la mortalidad. Incluso se ha dicho que el objetivo �ltimo de la medicina. es "lograr que los seres humanos mueran j�venes y sanos, lo m�s tarde que sea posible".

En medicina, como en tantas otras actividades del ser humano, lo que pensamos determina lo que hacemos. Me refiero, claro est�, a las formas conscientes y reflexivas de nuestras acciones. Por ello es que la ciencia contribuye en gran parte al trabajo desarrollado para acercarnos al primer objetivo de la medicina, que es la conservaci�n de la salud y la prevenci�n de las enfermedades. Todas las medidas utilizadas por sanitaristas y expertos en salud p�blica tienen como base el conocimiento, que a su vez es producto de la investigaci�n cient�fica; por ejemplo, para combatir el paludismo es necesario interrumpir en alg�n sitio el ciclo biol�gico del par�sito que lo produce, lo que a su vez requiere que conozcamos tal ciclo con suficiente detalle; otro ejemplo es la aplicaci�n de vacunas para prevenir distintas enfermedades infecciosas, cuyo dise�o y demostraci�n de eficiencia son del dominio exclusivo de la ciencia.

El segundo objetivo de la medicina, la curaci�n o alivio de las enfermedades, tambi�n depende en gran parte, aunque no en su totalidad, del conocimiento cient�fico. Aqu� influyen tambi�n, a veces de manera predominante (sobre todo, cuando no contamos con formas efectivas de tratamiento) el efecto llamado "placebo", la personalidad del m�dico y su impacto en el paciente, los cuidados y atenciones de enfermeras, familiares y amigos, etc. Pero la gran diferencia entre la medicina contempor�nea y la que se ha ejercido desde siempre y hasta fines del siglo pasado es la eficiencia de las medidas terap�uticas, como hormonas, antibi�ticos, quimioterapia y otras drogas, as� como anestesia, asepsia, nuevas t�cnicas quir�rgicas, radioterapia, etc.

Como resultado del uso de cada vez m�s m�todos y t�cnicas para prevenir y curar o aliviar enfermedades, la medicina est� alcanzando tambi�n su tercer objetivo, la disminuci�n en el n�mero de muertes innecesarias prematuras. Esto se refleja con claridad en dos �ndices muy precisos: la disminuci�n en la mortalidad infantil (especialmente de ni�os menores de un a�o) y el aumento en la esperanza de vida promedio de la poblaci�n. Uno de los ejemplos m�s convincentes de lo que puede lograrse en la disminuci�n de muertes innecesarias en pediatr�a es el de Cuba, que de una de las cifras m�s elevadas en toda Latinoam�rica ha pasado a ostentar la m�nima en el lapso de poco m�s de 20 a�os.

2) LA "DESHUMANIZACI�N" DEL M�DICO

Se ha dicho insistentemente que una de las consecuencias de la penetraci�n de la ciencia en la medicina ha sido la p�rdida de la relaci�n m�dico-paciente, que antes del advenimiento de t�cnicas sofisticadas de diagn�stico y tratamiento era mucho m�s cercana y contribu�a de manera significativa al �xito terap�utico. Creo que esta cr�tica tiene un elemento de verdad, pero en mi opini�n lo que ha hecho la ciencia es permitir la socializaci�n de la medicina, al hacer factible la ampliaci�n de los servicios de salud a grupos mucho mayores de sujetos que los que la utilizaban antes. Con la masificaci�n de la atenci�n m�dica las posibilidades de contacto �ntimo entre el enfermo y el personal de salud que lo atiende han disminuido, y en esa medida se ha visto afectada la relaci�n m�dico-paciente. Este es un problema que requiere soluci�n, pero no como la propuesta por Illich, que es abandonar los avances cient�ficos y tecnol�gicos de la medicina y regresar a un sistema primitivo de autoatenci�n de medicina folkl�rica, sino todo lo contrario. Lo que se necesita es m�s ciencia y tecnolog�a, esta vez dirigida a recuperar lo que se ha perdido (que tiene m�s que ver con las ciencias sociales que con la f�sica, la qu�mica o la biolog�a) en lugar de abandonar los aparatos de rayos X, los antibi�ticos y la medicina de laboratorio.

3) LOS ASPECTOS NO CIENT�FICOS DE LA PR�CTICA M�DICA

Ya se mencion� arriba que una parte de la influencia del m�dico en su paciente (as� como en los familiares y amigos del enfermo) se ejerce a trav�s de medidas no relacionadas directamente con la ciencia y la tecnolog�a modernas. Se trata de los indudables beneficios que resultan de una autoridad que da "confianza", de una actitud comprensiva y afectuosa, de una postura firme pero optimista frente al enfermo. No que los efectos de la relaci�n m�dico-paciente establecida sobre esas bases est�n fuera del alcance de la ciencia; ya se ha mencionado el efecto "placebo", que aunque poco estudiado en forma anal�tica se reconoce universalmente. Pero es precisamente en el contacto personal del enfermo con su m�dico, es en la intimidad de esa asociaci�n, cuya importancia para el desenlace final no puede exagerarse, donde la medicina ha sido, es y seguir� siendo siempre un arte.

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