L. LOS ENEMIGOS DE LA CIENCIA

ACTUALMENTE resulta un lugar com�n se�alar a la ciencia como la fuerza principal que ha transformado al mundo y a la sociedad occidentales, sobre todo a partir del siglo XVIII y hasta nuestros d�as. Entre los siglos II y XVI la influencia principal la ejerci� la Iglesia Cat�lica, Apost�lica y Romana con su autoridad absoluta en asuntos tanto religiosos como pol�ticos y sociales. El resquebrajamiento de esta autoridad, debido a la aparici�n de la Reforma y de la Iglesia Protestante, coincide con el Renacimiento y en cierta forma lo permite y patrocina, hasta desembarcar en la revoluci�n cient�fica dos siglos m�s tarde. Seg�n Butterfield:

Es natural que una fuerza tan poderosa y tan influyente como la ciencia tenga no s�lo amigos sino tambi�n enemigos. A los amigos de la ciencia me referir� en otra ocasi�n, pues en �sta deseo revisar brevemente algunos de los aspectos m�s generales de sus enemigos. Cuando el �mpetu del pensamiento cient�fico empez� a sentirse en la estructura de la sociedad, las fuerzas que hasta entonces hab�an conservado la hegemon�a y el poder opusieron toda su resistencia (que no era poca) a la intrusa. Surgieron entonces los conflictos entre la ciencia y el sistema feudal de organizaci�n social, entre la ciencia y los esquemas medievales del universo f�sico, entre la ciencia y la religi�n. Aunque todav�a quedan polvos de aquellos lodos, esos no son los enemigos de la ciencia que me interesa mencionar ahora sino los contempor�neos, los que son peculiares a este �ltimo tercio del siglo XX.

Creo que los enemigos actuales de la ciencia son de dos tipos, los de "fuera" y los de "dentro". Los enemigos de "fuera" son los que patrocinan, apoyan o simplemente simpatizan con el movimiento anticient�fico y que tanto profesional como intelectualmente nunca han formado parte del gremio de la ciencia. En cambio, los enemigos de "dentro" son (o pretender ser) cient�ficos profesionales que proponen y/o aceptan una imagen falsa, descastada o incompleta de la ciencia. Voy a referirme con un poco m�s de detalle a cada uno de estos dos grupos.

Los integrantes del movimiento anticient�fico contempor�neo forman un conjunto heterog�neo de enemigos. Una buena parte de ellos son personas bien intencionadas pero mal informadas; algunas se han dejado convencer por la caricatura del cient�fico "diab�lico" que desea conquistar al mundo (tan explotada en la televisi�n y otros medios igualmente infantiles) y acusan a la ciencia de haber desarrollado la bomba at�mica, de ser responsable de la contaminaci�n y destrucci�n del medio ambiente, as� como del desenfreno y deshumanizaci�n de la vida actual. Otros m�s objetan el car�cter materialista y determinista de la filosof�a cient�fica y la acusan de rechazar los valores tradicionales de una �tica trascendental. Finalmente, quedan quienes aceptan que la ciencia tiene algunos aspectos positivos pero que ha corrido m�s aprisa que la capacidad del hombre para controlarla y se declaran partidarios de una moratoria, de un comp�s de espera en el avance cient�fico para darle tiempo a la humanidad a adaptarse mejor a las nuevas formas de vida que propicia.

Aunque no hay enemigo peque�o, pocos de los enemigos de "fuera" de la ciencia representan un verdadero peligro para su crecimiento saludable e influencia ben�fica permanente en la transformaci�n de nuestras vidas. En cambio, los enemigos de la ciencia que funcionan desde "dentro" de ella son extremadamente peligrosos y requieren identificaci�n temprana, vigilancia continua y oposici�n permanente. Se trata de los seudocient�ficos y/o funcionarios que, disfrazados de amigos y protectores de la ciencia, hablan siempre en favor de la ciencia "aplicada" y en contra de la ciencia "pura", de los que �nicamente conciben a la ciencia como madre de la tecnolog�a, de los que s�lo ven a la ciencia como fuente de soluciones pr�cticas para los "problemas nacionales". Estos "amigos" de la ciencia quisieran verla convertida en un instrumento puramente utilitarista, en una actividad sujeta a an�lisis de costo-beneficio econ�mico, en una caja negra donde por un lado se introduce un problema y por el otro sale una soluci�n, con resultados intermedios programados y calendarizados. Los aspectos m�s importantes y valiosos de la ciencia para el hombre, como son la liberaci�n de prejuicios oscurantistas a trav�s del conocimiento de la naturaleza y de s� mismo, permiti�ndole una vida m�s natural y m�s de acuerdo con su verdadero sitio en el orden de las cosas, as� como proporcionarle la aventura intelectual m�s estimulante para ni�os y adultos que existe en este mundo, son ignorados por estos enemigos de la ciencia. Por eso es que los cient�ficos debemos cuidar celosamente la virtud y pureza de nuestra disciplina y evitar que se transforme en lo que sus enemigos de "dentro" quieren que sea: una prostituta.

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