INTRODUCCI�N

Las reacciones qu�micas ocurren espont�neamente en el Universo, produciendo en forma lenta sustancias sencillas. En nuestro planeta, las reacciones qu�micas tambi�n suceden espont�neamente, pero de manera mucho m�s r�pida y formando mol�culas m�s complicadas, debido sobre todo a la presencia de ox�geno en el aire y en las aguas de mares, r�os y lagos.

As�, el hierro dejado a la intemperie se cubre de una capa de herrumbre causada por la oxidaci�n espont�nea; una reacci�n de oxidaci�n m�s vigorosa se produce con violencia explosiva, tal como ocurre con la combusti�n de la p�lvora y de la dinamita.

Por su parte, los vegetales producen una gran variedad de compuestos utilizando como materia prima el bi�xido de carbono de la atm�sfera y el agua y los minerales del suelo, y como fuente de energ�a, la luz solar.

En cuanto a la vida animal, se mantiene gracias a la combusti�n lenta de los alimentos que se lleva a cabo en el organismo. En esta reacci�n qu�mica se produce bi�xido de carbono, que se expulsa en la respiraci�n, liberando la energ�a necesaria para efectuar las complejas reacciones qu�micas que los organismos necesitan para mantenerse vivos.

M�s a�n, la vida y la muerte son procesos qu�micos. La vida comienza con la fecundaci�n, con la que desencadena una serie de cambios qu�micos que seguir�n ocurriendo a lo largo de la vida; el amor, el miedo, la ambici�n, tienen su origen en procesos qu�micos; tambi�n lo tienen las enfermedades que padece todo ser vivo cuando los mecanismos normales son alterados.

En el ser humano la muerte viene cuando deja de producirse el proceso de oxidaci�n llamado respiraci�n; despu�s ocurren una serie de procesos de degradaci�n que hace que los elementos que formaron el cuerpo se vuelvan a incorporar a la tierra: el bi�xido de carbono que se libera en la descomposici�n del organismo, asciende a la atm�sfera, lugar de donde ser� tomado por los vegetales para elaborar de nuevo compuestos org�nicos, los cuales, al ser consumidos por los herb�voros, se incorporar�n una vez m�s a la cadena alimenticia, reinici�ndose as� el ciclo vida-muerte-vida que ha venido aconteciendo en nuestro planeta desde hace millones de a�os.

La complicada qu�mica que se desarrolla en el cerebro ha convertido a los seres humanos en seres inteligentes y, como tales, capaces de realizar procesos qu�micos a voluntad en laboratorios y f�bricas, con lo que logra producir en forma r�pida y eficiente una gran cantidad de compuestos que incluyen materiales de construcci�n, alimentos y medicinas.

La habilidad que ha logrado el hombre para controlar los procesos qu�micos ha hecho posible el aumento de la poblaci�n, ya que hoy en d�a es m�s f�cil proporcionar habitaci�n, alimento y medicinas que hace uno o dos siglos. Con esto se ha logrado tambi�n prolongar el promedio de vida. M�s a�n, ha hecho posible, gracias a la moderna tecnolog�a metal�rgica y de pl�sticos, la producci�n de gran cantidad de enseres dom�sticos que facilitan la labor del ama de casa, a la que le queda m�s tiempo libre tanto para dedicarse a otras actividades, como para disfrutar de las maravillas que ofrece el mundo moderno.

Por otro lado, la energ�a contenida en los combustibles f�siles es liberada y controlada en modernas m�quinas que mueven los grandes barcos que cruzan los oc�anos o los r�pidos aviones que permiten cruzar el Atl�ntico en unas cuantas horas, a diferencia del viaje trasatl�ntico efectuado por Cristobal Col�n en 1492, en el que invirti� m�s de dos meses.

En el uso de los recursos energ�ticos del planeta, la moderna tecnolog�a ha llevado al hombre a la exploraci�n de los espacios extraterrestres, al estudio de la Luna, de los planetas y del cometa Halley, por ejemplo.

Con �stos y muchos m�s �xitos, la humanidad ha sobrestimado su poder de dominio sobre la naturaleza, y en su af�n de uso y abuso de los recursos del planeta, ha alterado la naturaleza con su depredaci�n, la ha desequilibrado por medio de pesticidas que, ciertamente, han aumentado las cosechas, pero que al mismo tiempo han alterado el ecosistema. Las f�bricas y veh�culos automotores producen humos nocivos que contaminan la atm�sfera de las ciudades y producen la lluvia �cida que seca los bosques y contamina los lagos de la naci�n. Lo mismo sucede en otras naciones, que reciben los humos transportados por el viento.

La m�quina ha sido tambi�n aplicada a la guerra; el hombre no s�lo ha empleado su potencialidad para el bienestar humano, lo utiliza tambi�n para provocar su muerte.

Es, pues, imperativo que los habitantes del planeta nos unamos y tratemos de cambiar la mentalidad de los dirigentes de las naciones para que, en vez de gastar los recursos, patrimonio de la humanidad, en acumular armas para una posible destrucci�n, los utilicen en bien de todos, para que la vida en el planeta sea más justa, sin los grandes desequilibrios ahora existentes entre los que tienen el poder y los que carecen de �l.

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