PR�LOGO

En la actualidad, no es incorrecto afirmar que un pa�s entra de lleno y con bases propias en la carrera tecnol�gica cuando ese pa�s compite ya en el campo de la �ptica. La afirmaci�n anterior se justifica recurriendo a la estad�stica hist�rica que as� nos lo demuestra: en el siglo XIX, pa�ses como Alemania, Francia, e Inglaterra en Europa y los Estados Unidos de Am�rica, tomaron la vanguardia del desarrollo tecnol�gico paralelamente a haber conseguido un prestigio industrial fuertemente apoyado en la calidad (y cantidad) de su producci�n en el �rea de la �ptica; los dem�s pa�ses tomaron como fundamento la excelencia de los instrumentos �pticos producidos por los primeros y dedujeron que otro tanto deber�a ocurrir, en cuanto a ella, en los dem�s campos de sus industrias. Baste recordar a la firma Zeiss, fundada en Alemania en 1846, cuya producci�n instrumental en �ptica pronto gana primac�a; en Francia, las f�bricas Saint-Gobain, convertidas en sociedad an�nima en 1834, consiguen fabricar discos del cristal de mayor perfecci�n jam�s lograda y de ellos resultan los objetivos de los telescopios de Lick y Yerkes, los m�s potentes de aquel siglo; en Inglaterra, fabricantes de telescopios y otros instrumentos �pticos triunfan basados en los objetivos acrom�ticos patentados por Dollond a fines del siglo XVIII y en los Estados Unidos, los objetivos para telescopios refractores construidos por la familia Alvan Clark a partir de 1855, son probados por Dawes en Inglaterra y conquistan, por su insuperable calidad, a toda Europa.

Sin embargo, es imposible desarrollar una industria �ptica propia si no se cuenta con dos factores esenciales: un cuerpo de cient�ficos y tecn�logos que domine, practique y comunique los conocimientos de la especialidad, y una estructura capaz de proporcionar los materiales los t�cnicos de la m�s alta calidad, para llevar a la pr�ctica proyectos industriales valiosos. Cuando se cuenta con estos factores en el campo de la �ptica, es seguro que tambi�n se cuenta con ellos en los dem�s campos del quehacer cient�fico y tecnol�gico.

El comienzo de una industria �ptica en un pa�s en v�as de desarrollo, como es el caso de M�xico y muchos otros pa�ses de Am�rica, no puede ocurrir por la aparici�n espont�nea de las condiciones favorables, dado que �stas tardar�an a�n lustros en darse. Nuestros pa�ses no han perdido la carrera; simplemente no han empezado a correr todav�a. El fundamento para iniciarla lo constituye la preparaci�n cient�fica y t�cnica de un poderoso equipo que, aprovechando la experiencia de los que antes empezaron, d� el impulso para iniciar un tard�o arranque y se mantenga para consolidarlo.

Ese primer grupo motor se ha dado en la familia Malacara, de la que surge el primer doctor en �ptica de M�xico y cuyo inter�s te�rico y pr�ctico le impulsa a formar escuela y a trabajar para sentar las bases de una industria �ptica mexicana. Pronto se adhieren a este grupo otros estudiosos que, con igual entusiasmo, inician la consolidaci�n y comienzan a construir, por una parte, la �ptica del primer sistema Cassegrain hecho en M�xico, y por la otra, a fines de los 60, los primeros equipos l�ser de He-Ne. Con estos logros de car�cter pr�ctico y con su famoso libro Optical Shop Testing, utilizado como texto en los paises de habla inglesa, el doctor Daniel Malacara ha dado a M�xico internacionalidad y prestigio.

He mencionado a la familia Malacara porque en ella se ha dado tambi�n la continuidad que hace posible el triunfo: los padres del doctor supieron comunicarle, a su debido tiempo, esos valores que conducen al �xito. Ya doctorado, Daniel supo formar su propio hogar y trasmitir aquellos valores que, sumados a los de su propia experiencia, han cundido en la tercera generaci�n; as� tenemos a Juan Manuel Malacara colaborando con su padre en la realizaci�n de este libro, con la alegr�a y el �mpetu propios de la juventud.

Los temas que se tratan aqu� est�n perfectamente explicados, en un espa�ol claro, agradable y conciso, y la t�cnica, la matem�tica y la historia se enlazan con gracia y sencillez; aprendemos de telescopios y de quienes los idearon. La realizaci�n de este libro constituye un elemento de los m�s importantes para difundir el inter�s por la �ptica, utilizando uno de los caminos m�s bellos y accesibles de la ciencia, que es la astronom�a. En efecto, la observaci�n del macrouniverso est� al alcance de todos. Aqu�l que se aficiona a la astronom�a, pronto desea tener su propio telescopio y aqu� el lector encontrar� los conocimientos de �ptica fundamentales para construirlo y para poder seguir adelante, ya que la terminaci�n del primer telescopio abre el camino hacia el fascinante �mbito de la �ptica, donde hay un futuro garantizado en un pa�s que desea iniciar una carrera tecnol�gica propia.

JOS� DE LA HERR�N

InicioAnteriorPrevioSiguiente