AP�NDICE

ESCRIBO este ap�ndice en 1995, siete a�os despu�s de haberse publicado la primera edici�n de este libro. Ha sido un periodo rico en cambios pol�ticos y econ�micos que han repercutido en la situaci�n armamentista nuclear. Describiremos brevemente los hechos principales.

A fines de mayo de 1988 se firm� en Mosc� el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance intermedio, conocido por sus siglas como IMF. Este acuerdo, previamente aprobado por el Senado de los Estados Unidos y el Soviet Supremo de la URSS, fue obra de los presidentes R. Reagan y M. Gorbachov y consecuencia directa del nuevo estilo de relaciones entre las dos potencias. Por primera vez desde el inicio de la carrera armamentista ambas uniones acced�an a destruir todo un tipo de armas nucleares, los misiles t�cticos con alcances entre 500 y 5 500 kil�metros. Los Estados Unidos pose�an 859, y la Uni�n Sovi�tica 1836 de estas armas, las cuales fueron desarmadas y destruidas por cada potencia en presencia de observadores y expertos del otro pa�s. A pesar de que las cantidades representaban una fracci�n muy peque�a del total, la desaparici�n de ese arsenal liber� a Europa de las armas de alcance medio instaladas en ese continente, y redujo considerablemente la tensi�n en la regi�n. Tambi�n es importante resaltar que el proceso de verificaci�n del cumplimiento del acuerdo acerc� a los equipos t�cnicos de ambas potencias y abri� cauces a futuros acuerdos que ser�an firmados en un clima de confianza mutua inimaginable pocos a�os antes.

Al mismo tiempo en que se firmaba el tratado IMF, se firmaban otros dos acuerdos: uno seg�n el cual cada potencia se compromete a dar un aviso previo 24 horas antes de cualquier ataque con misiles bal�sticos (disminuyendo as� el riesgo de que se inicie una guerra nuclear como respuesta a un lanzamiento no intencionado), y otro, en que ambas uniones se comprometen a realizar trabajos cient�ficos para perfeccionar t�cnicas de detecci�n de ensayos nucleares a distancia. El notable progreso que se ha logrado en este sentido es uno de los factores m�s importantes hoy en d�a en favor de un acuerdo de prohibici�n absoluta de ensayos nucleares.

Tres a�os m�s tarde, en 1991, y despu�s de unos 10 a�os de conversaciones espor�dicas entre los l�deres respectivos, los presidentes Gorbachov y G. Bush firman el primer Tratado de Reducci�n de Armas Estrat�gicas, START. Este acuerdo marc� un nuevo hito en las relaciones entre los EEUU y la URSS, ya que por primera vez se destruir�an armas estrat�gicas, es decir; de alcance mayor a los 5 000 kil�metros, y en esta ocasi�n s� se trat� de cantidades importantes, aproximadamente un tercio del total. Los plazos para llevar a cabo estas acciones incluyen la d�cada de los a�os 90, y al completar las destrucciones exigidas se regresar� a los niveles del arsenal mundial que exist�an al comienzo de los a�os 80. START fue ratificado por el Congreso estadounidense en octubre de 1992 y sus cl�usulas han sido cumplidas por ambas partes.

Se estima que a mediados de 1994 quedaban unas nueve mil cabezas nucleares estadounidenses en estado "operacional", es decir aquellas que no est�n en reserva, ni por ser desarmadas. Muchas de las cabezas sacadas de submarinos y de misiles, incluyendo la bomba B53 de nueve megatones, han sido pasadas a la "reserva". A los 450 misiles intercontinentales llamados Minuteman II se les han quitado las ojivas nucleares, y los misiles se est�n retirando de sus silos en las bases en Dakota del Sur; Montana y Missouri. Para el a�o 2003 los 500 Minuteman III quedar�n armados con s�lo una cabeza nuclear; la que antes portaba el misil MX. Los �ltimos tres submarinos Poseidon se retiraron de circulaci�n en abril de 1994. De los submarinos, ahora solamente quedan los Tridente, con un numero m�ximo de 18 para 1999, y sin planes de aumentar su cantidad. A fines de 1994 quedaban unas 950 cabezas t�cticas en el arsenal de los Estados Unidos, comparadas con las 12000 de 1984. Desde 1991, y por decreto presidencial, se sacaron las armas nucleares de los barcos y submarinos estadounidenses y ahora se mantienen almacenadas en tierra.

El desmembramiento de la URSS iniciado en 1991 redujo la amenaza de un conflicto entre superpotencias, pero present� un nuevo problema, aqu�l de la definici�n de la propiedad, y por ende la responsabilidad, de las armas sovi�ticas. El arsenal de la URSS no se encontraba todo en suelo de la rep�blica de Rusia, sino que las ahora independientes rep�blicas de Ucrania, Belar�s y Kazajst�n pasaron a ser pa�ses poseedores de armas nucleares. La URSS se hab�a mostrado dispuesta a continuar la eliminaci�n de su parte del arsenal, y hab�a firmado en julio de 1991 un nuevo START con los Estados Unidos, que contemplaba reducciones a�n mayores, de aproximadamente otro tercio del arsenal. Este tratado no ha sido puesto en pr�ctica ni ratificado por los poderes legislativos. En mayo de 1992, las cuatro rep�blicas ex sovi�ticas que pose�an armas nucleares firmaron un protocolo en el que se compromet�an a eliminar en un plazo de siete a�os todas las armas nucleares existentes en Ucrania, Belar�s y Kazajst�n, ya fuera repatri�ndolas a Rusia, o bien destruy�ndolas. De esta manera, Rusia se transform� en el �nico depositario de la potencia nuclear de la ex URSS, con el compromiso de consultar a las otras tres naciones antes de un posible uso de las armas.

Y �qu� ocurri� con la Iniciativa de Defensa Estrat�gica de Reagan? Pues lo que se ve�a venir con a�os de anticipaci�n. Tan pronto como los republicanos dejaron la Casa Blanca, el programa desapareci� de las prioridades estadounidenses. Todav�a para el a�o fiscal 1993, el �ltimo del presidente Bush, el SDI consigui� unos 4 000 millones de d�lares en el congreso. Sin embargo, el 13 de mayo de 1993 se anunci� "el fin de la era de la Guerra de las Galaxias". En los diez a�os que dur�, se gastaron unos 32 mil millones de d�lares, s�lo en gasto directo; y sobra decir que no se consigui� el objetivo de "volver las armas nucleares impotentes y obsoletas", y ni un solo sistema de armas defensivas surgido de la iniciativa fue nunca puesto en uso pr�ctico. El proyecto SDI ha cambiado de nombre, ahora se llama Defensa con Misiles Bal�sticos, y se concentrar� en el desarrollo de sistemas basados en tierra, similares a los misiles Patriot que fueron usados por los estadounidenses en la Guerra del Golfo para defenderse de los misiles Scud.

Respecto de los ensayos de armas nucleares, en octubre de 1992 EEUU decidi� suspender los suyos temporalmente, a pesar de que el congreso hab�a aprobado una disposici�n que permit�a algunos tipos de prueba. Rusia y Francia tambi�n declararon una moratoria en 1992. En 1993 el presidente Clinton decidi� extender la abstenci�n de los Estados Unidos, y el Reino Unido sigui� el ejemplo. En medio de este ambiente de buena voluntad, China realiz� un ensayo en octubre de 1993.

Es posible que estas actitudes "positivas" de los pa�ses del club nuclear est�n influidas por la cercan�a de mayo de 1995, fecha en que se deber� discutir el futuro del Tratado de No Proliferaci�n (TNP). Los pa�ses fuera del club (aquellos que no poseen armas nucleares) exigen como condici�n para aceptar continuar con el TNP que, por lo menos, los del club dejen de probar nuevos modelos de armamento y se comprometan a un cese total de ensayos. Durante estos �ltimos a�os se ha seguido discutiendo el establecimiento de un tratado de prohibici�n total de ensayos nucleares. Adem�s de dificultar el dise�o de nuevos sistemas b�licos, una prohibici�n de este tipo har�a m�s dificil la proliferaci�n. Ya se cuenta con t�cnicas sismol�gicas (y estaciones instaladas en muchos puntos del planeta) que permitir�an controlar el cumplimiento de un tratado de prohibici�n total. Desde 1986 se operan estaciones de control s�smico conjuntamente entre los Estados Unidos y las rep�blicas sovi�ticas. La t�cnica de control se basa en la distinci�n entre las ondas s�smicas de alta frecuencia generadas por una explosi�n respecto de otros eventos, como por ejemplo, temblores.

Si en estos �ltimos a�os se han reducido los arsenales de los dos pa�ses "grandes", han surgido problemas con algunos de los "chicos". Primeramente, Sud�frica reconoci� en 1993 haber mantenido durante 30 a�os un programa secreto destinado a la fabricaci�n de armas nucleares "para uso pac�fico". Hay evidencias de que las cantidades de material altamente enriquecido que se lograron en este tiempo eran suficientes para la detonaci�n de algunas bombas. Reci�n elegido, el presidente F. W. de Klerk orden� en 1989 la suspensi�n total del plan y present� al Organismo Internacional de Energ�a At�mica un inventario de las instalaciones y materiales del proyecto. En 1991 ofreci� la adhesi�n de su pa�s al Tratado de No Proliferaci�n. En este momento, Sud�frica est� sometido a las salvaguardias del OIEA y se da por hecho que todas sus instalaciones b�licas han sido destruidas, y el material enriquecido, puesto bajo la administraci�n del Organismo.

Al finalizar la Guerra del Golfo, en 1991, se descubri� que Iraq pose�a un programa b�lico nuclear; con instalaciones de alto nivel y cantidades a�n peque�as de material nuclear enriquecido. Quiz�s lo m�s grave del descubrimiento haya sido constatar que todo este desarrollo ocurri� a pesar de las inspecciones de salvaguardias del OIEA, ya que Iraq era pa�s adherente al Tratado de No Proliferaci�n. Las inspecciones de la ONU revelaron la existencia de plantas de separaci�n electromagn�tica para enriquecer uranio, aparentemente dise�adas a partir de informaci�n no clasificada proveniente del Proyecto Manhattan y construidas con instrumental proveniente de Alemania, Suiza y los EEUU, todos pa�ses signatarios del TNP. Despu�s de largas investigaciones en suelo iraqu�, se consigui� la destrucci�n de las instalaciones y el embargo del combustible descubierto. Sin embargo, el conocimiento que llev� a Iraq a esta etapa de desarrollo b�lico sigue en manos y mentes iraqu�es, por lo que la amenaza est� vigente. Esta falla seria en las salvaguardias del OIEA ha provocado una revisi�n profunda de 105 mecanismos de control, y nuevas propuestas ser�n necesarias para obtener la renovaci�n del TNP en mayo de 1995.

Por otro lado, estos �ltimos a�os han tra�do algunas noticias positivas en el �mbito de la seguridad nuclear. Primeramente, el n�mero de pa�ses signatarios del TNP ha aumentado, en parte por la adhesi�n de muchas de las rep�blicas ex sovi�ticas, en particular tres de las cuatro "nucleares" se han declarado interesadas solamente en el uso pac�fico de la energ�a nuclear, pero tambi�n gracias a la firma del TNP por dos pa�ses del club nuclear que a�n no firmaban: Francia y China. Francia, al adherirse, ofreci� un protocolo de salvaguardias que somete solamente sus actividades nucleares civiles al control del OIEA.

En Am�rica Latina se han logrado algunos avances en cuanto a acuerdos que limiten un posible desarrollo nuclear b�lico. Argentina y Brasil, que no hab�an accedido a las condiciones de inspecci�n requeridas por el TNP, llegaron a un acuerdo en que ambos renuncian a sus programas para producir armas nucleares y aceptan un programa mutuo de control de instalaciones nucleares. Ambos pa�ses ratificaron el Tratado de Tlatelolco en 1994, e igualmente lo hizo Chile.

Podemos resumir estos siete a�os diciendo que las situaciones que representaban mayores riesgos de una guerra nuclear han desaparecido, gracias sobre todo a la desaparici�n de la Uni�n Sovi�tica. El tama�o de los arsenales comenz� a disminuir de manera importante, y el nuevo estilo de relaciones entre los EEUU y Rusia ha hecho alejarse la amenaza de un enfrentamiento directo. Pero, al mismo tiempo, han surgido problemas nuevos, sobre todo asociados a la seguridad del material nuclear. No es totalmente claro qu� est� ocurriendo con las toneladas de uranio y plutonio enriquecido provenientes de las cabezas nucleares desmontadas, ni con parte del material nuclear y piezas posiblemente sustra�das de las instalaciones que quedaron en rep�blicas ex sovi�ticas sin medios de control eficaces. Estos a�os han demostrado que pa�ses considerados no nucleares pueden llegar a un nivel de desarrollo suficiente como para hacer detonar un artefacto. Estos pa�ses estar�n sin duda muy interesados en adquirir conocimientos, instrumentos y combustible nuclear. Las amenazas han cambiado. Pero a�n quedan sobre la superficie terrestre muchas veces m�s armas de las necesarias para destruir nuestro planeta.

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