VI. UN MEGAT�N SOBRE LA CIUDAD DE M�XICO

LUEGO de describir en general los efectos de una exploci�n nuclear sobre una ciudad, en este cap�tulo tomaremos como ejemplo concreto los efectos que causar�a la detonaci�n de una bomba de un megat�n sobre el centro de la ciudad de M�xico. El ejemplo es v�lido para cualquier metr�poli que se extiende sobre un c�rculo con radio de 10 kil�metros o m�s.

En un d�a claro, a 2 000 metros de altura sobre la Plaza de la Constituci�n mexicana, m�s conocida como el Z�calo, se detona una bomba nuclear con un rendimiento de un megat�n. Esta plaza, ubicada justo debajo del punto de detonaci�n, es el llamado punto cero de la explosi�n. Dos segundos despu�s de la detonaci�n se ha formado a 2 000 metros de altura una bola de fuego caliente y luminosa y una onda expansiva que toca la superficie del centro de la ciudad. La destrucci�n de gran parte de la capital se deber� principalmente a los efectos del calor irradiado y de la onda de alta presi�n que continuar� expandi�ndose por decenas de kil�metros. La figura 8 indica las diferentes zonas de da�o en la ciudad.

Dentro de un radio de cuatro kil�metros centrado en el Z�calo, y durante los 10 primeros segundos despu�s de la explosi�n, la presi�n sobrepasar� las 10 psi, por lo que toda construcci�n quedar� completamente destruida y no habr� sobrevivientes. Esta zona tiene como limites el monumento a la Raza, el extremo occidental de aeropuerto, el Palacio de los Deportes, el Parque del Seguro Social y las rejas de Chapultepec junto al monumento a los Ni�os H�roes.

Para distancias entre cuatro y seis kil�metros del punto cero, 15 segundos despu�s de la explosi�n las presiones alcanzar�n valores entre cinco y 10 psi, quedando en pie solamente los cimientos y los subterr�neos de los edificios.

 

Figura 8. Zonas da�adas durante la explosi�n hipot�tica de una bomba de 1 megat�n a 2 000 metros de altura sobre el Z�calo de la ciudad de M�xico. Los cuatro c�rculos se�alan el limite de las zonas donde el pulso de presi�n sobrepasar� las 10, 5, 2, y 1 psi, respectivamente.

Las calles estar�n cubiertas por varios metros de escombros y m�s o menos la mitad de la poblaci�n que habita en este anillo morir� principalmente debido al derrumbe de las construcciones. Quienes logren sobrevivir estar�n heridos y necesitar�n ayuda m�dica. Los vientos que sigan a la onda explosiva tendr�n velocidades de unos 300 kil�metros por hora. Esta zona de destrucci�n se extiende hasta la Bas�lica de Guadalupe, por el Norte, el Pe��n de los Ba�os por el Este, la colonia Portales y el Hotel de M�xico por el Sur y el Auditorio Nacional en Chapultepec por el Oeste.

El anillo comprendido entre distancias de seis y 11 kil�metros al Z�calo sentir�, medio minuto despu�s de la detonaci�n, presiones entre dos y cinco psi, por lo que las construcciones quedar�n gravemente da�adas y habr� much�simos heridos. Es probable que los edificios que queden en pie se incendien debido al calor producido por la explosi�n, mismo calor que causar� quemaduras en la piel de las personas. Estas distancias desde el punto cero llegan hasta el l�mite norte con el estado de M�xico, Ciudad Nezahualc�yotl, y Ciudad Universitaria. Desde el Z�calo hasta estos l�mites, todas las ventanas de construcciones y edificios se quebrar�n debido a la onda de presi�n.

Finalmente dentro del anillo formado por radios de 11 y 16 kil�metros desde el centro de la ciudad, el da�o de la onda explosiva ser� menor en las construcciones, pero es posible que 25% de la poblaci�n resulte herida. Este �ltimo anillo llega hasta Tlalnepantla, Tlalpan y la delegaci�n Magdalena Contreras.

Medio minuto despu�s de la explosi�n, la bola de fuego deja de ser visible y al ascender a gran velocidad produce corrientes de aire que arrastran polvo y restos de las construcciones destruidas y forma el hongo nuclear. Una nube radiactiva que contiene elementos activados durante la explosi�n y productos de la fisi�n del uranio ascender� hasta unos 20 kil�metros de altura y luego ser� dispersada por el viento para volver a caer lentamente sobre regiones alejadas del lugar de la explosi�n.

La radiaci�n inmediata es letal para aquellas personas que se encuentren dentro de un radio de tres kil�metros del punto cero, pero esta zona ya ha sido totalmente devastada por los efectos de la onda de presi�n y del calor, por lo que de todos modos no hay sobrevivientes. Dentro de un �rea de unos 1 000 kil�metros cuadrados alrededor del Z�calo y durante uno o dos d�as despu�s de la explosi�n, caer� la lluvia radiactiva, en forma de polvo o granitos de tierra que emiten radiaci�n espont�neamente. Los niveles de radiaci�n sobre un �rea de 2 600 km2 (hasta distancias de 29 km del Centro, es decir, Texcoco, Ecatepec, el Ajusco) ser�n letales para toda persona expuesta (es decir, sin la protecci�n adecuada), ya que llegar�n a los 900 rads. Dentro de una superficie de 10 500 km2 (57 km de distancia al Z�calo), la dosis de radiaci�n recibida por individuos no protegidos durante los primeros d�as que sigan a la explosi�n llegar� a unos 100 rads. Tal vez esto no causar� la muerte inmediata, pero s� aumentar� gravemente la incidencia de c�ncer y anormalidades gen�ticas en la poblaci�n. En nuestro ejemplo, estos efectos se har�n sentir en zonas que llegan hasta los volcanes, el valle de Cuernavaca, Chalma y Toluca, o incluso m�s lejos, dependiendo de la intensidad y direcci�n de los vientos.

El n�mero total de muertes despu�s de una explosi�n como la descrita depender� de muchos factores diferentes: la densidad de la poblaci�n en las cercan�as al punto cero, la hora del d�a en que ocurra la explosi�n, las condiciones atmosf�ricas, y otras m�s dif�ciles de precisar. Para una ciudad muy poblada se estima que 500 000 personas morir�n inmediatamente, quedando un n�mero similar de heridos. Hay, que recordar que debido a la destrucci�n reinante no se puede esperar ning�n tipo de ayuda de bomberos para sofocar los incendios que se declaren, ni de personal m�dico para rescatar heridos. El tr�nsito por las calles ser� imposible (no ser� f�cil reconocer lo que antes era una calle) y seguramente los hospitales habr�n sufrido el mismo da�o que el resto de la ciudad. Tomando estos factores en cuenta, el n�mero de v�ctimas podr�a llegar al 1 000 000 de personas.

El an�lisis presentado ha supuesto que la metr�poli ser�a atacada con un solo artefacto nuclear. La estrategia militar actual recomienda que toda ciudad con m�s de 3 000 000 de habitantes sea el blanco de tres bombas de un megat�n, 10 bombas de 500 kilotones, y otras tantas de menor poder explosivo. De este modo, es seguro que no habr� sobrevivientes.

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