I. LOS SAT�LITES, LAS NAVES ESPACIALES Y NOSOTROS

RUTH GALL

TREINTA a�os han pasado desde el lanzamiento al espacio del Sputnik 1, el que inicia la era espacial. Desde esta fecha han sido lanzados al espacio m�s de 3 000 sat�lites y naves espaciales que, equipados con instrumentos, realizaron innumerables misiones.

De all� surgen las preguntas sobre qu� importancia tiene el uso de veh�culos espaciales, qu� misiones se han realizado hasta la fecha y qu� ventajas ofrece la era espacial al mundo y en particular a los pa�ses c�mo los nuestros.

Es un hecho que la era espacial abri� al hombre dos nuevas perspectivas: una nueva visi�n de la Tierra y una nueva visi�n del Universo.

Como lo veremos, los descubrimientos producidos en la era espacial revolucionaron tanto a las ciencias b�sicas como a las aplicadas y a las sociales. As�, se abrieron nuevos rumbos para la geof�sica, la astronom�a, la f�sica del Sistema Solar, la climatolog�a y las comunicaciones; e incluso se abrieron nuevas disciplinas satelitarias como la cometolog�a, la telecomunicaci�n y el derecho espacial, entre otras.

Cabe se�alar que, como sabemos, mientras los sat�lites giran alrededor de una �rbita fija, las naves espaciales suelen adentrarse en el espacio. Algunas de estas naves est�n destinadas a abandonar nuestro Sistema Solar y a seguir su camino a trav�s de la V�a L�ctea.

Para entrar al mundo de las misiones espaciales debemos mencionar que en la explotaci�n espacial se utilizan b�sicamente dos m�todos. Uno, la detecci�n "in situ", que consiste en la exploraci�n directa con instrumentos, ya sea a lo largo de la trayectoria del veh�culo espacial o mientras �ste explora los cuerpos o espacios de inter�s. Dos, la teledetecci�n, es decir, la detecci�n a grandes distancias.

Para terminar esta breve introducci�n, debemos confesar que nuestro prop�sito es ante todo dirigir la atenci�n de nuestros investigadores y —�por qu� no?— de los estudiantes, hacia las diferentes disciplinas espaciales, para uso y exploraci�n del espacio con nuestros propios fines.

Nos parece urgente la formaci�n de cuadros y recursos humanos, tanto en ciencias b�sicas y aplicadas espaciales, como en tecnolog�as de este tipo, no s�lo porque representa uno de los quehaceres cient�ficos y tecnol�gicos de vanguardia sino, adem�s, porque conllevan implicaciones econ�mico-sociales de gran trascendencia. No podemos olvidar que el siglo XXI est� acerc�ndose a pasos agigantados.

DESCUBRIMIENTO DEL DOMINIO TERRESTRE: UN NUEVO CONCEPTO SOBRE NUESTRO PLANETA

Como dijimos en la introducci�n de este artículo la era espacial ha tra�do consigo cambios revolucionarios sobre los conceptos que ten�amos con respecto al espacio que rodeaba la Tierra. Para poder entender a fondo este cambio tenemos que retroceden en el tiempo.

Antes de la era espacial se cre�a que el espacio interplanetario1[Nota 1] era una regi�n de quietud y vac�o, alterada s�lo durante las perturbaciones solares.

Como lo muestra la figura 1, se pensaba tambi�n que nuestro planeta ocupaba en el Sistema Solar un espacio del dominio terrestre de forma esf�rica de aproximadamente 7 870 km de radio. Se cre�a que este espacio estaba supuestamente constituido por la Tierra y las capas atmosf�ricas que la rodeaban donde la ex�sfera era la capa externa y fronteriza.

Al margen de este concepto se cre�a tambi�n que las l�neas cerradas del campo magn�tico terrestre rebasaban esta frontera y que se iban extendiendo —cada vez m�s tenues— a trav�s del medio interplanetario (Figura 2).

Las exploraciones mediante sat�lites, entre 1958 y 1961 mostraron la falacia de estos conceptos y dieron origen a la geof�sica exterior.

Lo que quisi�ramos se�alar de antemano es que encima de las capas atmosf�ricas existen otras de fundamental importancia, y que el campo geomagn�tico no penetra al espacio interplanetario, sino que act�a como un centinela fronterizo del dominio terrestre.

Entre los descubrimientos de mayor trascendencia figura "el viento solar" compuesto de part�culas tales como los electrones, protones y iones, que emanan continuamente del Sol y que se propagan a trav�s del espacio interplanetario a una velocidad de 400 km por segundo.



Figura 1. La atm�sfera terrestre confinada en una c�scara esf�rica
de aproximadamente 1 500 km de grosor.


Figura 2. La imagen preespacial del espacio circumterrestre.

La poblaci�n de estas part�culas, que se conocen como plasma, es tan escasa que entre ellas no ocurre colisi�n alguna. Tambi�n se descubri� la magnet�sfera —la regi�n externa del dominio terrestre— que se encuentra embebida en las l�neas del campo magn�tico de la Tierra.

La magnet�sfera va acompa�ada de la magnetopausa, que es la l�nea fronteriza. Esta l�nea fronteriza es el resultado de la lucha que libra continuamente la fuerza del campo magn�tico contra la fuerza del "viento solar". Se conforma as� un centinela fronterizo que inhibe la penetraci�n del viento solar al dominio terrestre, separ�ndolo del espacio interplanetario.

Sin embargo como lo muestra la figura 3 la presi�n que ejerce el viento solar logra limitar el dominio terrestre situ�ndolo en una cavidad en forma de cometa.

El viento solar comprime parcialmente del lado d�a las l�neas del campo magn�tico dejando un espacio de s�lo 64 000 kil�metros de ancho. En cambio del lado noche, el viento solar se desliza a lo largo de la magnetopausa. �sta transmite la presi�n al interior del dominio terrestre induciendo as� —del lado noche— un estiramiento de las l�neas del campo magn�tico terrestre. Estas l�neas son las que se ven envueltas en una cola magnetosf�rica de unos 3 millones de kil�metros de largo.

Adem�s, durante las exploraciones mediante sat�lites, a�n anteriores a las ya descritas, se descubri� una zona de part�culas ionizadas, altamente energ�ticas —conocidas como Anillos de Radiaci�n o Anillos de Van Allen— que est�n confinadas por el campo magn�tico terrestre en forma de una dona y que se encuentran entre 700 y 48 000 kil�metros encima de la superficie terrestre. Esta poblaci�n, relativamente densa, es letal. Por ello se debe evitar la permanencia de los astronautas —aun siendo de pocos d�as— en esta regi�n, (Figura 3).

Actualmente se afirma que los Anillos de Van Allen son producto de subtormentas magnetosf�ricas que energetizan y desplazan part�culas de origen ionosf�rico, normalmente de baja energ�a. Asimismo se se�ala que son el resultado de un bombardeo de rayos c�smicos a la atm�sfera terrestre.

Y para terminar pasemos a un descubrimiento del dominio geof�sico que nada tiene que ver con el espacio pero s� con la geodesia. En marzo de 1958 un sat�lite geod�sico descubri� que la Tierra no es esf�rica, sino que tiene forma de pera, como lo muestra la figura 4.




Figura 3.




Figura 4. La Tierra no es exactamente una esfera. En esta figura se muestra una visi�n exagerada de la forma real de nuestro planeta. La deformaci�n aqu� mostrada no es notoria a simple vista.

LAS NUEVAS VENTANAS ASTRON�MICAS

Las atm�sferas son las guardianas de la vida en la Tierra porque logran inhibir el paso de radiaciones letales a la superficie terrestre; tal es el caso de los rayos gamma, los rayos X y los ultravioleta. Inhiben tambi�n el paso de un amplio espectro del infrarrojo, aunque �ste no representa peligro para la vida en la Tierra. Sin embargo, todas estas frecuencias son portadoras de una informaci�n muy valiosa para la exploraci�n del Universo.

La observaci�n del espacio desde la Tierra mediante el telescopio, la deben los astr�nomos a tres belgas que inventaron este instrumento al principio del siglo XVII. A pesar de que con los a�os los telescopios se han ido perfeccionando, la observaci�n de cuerpos celestes a trav�s de estos instrumentos s�lo se puede realizar en el espectro visible y algunas franjas del infrarrojo. No fue sino hasta despu�s de la segunda Guerra Mundial que la astronom�a se enriqueci� con los radiotelescopios que proporcionaron una observaci�n "m�s transparente" del Universo mediante todo el espectro2 [Nota 2]en radiofrecuencias.

Finalmente, con el inicio de la era espacial, los sat�lites astron�micos, que orbitan la Tierra a unos 1 000 km, abrieron al astr�nomo las ventanas de todo el espectro electromagn�tico para la observaci�n del Universo. Perm�taseme mostrar la importancia de esta apertura mediante dos interesantes ejemplos que han resultado de la observaci�n de los rayos X y de algunos rayos infrarrojos.

Los astr�nomos han podido percibir en algunas estrellas —de atm�sfera muy extendida— s�bitos desprendimientos de materia. Estos desprendimientos van asociados con emisiones discontinuas de rayos X que los astr�nomos observan y las asocian con la presencia en las vecindades de la estrella, de un cuerpo —hasta ahora hipot�tico— llamado "hoyo negro". Su campo gravitacional es tan fuerte que absorbe y no permite escapar ni la radiaci�n ni la materia que emite la estrella vecina. De ah� nuestra incapacidad para observarlo.

Las recientes observaciones en el infrarrojo realizadas con instrumentos a bordo de sat�lites astron�micos han permitido descubrir la presencia de discos de materia que giran alrededor de algunas estrellas. Siendo que los planetas del Sistema Solar fueron formados mediante este tipo de materia, se cree que en un futuro muy lejano estas estrellas estar�n acompa�adas de sus planetas.

Como se puede apreciar, la exploraci�n en el espacio mediante sat�lites astron�micos ofrece nuevas perspectivas de fundamental importancia. Es m�s, pr�ximamente se pondr� en �rbita un telescopio estadounidense que permitir� la observaci�n astron�mica a m�s de mil millones de a�os luz del Sistema Solar, porque aumenta 350 veces la profundidad observable del Universo, con respecto a lo que se tiene a la fecha.

Por lo pronto los astr�nomos no pueden explorar los espacios celestes con m�todos in situ. Sin embargo, tomando en cuenta que algunas naves espaciales —en lo que resta del siglo XX— se internar�n en la V�a L�ctea,3 [Nota 3] existe la posibilidad de que estas t�cnicas se desarrollen m�s y puedan ayudar al astr�nomo en sus exploraciones.

LOS INSTRUMENTOS ESPACIALES DEL HOMBRE: LOS SAT�LITES

1. La telecomunicaci�n satelitaria

La telecomunicaci�n mediante sat�lites resolvi� pr�cticamente los problemas de comunicaci�n en el planeta.

Mucho antes de la era espacial se usaban elementos naturales portadores de comunicaci�n como la ion�sfera y algunos medios como los cables submarinos. Sin embargo �stos no cuentan con suficiente ancho de banda, por ejemplo para la comunicaci�n televisiva.

Las microondas resolvieron parcialmente este problema por su amplia capacidad de transmisi�n. Sin embargo, aun en la comunicaci�n por este medio se tienen ciertas limitaciones. Como estas ondas no son reflejadas por la atm�sfera, no tienen la capacidad de comunicar directamente a dos estaciones situadas una debajo del horizonte de la otra. De ah� que este tipo de transmisi�n se logra mediante una red muy densa de estaciones repetidoras de microondas colocadas en tierra firme, pero, por supuesto, nunca en mares y oc�anos.

M�s a�n, hay regiones que carecen de estas estaciones de microondas, por ejemplo en las altas monta�as y en las selvas. De all� que antes de la era espacial, para comunicar Chile con Argentina la comunicaci�n se lograba s�lo v�a Nueva York.

Sin embargo los sat�lites de comunicaci�n —como dec�amos— resuelven todos estos problemas, ya que desde la �rbita geostacionaria �stos funcionan como altas torres cuya "visi�n" abarca tanto mares y oc�anos como continentes.

Actualmente la comunicaci�n internacional y nacional se realiza mediante sat�lites pertenecientes a organismos internacionales. S�lo algunos pa�ses cuentan con sus propios sat�lites de comunicaci�n, en general para servicio nacional, entre ellos, M�xico con el Sistema Morelos.

Las aplicaciones de la telecomunicaci�n mediante sat�lites son m�ltiples. Entre otras figuran la telefon�a, la televisi�n y la telegraf�a ya sea a nivel regional, continental o transoce�nico; tambi�n la comunicaci�n entre pueblos remotos que antes estaban incomunicados. Canad� por ejemplo, es uno de los pa�ses de mayor extensi�n territorial con poblaci�n esquimal al norte que, antes de la era espacial; carec�an de medios de comunicaci�n. Hoy en d�a no s�lo pueden comunicarse entre sus diferentes pueblos sino tambi�n con grandes urbes.

Aparte de la comunicaci�n terrestre y oce�nica existe tambi�n la comunicaci�n entre estaciones terrenas y sat�lites o naves espaciales. Por ejemplo, es fundamental captar la informaci�n sobre la exploraci�n realizada por naves espaciales en planetas, lunas y cometas y en la exploraci�n de los espacios mismos.

Tambi�n la comunicaci�n que se logra con los astronautas, durante su permanencia en el espacio es trascendente. Tal es el caso de los astronautas que permanecieron varias horas en el suelo lunar, o por ejemplo, la comunicaci�n frecuente que se establece con los astronautas rusos, que llegan a quedarse unos nueve meses abordo del MIR, hasta ahora la �nica estaci�n orbital permanente.

2. La teleobservaci�n y los recursos naturales

Como lo indica su nombre, la teleobservaci�n significa observar, detectar o percibir a distancia. De ah� que tambi�n se le conozca por teledetecci�n. Cuando se trata de la observaci�n de los recursos naturales terrestres se le llama percepci�n remota.




Figura 5. Campo maderero con plaga, detectado por sat�lites de Percepci�n Remota.

En general, para realizar la percepci�n remota (PR), los sat�lites coleccionan los datos mediante un c�digo digital para despu�s transmitirlos a la Tierra, donde son transformados en im�genes. El logro de una imagen terrestre de unos 34 225 km² se obtiene en aproximadamente dos horas.

Con la percepci�n remota es posible detectar todos los recursos naturales, sus deterioros y transformaciones. Por esto es que la PR cobra una importancia impresionante no s�lo por las posibilidades que ofrece de exploraci�n y conocimiento de dichos recursos, sino tambi�n dentro de los procesos productivos y econ�micos de los pa�ses. De hecho, con la PR se han enriquecido muchas disciplinas. A continuaci�n presentamos un listado que por si mismo habla del amplio y variado espectro en que la PR es �til. Aparecen solamente unos cuantos ejemplos.


Objetos y disciplinas de la percepci�n remota

Agricultura. Energéticos Oceanografía.
Asentamientos (hidrocarburos y Rutas viales.
humanos. geotermia) Selvas.
Cartografía. Erosión. Silvicultura.
Climatología. Meteorología. Suelos.
Desertificación. Minería.  
Ecología. Pesca.  



Entre todas las innovaciones tecnol�gicas la PR es una de las m�s importantes ya que a cada pa�s le interesa conocer a fondo el estado de sus propios recursos naturales.

Sin embargo, hasta la fecha s�lo cinco pa�ses cuentan con sat�lites de percepci�n remota, los cuales pueden explorar todo lo que encuentran a lo largo de sus �rbitas.

Los pa�ses que cuentan con sat�lites de percepci�n remota son: la India, los Estados Unidos, la URSS, Jap�n y Francia. Entre �stos, la serie de dos sat�lites franceses Spot destaca por su gran avance tecnol�gico. El Spot 2 lograr� la detecci�n de casi todos los recursos de la mayor�a de los pa�ses en aproximadamente 24 horas y estar� ubicado en la �rbita polar. La rapidez con la que efectuar� sus operaciones, le permitir� f�cilmente observar los recursos naturales temporales como —por ejemplo— el cultivo.

Los pa�ses que, como el nuestro, no cuentan con sat�lites de PR, se ven obligados a comprar los datos que detectan los sat�lites de otros pa�ses. Asimismo necesitan comprar la infraestructura tecnol�gica para poder interpretar dichos datos. La compra por parte de nuestros pa�ses de los datos y de tecnolog�a soluciona moment�neamente sus necesidades de exploraci�n, que resulta muy costosa cuando trata de la exploraci�n de recursos naturales temporales, tan importantes en la econom�a nacional de cualquier pa�s.

3. Meteorolog�a, navegaci�n marina y oceanogr�fica

Antes de la era espacial, la informaci�n sobre el estado del tiempo se realizaba mediante contadas estaciones terrestres, que s�lo aportaban una informaci�n local ocasional. Con base en esta informaci�n se sol�an hacer pron�sticos del tiempo muy deficientes, seg�n los propios meteor�logos. Adem�s resultaba imposible establecer estaciones en las monta�as altas, oc�anos, mares y en los desiertos.

Existen dos tipos de �rbitas donde actualmente se sit�an los sat�lites meteorol�gicos: la �rbita geoestacionaria y la �rbita polar.

La altura de la �rbita geoestacionaria4 [Nota 4]le posibilita a los sat�lites una perspectiva que abarca particularmente toda una cara del planeta —de continentes, oc�anos y nubosidad.

Por las caracter�sticas de la �rbita polar,5 [Nota 5]los sat�lites meteorol�gicos situados en ella pueden hacer una "revisi�n de arriba hacia abajo de la Tierra", aunque por su escasa altura tienen una perspectiva mucho menor que los situados en �rbita geoestacionaria.

Para lograr una visi�n global y simult�nea del estado meteorol�gico del planeta es necesario contar —por lo menos— con tres sat�lites situados en distintos puntos de la �rbita geoestacionaria.

La meteorolog�a mediante sat�lites se inicia a partir de los a�os setenta con el lanzamiento de Tiros 1 en �rbita polar. Su misi�n fue explorar y recoger 23 000 fotograf�as del estado del tiempo. Con ello, se inicia una era de predicciones meteorol�gicas de mucha mayor confiabilidad.

La serie de sat�lites Tiros en �rbitas polares no s�lo toman fotograf�as del estado del tiempo sino adem�s cuentan con instrumentos que detectan la temperatura y eval�an el contenido del ozono en la atm�sfera.

Se cuenta con sat�lites en �rbita geoestacionaria desde 1966, que detectan ante todo el estado de nubosidad a nivel global.

La exploraci�n meteorol�gica se realiza simult�neamente mediante sat�lites en �rbitas polares y en �rbitas geoestacionarias. Todo este avance logr� que la exploraci�n meteorol�gica fuera tridimensional y global.

Por ello los sat�lites meteorol�gicos actualmente sirven para conocer el estado del tiempo tanto en la tierra como en mares y oc�anos. De all� que la navegaci�n se gu�a hoy con base en la informaci�n satelitaria que proporciona los datos sobre el estado del tiempo, as� corno sobre el estado de las corrientes marinas.

Este avance en navegaci�n marina y oceanogr�fica va tan lejos que hoy existen compa��as que se dedican, con base en los datos de sat�lites, a se�alar a los buques rutas de mayor seguridad y menor uso de combustible.

Finalmente es posible, por la pronta y simult�nea detecci�n del estado del tiempo a trav�s de sat�lites, la existencia de un sistema de alerta meteorol�gica mundial, para la prevenci�n de da�os posibles causados por fen�menos naturales de alto riesgo huracanes, tormentas, etc�tera.

LAS NAVES ESPACIALES EXPLORAN LOS PLANETAS DEL SISTEMA SOLAR

Antes de la era espacial, el hombre, para la exploraci�n de los planetas, s�lo contaba con telescopios �pticos y de radiofrecuencia. Estos aparatos le proporcionaban una informaci�n no n�tida debido, en parte, a las distancias de centenas y hasta miles de millones de kil�metros existentes entre los planetas observados y la Tierra.

Con el advenimiento de la era espacial el hombre logr� enviar al espacio m�ltiples naves dotadas de instrumentos para realizar misiones de exploraci�n de los planetas del Sistema Solar. Tanto las naves como los instrumentos fueron totalmente automatizados, sin presencia ni participaci�n de astronautas.

La exploraci�n de los planetas se realiz� con diversos m�todos. Para ello, las naves algunas veces solamente pasaban en la cercan�a de los planetas; y algunas otras, las naves ten�an una permanencia relativamente larga en �rbita planetaria.

En el caso de la exploraci�n de los planetas de suelo s�lido, se us� adem�s el m�todo de impacto con el suelo planetario, utilizando instrumentos para la exploraci�n del mismo y del medio ambiente. Se us� tambi�n, desde la nave en �rbita, un descenso suave de una "c�psula"6[Nota 6] o un "lander"7[Nota 7] que se depositaba en el suelo planetario y ejecutaba la exploraci�n tambi�n mediante instrumentos automatizados.

En los planetas gaseosos o l�quidos como J�piter, Saturno y Urano la exploraci�n se realiza b�sicamente desde las alturas de las atm�sferas planetarias.

Los instrumentos a bordo de las naves de las c�psulas, de los "landers" o de los globos se utilizaron principalmente para la exploraci�n de las atm�sferas y su composici�n, as� como del campo magn�tico, la magnet�sfera, los Anillos de Van Allen, los vientos planetarios, la interacci�n con el viento solar y la presencia de rayos c�smicos.8[Nota 8]

Otros de los instrumentos de exploraci�n utilizados fueron los relacionados con los que exploraban las superficies planetarias, los sat�lites de dichos planetas, los asteroides y meteoritos. Tambi�n las naves estaban equipadas con instrumentos indispensables para la telecomunicaci�n con la Tierra radio, imagen televisiva y por supuesto, aparatos para la toma y env�o de datos y fotograf�as.

Y para terminar con los m�todos de exploraci�n planetaria el hombre aprovech� los "instrumentos naturales". Us� la fuerza de gravedad de algunos planetas para impulsar y encaminar las naves hacia otros planetas, ya sea para enviarlas en direcci�n perpendicular a la ecl�ptica o bien para dirigirlas hacia la frontera del espacio interplanetario, —hasta ahora desconocida— y para que �stas posteriormente se adentraran en el espacio interestelar.

La exploraci�n de los planetas se realiz� por medio de las naves espaciales de la URSS y de los Estados Unidos empezando con los planetas m�s cercanos al Sol, a saber Venus, Marte y Mercurio y terminando con J�piter, Saturno y Urano, que se encuentra a unos 3 000 millones de kil�metros de distancia del Sol. La exploraci�n de los primeros se realiza entre 1961 y 1984, mientras que de los segundos entre 1972 y 1986.

La exploraci�n de Venus, Marte y Mercurio

La serie de naves sovi�ticas Venera que exploraron Venus lograron en orden cronol�gico: el primer acercamiento a Venus; el impacto con el suelo venusiano; el descenso de una c�psula dotada de un paraca�das y finalmente la colocaci�n de la nave en �rbita venusiana y el subsecuente descenso a la superficie venusiana de un "lander".

Adem�s en 1984 la URSS env�a las naves Vega 1 y Vega 2 hacia Venus, mismas que, como veremos, exploraron el cometa Halley dejando, cada una, un globo dotado de instrumentos para la exploraci�n de la atm�sfera.

Los Estados Unidos en cambio env�an primero a Venus los Mariner 2 y Mariner 10, que pasan a miles de kil�metros del planeta. En 1978 enviaron un orbitador9 [Nota 9]venusiano, el Pionero-Venus, que mediante un radar explor� la atm�sfera y realiz� el estudio de la superficie por medio de cuatro sondas, dos del lado d�a y dos del lado noche.

La exploraci�n de Marte se realiz� entre 1965 y 1974 mediante tres naves estadunidenses Mariner y siete naves sovi�ticas Marte. Los Mariners se limitaron al acercamiento al planeta mientras que la serie de naves de la URSS iniciaron su exploraci�n coloc�ndose en �rbita y descendiendo despu�s lentamente a la superficie marciana.

Mercurio, el planeta m�s peque�o y cercano al Sol fue explorado en 1973 por el Mariner 10, que pas� tres veces cerca de este planeta fotografiando y enviando los datos a la Tierra.

Exploraci�n de J�piter, Saturno y Urano

Estados Unidos fue el �nico pa�s que explor� J�piter, Saturno y Urano. Para ello se utilizaron las naves Pionero 10 y 11 y Voyager 1 y 2. N�tese que la exploraci�n de estos planetas —en contraste con los cercanos al Sol— se basa en datos no siempre directos debido ante todo al hecho de que las naves no se pueden adentrar en las regiones m�s internas de los planetas.

La exploraci�n de J�piter comienza con Pionero 10 lanzado en marzo de 1972 desde Cabo Kennedy. Despu�s de once horas de vuelo cruza la �rbita lunar y entra en la zona de los anillos de asteroides —que se encuentra entre Marte y J�piter— la que atraviesa durante siete meses. Nueve meses m�s tarde inicia la exploraci�n de J�piter a una distancia de 209 600 kil�metros del planeta. La comunicaci�n con la Tierra se logra mediante una antena que cuenta con un sensor solar como fuente de energ�a. El Pionero 10 abandon� J�piter despu�s de siete d�as de exploraci�n. Se espera que cruzar� la �rbita de Plut�n, y seguir� a lo largo de la ecl�ptica para posteriormente abandonar el Sistema Solar. Por su lado, la nave Pionero 11 —despu�s de un viaje de 20 meses— lleg� a J�piter a fines de 1974, donde penetr� hasta 36 800 kil�metros dentro de las nubes, desde donde explor� muchas de las caracter�sticas de J�piter, superando lo realizado por Pionero 10.

Terminando la exploraci�n de J�piter, e1 Pionero 11, tambi�n llamado Pionero-Saturno lleg� a Saturno en 1979, despu�s de recorrer aproximadamente tres millones de kil�metros en el espacio. La nave logr� el mayor acercamiento al planeta al llegar hasta 20 000 kil�metros de profundidad debajo del techo de nubes. Terminando la misi�n, la fuerza de gravedad del planeta impuls� a la nave en la direcci�n perpendicular a la ecl�ptica.

El mayor acercamiento de los Voyager 1 y 2 a J�piter ocurre entre marzo y agosto de 1979 o sea unos 20 meses despu�s de sus lanzamientos. Los grandes descubrimientos logrados mediante estas naves fueron observados en pantallas televisivas tanto en Estados Unidos como en M�xico. Terminando la exploraci�n, que dur� m�s de 100 d�as, se logr� enviar a la Tierra un n�mero extraordinario (de 250 mil millones de bits) de datos.

Realizada la misi�n en unos 100 d�as, se utiliz� la fuerza de gravedad de J�piter para dirigir los Voyager hacia Saturno, logrando as� el encuentro con este planeta en agosto de 1980, exploraci�n que termina en diciembre del mismo a�o. Acabada la misi�n, el Voyager 1, seguir� su camino a lo largo de la ecl�ptica, para llegar a la heliopausa; cruzando esta frontera —a�n desconocida— la nave tomar� el rumbo del espacio gal�ctico.

Por otro lado y aprovechando una situaci�n coyuntural, la que s�lo ocurre una vez cada ,175 a�os, se logr� mediante el uso de gravedad de Saturno encaminar al Voyager 2, hacia Urano.

As�, despu�s de ocho y medio a�os de viaje a trav�s del espacio interplanetario esta nave se acerc� en enero de 1986 a 107 000 kil�metros de este planeta, y durante 5 meses realiz� la exploraci�n del mismo.

La transmisi�n a la Tierra de fotograf�as y datos obtenidos tom� dos horas y 45 minutos, siendo la distancia entre Urano y Tierra del orden de 294 mil millones de kil�metros. Para mejorar la transmisi�n de las se�ales provenientes del Voyager 2, se instalaron unas nuevas antenas parab�licas en Australia, Espa�a, California y en los Estados Unidos.

Despu�s de terminar la misi�n, el Voyager 2 cruzar� la heliopausa para iniciar una historia de navegaci�n a trav�s del espacio interestelar.10[Nota 10]

LA EXPLORACI�N DE LA LUNA

La exploraci�n de la Luna sin duda es hasta la fecha una de las haza�as espaciales m�s extraordinarias del hombre. En ella participaron tanto las naves norteamericanas como las sovi�ticas.

La exploraci�n de la Luna por parte de los Estados Unidos se inici� en 1961 con dos tipos de misiones: las que se realizaron por medio de naves automatizadas y que podr�amos llamar "auxiliares": los Rangers, los Surveyors y los orbitadores lunares. Estas misiones auxiliares sirvieron de apoyo a la serie fundamental —y de todos conocida— de las 18 naves Apolo. Como veremos m�s tarde, la exploraci�n de la Luna por parte de los sovi�ticos se hizo mediante 24 naves, totalmente automatizadas conocidas con el nombre de Lunas.

Las misiones de los Rangers estadounidenses y que comenzaron —como dec�amos— desde 1961, consist�an en una especie de hara-kiri: las naves se iban acercando a la Luna hasta impactarse y destruirse contra el suelo lunar. Durante los �ltimos 10 minutos anteriores a la colisi�n, lograban fotografiar la superficie del sat�lite y enviar las im�genes a la Tierra.

Las misiones de los orbitadores lunares duraron muy poco por fallas ingenieriles. Sus misiones —desde la �rbita lunar— eran nuevamente fotografiar la superficie para las futuras y apropiadas zonas de alunizaje de las naves Apolo y de los Surveyors. Esto comenz� en agosto de 1966 para terminar en 1967.

Casi paralelamente, en mayo de 1966, se inician tambi�n las misiones de exploraci�n de las naves Surveyors, que entraron en �rbita lunar cumpliendo con proyectos de exploraciones ingenieriles y cient�ficas as� como de toma de im�genes. La finalidad de estas exploraciones era tambi�n la selecci�n de las zonas m�s adecuadas para el alunizaje de las naves Apolo. Para ello, estas naves utilizaron el m�todo de descenso suave a la superficie lunar. En estas mismas misiones se realizaron tambi�n algunas excavaciones del suelo lunar para su an�lisis qu�mico.

Otro de los elementos auxiliares para el proyecto Apolo fueron los sat�lites tripulados Gemini, de �rbita baja, que cumpl�an con diversas misiones, de las cuales s�lo algunas estaban asociadas al proyecto Apolo. Se centraron en la exploraci�n de las "condiciones de acoplamiento" entre naves, mismas que se esperaba despu�s lograr entre el m�dulo lunar,11[Nota 11] que bajar�a a la Luna, y la nave Apolo, que se quedar�a en �rbita lunar.

El programa se inici� en l966, con la serie de seis naves Apolo totalmente automatizadas y sin tripulaci�n a bordo. Sus principales misiones fueron las pruebas ingenieriles de funcionamiento de cohetes de la nave y de descenso y ascenso del m�dulo lunar.

Los vuelos tripulados comenzaron con el Apolo 7, en el que los astronautas realizaron —desde la nave— las pruebas del funcionamiento de la misma y experimentaron con el sistema de rastreo, comando y comunicaci�n. Tambi�n se llevaron a cabo experimentos m�dicos sobre la desmineralizaci�n de los huesos y los cambios celulares de la sangre de los astronautas.

El Apolo 8 fue la primera nave que adem�s de ser tripulada, pudo permanecer en la �rbita lunar durante 20 horas. Ya con las naves Apolo 9 y 10, los astronautas realizaron pruebas ingenieriles en el m�dulo lunar y pruebas de alunizaje de los astronautas. Finalmente, estas naves hicieron un vuelo de ocho horas en el que los astronautas permanecieron en el m�dulo orbitando la Luna, a la altura de 14 km sobre la superficie de nuestro sat�lite.

No fue sino hasta julio 20 de 1969, cuando el Apolo 11 se cubre de gloria por lograr el primer descenso del hombre a la superficie lunar. Esta misi�n tuvo tambi�n como objetivo la exploraci�n del suelo de la Luna, sus caracter�sticas y del medio. As� el Apolo 11 mostr� la capacidad del hombre de salir al espacio, trabajar en �ste para regresar despu�s sano y salvo a la Tierra.

Las siguientes misiones de la serie Apolo se concentraron en exploraciones seleneol�gicas y la exploraci�n y colecci�n de muestras del suelo lunar, incluyendo aquellas que fueron tra�das a la Tierra. Adem�s se estudiaron las variaciones gravitacionales de la Luna, el medio lunar, la penetraci�n del viento solar, la presencia de protones, iones y electrones en el espacio lunar y las actividades s�smicas de la Luna. Fueron muy importantes tambi�n las exploraciones del ambiente lunar, mismas que se lograron por la interacci�n del hombre con el veh�culo de transporte "Rover", con �ste, los astronautas pod�an trasladarse a distintas partes de la Luna.

El proyecto termina en 1975 con el lanzamiento de la nave Apolo 18 y la permanencia temporal de astronautas en el suelo lunar. En este �ltimo proyecto participaron tambi�n los sovi�ticos. Con el amarizaje en el Oc�ano Pac�fico y el exitoso regreso de los astronautas a la Tierra, concluyen las enriquecedoras misiones de la serie Apolo.

En contraste con la exploraci�n estadounidense de la Luna, la Uni�n Sovi�tica se bas� en naves e instrumentos robotizados.

La exploraci�n de la Luna, mediante 24 naves llamadas Luna la iniciaron los sovi�ticos en 1959 con el lanzamiento de Luna 1, la que pas� a 6 500 km de nuestro sat�lite mientras iba coleccionando fotos del mismo y envi�ndolas a la Tierra.

La nave Luna 2 choc� con el suelo lunar pero logr� una exploraci�n mediante instrumentos que mostraron la ausencia en nuestro sat�lite de las radiaciones de los Anillos de Van Allen. La Luna 3 pas� a 7 000 km, de la Luna, logrando fotografiar su lado obscuro.

Entre 1963 y 1965 se lanzaron cinco naves; todas �stas intentaban descender suavemente en la Luna: algunas no lo lograron porque se alejaron demasiado y otras porque chocaron con la superficie lunar.

La nave 9 lanzada en 1966 y enviada a la �rbita lunar, alrededor de la cual orbit� 460 veces, seleccion� durante un semestre datos circunlunares que envi� a la Tierra. En cambio, Luna 10 logr� un estudio mediante instrumentos y descubri� que el campo magn�tico de la Luna es muy d�bil y que alrededor de �sta existe una �nfima densidad de micrometeoroides. Las siguientes misiones de las naves Luna se concentraron en datos cient�ficos tales como la densidad del suelo, el campo gravitacional de la Luna y las relaciones masa-Tierra-Luna. Para conocer la tercera dimensi�n del suelo lunar se utiliz� un taladro autom�tico que penetr� hasta 35 cm de profundidad del suelo, envi�ndose 100 gr de muestras lunares a la Tierra.

La robotizaci�n de las naves e instrumentos sovi�ticos en la exploraci�n lunar, desempe�� un papel fundamental para el mayor conocimiento de la Luna.

En noviembre de 1970 se logr� el descenso al suelo lunar, por medio de una rampa, del veh�culo robotizado Lunakhod, que cont� con un radio que transmiti� y recibi� las instrucciones, dos sistemas de televisi�n para lograr im�genes panor�micas, c�maras fotogr�ficas, un sistema de antenas, telescopio de rayos x, detectores de protones, electrones y part�culas alfa.

La misi�n del Lunakhod 2 fue similar a la del anterior Lunakhod, pero viaj� a trav�s de zonas accidentadas y a lo largo de distancias m�s grandes. Por ello el Lunakhod 2 pudo obtener un mayor n�mero de datos.

La exploraci�n de la Luna por los sovi�ticos termin� en 1976 con las misiones de las naves 22, 23 y 24 de la serie y que se abocaron a la exploraci�n de la Luna desde la �rbita. As� terminan estas interesantes misiones sovi�ticas robotizadas.

EL COMETA HALLEY

En su larga historia de 30 viajes alrededor del Sol, en noviembre 27 de 1985 el cometa Halley se encontr� con una serie de naves espaciales esperando su aparici�n.




Figura 6. Cometa Halley, explorado por medio de sat�lites de diferentes pa�ses.

Entre �stas figuraba el Giotto de la ESA (Agencia Espacial Europea), los dos sat�lites japoneses Sakigake y Suisei, la nave internacional ICE y las dos naves rusas Vega 1 y Vega 2, una de las cuales, como ya lo mencionamos, antes de llegar al Halley pas� cerca de Venus dejando en la superficie del planeta un "lander" y dos globos (Figura 6).

Tomemos como ejemplo la exploraci�n realizada por las dos naves espaciales Vega 1 y Vega 2, en la que cooperaron los Estados Unidos con la Uni�n Sovi�tica.

En menos de dos horas las naves Vega atravesaron el cometa a 280 000 km/seg cruzando la cola del cometa y acerc�ndose hasta unos 5 000 kil�metros del n�cleo. Este cuerpo s�lido en forma de una papa, result� ser el objeto m�s oscuro del Sistema Solar.

El Sol, al calentar el material del n�cleo, da lugar a que se emita un gas con peque�as part�culas de polvo. La lista de elementos de la cola incluye entre otros CN, C, CH, H20, NH2 y HCN; se detect� tambi�n que la componente principal del gas ionizado est� formada por agua.

Adem�s, con los aparatos a bordo se descubri� tambi�n la presencia del plasma y de una onda de choque que se extiende a un mill�n de kil�metros.

Para resumir, de la exploraci�n del Halley se concluye que los cometas son peque�os cuerpos de polvo y hielo, que quedaron de la temprana formaci�n del Sistema Solar.

El calentamiento del cometa en la cercan�a del Sol y la aureola que se forma alrededor del n�cleo es en parte responsable de toda la m�stica de siglos que se asocia a los cometas.

NOSOTROS EN LA ERA ESPACIAL

Nos gustar�a presentarles el panorama actual de las actividades espaciales en nuestro pa�s.

La Universidad Nacional Aut�noma de M�xico forma cuadros de alto nivel acad�mico en m�ltiples disciplinas espaciales, tanto en ciencias b�sicas y aplicadas especiales, como en sociales. Recientemente la UNAM est� desarrollando tecnolog�a espacial;12 [Nota 12] al mismo tiempo, atiende sus necesidades haciendo uso de la infraestructura tecnol�gica espacial ya existente en el pa�s.

Tambi�n, dentro de sus actividades espaciales, participa el sector gubernamental y algunas otras instituciones del pa�s. Veamos esto con m�s detenimiento.

El sector universitario

La trayectoria espacial de la UNAM, se inicia en 1962 con la fundaci�n del Departamento del Espacio Exterior —hoy Departamento de F�sica Espacial— en el Instituto de Geof�sica. Adem�s, en esa fecha se integr� al Plan de Estudios de la Facultad de Derecho, la c�tedra de derecho en aeron�utica y astron�utica. Actualmente, el Instituto de Geof�sica ofrece cursos de maestr�a y doctorado en F�sica Espacial.

Conviene se�alar que las ciencias espaciales b�sicas, como la F�sica Espacial del Sistema Solar y la Astrof�sica, se desarrollan exclusivamente en los Institutos de Geof�sica y el de Astronom�a de la UNAM.

La climatolog�a y meteorolog�a satelitarias se realizan en el Centro de Ciencias de la Atm�sfera de la UNAM.

Diversos institutos de la UNAM utilizan los datos obtenidos de percepci�n remota: el instituto de Geograf�a, el Instituto de Geolog�a, la Facultad de Ciencias, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnolog�a, el Instituto de Investigaciones en Matem�ticas Aplicadas y en Sistemas, y el Instituto de Geof�sica. S�lo en los �ltimos se investiga sobre ella y en el de Geof�sica se imparten cursos de posgrado sobre percepci�n remota.

La tecnolog�a, que comprende por ejemplo el dise�o de construcci�n de antenas parab�licas, se realiza en el Centro de Instrumentos, y el desarrollo de sistemas de codificaci�n, para la comunicaci�n satelitaria, en la Facultad de Ingenier�a.

Grupo Interdisciplinario de Actividades Espaciales (GIAE)

Por otro lado, el Grupo Interdisciplinario de Actividades Espaciales de la UNAM, fundado en 1985 por la Rector�a, coordina proyectos en ciencias b�sicas aplicadas y sociales y de tecnolog�a satelitaria con muchos de estos institutos y con otras instituciones de investigaci�n y tecnol�gicas del pa�s.

Uno de sus principales proyectos es la realizaci�n de experimentos espaciales autom�ticos para ser realizados en estado de microgravedad y vac�o relativo. Otro de los proyectos de gran importancia del GIAE es el dise�o y construcci�n de un sat�lite experimental de colecci�n y env�o de datos en el que participan algunas cifras instituciones cient�ficas del pa�s. Adem�s, est� especialmente interesado en la formaci�n de recursos humanos en el �rea espacial. Desarrolla investigaciones sobre la comunicaci�n satelitaria y sobre la repercusi�n social de la era espacial, tanto en M�xico como en Latinoam�rica. Estos �ltimos proyectos los realiza en coordinaci�n con las facultades de Ciencias Pol�ticas y Sociales y la de Filosof�a y Letras.

Asimismo, el GIAE cuenta con proyectos de cooperaci�n latinoamericana de tecnolog�a espacial.

El sector estatal

Dentro del sector estatal son cuatro las secretar�as implicadas en las actividades espaciales; a saber: la Secretar�a de Relaciones Exteriores (SRE), la Secretar�a de Comunicaciones y Transportes (SCT), el Instituto Nacional de Estad�stica, Geograf�a e Inform�tica (INEGI), dependiente de la Secretar�a de Programaci�n y Presupuesto, y la Secretar�a de Agricultura y Recursos Hidr�ulicos (SARH).

Desde el advenimiento de la era espacial, la SRE juega un papel importante en lo que se refiere al derecho internacional del espacio. Se ha caracterizado por su clara pronunciaci�n para que �ste sea utilizado con fines pac�ficos y por su insistencia en el desarme mundial. Tambi�n esta Secretar�a cuenta con la Direcci�n General para la Organizaci�n de las Naciones Unidas que se encarga de establecer relaciones con la Divisi�n de Asuntos del Espacio Exterior de la ONU.

La Secretar�a de Comunicaciones y Transportes (SCT) se ocupa de las comunicaciones mediante sat�lites en M�xico. Maneja el sistema de telefon�a, telex y televisi�n a trav�s del Sistema Morelos, desde su adquisici�n en 1985. La estaci�n de control y telemetr�a est� ubicada en Iztapalapa, Distrito Federal. Por otro lado, cuenta desde 1968 con la estaci�n terrena en Tulancingo para la comunicaci�n satelitaria internacional, utilizando el Sistema Intelsat13 [Nota 13] Tambi�n imparte esta Secretar�a cursos sobre comunicaciones, basados generalmente en tecnolog�a importada en la Escuela Nacional de Telecomunicaciones.

El Instituto Nacional de Estad�stica y Geograf�a (INEGI) y la Secretar�a de Agricultura y Recursos Hidr�ulicos (SARH) utilizan datos satelitarios para la exploraci�n y conocimiento de los recursos naturales nacionales.

El INEGI se dedica principalmente a la elaboraci�n, cartogr�fica y al procesamiento de im�genes digitales.

La SARH, por su parte, cuenta con el Servicio Meteorol�gico Nacional (SMN) a trav�s de su estaci�n receptora de im�genes de los sat�lites meteorol�gicos Geos y Tiros. �stos proporcionan gratuitamente su servicio por medio de la Organizaci�n Mundial Meteorol�gica. Igualmente hacen uso de la PR (percepci�n remota) para estudiar y evaluar los �ndices de desforestaci�n del pa�s.

El servicio que presta la SARH, a trav�s del Sistema Meteorol�gico Nacional, resulta de gran utilidad para el Servicio Aeron�utico Nacional (SENEAM).

Instituto Polit�cnico Nacional

El Instituto Polit�cnico Nacional (IPN) se dedica principalmente al desarrollo de antenas y equipo terreno de recepci�n de se�ales de sat�lites. Imparte a su vez cursos de licenciatura y maestr�a en comunicaciones el�ctricas y electr�nicas del �rea espacial. El Departamento de F�sica y Matem�ticas del IPN desarroll� modelos matem�ticos para control de la estabilidad en �rbita del Morelos I.

Instituciones regionales

En la provincia mexicana existen instituciones dedicadas al �rea espacial que se circunscriben a actividades concretas y regiones espec�ficas.

En Jalapa, Veracruz, se encuentra el Instituto de Investigaciones de Recursos Bi�ticos (INIREB) que utiliza im�genes de percepci�n remota para estudiar el clima y la vegetaci�n tropical.

En el Centro de Investigaciones Cient�ficas y Estudios Superiores de Ensenada, Baja California (CICESE) se realiz� un plan de telefon�a rural regional y se cre� el primer laboratorio nacional de electr�nica para comunicaciones espaciales y estaciones terrenas de baja capacidad para recepci�n de im�genes del sat�lite Morelos. Se ofrecen cursos de maestr�a y doctorado y comunicaciones.

En Cuernavaca, Morelos, el Departamento de Comunicaciones del Instituto de Investigaciones Electr�nicas (IIE) ha realizado diversas actividades espaciales: un programa de computadoras para dise�o de redes de comunicaci�n v�a sat�lite, el dise�o de una antena parab�lica y un programa para la automatizaci�n de mediciones del Sistema Morelos.

Si bien el panorama general de las actividades espaciales en M�xico no es muy desarrollado, tambi�n es cierto que cuenta con una base cient�fica espacial bastante fuerte que tiene las condiciones para un desarrollo tecnol�gico propio. De all� nuestro inter�s en que los j�venes participen y reconozcan la importancia del quehacer espacial en nuestro pais, adem�s, de lo atractivo que puede resultar el trabajar en esta �rea de vanguardia.

EL PRESENTE Y EL FUTURO DE LA ERA ESPACIAL

Para completar la informaci�n sobre el uso del espacio; nos gustar�a se�alar cu�les son las corrientes recientes en esta rama y los futuros proyectos espaciales.

Los veh�culos de transporte espacial y el sistema de la primera estaci�n permanente

En 198l, los Estados Unidos iniciaron los vuelos de transbordadores: veh�culos espaciales tripulados de gran capacidad de carga, que se colocan y permanecen unos siete d�as en �rbita, a una altura de 300 km, antes de su retorno a la Tierra.

Los transbordadores cuentan con un compartimento de carga —que puede abrirse al espacio— y desde el cual se pueden lanzar los sat�lites y enviarlos a su �rbita,14 [Nota 14]realizar ejercicios extravehiculares, as� como experimentos expuestos al medio espacial. La nave cuenta tambi�n con un espacio interior para la tripulaci�n y para los llamados "expertos de carga", quienes son los responsables de la realizaci�n de experimentos cient�ficos.

Despu�s de m�ltiples lanzamientos de transbordadores estadounidenses, los vuelos fueron suspendidos en 1986, por el lamentable accidente sucedido al Challenger.

En ese mismo a�o, los sovi�ticos lanzaron al espacio la primera estaci�n permanente MIR, que orbita la Tierra a 340 km de altura. Esta estaci�n, hasta ahora la �nica en su g�nero, cuenta con una capacidad de acoplamiento con 6 naves espaciales. Dicho enlace puede lograrse autom�ticamente o mediante la acci�n del hombre.

La estaci�n permanente MIR es parte de un sistema que cuenta con dos tipos de naves auxiliares que tienen distintas funciones. El Soyuz M tripulado, que ya una vez acoplado cumple con la misi�n de permanecer alg�n tiempo en la estaci�n intercambiando astronautas y experimentos, para posteriormente regresar a la Tierra. En cambio, las naves Progreso tienen como funci�n la revitalizaci�n y abastecimiento de la estaci�n permanente. Para ello, logran el acoplamiento autom�tico y retornan tambi�n autom�ticamente a la Tierra.

MIR cuenta con cub�culos para astronautas, un comedor y diversos espacios dedicados a la realizaci�n de experimentos cient�ficos y obtener datos fotogr�ficos. Actualmente, en la estaci�n suelen permanecer dos astronautas unos diez meses, quienes realizan experimentos tanto dentro como fuera de la estaci�n.




Figura 7.


Figura 8.

Experimentos en estado de microgravedad y vac�o

Entre los experimentos actuales figuran el posible aprovechamiento de las condiciones del estado de microgravedad y vac�o que ofrece el espacio a las naves espaciales en �rbita terrestre. Tal es el caso de los transbordadores y del MIR.

Estas naves logran por ejemplo la perfecta aleaci�n de m�ltiples metales, as� como la excelencia de f�rmacos.

En la Tierra estos procesos distan de ser perfectos por la fuerza de gravedad, las corrientes convectivas y los contactos con el crisol, que provocan que dichas aleaciones sean impuras.

Los proyectos futuros de la era espacial

Hasta aqu� hemos descrito brevemente algunos de los proyectos espaciales ya realizados o en marcha. Pero la investigaci�n por medio de sat�lites contempla proyectos a�n m�s ambiciosos a futuro, como ejemplo mencionaremos el proyecto que existe para ser realizado a fines de los 80 y principios de los 90 y que consiste en un estudio exhaustivo sobre el estado actual de la Tierra, de su medio, sobre los elementos cambiables con el tiempo y sobre los que el propio hombre induce.

As� tambi�n existen proyectos espaciales a largo plazo pero que se perfilan en un futuro relativamente cercano.

Para asegurar las fuentes de energ�a para la Tierra, se planea un "sistema de sat�lites de energ�a solar", que coleccionar�an y enviar�an la energ�a solar a la Tierra. Este proyecto resultar�a factible, siempre y cuando se pudiera solucionar el deterioro del medio espacial inducido por los materiales de propulsi�n de dichos sat�lites. Se propone tambi�n la elaboraci�n en el espacio de estructuras altamente ligeras para usos m�ltiples.

Se planea adem�s el env�o y utilizaci�n de minerales de Marte y de la Luna, ante todo los que escasean en la Tierra, como es el aluminio y el uranio. Se prevé tambi�n el establecimiento de estaciones de lanzamiento de naves espaciales desde la Luna y desde Marte.

Entre los proyectos a largo plazo, figura una renovada exploraci�n de los planetas y sus sat�lites, para estudiar no s�lo sus caracter�sticas actuales, sino tambi�n los elementos de su deterioro.

Finalmente, se prev� en un futuro no muy lejano la construcci�n e instalaci�n de m�ltiples estaciones espaciales en donde, se creen artificialmente las condiciones necesarias para que el hombre pueda vivir. De ah� los proyectos de agricultura espacial y la posibilidad de que nazcan ni�os en estos hogares. De ah� surge esta pregunta �por qu� antes de pensar en hogares en el espacio, no tratamos de proteger y cultivar m�s la Tierra?, ciertamente el planeta m�s bello e importante para nosotros.

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