EL HOMBRE, CREADOR DE ESPECIES
EN LOS tiempos actuales, el gran desarrollo tecnol�gico, y el crecimiento poblacional acelerado en el �mbito mundial, que demanda cada vez m�s uso de los recursos naturales, hacen evidente que la humanidad ejerce una considerable influencia sobre su ambiente y sobre los organismos que forman parte de �l. Los efectos del uso de los combustibles f�siles y el potencial que la ingenier�a gen�tica representa para pr�cticamente crear nuevos organismos, son s�lo dos ejemplos contrastantes de la capacidad que el hombre moderno tiene para influir en la naturaleza que lo rodea. Sin embargo, esta influencia no es de manera alguna reciente: se ejerce desde la �poca de los primeros hom�nidos, esto es, hace unos 3.5 millones de a�os. Ya desde entonces, los incipientes grupos de hom�nidos organizados que contaban con cierta capacidad de comunicaci�n social, empezaron a influir en forma cada vez m�s selectiva y dirigida sobre su ambiente y sobre los organismos de los que depend�an para alimentarse. El aprendizaje de las formas de obtenci�n del alimento y el desarrollo de tecnolog�as cada vez menos elementales para utilizar los recursos disponibles, diferenciaron al hombre primitivo de sus cong�neres m�s silvestres tanto gen�ticamente como en lo que se refiere a los efectos de su acci�n sobre el ambiente.
El evento crucial que cambi� la relaci�n del hombre con la naturaleza fue la invenci�n de la agricultura. Este evento se distingue de las invenciones que conocemos hoy en d�a en que ocurri� lentamente, a lo largo de siglos como resultado de la acumulaci�n paulatina de conocimientos transmitidos por muchas personas, de generaci�n en generaci�n. Otra diferencia de la invenci�n de la agricultura con respecto a las innovaciones tecnol�gicas modernas es que sus efectos fueron indispensables para permitir el desarrollo de sociedades sedentarias, civilizadas y cultas. Esto justifica que se le conozca como la "revoluci�n agr�cola" de la historia de la humanidad.
La invenci�n de la agricultura fue una innovaci�n tecnol�gica esencial que se produjo como resultado del conocimiento detallado que el hombre pose�a tanto de las plantas que empleaba como fuente de alimento, como del clima y del ambiente f�sico y biol�gico de las �reas que adaptaba para concentrar un alto n�mero de individuos de una planta �til y as� cosecharlos al mismo tiempo. El efecto de la naciente tecnolog�a agr�cola sobre la naturaleza fue doble: primero, ocasion� la modificaci�n gradual, pero sostenida, de plantas originalmente silvestres que adquirieron nuevas caracter�sticas �tiles al hombre y se transformaron en plantas cultivadas y, segundo, produjo la aparici�n de nuevos ambientes creados por el hombre y sostenidos por su actividad: los campos agr�colas.
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Los centros de domesticaci�n de plantas, seg�n Vavilov.
La agricultura no se desarroll� por igual en aquellas regiones de la Tierra pobladas por distintos grupos �tnicos. Diversos investigadores, entre ellos el notable bot�nico sovi�tico Nikolai I. Vavilov, han distinguido seis centros de origen de las plantas cultivadas, que son el sost�n actual de la alimentaci�n del mundo. Estos centros se localizan en �reas en las que existe un n�mero muy elevado de especies (es decir, que tienen una diversidad biol�gica alta), que son ecol�gicamente muy variadas (casi todas zonas monta�osas) y en las que se desarrollaron las culturas m�s avanzadas y diversificadas de su tiempo, como fueron, a guisa de ejemplo, los griegos, los chinos y varios de los grupos mesoamericanos. Basado en su conocimiento de las plantas y en tecnolog�as agr�colas cada vez m�s refinadas, el hombre fue modificando numerosas especies vegetales para su beneficio; muchas de estas especies sufrieron cambios tan profundos que se convirtieron en nuevas especies, dif�ciles de relacionar con aquellas que les dieron origen. Algunos de los cereales m�s importantes en la alimentaci�n del hombre, como el ma�z y el trigo, son ejemplos de lo anterior.
El proceso de domesticaci�n no se restringi� a las plantas; muy poco despu�s de que el hombre empez� a desarrollar la agricultura, y con excepci�n del perro, al que al parecer domestic� primero, inici� un proceso de domesticaci�n de algunos de los animales silvestres, especialmente aves y mam�feros, de los que se alimentaba. El procedimiento era b�sicamente el mismo que con las plantas, aunque por lo general m�s lento, y las modificaciones que imprimi� sobre estos organismos fueron igualmente profundas. Muy pocos de los organismos domesticados, plantas o animales, pueden ya subsistir en condiciones silvestres en la naturaleza sin la intervenci�n y la protecci�n del hombre; la interdependencia actual de ambos es virtualmente total.
�C�mo se explica que Darwin fuese influido por los granjeros y agricultores de su �poca? Hay varias razones para ello. Una inicial es el hecho de que aunque Darwin naci� en plena revoluci�n industrial en el pa�s que encabez� este movimiento social, su contacto con la naturaleza fue permanente e intenso desde su temprana infancia. La ciudad en la que naci�, Shrewsbury, si bien estaba casi en el coraz�n del �rea industrial del noroeste de Inglaterra, era una poblaci�n francamente rural. Era tambi�n una costumbre en la Inglaterra victoriana, que ciertos estratos de las clases econ�micas acomodadas, como la familia Darwin, poseyeran respetables mansiones en el campo, que inclu�an como parte de la propiedad una granja y campos de cultivo. As�, el joven Darwin estuvo familiarizado desde temprana edad no solamente con los aspectos cotidianos de la vida de los animales dom�sticos y de los ciclos agr�colas, sino que tambi�n pudo conocer de cerca los mecanismos por los cuales los encargados de cuidar el ganado lechero y los caballos cruzaban diversos espec�menes de la misma o de diferente raza y seleccionaban los productos de dichas cruzas. Lo mismo ocurr�a en el caso de las plantas, tanto de los cereales que se sembraban en las �reas cultivadas, como especialmente de las plantas ornamentales que se manten�an en los amplios jardines, de las cuales hab�a una larga tradici�n, nacional y familiar, de gusto y aprecio, de la que Darwin particip� plenamente.
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Padres putativos del ma�z. (A) Tripsacum y (C) Euchlaena (teosinte), con el ma�z primitivo resultante (B), que a su vez se retrocruz� constantemente con el teosinte. La mazorca de un ma�z moderno se ilustra al fondo, a escala.
La diversidad de formas generadas, tanto de animales como de plantas, que se daba como producto de la selecci�n en la domesticaci�n a la que el hombre somete a los organismos que le son �tiles actu� como una fuente b�sica de inspiraci�n para Darwin, a quien impresionaba el potencial de variabilidad que se expresa en la selecci�n manipulada por el hombre. La influencia de la "evoluci�n bajo domesticaci�n" fue seguramente iniciada muy temprano en la vida de Darwin, pero se extendi� mucho despu�s en su trabajo acad�mico. No solamente fue parte de las ideas que ayudaron a elaborar El origen de las especies, sino que constituy� el tema de uno de sus libros m�s importantes, La variaci�n de los animales y las plantas bajo domesticaci�n, publicado en dos vol�menes en 1868. En el cap�tulo VII describo con mayor detalle la interacci�n que Darwin mantuvo con agricultores, criadores de ganado y de otros animales, horticultores, etc., y la influencia de esta relaci�n en el desarrollo de sus ideas acerca del origen y la evoluci�n de las especies.
4 K.J.R. Edwards, Evolution in Modern Biology, Londres, Edward Arnold, 1977.
5 Frits W. Went et al., Las plantas, México, Offset Multicolor (Colección de la naturaleza de Life en Español, 1996.