VIII.CONCLUSI�N

Los usos de la radiaci�n ionizante son cada vez m�s frecuentes. Por esto, aparte de que estamos expuestos siempre a una cierta dosis natural, tiende a incrementarse la posibilidad de recibir radiaci�n proveniente de fuentes artificiales. Podr�a ser por los m�ltiples generadores de radiaci�n para usos m�dicos que existen, por la aplicaci�n de radiois�topos en diversos procesos industriales, o por accidentes que suceden por la ignorancia y el uso inadecuado de fuentes y generadores de radiaci�n. Cuando se usa radiaci�n, el riesgo de una dosis excesiva se puede reducir al m�nimo con m�todos de trabajo apropiados y buenos h�bitos. En este libro se ha tratado de dar la informaci�n b�sica para poder decidir c�mo minimizar el riesgo hasta niveles aceptables.

En el manejo inadecuado de la radiaci�n ionizante se han presentado accidentes de consecuencias serias y espectaculares. Adem�s, es del conocimiento p�blico que las radiaciones pueden tener efectos a largo plazo, lo que ha llevado frecuentemente a temores irracionales y al rechazo de su empleo. Por otra parte, como las radiaciones no se ven ni se sienten, se han dado casos en que el usuario cae en actitudes de falsa confianza. Ambos extremos son igualmente nocivos.

La radiaci�n, sus caracter�sticas y sus efectos principales en los humanos son bien conocidos. Por lo tanto debe ser posible convivir con ella con la m�xima seguridad. Se pueden establecer rutinas de manejo que tomen en cuenta las experiencias y conocimientos expresados aqu�. Adem�s existen normas a nivel nacional e internacional para regular su uso.

Educar, difundir e informar con veracidad a todos los usuarios, trabajadores y p�blico en general es el medio m�s efectivo para reducir riesgos y evitar exposiciones innecesarias.

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