II. LOS HOMBRES QUE CAMBIARON AL MUNDO

TODAS las teor�as revolucionarias de la ciencia est�n basadas en observaciones minuciosas de porciones del Universo. En algunos casos son los astros; en otros, los seres vivos, las rocas, los minerales, etc. En un principio las observaciones fueron hechas directamente en la naturaleza que nos rodea, despu�s, el hombre construy� telescopios para estudiar los planetas y microscopios para acercarse a las part�culas menores. Actualmente, much�simas de las observaciones son indirectas.

Instrumentos complejos obtienen informaci�n y la transmiten al cient�fico, sobre el cosmos, el fondo oce�nico, el interior de la Tierra o las part�culas elementales.

Es el conjunto creciente de observaciones que el hombre ha hecho sobre la naturaleza lo que define el conocimiento que se tiene de la misma. En lo que se refiere tan solo a la superficie de la Tierra, en la actualidad las contribuciones originales sobre el tema suman cada a�o algunos miles. Cada publicaci�n tiene un c�rculo determinado de lectores que var�a en n�mero, de menos de una decena de especialistas cercanos al autor, a la de todos, en la escala mundial, al grado que su lectura se convierte en obligada, incluso para los especialistas de otras �reas. Este �ltimo caso es poco frecuente. El avance normal se da a pasos cortos, pero en ocasiones se producen saltos muy grandes.

En las p�ginas siguientes se intenta resumir la evoluci�n de las ideas sobre la Tierra a partir de esos saltos.

LA ANTIG�EDAD

La ciencia moderna tiene sus or�genes en tiempos remotos, principalmente en la Grecia de los siglos VI a II a.C. Pero s�lo a partir del Renacimiento, siglos XV al XVII, puede considerarse que el pensamiento cient�fico vuelve a surgir para mantener un desarrollo continuo hasta nuestros d�as. Hubo, sin embargo, una �poca breve y brillante que marca el esplendor del mundo �rabe, entre los siglos IX y XII.

Es sabido que much�simo antes del florecimiento de la cultura griega, los chinos, los babilonios y los egipcios, entre otros pueblos, hicieron avances importantes en el conocimiento de la naturaleza. Los griegos, sin embargo, dejaron una mayor cantidad de aportaciones escritas. Las condiciones favorables se dieron en �pocas de prosperidad, cuando creci� el comercio con otros pueblos, paralelamente con la navegaci�n. La historia registra como principales iniciadores del pensamiento cient�fico a Tales de Mileto (640-547), Pit�goras (580-500), Anaximandro (611-547), Dem�crito (460-370), Anax�goras (500-428), Arist�teles (384-322), Erat�stenes (275-195) —�stos antes de nuestra era— y Estrab�n (63 a.C.-20 d.C.), por citar los que m�s aportaron al nacimiento de las ciencias de la Tierra.

A los griegos siguieron los romanos, continuadores de su escuela, pero pocas contribuciones hicieron al campo de la ciencia. Sin embargo, la historia de la geolog�a hace destacar a Lucrecio (98-55 a.C.), a S�neca (4-65) y a Plinio el Viejo (23-79).

A la ca�da del Imperio romano se fortaleci� el cristianismo en Europa, siglos III y IV. El progreso del pensamiento cient�fico qued� estancado. El dogma y la Biblia se constituyeron en la respuesta a toda inquietud por conocer los fen�menos de la naturaleza. La ciencia se qued� en Arist�teles y Claudio Tolomeo. S�lo en lo que hoy conocemos como el Renacimiento resurgi� el pensamiento cient�fico con nuevo �mpetu.

EL RENACIMIENTO

(SIGLOS XV-XVII)

Correspondi� a Cop�rnico (1473-1543) destruir un principio err�neo sobre el Universo, el que consideraba a la Tierra fija e inm�vil en el centro, mientras que el Sol y los planetas giraban a su alrededor, concepto resultado de las ideas de Claudio Tolomeo (siglo II) El dominio del cristianismo en Europa abarc� la ideolog�a, la ciencia y el sistema econ�mico. La Biblia constituy� la expresi�n de la verdad eterna; el pensamiento m�gico, junto con la ciencia aristot�lica —aunque prohibida por un papa en el siglo XIII— quedaron como las �nicas posibilidades dejadas al hombre de explicar los fen�menos naturales.

La concepci�n de un mundo inm�vil e inmutable tiene su origen en la incomprensi�n de las dimensiones del tiempo y el espacio. Como han se�alado varios autores, la Tierra situada en el centro del Universo era resultado del orgullo del hombre, convencido de que �l es el objeto principal y definitivo de la creaci�n realizada por un ser supremo.

Las observaciones prolongadas de Cop�rnico sobre los astros lo llevaron a reafirmar la vieja idea de Aristarco sobre el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. A�os m�s tarde, Galileo (1564-1642) aportar�a pruebas en favor de esta hip�tesis. Es de imaginar el impacto que tuvo en aquella �poca. El principal de los dogmas fue cuestionado; entr� en crisis la ideolog�a oficial, lo mismo que el sistema de poder. El hombre dejaba de ser el centro del Universo.

Cop�rnico y Galileo fueron condenados por la Iglesia. Las obras de este �ltimo permanecieron en el �ndice de lo prohibido hasta el a�o de 1835. Giordano Bruno (1548-1600) apoy� con entusiasmo las ideas revolucionarias sobre el Universo, se atrevi� a opinar sobre dimensiones inconmensurables de �ste y consider� la posibilidad de vida en otros planetas. Termin� su vida en la santa hoguera. A�os despu�s, en 1634, Galileo fue obligado por la Inquisici�n a rechazar la nueva hip�tesis helioc�ntrica.

Es a partir de Cop�rnico y Galileo que se establecen las bases para el desarrollo de la ciencia. S�lo son v�lidas las verdades que se apoyan en la observaci�n, son cuestionables todas aquellas heredadas y no demostrables; la naturaleza est� por encima de los dogmas. El tiempo se encargar�a de fundamentarlo. Si bien los estudios de ambos trataron sobre astronom�a y f�sica, sus contribuciones fueron fundamentales para el desarrollo de todas las ciencias naturales. Aun la geolog�a, con todas las aportaciones de Leonardo da Vinci, debe mucho a las hip�tesis cosmog�nicas del Renacimiento. La gran mayor�a de los autores que se han ocupado de la historia de la ciencia, como Bertrand Russell, John Bernal, Benjamin Farrington y muchos otros, coinciden al se�alar la trascendencia de las obras mencionadas. Dos hombres cuyas ideas, o mejor dicho, los resultados de sus observaciones, cambiaron al mundo.



Giordiano Bruno en la Plaza Roma de la ciudad de M�xico.




Nicol�s Cop�rnico.


La observaci�n, por s� misma, no conduce al desarrollo de una teor�a. Es la interpretaci�n que haga el estudioso de los datos con que cuenta lo que permite avanzar en el conocimiento de la naturaleza. La geolog�a naci� no s�lo de las descripciones que hicieron muchos naturalistas, especialmente a partir de Leonardo da Vinci, sino de lo que interpretaron.

La obra de Cop�rnico Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes se public� en 1543, el a�o de su muerte. En 1609 Kepler (1571-1630) har�a una correcci�n fundamental a Cop�rnico: los planetas no giran alrededor del Sol en �rbitas circulares, sino el�pticas, un paso muy grande en el conocimiento del Sistema Solar.

Una nueva etapa se inicia con Newton (1642-1727), quien en 1665 descubre el proceso de la gravitaci�n universal y lo da a conocer a�os m�s tarde. El hombre se acerc� a las leyes que rigen al cosmos.



Galileo Galilei.


Descartes es otra de las figuras principales de la ciencia del siglo XVII. Es el primero en establecer, en 1631, los principios del m�todo de la investigaci�n. Tuvo tambi�n el m�rito de exponer por primera vez un esquema sobre la constituci�n interna de la Tierra, ingenuo en nuestros d�as, pero notablemente revolucionario en su momento.

EL SIGLO XVIII

El avance de la ciencia sigui� en direcci�n contraria a los dogmas. Sin embargo, las prisiones y las hogueras fueron sustituidas por las presiones morales.

En 1755, Kant (1724-1804) propuso la primera teor�a sobre el origen de la Tierra por una condensaci�n de materia en el cosmos. En 1796, Laplace (1749-1827) dio a conocer una teor�a m�s elaborada sobre el origen de la Tierra y el Sistema Solar. Mijail Lomonosov (1711-1765), el m�s grande de los cient�ficos de la Rusia zarista, hizo aportes en muchas disciplinas, incluso la literatura; es el m�s importante de los ge�logos de su �poca, con ideas evolucionistas y novedosas sobre la din�mica end�gena y ex�gena del planeta.

Se considera a Georges Buffon (1707-1788) el m�s destacado de los naturalistas franceses del siglo XVIII. Es el primero que intenta calcular la edad de la Tierra en una �poca en que no se hab�an superado los 6 000 a�os establecidos con base en la Biblia.

AGUA Y FUEGO

El diluvio universal constituy� una verdad absoluta hasta la mitad del siglo XIX. Poco caso se hac�a del concepto tan restringido de las dimensiones del mundo que sostiene la Biblia. Las leyendas de unos pueblos no son extrapolables a otros, sobre todo lejanos. Hacer nuestros los mitos de otras geograf�as equivale a explicar la fundaci�n de cualquier gran ciudad del mundo de acuerdo con la mitolog�a n�huatl: en el lago donde un �guila devoraba una serpiente.

En el siglo XVIII una nueva teor�a sobre el origen de las rocas de la superficie terrestre consider� que se hab�an formado en el fondo del oc�ano. Su autor principal fue el germano A. G. Werner (1749-1817) y la teor�a que denomin� neptunismo, heredera del diluvianismo, fue muy aceptada. Por un lado contribuy� al desarrollo de la geolog�a de las rocas sedimentarias originadas en el oc�ano, y por otro, represent� un retroceso al incluir en el mismo grupo a las rocas volc�nicas e intrusivas. Pero fueron precisamente los disc�pulos de Werner, entre ellos Humboldt, quienes tuvieron la oportunidad de realizar numerosas observaciones en distintas regiones, y a principios del siglo XIX surgi� la escuela contraria, la del plutonismo, que daba mayor importancia al "fuego interno de la Tierra" como proceso formador de las rocas y los accidentes de la superficie terrestre.

Eran conceptos m�s avanzados y mejor fundamentados, pero no dejaban de caer en los errores, apreciaciones incorrectas y exageraciones, propios de su �poca.

HUTTON: LA PRIMERA OBRA DE GEOLOG�A

El escoc�s James Hutton (1726-1797) es considerado por muchos el padre de la geolog�a. Expuso los principios b�sicos de esta ciencia en una conferencia pronunciada en 1785 y publicada en 1795 (Teor�a de la Tierra). Es autor del principio del uniformismo: en todas las transformaciones de la naturaleza, lo �nico que permanece sin cambio son las leyes que las rigen. Un concepto avanzado y blasfemo en su �poca. Neg� el catastrofismo: la Tierra evoluciona por movimientos lentos y permanentes que crean las monta�as, destruidas a su vez por la erosi�n. Dice Richard Morris: "Hutton es el hombre que descubri� el tiempo geol�gico." Las capas de rocas observadas por el naturalista escoc�s eran testigos de que antiguos sistemas monta�osos hab�an desaparecido y otros, surgido. Esto s�lo se pod�a explicar asegurando que eran procesos que llevaban muchos millones de a�os y que actuaron en el pasado; son los mismos que observamos hoy d�a. Para Hutton, la Tierra ten�a un desarrollo c�clico, lento. No neg� los conceptos valiosos del neptunismo, sino los enriqueci�. El fuego interno, como proceso creador, se interpret� a la luz de las teor�as posteriores, si bien correctamente, con muchas exageraciones.



James Hutton.


La corriente del plutonismo se convirti� en uniformismo y evolucionismo, aunque varios destacados ge�logos adoptaron el catastrofismo para explicar los pliegues y rupturas de las rocas, as� como la formaci�n de las monta�as.

El uniformismo represent� un pensamiento m�s avanzado, resultado de numerosas observaciones en la naturaleza, no s�lo en Europa, sino en �frica, Am�rica y el resto del mundo. Se tuvieron as� m�s elementos para entender la Tierra y dar pasos firmes en el desarrollo de la geolog�a.

La obra de Hutton se bas� en observaciones detalladas de las rocas en todos sus aspectos. Esto le permiti� proponer algo novedoso y original, rechazando las ideas dominantes sostenidas por A. G. Werner. Hutton fortaleci� la corriente plutonista, contra la neptunista que se convirti� en decadente para fines de siglo. Evidentemente, los principios b�sicos de la geolog�a fueron establecidos por Hutton, lo que le vali� ser acusado de herej�a. Muri� en 1797.

CUVIER:

PALEONT�LOGO Y CATASTROFISTA

En la historia de la geolog�a hubo un eminente naturalista galo, dedicado sobre todo al estudio de los f�siles contenidos en las rocas, Georges Cuvier (1769-1832), padre de la paleontolog�a. Es el primer cient�fico que describe y clasifica el mundo org�nico del pasado geol�gico. Por esto, tuvo en sus manos las pruebas de la prolongada historia de la Tierra, calculada en millones de a�os, cuando se cre�a que �sta no pasaba de los seis mil a�os.

Sin propon�rselo, Cuvier se encontr� con una verdad que cambiar�a al mundo. Pero, hombre religioso, se neg� a aceptar lo que descubri�, y busc� la puerta falsa para tranquilizar su conciencia: la conciliaci�n de la verdad objetiva con el dogma.

Los f�siles aparec�an como organismos m�s simples mientras se encontraban en las capas de rocas m�s antiguas (las que ocupan la porci�n inferior del conjunto). Muchas especies no volv�an a encontrarse en los estratos superiores o eran ya distintas y entraban en otra clasificaci�n. En pocas palabras, eran la evidencia de la evoluci�n de la vida en la Tierra y de una edad de la misma de muchos cientos de millones de a�os. Los cambios bruscos entre capas de rocas, en extensiones incluso continentales y globales, han permitido definirlos como fronteras de eras, de periodos o de �pocas geol�gicas.

Las rocas reflejaban que las altas monta�as hab�an sido en el pasado fondos oce�nicos y, algunas grandes planicies, monta�as. Cuvier desarroll�, en 1812, la teor�a de las cat�strofes o revoluciones. La formaci�n o desaparici�n de monta�as, o de especies de organismos se produc�a por fen�menos catastr�ficos de corta duraci�n. Un periodo geol�gico terminaba con la extinci�n masiva de flora y fauna y se iniciaba otro con la creaci�n de nuevos organismos. La mayor�a de los naturalistas, neptunistas y plutonistas de la �poca siguieron a Cuvier y muy pocos, entre ellos Lyell, rechazaron sus ideas.

El catastrofismo de Cuvier result� de cientos de observaciones correctas pero mal interpretadas; las complementarias posteriores fortalecieron las ideas evolucionistas y sepultaron definitivamente esta teor�a que constituye uno de los cap�tulos m�s interesantes de la historia de las ciencias naturales.

La teor�a del catastrofismo dar�a lugar en nuestro tiempo a suponer que fue desarrollada por alg�n embustero. Pero debido a que se apoyaba en el estudio de los f�siles y a que la hab�a formulado uno de los cient�ficos de mayor prestigio, adquiri� una gran popularidad entre los naturalistas. Nunca se ha dejado de reconocer el gran aporte que hizo Cuvier a la ciencia y es considerado por varios autores como uno de los tres principales hombres de fines del siglo XVIII y principios del XIX que construyeron las bases de la geolog�a. Los otros dos son James Hutton y William Smith.

LYELL, FUNDADOR DE LA GEOLOG�A MODERNA

Aproximadamente un siglo despu�s de Buffon, Charles Lyell (1797-1885), con base en el estudio de las rocas: tipos, grosor, f�siles que contienen y otros factores, calcul� para la Tierra una edad aproximada de 600 millones de a�os. Cifra correcta para los conjuntos de rocas que �l observ�, pero tambi�n �nfima para lo establecido actualmente.

En cien a�os, la edad de la Tierra pas� de los seis mil a los seiscientos millones de a�os. Otro siglo y alcanzar�a los cuatro mil millones de a�os.

Charles Lyell es el creador de la geolog�a moderna. En sus conceptos fue m�s lejos que Hutton, aport� nuevos elementos y le dio a la geolog�a un car�cter eminentemente evolucionista. Su obra Principios de geolog�a fue publicada entre 1830-1833. Sostuvo que las transformaciones ocurridas en la historia geol�gica se produjeron en forma gradual, controladas por los mismos fen�menos que act�an hoy d�a: la erosi�n, la acumulaci�n de sedimentos, los sismos y las erupciones volc�nicas; sustituy� las cat�strofes por cambios lentos y constantes. Lyell hizo m�s precisa la hip�tesis del uniformismo iniciada por Hutton, y elabor� el m�todo del actualismo: los fen�menos geol�gicos actuales son los mismos que han actuado en la historia de la Tierra. Es el principal evolucionista del mundo f�sico. S�lo por medio del concepto de la evoluci�n pod�a entenderse la Tierra. El dogma y los mitos siguieron perdiendo espacios.



Charles Lyell.


Indirectamente, Lyell es tambi�n responsable de la teor�a de la evoluci�n de los organismos por la relaci�n e intercambio de ideas que sostuvo con Darwin;1 [Nota 1] ambos aportaron las pruebas de la evoluci�n, el primero de la Tierra y el segundo de la vida. Resulta dif�cil imaginar que la teor�a de la evoluci�n de los organismos surgiera sin el antecedente de la geolog�a moderna. Ambas desempe�aron un papel fundamental en la evoluci�n del pensamiento cient�fico. Cop�rnico y Galileo quitaron a la Tierra del centro del Universo; con Hutton y Lyell el tiempo adquiere otro sentido y la Tierra cesa de ser resultado de un acto de magia; Darwin coloca al hombre en otra dimensi�n, en la que deja de ser el centro y objetivo final de la vida en el planeta.

Principios de geolog�a y El origen de las especies se convirtieron en otro tipo de biblias, con la ventaja de que no son infalibles ni definitivas. En m�s de un siglo han sido corregidas parcialmente y, sobre todo, complementadas.

La teor�a de Darwin requer�a que la Tierra tuviera una edad de cientos de millones de a�os. La geolog�a le proporcion� los elementos. Darwin no es el autor de la idea de la evoluci�n. �sta es muy antigua. El aport� las pruebas necesarias a trav�s de cientos de observaciones.

LA EDAD DE LA TIERRA

Se ha mencionado que en las primeras d�cadas del siglo XIX segu�a predominando la idea de que la Tierra ten�a una edad muy reducida, con base en los c�lculos del obispo Usher, hechos de acuerdo con la Biblia. De aceptar esto, muy pronto, en el a�o 2004 estar�amos celebrando el cumplea�os seis mil de la Tierra.

Durante siglos, la edad de nuestro planeta fue un tema que no preocup� a la gente. Por un lado, no exist�an elementos en qu� apoyar ideas al respecto; por otro, s�lo cuando se tuviera una noci�n clara de las dimensiones del globo y se conocieran los principios o leyes que rigen su evoluci�n se podr�a pensar en edades superiores a los seis mil a�os, cifra muy c�moda que no intranquilizaba conciencias. El tiempo geol�gico no exist�a.



Charles Darwin.


Fue G. Buffon, el primer naturalista, en 1759, quien trat� de calcular la edad de la Tierra considerando el tiempo que debi� transcurrir desde que era una masa incandescente, para alcanzar la temperatura actual. El intento fue muy meritorio. Puso en duda la verdad absoluta, carente de pruebas y fundamentos y se apoy� en el experimento buscando un resultado. Buffon calcul� el tiempo de enfriamiento de una esfera met�lica y, por las proporciones con el planeta, lleg� a la conclusi�n de que la edad de la Tierra deber�a ser de un m�nimo de 75 000 a�os, aunque esta cifra pod�a ser muy superior. Los resultados no fueron muy buenos, pero se hab�a iniciado una nueva etapa en el conocimiento de nuestro planeta.

A partir de los estudios de Lyell, poco a poco se fueron convenciendo los naturalistas de que la edad de la Tierra es de cientos de millones de a�os. Esto se basaba en los espesores de las rocas sedimentarias y en los f�siles que contienen. Posteriormente, el m�todo se apoy� en c�lculos sobre la velocidad de acumulaci�n de sedimentos. Se pod�a estimar el tiempo que se requiere para que se acumule un metro en el fondo del oc�ano.

Si bien Lyell tuvo pocos adeptos a sus teor�as durante muchos a�os, hacia 1862 pr�cticamente todos los ge�logos y bi�logos, convencidos del evolucionismo, lo apoyaban. Pero la cronolog�a geol�gica volvi� a encontrar obst�culos, ya no basados en el dogma, sino en los principios de la ciencia de la �poca.

F�sica y geolog�a

El f�sico brit�nico William Thomson, mejor conocido como lord Kelvin (1824-1907), calcul� el tiempo de enfriamiento de la Tierra, desde su formaci�n. Concluy� que ser�a de unos 24 millones de a�os (m.a.), aunque acept� que pod�a alcanzar hasta 400 m.a. En 1868 estaba convencido de que esta cifra no pod�a superar los 100 m.a.

Kelvin entr� en problemas con los evolucionistas —bi�logos y ge�logos. Puesto que se trataba de un f�sico eminente tuvo el apoyo de la comunidad cient�fica. No rompi� totalmente con el pensamiento m�gico: no descart� la posibilidad del origen extraterrestre de la vida en la Tierra o de la creaci�n divina. En cierto modo y guardando las proporciones debidas, se repiti� la historia de Cuvier.

A fines del siglo XIX la teor�a de Kelvin era dogma de fe, excepto para los naturalistas convencidos de la prolongada evoluci�n de la Tierra y la vida. Pero, en 1898, los esposos Curie (Mar�a, 1876-1934; Pedro, 1859-1906) descubrieron la radiactividad y en 1903 qued� establecido que hay elementos qu�micos que generan calor. Los c�lculos de Kelvin, bien fundamentados resultaban, por otro lado, incompletos y unilaterales. Era necesario volver a empezar a estudiar la cronolog�a geol�gica a partir de la nueva f�sica del siglo XX.

E. Rutherford (1871-1937), en el mismo a�o, consider� que la materia radiactiva contenida en la Tierra mantiene a �sta caliente y no en enfriamiento constante. Kelvin muri� en 1907, defendiendo sus ideas y negando las nuevas. Ese mismo a�o, el qu�mico estadounidense B. Boltwood aplic� la radiactividad para determinar la edad de varias muestras de rocas. La m�s antigua result� de unos 2 200 m.a. La Tierra ten�a una nueva edad.

Al establecerse la velocidad de transformaci�n de un elemento radiactivo en otro, calculando la proporci�n contenida de ambos en una roca, es posible determinar la edad de la misma.

Posteriormente se llegaron a establecer edades para las rocas de hasta 3 700 m.a. Los meteoritos ca�dos en la Tierra se han datado en hasta 4 700 m.a., y se considera que deben ser semejantes en composici�n y edad al n�cleo terrestre. La �ltima prueba la aportaron las muestras obtenidas por los astronautas en la Luna y cuya edad se estableci� en unos 4 200 m.a. Se considera que los planetas del Sistema Solar se formaron en la misma �poca. Los f�sicos de fines del siglo pasado crearon obst�culos para el progreso de la geolog�a al fijar la edad de la Tierra en menos del tres por ciento de la cifra real. A�os m�s tarde, ser�an la f�sica y la qu�mica de principios del siglo XX las ciencias que entraran en auxilio de la geolog�a, principalmente en la determinaci�n de las edades absolutas de las rocas que a la fecha las mayores superan los tres mil millones de a�os.

FEDERICO ENGELS, FIL�SOFO DE LA CIENCIA

Al tratar el tema de la ciencia del siglo XIX es conveniente hacer menci�n de Federico Engels (1820-1895). No fue un cient�fico de la naturaleza —se ocup� m�s de problemas socioecon�micos—, ni mucho menos hizo alg�n aporte a la ciencia de su �poca. Fue, en cambio, un estudioso de las ciencias naturales, estuvo al d�a respecto a los �ltimos descubrimientos, analiz� la evoluci�n del pensamiento cient�fico a trav�s de la historia y se�al� la relaci�n estrecha entre las disciplinas en boga, unidas por un factor com�n: la materia.

En la Dial�ctica de la naturaleza, un libro hecho con base en una serie de art�culos y notas, al parecer escritos entre 1873 y 1886, Engels se ocupa de los procesos naturales, as� como del avance de la f�sica, la qu�mica, la biolog�a y la geolog�a. En el an�lisis que presenta sobre la evoluci�n del pensamiento cient�fico, desde el Renacimiento hasta Darwin, reconoce tres descubrimientos principales: la c�lula por Schwann (1810-1882) y Schleiden (1804-1881); la ley de conservaci�n y transformaci�n de la energ�a por Mayer (1814-1878), Joule (1818-1889) y Colding (1815-1888), todos en 1842, y la teor�a de la evoluci�n de los organismos expuesta por Darwin en 1859.

Engels analiz� los descubrimientos de Kant, Laplace, Lyell, Dalton, Lavoisier, Darwin, Mendeleyev y otros. Desarroll� el m�todo del materialismo dial�ctico para la comprensi�n de la naturaleza en su conjunto.

Las etapas de la evoluci�n de la ciencia fueron para Engels las siguientes: 1) las teor�as cosmog�nicas de Kant (1755) y Laplace (1796) sobre el origen de la Tierra y el Sistema Solar; 2) la nueva geolog�a contenida en la obra de Lyell (1830), con una orientaci�n evolucionista; 3) el nacimiento de la qu�mica org�nica, basada en la obra de Lavoisier (1780) y otros cient�ficos de la �poca; 4) la teor�a mec�nica del calor (1842) de Grove (1811-1896); 5) la teor�a de la evoluci�n de Darwin (1859) y de Lamarck (1809); 6) el elemento comparativo aplicado en diversas disciplinas: anatom�a, climatolog�a, geograf�a y morfolog�a biol�gica. Hace resaltar a Humboldt (1769-1859) como el principal exponente de la geograf�a.

Es de destacar en la Dial�ctica de la naturaleza, la s�ntesis de la evoluci�n de la ciencia y su situaci�n en la segunda mitad del siglo pasado, cuando se produjeron descubrimientos que son fundamento de las ciencias exactas y naturales de hoy d�a. La filosof�a materialista de Engels tiene un apoyo s�lido en la f�sica, la qu�mica, la biolog�a y la geolog�a de su �poca; conceptos que vistos desde lejos —m�s de un siglo— son dignos de tomarse en cuenta.

EL SIGLO XX

Los descubrimientos y avances en las ciencias de la Tierra en nuestro siglo son numerosos. Seguramente lo m�s importante es el desarrollo independiente de muchas disciplinas: geol�gicas (tect�nica, petrolog�a, geotecnia), geof�sicas (sismolog�a, geodin�mica) y geogr�ficas (climatolog�a, hidrogeograf�a, edafolog�a).

En el siglo XX se han presentado dos etapas de desarrollo de la ciencia. El l�mite es la �poca de la segunda Guerra Mundial. De principios de este siglo es el desarrollo de la geomorfolog�a.

Uno de los hechos sobresalientes del siglo XX es la teor�a de Alfred Wegener (1880-1930) conocida como la deriva de los continentes, expuesta en 1915. Fue una hip�tesis muy atractiva sobre el movimiento de los continentes, en la que afirma que "flotan" en una masa de mayor densidad. Pero al no poder Wegener explicar el porqu� se mueven los continentes, no convenci� a los especialistas y sus ideas pronto fueron rechazadas.

Ser�a despu�s de la segunda Guerra Mundial cuando del estudio de los fondos oce�nicos —los resultados principales se empiezan a obtener a fines de la d�cada de los a�os cincuenta— y de otro tipo, principalmente de los fen�menos geof�sicos, surgen las explicaciones sobre el mecanismo que puede mover los continentes. Es la teor�a de la tect�nica de placas, la m�s revolucionaria en este siglo en las ciencias de la Tierra.

Lo anterior no fue obra de un solo hombre, como en los casos de Cop�rnico o Darwin. Se trata del esfuerzo de un grupo numeroso de especialistas, apoyados en instrumentos complicados —ideados por otros especialistas— lo que permiti� aportar una informaci�n novedosa sobre la Tierra.

Otro hecho trascendente es el estudio de la Luna, Marte y Venus por naves espaciales. Y es que el conocimiento de otros planetas contribuye a conocer mejor la historia de la Tierra. Con esto se relaciona tambi�n el uso de las im�genes de sat�lite, en perfeccionamiento constante.

EL CATASTROFISMO MODERNO

Llegamos finalmente a las nuevas teor�as que aparentemente vuelven al pasado, al rescatar los conceptos catastrofistas para explicar, en parte, algunas transformaciones de la superficie terrestre y tambi�n la desaparici�n masiva de formas vivientes. No se trata de los conceptos m�gicos apegados a la Biblia como en el siglo pasado. Ahora se busca el apoyo en hechos reales, principalmente la ca�da de grandes meteoritos en la Tierra a lo largo de su extensa vida.

Los fen�menos catastr�ficos pudieron provocar la extinci�n de especies y tal vez hasta contribuir a la evoluci�n de otras. Pero los procesos que influyen en la Tierra, como los cambios clim�ticos, la formaci�n de las monta�as, las transgresiones y regresiones marinas o las que han ejercido siempre los seres vivos, han desempe�ado y contin�an haci�ndolo, un papel importante. Por esto es que el llamado neocatastrofismo s�lo viene a complementar los principios evolucionistas, aunque esto parezca contradictorio.

Siempre que han surgido teor�as novedosas han aparecido simult�neamente las posiciones extremas. No es raro que se exagere actualmente la influencia de los fen�menos catastr�ficos, incluso ignorando numerosos procesos naturales antes mencionados. En las dos d�cadas anteriores lo vimos con el surgimiento de la teor�a de la tect�nica de placas. En M�xico fue costumbre que en diversas reuniones acad�micas, ex�menes profesionales, conferencias, etc., se repet�an sin recato los principios cl�sicos de la teor�a de las placas litosf�ricas, que en muchos casos nada o poco ten�an que ver con el tema tratado. Hubo tambi�n profesionales, no ge�logos, que consideraron esta teor�a como el principio y fin de la geolog�a. Se trata de un conjunto de conceptos, accesibles con algunas lecturas, y su comprensi�n no exige estudiar varias disciplinas paralelas, ni trabajo de laboratorio ni de campo.

CONCLUSI�N

Son muchos los hombres de ciencia que han contribuido a que el hombre vaya conociendo el Universo. El proceso resurgi� en la �poca del Renacimiento, se aceler� durante la Revoluci�n Industrial y m�s todav�a en el umbral del siglo XX. Finalmente, alcanza un �mpetu todav�a mayor en la segunda mitad de este siglo. Todos los d�as hay cosas nuevas en cualquier disciplina cient�fica. Aun el especialista apenas tiene tiempo de enterarse de lo que ocurre en su campo de trabajo. Algunos nuevos conceptos son conocidos por muchos, otros, por todos, como ha ocurrido con la tect�nica de placas y la teor�a de la extinci�n de los dinosaurios.

Hombres de ciencia los ha habido siempre, pero unos cuantos son los que han cambiado el mundo.

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