XIV. CR�TICAS DEVASTADORAS

EN EL momento de escribir estas l�neas han transcurrido ya dos a�os desde el espectacular anuncio de F&P. La fusi�n fr�a ha pasado de moda, y la prensa se dedica, como de costumbre, a otras noticias que mantengan atento y a veces admirado al p�blico. Pero, �qu� pas� con la fusi�n fr�a? En este cap�tulo haremos una revisi�n cr�tica del tema desde un punto de vista t�cnico, y en el siguiente un an�lisis del origen y del efecto que este tipo de sucesos ejerce en la ciencia.

En el experimento de F&P, lo m�s importante es la gran ganancia de energ�a calor�fica que se dice haber observado. Como ya vimos, algunos grupos de investigaci�n confirmaron este resultado; no obstante, un n�mero mucho mayor de investigadores declararon que el efecto no se observaba. Algunos resultados positivos se presentan todav�a hoy en forma espor�dica. Podemos concluir entonces que si el fen�meno en verdad se produjera, ocurrir�a de manera intermitente.

Un proceso que tal vez fuera intermitente es el que mencionamos a continuaci�n. Al disociarse los gases, la energ�a se acumular�a lentamente y luego, por la acci�n catal�tica de los electrodos, esta energ�a podr�a transformarse r�pidamente en calor. Tal explicaci�n, basada en reacciones qu�micas de recombinaci�n que ocurrir�an entre los gases internos y externos y los electrodos y el electrolito, se sugiere porque todos los experimentos en que se observan resultados positivos son de calorimetr�a abierta. El Grupo de Estudio del Departamento de Energ�a de Estados Unidos hace notar este hecho en su informe final, e insin�a la posibilidad de encontrar una explicaci�n simple al fen�meno. Aunque la magnitud del calor observado por algunos grupos es incompatible con la existencia de reacciones puramente qu�micas, dicha interpretaci�n tampoco ha podido descartarse de manera categ�rica.

Una ganancia energ�tica como la que F&P dijeron hallar; es el argumento m�s s�lido en favor de una interpretaci�n nuclear. S�lo con la presencia de reacciones nucleares podr�a entenderse una producci�n tan grande de energ�a. Sin embargo, ni F&P ni otros grupos han encontrado las cantidades necesarias de residuos nucleares que permitir�an explicar dicha ganancia. De hecho, el que los dos qu�micos no hubieran muerto a causa de una sobrerradiaci�n, es la mejor evidencia de que no hay procesos nucleares en su experimento. En todo caso, las evidencias de actividad nuclear presentadas por F&P han sido duramente atacadas en la bibliograf�a especializada. Revisaremos ahora algunos de estos argumentos.

La cr�tica m�s dura se refiere a la forma en que F&P midieron los neutrones. Poco despu�s de la aparici�n del art�culo t�cnico en la revista suiza, Petrasso envi� una carta a la revista Nature donde hace notar varios errores en la medici�n. Concretamente, se refiri� al espectro de rayos gamma que presentaron F&P. Petrasso indica tres problemas. El primero es que s�lo se ilustra una fracci�n del espectro; el segundo es que, a pesar de que la regi�n mostrada cubre de sobra la zona del hombro de Compton, en el espectro no hay ni trazas de �ste, como ya lo hicimos notar al discutir la figura 10. Un tercer problema reside en las caracter�sticas del detector utilizado por F&P. La anchura del pico que, en principio, corresponder�a a la captura de neutrones por hidr�geno, es muy inferior a la resoluci�n del detector; que se conoce bien. De todo ello, Petrasso concluye que lo observado por F&P s�lo puede deberse a un error instrumental.

F&P respondieron, en la misma revista, mostrando el espectro completo que hab�an obtenido. Basados en este nuevo espectro, Petrasso y sus colaboradores hicieron notar que F&P no s�lo hab�an cometido un grave error de calibraci�n en la energ�a de sus rayos gamma, sino que al mencionado espectro �le sobraban picos! Como resultado de este intercambio de cartas en la revista Nature, F&P reconocieron al fin sus errores y se retractaron p�blicamente durante una conferencia en California en junio de 1989.

A partir de entonces, otros grupos declararon haber observado cantidades variables de neutrones correlacionados ya sea con la electr�lisis del agua pesada o con otros mecanismos electrol�ticos. Sin embargo, pocos de estos grupos lograron reproducir los resultados de F&P y, mucho menos, publicarlos. De hecho, el n�mero de art�culos t�cnicos con resultados negativos fue mayor que los que indicaron una presencia abundante de neutrones.

De esta controversia surgi�, no obstante, algo positivo: la integraci�n de grupos de investigaci�n que conjuntaron esc�pticos y optimistas. El ejemplo m�s notable es la colaboraci�n de Steven Jones con Moshe Gai. Los resultados preliminares de este grupo indican que la producci�n de neutrones podr�a ser incluso menor que la encontrada originalmente por Jones. Sin embargo, la precisi�n de los nuevos experimentos de este grupo est� limitada por la existencia de ciertos fen�menos naturales denominados lluvias c�smicas, producidas por radiaci�n extraterrestre de muy alta energ�a que incide en la atm�sfera. Cuando esto ocurre, se produce una verdadera avalancha de neutrones, que son dif�ciles de distinguir de los neutrones que se podr�an generar en la fusi�n fr�a. Para resolver el problema F&P propusieron otra medida de la actividad nuclear durante la fusi�n fr�a: la producci�n de tritio evaluada a trav�s de la t�cnica de centelleo l�quido. Su resultado hizo surgir tambi�n muchas dudas. Hay quienes opinan que lo observado se debe a una actividad qu�mica que ocurre al mezclar el electrolito, que contiene sales met�licas, con el centelleador. Otros investigadores opinan que aun aceptando que lo que se observa es en verdad tritio, no se han tomado en cuenta todas las posibles fuentes de contaminaci�n externa.

En cuanto a la primera objeci�n, la baja sensibilidad del m�todo empleado por los investigadores F&P requiere un delicado proceso previo de destilaci�n y concentraci�n. Para utilizar la t�cnica de centelleo l�quido, es necesario usar nuestras de muy alta pureza. As� se asegura que, al agregar un compuesto org�nico como el centelleador; no ocurran reacciones qu�micas y por tanto que no se emita luz que confunda la medici�n. Del trabajo original de F&P no se tienen los detalles suficientes como para asegurar que estos dos qu�micos se hubieran tomado la molestia de preparar sus muestras como es debido.

En cuanto a la segunda objeci�n sobre las posibles fuentes de contaminaci�n externa, cabe hacer notar que el agua natural contiene peque�as cantidades de tritio. En el agua pesada hay a�n m�s tritio que en el agua com�n. Dado que este is�topo del hidr�geno decae con una vida media de doce a�os, el contenido de tritio en las muestras de agua pesada var�a mucho, dependiendo de la edad de la muestra. Entonces, para realizar un experimento como el de F&P se debe evaluar el contenido de tritio en la muestra antes y despu�s de la operaci�n. En otras palabras, no es v�lido evaluar un posible aumento en el contenido de tritio en una muestra cualquiera de agua pesada, ya que ese contenido var�a de un caso al otro. El trabajo de F&P tampoco aclara este punto.

Muchos argumentaban que los grupos cuyos resultados eran negativos desconoc�an el tratamiento espec�fico que hab�a que darle a los electrodos. Sin embargo, pronto se descubri� que los pocos grupos de investigaci�n que dec�an haber observado el fen�meno de la fusi�n fr�a, utilizaban electrodos de forma arbitraria, sin tratamiento previo, e incluso se daban casos en que el electrolito no exist�a.

Todo ello apuntaba a que los resultados de F&P no eran reproducibles. En apariencia, ciertos factores desconocidos hacen que sus resultados no sean sistem�ticos. As�, seg�n el informe del Grupo de Trabajo del Departamento de Energ�a, cuando sus integrantes se ofrecieron a visitar los laboratorios para corroborar la existencia de la fusi�n fr�a, nunca recibieron una invitaci�n. Y cuando llegaron de improviso a un laboratorio donde se dec�a haber observado el fen�meno, no los dejaban presenciarlo. Este misterioso recelo, propio s�lo de las firmas tecnol�gicas que intentan guardar sus secretos, provoc� un mayor escepticismo de la comunidad cient�fica y del p�blico en general.

Las cr�ticas anteriores resultaron demoledoras. El inter�s en la fusi�n fr�a producida en experimentos como el que caus� el esc�ndalo en 1989 ha deca�do mucho. Hoy s�lo queda uno que otro aspecto por aclarar. Entre estos puntos se encuentra el relativo a la cantidad de tritio. Algunos experimentos recientes siguen detectando un aumento anormal de este is�topo del hidr�geno. Aunque se han tomado en cuenta las posibles fallas antes indicadas y se han hecho analizar las muestras en laboratorios ajenos, s� se ha detectado una ganancia de tritio. �sta es, por desgracia, m�s de 10 000 veces menor que la ganancia necesaria para explicar el calor generado en la celda electrol�tica de F&P. Peor todav�a, no parece existir correlaci�n alguna entre los experimentos que producen tritio y los que generan calor. De todas formas, observar una ganancia de tritio en un proceso qu�mico tan simple es ins�lito, y se justifica que la investigaci�n sobre este punto contin�e. Este es uno de los escasos temas cient�ficos que el esc�ndalo de la fusi�n fr�a ha dejado abierto. Empero, en cuanto a las relaciones de la ciencia con la sociedad, muchas m�s cuestiones han quedado sin respuesta.

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