CONTRAPORTADA
Como hemos visto ya en anteriores libros de La gran ilusión se han dado casos en la historia de la física, y de otras ramas de la ciencia reciente, de que se prediga la existencia de un objeto y que, al tratar de encontrarlo, se haga elusivo y desafíe los esfuerzos de los científicos. Ejemplo notable es el del neutrino, partícula neutra y casi sin masa que debe acompañar a la desintegración beta para salvar un postulado fundamental de la ciencia: la conservación de la energía. Pauli lo propuso en 1931 y, hasta su descubrimiento por Reines, pasaron más de 25 años.
El presente libro, cuarto de La gran ilusión, trata sobre un acontecimiento científico que llegó a la sección de noticias de casi todo el mundo el jueves santo, 23 de marzo, de 1989. Se anunciaba, nada menos, que se había encontrado un método para producir la fusión nuclear a la temperatura ambiente. Los químicos Martin Fleischmann y Stanley Pons, en conferencia de prensa, dieron a conocer a los periodistas cómo producían la fusión fría en un simple frasco de vidrio. Una de las grandes ilusiones del mundo científico actual es controlar la fusión nuclear y convertirla en un proceso para generar energía, así el anuncio de los científicos norteamericanos produjo interés inusitado, pues el mismo fenómeno que produce la energía en el Sol se reproducía en la Tierra sin necesidad de la enorme densidad y altísima temperatura de una estrella.
Los autores de la fusión fría hacen la crónica de este experimento y, de paso, para entenderlo a fondo, hacen una reseña de lo que ha sido la investigación en el campo nuclear a partir del siglo
XIX
; de las teorías físicas que acompañaron su desarrollo, cómo se logró la fusión nuclear caliente, hasta llegar al surgimiento de una nueva gran ilusión: la fusión fría que, pese a su supuesta realización, continúa siendo aún buscada.El doctor Jorge Flores Valdés ha publicado tres volúmenes de La Ciencia desde México con el título general de "La gran ilusión". En la actualidad se desempeña como director del Centro de Comunicación de la Ciencia. Al doctor Arturo Menchaca se debe El discreto encanto de las partículas elementales de esta colección. Obtuvo su licenciatura en la
UNAM,
su doctorado en la Universidad de Oxford y el posdoctorado en la Universidad de California en Berkeley. Actualmente es investigador nacional.Diseño: Carlos Hace / Idea: Rodrigo Flores-Roux / Fotografía: Carlos Franco
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