X. EL TELÉFONO

UNA aplicación de la electricidad que ha tenido extraordinarias consecuencias en la vida diaria de la sociedad moderna ha sido, sin duda, el teléfono. El inventor "oficial" de este aparato fue el estadounidense Alexander Graham Bell (1847-1922). Decimos oficial porque la idea en que se basó y que en seguida expondremos, ya "estaba en el aire"; de hecho, unas horas después de que Bell presentara la solicitud de patente del teléfono, el 14 de febrero de 1876, Elisha Gray presentó un documento de intención para perfeccionar sus ideas sobre el teléfono con la condición de presentar la solicitud de patente en un plazo de tres meses. Al serle otorgada la patente a Bell hubo ñ600 reclamaciones! en su contra que dieron lugar a litigios judiciales en EUA. Bell ganó finalmente todos.

La idea de Bell fue inventar un dispositivo que transformara las ondas de sonido que se emiten cuando uno habla en variaciones de una corriente eléctrica, y que la corriente así generada siguiese fielmente las variaciones producidas por el sonido. Una vez lograda, esta corriente podía llegar al lugar receptor a través de un cable conductor. El receptor tendría un aparato que invirtiera el proceso: transformar las variaciones de una corriente eléctrica en sonido.

Bell concibió su transmisor de la siguiente forma. Pensemos en una porción de un circuito eléctrico en que una batería está conectada a una resistencia. El valor de la corriente eléctrica que circulará por el circuito dependerá del valor de la resistencia: si ésta aumenta, entonces la corriente disminuye y viceversa. Si de alguna manera se conecta una resistencia cuyo valor varíe, entonces el valor de la corriente por el circuito también variará en la misma forma que el valor de la resistencia. Por lo tanto, el problema de Bell se redujo a diseñar un dispositivo que desempeñara el papel de resistencia variable. Después de varios intentos con diferentes tipos de sistemas finalmente utilizó lo que es la base de los micrófonos actuales. Se trata de una membrana conectada a una diafragma (Figura 14) que se puede mover horizontalmente. En el extremo derecho del diafragma se encuentra un recipiente con granos de carbón que ofrecen una resistencia al paso de la corriente eléctrica. El valor de la resistencia depende de qué tan comprimidos estén los granos. Si el diafragma se mueve a la derecha, por ejemplo, entonces comprime los granos, y al variar la densidad de los granos varía su resistencia. Si ahora se conecta el recipiente con los granos al circuito eléctrico mencionado al inicio del párrafo, en el lugar de la resistencia, se logra el dispositivo que buscaba Bell.

Figura 14. Esquema del micrófono inventado por Bell.

Para el receptor, Bell inventó lo siguiente: el cable por el que se transmite la corriente eléctrica variable que envía el emisor se conecta a un electroimán (véase el capítulo VII). El extremo de este electroimán (Figura 15) está unido por medio de una lengñeta metálica a un diafragma. La corriente variable imanta el electroimán en forma variable y éste a su vez atrae la lengñeta en forma también variable, siempre siguiendo las variaciones del sonido original. El diafragma se mueve y va moviendo el aire circundante creando así un sonido. Este receptor es el auricular del teléfono.

Figura 15. Sistema telefónico inventado por Bell.

De esta manera se construyó el primer aparato telefónico, que resultó ser muy burdo. Sin embargo, al transcurrir el tiempo se fue mejorándolo hasta lograr los aparatos que conocemos hoy en día, cuyo funcionamiento está basado en el invento de Bell. El trabajo de investigación tanto científica como tecnológica que se hizo para mejorar el sistema telefónico fue desarrollado en un laboratorio creado por Bell y un grupo de personas que lo apoyaron económicamente. Este laboratorio, con el nombre AT & T Bell Laboratories, es hoy en día uno de los más grandes centros de investigación científica y tecnológica del mundo.

La primera central telefónica se instaló en 1878 en New Haven, Connecticut, EUA, con 21 abonados.

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