[Nota 26] [<--]

26. Lavoisier señala que en las reacciones de combustión y calcinación es el oxígeno y no el flogisto el que interviene. Supone que el calor o calórico es una substancia fluida especial. con la propiedad de que sus partículas se repelen entre sí pero son atraídas por la materia ordinaria. Así, si se aplica calor a un objeto, el calórico se imaginaba difundiéndose entre las partículas de materia ordinaria y formando una suerte de envoltura en torno a ellas. Se razonaba en consecuencia que, si las partículas de materia ordinaria se encuentran en libertad de moverse, se alejaran entre sí por la repulsión entre sus envolturas. Cuando una substancia permanecía sólida o líquida a pesar de haber sido calentada, se consideraba que era porque la atracción entre sus partículas materiales vencía a la repulsión entre sus envolturas. La pregunta inevitable seguía siendo ¿tiene peso, o no? La respuesta experimental era difícil, en cuanto al equipo necesario para manipular y pesar objetos calientes. Pero además estaba el hecho de que si en un recipiente cerrado y aislado del exterior se mezclaban dos substancias con temperaturas diferentes inicialmente, el resultado de uniformización de la temperatura se podía explicar diciendo que el calor de una pasaba a la otra y que no había creación ni destrucción de calor, en pocas palabras, que el calor se conservaba. Es quizá por esta razón por lo que no le pareció tan horrible a Lavoisier pensar que el calor era substancia capaz de atravesar algunas paredes, de metal por ejemplo, pero no de asbesto. Debemos darnos cuenta de que cuando él verificaba la conservación de la masa, lo hacía pesando los recipientes a la temperatura ambiente. Es difícil de creer que ignorara la afirmación del canciller Bacon de que el calor no era otra cosa que la manifestación de la agitación molecular. Para una información moderna de la teoría del calor, véase Desde la máquina de vapor al cero absoluto, del doctor Leopoldo García Colín, núm. 5 en esta colección.

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