II. LO QUE EL VIENTO NO SE LLEV�
E
OLO,
seg�n la mitolog�a griega, era el dios de los vientos. Hijo de Zeus y la ninfa Menalipa, con s�lo inflar sus enormes cachetes pod�a producir huracanes, sirocos, ventiscas, tempestades e incluso brisas, seg�n su variable estado de �nimo.Las investigaciones que se realizan actualmente sobre la energ�a e�lica se dirigen a aprovechar el viento como energ�tico para producir electricidad, calor, energ�a mec�nica o cualquier otra forma de energ�a.
La energ�a e�lica est� clasificada como una fuente no convencional. Es pr�cticamente inagotable y no contamina. Sin embargo, su principal desventaja es que cuando no sopla el viento no se produce energ�a. Por esta raz�n es una fuente intermitente y, como tal, requiere de un sistema de almacenamiento para aprovecharla continuamente.
La historia de la energ�a e�lica o de los vientos se remonta al a�o 3 500 a.C., cuando los sumerios armaron las primeras embarcaciones de vela. Despu�s, los griegos construyeron m�quinas que funcionaban con el viento. As�, desde la Antig�edad �ste ha sido el motor de las embarcaciones. Han pasado 5 000 a�os y los veleros surcan a�n los mares.
Sin embargo, �sta es s�lo una de las bondades del viento. Otra aplicaci�n familiar, cuya imagen aparece inmediatamente, son los molinos de viento. La historia del molino de viento es confusa. Hay quienes afirman que el primero de estos molinos surgi� en Seist�n, Persia (hoy Ir�n), aunque parece que existen indicios anteriores de su existencia en la isla griega de Miconos.
Los chinos utilizaron desde la antig�edad los molinos e�licos para bombear agua y regar sus tierras; un caso notable del uso de esta energ�a fueron las carretillas impulsadas con velas para facilitar el transporte de mercanc�as de un lado a otro. Ya en el siglo XIX, los chinos construyeron un vag�n de ferrocarril de pasajeros que ten�a una gran vela; la principal desventaja era que la espera, en ocasiones, era bastante larga.
II. 1. LA INVASI�N DE LOS MOLINOS
Los molinos de viento emigraron r�pidamente a Europa. Por un lado, llegaron al norte de África y a Espa�a, y por otro, al norte de Europa, a trav�s del Mar Caspio. La primera alusi�n directa a ellos en Europa lo encontramos en 1105, cuando por encargo del Papa, el Abad de Savigny construy� varios molinos en diversas provincias francesas.
A principios del siglo
XIII
los molinos e�licos invaden toda Europa. Y es precisamente al final de este siglo cuando aparecen los famosos molinos holandeses usados para bombear agua. As�, cabe se�alar que otra aplicaci�n importante de estos molinos fue para la molienda de granos.Un testimonio famoso de los molinos de viento es, sin lugar a dudas, la lucha contra los molinos de viento que se narra en El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, publicado en 1605.
Entre las aplicaciones poco usuales de la energ�a e�lica figura un ventilador que construy� el bi�logo Stephen Hale, en 1752, para la prisi�n londinense de Newgate, donde las condiciones sanitarias no eran precisamente las m�s adecuadas. Esto se deb�a, en parte, a que en esa �poca se aplicaba un impuesto elevado a las construcciones con ventanas grandes y las prisiones no eran la excepci�n. El sistema de Hale se extendi� posteriormente a otras c�rceles. Pero no s�lo la pr�ctica e�lica tuvo sus logros. En 1759 John Smeaton present� ante la Royal Society de Londres un tratado titulado: Cuestiones experimentales relativas a la fuerza natural del agua y el viento.
En 1782 aparece el motor de Watt y con �l se abre la puerta para la Revoluci�n Industrial, con sus m�quinas t�rmicas, m�s eficientes, m�s baratas y que pod�an funcionar continuamente, lo cual trae como consecuencia que se preste menos atenci�n al uso de sistemas e�licos. A finales del siglo
XVIII
y durante todo elXIX,
el aprovechamiento de la fuerza de los vientos qued� como mera curiosidad, salvo unas cuantas excepciones, como las turbinas con aspas de madera y despu�s de acero, dise�adas por Daniel Halladay y Stuart Perry a finales del sigloXIX.
Pero mientras el petr�leo era una fuente duradera y barata a finales de la centuria pasada y en la primera mitad de la actual, hoy se sabe que m�s temprano que tarde se va a agotar, raz�n que ha llevado a estudiar otras fuentes de energ�a, como la e�lica.
El viento se produce por el calor que genera el Sol, combinado con el movimiento de rotaci�n de nuestro planeta. Los rayos solares calientan la corteza terrestre y al aire que la rodea. Esto ocasiona que el aire se dilate, pierda presi�n, se eleve y lo sustituya el aire fr�o que viene de los oc�anos. Durante las noches, el proceso es al rev�s, es decir, el mar guarda mejor el calor que la corteza, el aire se dilata y ahora de la corteza proviene el aire fr�o. En las monta�as ocurre un ciclo diurno y nocturno parecido. Estas diferencias de presi�n en nuestra atm�sfera ocasionan corrientes de convecci�n. Esto es, corrientes m�s o menos circulares que van de la parte alta de la atm�sfera a la baja, para luego regresar a la primera (la rotaci�n de la Tierra hace m�s complejo el patr�n de circulaci�n del aire, porque las fuerzas inerciales ocasionan que en las capas altas de la atm�sfera del Hemisferio Norte el aire se desv�e hacia el este y en las bajas hacia el oeste, mientras que en el Hemisferio Sur ocurre a la inversa). De estas corrientes, �nicamente las fuerzas horizontales son din�micas y pueden transformarse, por medio de unas aspas, en energ�a utilizable. Las corrientes verticales son convectivas y no poseen la energ�a din�mica para ser aprovechables. De hecho, el viento se define como el movimiento horizontal de las masas de aire en nuestra atm�sfera.
A pesar de que el uso de la energ�a e�lica para el transporte y la agricultura es muy antiguo, la conversi�n de esta energ�a a electricidad pertenece a este siglo, entre otras razones porque la electricidad aprovechable surgi� a finales del siglo pasado (en 1881).
Hoy es com�n utilizar ventiladores en lugares donde hace mucho calor para producir una agradable brisa. �stos consisten en un motor el�ctrico unido a unas aspas. El proceso inverso, o sea, aprovechar el viento para generar energ�a el�ctrica, es una de las aplicaciones m�s importantes de la energ�a e�lica, y al aparato capaz de realizar esta conversi�n se le denomina aerogenerador.
II. 2. DEL VIENTO A LA ELECTRICIDAD
Existen muchos tipos de aerogeneradores. Si los clasific�ramos de acuerdo con la potencia que producen se dividir�an en peque�os, que generan alrededor de 3 kilowatts; medianos, que llegan a producir hasta 1 000 kilowatts (es decir, 1 megawatt), y los grandes, que son de 1 MW en adelante. Para dar una idea de estas cifras, la potencia de los aerogeneradores grandes es cien veces menor que la de una planta termoel�ctrica com�n. Por ello, para conseguir una potencia elevada deben instalarse varios aerogeneradores grandes en un mismo lugar.Si clasific�ramos a los aerogeneradores por sus caracter�sticas geom�tricas, ser�an de dos tipos: con el rotor vertical u horizontal. En los primeros, el eje de giro del aparato es perpendicular al suelo. Los m�s conocidos son los de Klemin, Savoius y Darrieus, dise�ados en 1925, 1929 y 1931, respectivamente. Los aerogeneradores con rotor horizontal tienen las aspas como las h�lices de los aviones, unidas a un rotor paralelo al piso (v�ase la figura 22).
Figura 22. Diferentes tipos de rotores para aerogeneradores, aerobombas y molinos.
El aerogenerador consta de una torre situada en un lugar apropiado. Sobre ella sobresalen aspas de grandes dimensiones. �stas giran debido a la fuerza ejercida por el viento, y con ellas el rotor que, por medio de un sistema de transmisi�n, est� conectado a un generador capaz de producir energ�a el�ctrica (v�ase la figura 23).
Figura 23. Diagrama del mecanismo interior de un aerogenerador de 0.1 MW. (F
UENTE: ERDA-NASA.)
La potencia m�xima que proporciona un aerogenerador depende fundamentalmente de dos caracter�sticas: la velocidad del viento y el radio de las aspas. Concretamente, la potencia es proporcional al cubo de la velocidad del viento. As� que para poseer un aerogenerador de gran potencia se necesita escoger un lugar en donde los vientos sean veloces la mayor parte del a�o (entre l0 y 40 km/h aproximadamente).
En M�xico, el sureste, el norte y el centro son las regiones m�s apropiadas para colocar sistemas e�licos; destacando La Ventosa, en Oaxaca, donde los vientos alcanzan velocidades promedio de 20 a 25 km/h. En 1984, el Instituto de Investigaciones El�ctricas(IIE)
elabor� el primer mapa de vientos m�ximos en la Rep�blica Mexicana, as� como un sistema electr�nico que permite conocer con bastante precisi�n las caracter�sticas fundamentales del viento en un lugar determinado. Recientemente, elIIE
public� el primer Atlas E�lico de la Rep�blica Mexicana.Seg�n el libro Alternativas energ�ticas, del doctor Antonio Alonso Concheiro y el ingeniero Luis Rodr�guez Viqueira (coeditado por
CONACYT-FCE,
en 1985):
El aprovechamiento de la energ�a e�lica en M�xico se limita a las aerobombas de eje horizontal y aspas m�ltiples, instaladas en localidades rurales del norte y el sureste del pa�s. En M�xico s�lo existe un fabricante de aerobombas y uno de aerogeneradores. Estos �ltimos se producir�n comercialmente despu�s de la fase de prueba y demostraci�n. Ya est�n instaladas dos unidades, una en el Ajusco y otra en la parte oeste de Michoac�n.El estudio de Alonso Concheiro y Rodr�guez Viqueira se�ala que s�lo hay tres instituciones y una asociaci�n civil dedicadas a la investigaci�n y el desarrollo de la energ�a e�lica en M�xico: el Instituto de Investigaciones El�ctricas
(IIE),
la Universidad Aut�noma Metropolitana-Unidad Azcapotzalco, la Escuela Superior de Ingenier�a Mec�nica y El�ctrica delIPN
y el Grupo del Sol.De estas instituciones, la que presta m�s atenci�n al desarrollo de la energ�a e�lica es el
IIE.
Ah�, se�alan los autores de Alternativas energ�ticas:
Los trabajos se enfocaron inicialmente a volver a dise�ar equipos desarrollados en otros pa�ses, adecu�ndolos a la disponibilidad de materiales, y a habilidades t�cnicas y artesanales de nuestro pa�s. Actualmente elIIE
cuenta con un aerogenerador de velas para aplicaciones mec�nicas, una aerobomba de tipo Savonius, una de 1.5 kWe y un aerogenerador con rotor tipo Savonius de 200 W.Tambi�n se encuentran en proceso de construcci�n un prototipo de aerobomba mec�nica, del cual se instalar�n dos aerobombas en San Rafael, San Luis Potos�.
Respecto a la conversi�n el�ctrica, el
IIE
posee la estaci�n eoloenerg�tica de El Gavillero, en Hidalgo. En ella se construyeron dos aerogeneradores tipo Dunlite, de 2 kW para vientos de 5 m/s, que abastecen de energ�a el�ctrica a la comunidad, y tambi�n elIIE
dise�� un aerogenerador denominado Albatros, con un rotor de 11 m de di�metro, que desarrolla una potencia de 8.5 kW.En el cuadro VII se resumen las instituciones dedicadas a la investigaci�n e�lica en M�xico.
C
UADRO
VII. Investigaci�n e�lica en M�xico.
Aerobombas y aerogeneradores Instituto de Investigaciones Eléctricas, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Azcapotzalco, Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN
y Grupo del Sol. Dos fabricantes comerciales.Condiciones del viento en la República Mexicana Instituto de Investigaciones Eléctricas e Instituto de Geografía de la UNAM.
El alto costo de los aerogeneradores y las aerobombas representa actualmente la desventaja fundamental para integrarlos a mediana escala; lo mismo sucede con el sistema de almacenamiento de energ�a.
Finalmente, respecto a la energ�a e�lica se debe se�alar que en nuestro pa�s los aerogeneradores pueden ser una opci�n en comunidades rurales sin electrificar, as� como una fuente de energ�a, dentro de la diversificaci�n de fuentes opcionales de energ�a. Ser�a muy conveniente crear institutos dedicados a la investigaci�n de fuentes como la e�lica, la solar, la fusi�n y la biomasa, tal vez financiados por Petr�leos Mexicanos.
El desarrollo de los sistemas e�licos, solares y los que aprovechan la biomasa en nuestro pa�s debe apoyarse mucho m�s de lo que se ha hecho hasta ahora. Es deseable que se instalen plantas de generaci�n de energ�a el�ctrica piloto para cada sistema, apoyadas por un grupo de investigaci�n, como se ha hecho con otras fuentes de energ�a