I. INCIDENCIA DE LA CORROSI�N SOBRE EL MEDIO AMBIENTE

EN LOS �ltimos a�os se ha dado gran atenci�n a los cada vez mayores problemas que presenta la corrosi�n met�lica, provocados por el progresivo deterioro del medio ambiente. Numerosos trabajos han puesto de relieve la influencia de la contaminaci�n atmosf�rica, especialmente en zonas urbanas e industriales, sobre la velocidad de corrosi�n de diferentes materiales. Los estudios han incidido en la relaci�n que la contaminaci�n del medio ambiente ejerce sobre la corrosi�n. En cambio, se ha dedicado mucha menos atenci�n a la relaci�n inversa, el efecto que la corrosi�n tiene sobre el medio ambiente. Esto podr�a ser debido a que la acci�n de la corrosi�n sobre el medio ambiente suele presentarse de una manera menos general, con efectos m�s puntuales, tanto en su localizaci�n como en el tiempo, si bien casi siempre revestidos de gravedad. Por otra parte, la misma naturaleza de este tipo de problemas hace que en ellos se encuentren comprometidos t�cnicos como ingenieros de proceo o jefes de seguridad, la mayor�a de las veces poco interesados en los fen�menos de corrosi�n. Cabe se�alar aqu� las propuestas realizadas con anterioridad (1) con el objeto de mejorar la formaci�n de recursos humanos en corrosi�n.

En este cap�tulo se hace una breve revisi�n de los caminos a trav�s de los cuales la corrosi�n act�a sobre el medio ambiente, as� como de los efectos provocados por esta acci�n. Al final se presenta una breve descripci�n de dos casos significativos, la fuga de gas t�xico que tuvo lugar en Bhopal, India y de un problema de corrosi�n que afecta a las centrales nucleares del tipo BWR, como ejemplo de lo tratado en el cap�tulo.

LAS MODALIDADES Y CAUSAS M�S FRECUENTES DE CORROSI�N

Analizando aquellos sectores en los cuales pueda tener m�s repercusi�n la corrosi�n sobre el medio ambiente, se pueden seleccionar los correspondientes a las centrales nucleares, la extracci�n de petr�leo y la industria qu�mica.

En relaci�n con los dos primeros, existe muy poca informaci�n publicada sobre casos en los cuales la corrosi�n haya sido la causa directa de la fuga de radiactividad o de hidrocarburos, respectivamente.

En el caso de las centrales nucleares, el estricto control de los materiales y componentes, as� como el relativamente peque�o n�mero de instalaciones y una cierta tipificaci�n en las mismas podr�an explicar este hecho. Recientemente se ha efectuado una revisi�n de los problemas que afectan a las centrales nucleares del tipo BWR (agua en ebullici�n). (2)

En el caso de las plataformas marinas de explotaci�n de petr�leo, si bien los accidentes son m�s numerosos (3) y muchos de ellos ocasionan fugas de crudo, sus causas suelen ser ajenas a la corrosi�n (errores humanos, fallas estructurales debidas a tempestades, etc�tera).

Es en el sector qu�mico, pues, donde la corrosi�n ha tenido una mayor repercusi�n. Sin embargo, es dif�cil reunir datos estad�sticos significativos sobre cu�les son los tipos o formas de corrosi�n que con m�s frecuencia han intervenido en estos casos. No obstante, puede suponerse que la frecuencia es pr�cticamente la misma que la existente en los casos usuales de corrosi�n en las plantas qu�micas, la cual s� se conoce aunque de manera aproximada. Gavelli y colaboradores (4) han estudiado 1 115 casos del banco de datos sobre corrosi�n del Instituto Guido Donegani, y han encontrado la siguiente distribuci�n:


Tipo de corrosión
%

Corrosión bajo tención
21
Corrosión uniforme
20
Corrosión - fatiga
18
Corrosión por picaduras
10
Corrosión - erosión
7
Corrosión en hendiduras
6
Corrosión a alta temperatura
6
Fluencia
4
Corrosión intergranulada
3
Fragilización por hidrógeno
1
Corrosión galvánica
1
Otros casos
3

En lo que se refiere a las causas por las cuales aparecen diferentes modalidades de corrosi�n, es m�s dif�cil encontrar datos. Las m�s usuales, sin embargo, parecen ser:

—errores en la construcci�n y/o fabricaci�n,

—especificaci�n inadecuada de los materiales,

—dise�o err�neo,

—funcionamiento incorrecto de la planta, y

—mantenimiento inadecuado.

M�s concretamente, las razones que han causado accidentes con impacto ambiental originados por la corrosion han sido, con mayor frecuencia:

—introducci�n de modificaciones en el dise�o inicial de la planta,

—cambio en la composici�n de las materias primas,

—introducci�n de contaminantes en el proceso,

—existencia de sobrecalentamientos locales, y

—falta de seguimiento del manual de operaciones, sobre todo en el arranque y en las paradas.

FORMAS DE INCIDENCIA EN EL MEDIO AMBIENTE

Debido a la gran variedad de industrias presentes en el sector qu�mico, el impacto ambiental puede tener diferentes grados y caracter�sticas. Ahora bien, es evidente que su primera manifestaci�n es la fuga de un gas o de un l�quido.

Las consecuencias de esta fuga depender�n de las propiedades del fluido. Si �ste es combustible, ocasionar� f�cilmente un incendio o la formaci�n de una nube inflamable, con posterior explosi�n. Si es t�xico, puede formar una nube o simplemente difundirse en el aire (5). Las diferentes posibilidades han sido esquematizadas en la figura I.1, en forma simplificada.

Figura I.1 Efectos de la corrosi�n sobre el ambiente.

Las consecuencias finales, as�, consisten en la fuga al ambiente de calor o productos de diversa toxicidad. En ocasiones puede formarse una nube, dependiendo de las condiciones hidrodin�micas de la fuga, que si es inflamable producir� probablemente una explosi�n, y si es t�xica y de densidad parecida o superior a la del aire puede tener consecuencias graves para la poblaci�n.

CONCLUSI�N

En un cierto n�mero de casos, y sobre todo en las plantas qu�micas, la corrosi�n puede provocar o contribuir a provocar accidentes que tengan una grave repercusi�n sobre el medio ambiente. Estos accidentes suelen ser de corta duraci�n, pero de gran intensidad. Adem�s de las p�rdidas materiales, las consecuencias sobre la poblaci�n pueden ser fatales o de larga duraci�n.

As�, es evidente la necesidad de extremar la prevenci�n de la corrosi�n en aquellas plantas que, por el grado de peligrosidad de los productos en ellas procesados o por el almacenamiento de los mismos, sean susceptibles de sufrir este tipo de accidentes. Esta prevenci�n, presente muchas veces en el dise�o inicial, se reduce cuando la planta experimenta modificaciones tanto estructurales como de operaci�n que no son acordes con los requisitos de seguridad iniciales.

AN�LISIS DEL CASO DE BHOPAL, INDIA

El 3 de diciembre de 1984 tuvo lugar en la India un accidente de triste memoria en la opini�n p�blica mundial. Se presentan a continuaci�n algunos detalles referentes al mismo, como un ejemplo de c�mo un problema de corrosi�n puede tener un enorme impacto ambiental, en este caso al causar una fuga de gas t�xico.

El accidente tuvo lugar en un dep�sito enterrado, el cual dispon�a de protecci�n cat�dica para evitar la corrosi�n externa, construido de acero inoxidable tipo 304, de acuerdo al c�digo ASME (American Society of Mechanical Engineers) para productos letales. Su contenido eran 40 000 kg de metil isocianato (MIC), con el cual entraron en contacto entre 700 y 1 400 kg de cloroformo, debido a una mala destilaci�n, as� como de 400 a 900 kg de agua, de manera desconocida (Informe Bhopal). (6) Se produjo una lenta reacci�n exot�rmica (desprendimiento de calor con el consiguiente aumento de la temperatura) al entrar en contacto el MIC y el agua. El aumento de la temperatura provoc� una mayor corrosion de las paredes del recipiente, y el hierro proveniente de la reacci�n de disoluci�n (corrosi�n) cataliz� la reacci�n de trimerizaci�n del MIC, la cual tambi�n es de naturaleza exot�rmica, dando lugar a un aumento considerable de la temperatura, hasta valores probablemente cercanos a los 200 �C, y de la presi�n (valores superiores a los 4.5 bars). Este incremento provoc�, a 3.7 bars, la rotura del disco de ruptura, abri�ndose la v�lvula de seguridad, la cual permaneci� abierta durante unas dos horas. La instalaci�n de lavado de gases no funcion� correctamente, con el agravante de que la antorcha que hab�a en la planta para el quemado de los eventuales gases de salida estaba desmontada por mantenimiento. El resultado fue que aproximadamente 23 000 kg de MIC en forma l�quida y en vapor fueron emitidos a la atm�sfera.

En el residuo s�lido que qued� en el dep�sito (50% de trimero) hab�a un 0.18 a 0.26% de sales de hierro, cromo y n�quel. Estos elementos se encontraban presentes aproximadamente en la misma proporci�n que en el acero inoxidable de que estaba construido el dep�sito. En total hab�a unos 9 kg de estos metales en el residuo s�lido.

Experimentos llevados a cabo en el laboratorio despu�s del accidente dieron los resultados siguientes:


mezcla
temperatura mm/año
velocidad de erosión

MIC con 18 % cloroformo y 2-7% agua
100° C
0.25-0.50
MIC con 18 % cloroformo y 2-7% agua
200° C
43-89
MIC con 16 % cloroformo
ambiente
0.0046
MIC con 2.5 % cloroformo
ambiente
0.001
MIC con 0.5 % cloroformo
ambiente
0

Como puede verse en el cuadro anterior; el problema fue causado por la presencia de agua y un incremento significativo de la temperatura, debido precisamente a la misma presencia del agua, cuyo origen no fue esclarecido en el informe de las causas del accidente. [Tomado de Bhopal Methyl Isocyanate Incident Investigation Team Report, Union Carbide Corporation. Danbury, Conn. (1985).]

FALLAS EN CENTRALES NUCLEARES DEL TIPO BWR (AGUA EN EBULLICI�N)

Las fallas por agrietamiento intergranular bajo tensi�n (IGSCC) en aceros inoxidables del tipo 304 y 316 son muy comunes en ciertos componentes de sistemas empleados para la transformaci�n de energ�a. En la segunda mitad de la d�cada de los setenta aparecieron serios problemas relacionados con el agrietamiento intergranular bajo solicitaci�n mec�nica en tuber�as de aceros inoxidables 304 y 316, empleadas en reactores nucleares del tipo de agua en ebullici�n (BWR). Las fallas se localizaban espec�ficamente en las zonas afectadas por el calor resultante de un proceso de soldadura.

Se ha demostrado, a trav�s de una investigaci�n exhaustiva sobre las causas de estas fallas, que son el resultado de la interacci�n de tres factores: a) un esfuerzo de tensi�n (cercano al esfuerzo de procedencia), b) el medio acuoso, y c) la presencia de carburos de cromo precipitados a lo largo de los bordes de grano austen�tico de un acero inoxidable. Esta precipitaci�n deja, por lo general, zonas empobrecidas en cromo, las cuales son susceptibles de ser atacadas severamente en el medio en que se encuentra la aleaci�n.

El ambiente de los reactores de agua en ebullici�n (BWR) consiste esencialmente de agua pura con un contenido de ox�geno que oscila entre 0.2 y 0.8 mg/1 a una temperatura de 289 �C. Cuando el sistema se encuentra a temperaturas m�s bajas, esto es, durante periodos de arranque y paro, el nivel de ox�geno puede llegar al nivel m�s alto del intervalo indicado. Se ha comprobado que al aumentar el contenido de ox�geno disuelto, el resultado es un incremento en la corrosi�n intergranular bajo esfuerzo.

Se puede producir una microestructura sensibilizada en la misma secci�n plana del tubo cuando �ste es unido a otro mediante soldadura. El material que se encuentra en una zona paralela, pero no adyacente al cord�n de soldadura, es usualmente expuesto al intervalo de temperatura cr�tico de 430 a 870 �C. Bajo estas condiciones, puede tener lugar una precipitaci�n mixta de carburos de cromo y hierro en los l�mites de grano austen�tico, siendo �stos de preferencia ricos en cromo. Sin embargo, se ha demostrado en ensayos de laboratorio que se pueden producir cantidades significativas de carburos de cromo precipitados a temperaturas tan bajas como 289 �C, que corresponde a la temperatura normal de operaci�n de los reactores del tipo BWR. La condici�n necesaria para que esta precipitaci�n ocurra es que deben existir de antemano algunos precipitados de carburo de cromo que sirvan como n�cleos. Estos pueden formarse previamente durante la soldadura o bien estar ya presentes en piezas que no hayan sido recocidas de manera adecuada durante el proceso del conformado.

Durante las inspecciones de servicio a que son sometidos los sistemas y circuitos de las centrales nucleares de potencia se han detectado grietas en algunos lugares muy espec�ficos. La aparici�n de grietas en las tuber�as de acero inoxidable austen�tico en los reactores tipo BWR ha tenido lugar desde la introducci�n de la primera planta comercial. Las grietas se localizan en la zona de calor afectada por la soldadura en las tuber�as de aceros 304 y 316, debido a un mecanismo de corrosi�n intergranular bajo tensi�n (IGSCC). Aunque tambi�n se han detectado grietas en las centrales de agua a presi�n (PWR), en �stas la incidencia ha sido menor, ya que los componentes afectados en este caso son casi siempre del circuito secundario, y tienen una menor repercusi�n en la seguridad del reactor.

Los primeros problemas aparecieron en 1965, en la central nuclear Dresde I, al observarse una fuga en las l�neas de seis pulgadas del by-pass de recirculaci�n del agua del reactor; fabricado con acero austen�tico tipo 304.

Desde entonces se han registrado numerosos casos, cada vez m�s en l�neas mayores. Algunos de los m�s significativos, seg�n el informe de la Comisi�n Nuclear Reguladora (NUREG CR-2541, febrero de 1982), son :

1965: En l�neas de seis pulgadas del by-pass de recirculaci�n. Dresde 1.

1974: En l�neas de cuatro pulgadas del by-pass de recirculaci�n. Dresde II, Quad Cities II. En l�neas de 10 pulgadas de las l�neas de inyecci�n del reactor; del sistema de refrigeraci�n de emergencia del n�cleo. Dresde II.

1976: En las l�neas de accionamiento de las barras de control. Dresde III.

1978: En las ocho toberas de 10 pulgadas del sistema de recirculaci�n. Duane Arnold. En l�neas de 14 pulgadas del sistema de recirculaci�n. Grundemmingen.

Desde julio de 1979, el n�mero de incidentes debidos a grietas en las tuber�as se ha incrementado significativamente a nivel mundial. Adem�s, las grietas han aparecido tambi�n en tuber�as de di�metros cada vez mayores, pero siempre de los mismos materiales, aceros inoxidables 304 y 316. En algunas centrales nucleares las grietas han aparecido de manera extensiva.

A partir de 1975 se observaron fisuras de este tipo (IGSCC) en las l�neas de los sistemas de recirculaci�n, core spray de limpieza de la vasija y de accionamiento de las barras de control, en algunos casos incluso en tuber�as de di�metro elevado, 24 pulgadas, as� como en las piezas de transici�n de las tuber�as con las toberas de la vasija del reactor.

En la figura I.2 se presenta una comparaci�n de los incidentes debidos a grietas en tuber�as durante el periodo 1979-1983. Con el nombre de incidente debido a una grieta entendemos la identificaci�n de las mismas basada en ex�menes llevados a cabo mediante ultrasonidos, l�quidos penetrantes, metalograf�a destructiva o el reporte de fugas. Los sistemas de tuber�as afectados en los reactores tipo BWR incluyen las l�neas de recirculaci�n, eliminaci�n del calor residual, limpieza del reactor; condensador de aislamiento y sistema de retorno de las barras de control. Los di�metros de las tuber�as afectadas oscilan entre las 3 y las 28 pulgadas (75 y 710 mm).

Figura I.2 Fallas por agrietamiento de tuber�as en el mundo.

A la vista de la importancia del tema, todos los implicados acometieron el estudio del problema, llegando a crearse incluso un Pipe Crack Study Group por la Nuclear Regulatory Comission (NRC) en 1975, cuyos objetivos primordiales eran los siguientes:

—Investigar las causas de las grietas.

—Analizar la influencia de las fisuras sobre la seguridad de la planta.

—Establecer un programa de actuaci�n para las plantas en funcionamiento.

—Hacer recomendaciones a las plantas a nivel de dise�o o de construcci�n, tendientes a la eliminaci�n total del problema o a su reducci�n.

El tema fue incluido en la lista de asuntos de seguridad no resueltos (Unresolve Safety Issues, USI) con el n�mero A-42.

Tanto la NRC como la General Electric, el principal Licenciatario de los BWR, publicaron sus primeras conclusiones en 1975, en la elaboraci�n de las cuales intervino tambi�n el Electric Power Research Institute (EPRI), principal asociaci�n de propietarios de centrales nucleares de potencia.

Tras estos estudios se concluy� que la mayor�a de los defectos eran grietas, debidas a corrosi�n intergranular bajo tensi�n (IGSCC), que afectaban principalmente a la zona afectada t�rmicamente de las soldaduras de los aceros inoxidables austen�ticos, con especial incidencia en el tipo 304.

Se estableci� que para la existencia de este fen�meno era necesario que confluyeran simult�neamente tres factores esenciales:

—Sensibilizaci�n del material.

—Concentraci�n elevada de tensiones (esfuerzos locales altos).

—Medio agresivo.

El informe Nureg 531, Investigation and Evaluation of Stress Corrosion Cracking in Piping of Light Water Reactor Plants, publicado en febrero de 1975, recomienda medidas dirigidas a reducir cada uno de estos factores en la mayor medida posible. Los estudios se dirigieron a resolver estos problemas por separado, aunque la soluci�n m�s eficaz ser�a atenderlos todos a la vez.

Paralelamente, el proyectista (General Electric) modific� su dise�o eliminando aquellos puntos de remanso en los que pudieran acumularse las impurezas y cambiando los materiales austen�ticos del tipo 304 por otros no susceptibles a la corrosi�n intergranular; as� como desarrollando t�cnicas para mejorar el rendimiento de los ya instalados.

Los esfuerzos dedicados a solucionar los dos primeros factores han sido fruct�feros, llegando incluso a poder retirar el tema de la lista de asuntos no resueltos de la NRC, tras la publicaci�n del informe Nureg 0313 Rev. 1, octubre de 1979: Technical Report on Materials Selection and Processing Guidelines for BWR Coolant Pressure Boundaring Piping, que recoge las conclusiones y recomendaciones finales de la NRC (7).

BIBLIOGRAF�A

1. J. Genesc� y J. �vila, "Aspectos socioecon�micos de la corrosi�n", Informaci�n Cient�fica y Tecnnol�gica (CONACYT). 10 (137) 97-49(1988)

2. J. Genesc� y J. �vila, "Corrosi�n de aceros inoxidables austen�ticos", en Revista de Corrosi�n (AMIC), 3(7)23(1992).

3. Offshore Accident Review, O. Fagerjord, vol. 3, N�m. 2, p.8, 1985.

4. G. Gavelli, C. Scala y V. Colombari, Reliability of Engineering Materials, Eds. A. L. Smith, Butterworths, Londres, 1982, p.115.

5. A. Romano, N. Piccinini y G. C. Bello, Ingenier�a qu�mica, pp. 200, 211, 1985.

6. Bhopal Methyl Isocyanate Incident Investigation Team Report, Union Garbide Gorporation, Danbury, Gonn., 1985.

Para mayor informaci�n sobre el tema, cons�ltense las siguientes publicaciones:

7. J. C. Danko, "Boiling water reactor research on pipe cracking", en Materials Performance 24 (5), pp. 14-17, 1985; "Corrosi�n en la industria nuclear", n�mero monogr�fico de la Revista Iberoamericana Corrosi�n y Protecci�n 16 (1), enero-febrero 1985, que incluye: A. Sala y C. Ranniger "Acciones contra la corrosi�n intergranular bajo tensi�n en reactores de agua en ebullici�n", pp. 17-22; F. Casas, "Influencia de la qu�mica del agua en la corrosi�n intergranular en sistemas de reactores de agua en ebullici�n", pp. 23-25; J. A. Rescalvo y E. Naval, "Agrietamientos intergranulares por corrosi�n-tensi�n en BWRs. Causas, mecanismos y remedios", pp. 28-32, y A. Portol�s, J. R. Ibars y C. Ranniger; "Influencia de los tratamientos t�rmicos en la corrosi�n de los aceros inoxidables austen�ticos estabilizados con titanio", pp. 33-40.

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