IV. EL DIAMANTE

Y CUANDO LLEG� LA TERCERA NOCHE

DONAZIADA dijo:

—�Hermana m�a!, te ruego que nos cuentes la historia de los tres pr�ncipes y el brujo transformado en alcornoque.

Y Scherezada repuso:

—�De todo coraz�n y como debido homenaje! Pero no s� si lo consentir� el rey.

El rey se apresur� a decir:

—Puedes contarla.

Voy a contarte �Oh mi se�or!, lo que he llegado a saber gracias a un brujo que, mediante la observaci�n de los astros, pod�a predecir el porvenir... pero que tuvo la osad�a de decirle a su monarca que la hermosa gema que adornaba su turbante era simplemente un trozo de carb�n.

Hace muchos a�os el califa de un pa�s lejano decidi� festejar, como no se hab�a hecho nunca, los 50 a�os de su mandato. Era ya un hombre mayor que luc�a barba blanca y larga. Para celebrar tan significada fecha, este soberano, que hab�a sido un se�or poderoso y justo, pero que adem�s era fatuo, quiso que sus hijos le regalaran un diamante: tan grande o m�s que el mayor que existiera. Quer�a mandar hacer con �l un broche para su turbante y poder colocar all� tres plumas de pavo real. Los cortesanos supieron leer entre l�neas y comprendieron que el monarca no se conformar�a solamente con un diamante grande, sino que ten�a que ser el diamante m�s grande del mundo. En efecto, a todas las castas les gustan los diamantes, pero entre m�s alto es el rango, mayor y m�s resplandeciente debe ser la gema. Siendo el califa poderoso entre los poderosos, deb�a poseer el diamante m�s grande del mundo.

La corte se dividi� en grupos rivales alrededor de los tres hijos del califa. Con el hijo mayor se aliaron el gran visir y los pol�ticos; alrededor del hijo siguiente se juntaron el eunuco mayor y todos los cortesanos; pero con el hijo menor solo se uni� el brujo.

El equipo encabezado por el gran visir y el hijo mayor no perdi� un segundo y sali� en busca del Cullinan, que as� se llama el diamante m�s grande descubierto. Pesa 621.2 gramos, o sea 3 106 quilates (1 quilate es = a 0.2 g) y fue encontrado en 1905. Adem�s montaron el proyecto de conseguir el Exc�lsior, que pesa 194 gramos, o sea 970 quilates. "Qui�n quita y no nos dan el Cullinan o qu� tal si se nos pierde en el camino de regreso. M�s vale estar preparado", reflexionaba siempre el gran visir.

Para no competir con el visir en una empresa tan dif�cil y que les pareci� fracasada desde el inicio, los cortesanos y el eunuco mayor, junto con el segundo hijo del califa, decidieron dividirse: unos organizaron una expedici�n a Brasil y el resto se dirigi� a Africa. En efecto, despu�s de consultar la enciclopedia se enteraron de que los diamantes se conoc�an en la India y en Borneo, desde tiempos prehist�ricos.

Sin embargo, estos diamantes nada ten�an que ver con los que conocemos actualmente. Casi nunca se engarzaban o se pul�an. Se les apreciaba m�s bien por sus poderes. Y no fue sino hasta fines del siglo XVII, cuando el lapidario italiano Vicenzo Peruzzi cort� el primero, que se conoci� como piedra preciosa en todo su esplendor.

Al principio las palabras "adamas", "adamante" y "diamante" (en lat�n adamantinus significa "indomable", "duro"), se usaron para designar a los minerales transparentes y duros como el diamante, el corind�n, el topacio o el cuarzo. Plinio el joven describi� la forma geom�trica de seis variedades de adamas, una de las cuales es, obviamente, el mineral que hoy conocemos como diamante.

Tambi�n se enteraron de que los cristales octa�dricos son los que distinguen a las mejores calidades de diamante de Sierra Leona, Ghana, Angola y la Rep�blica del Congo. Los cristales en forma de dodecaedro, en cambio, son propios de Brasil. Los dodeca�dricos y los octa�dricos, predominando los primeros, son los m�s frecuentes en el Distrito de Kimberley, Australia. En el suroeste de Africa, en Tanzania, la forma de los diamantes es irregular.

Ante tanta actividad, el brujo, en cambio, se arrellan� en los almohadones del gran sal�n y no sali�. S�lo le dijo al hijo m�s joven del califa, a gritos, para que todos lo oyeran:

—�A los diamantes se les aprecia por su brillo y transparencia!. Los diamantes son de color y aspecto variables. Los hay con tonos amarillentos, pardos o grises, pero los m�s finos son transparentes e incoloros. �Cuando encontr�is lo que busc�is vuestro regreso ser� m�s f�cil, pues se dice que los diamantes dotan de invulnerabilidad ante el peligro a quien los porta!

Y muy en secreto, le dijo al joven pr�ncipe:

—�Nosotros, en vez de buscar un diamante lo vamos a hacer!

Haremos un diamante tan perfecto como la virtud misma.

El pr�ncipe at�nito y perplejo, pens� para s�:

—�Me he quedado peor que solo, me acompa�a un demente!

Pero de todas maneras se atrevi� a susurrar de mal modo:

—�Y c�mo lo vas a lograr?

—Pr�ncipe, pr�ncipe, si estudiaras; si te interesaras m�s en las ciencias en vez de en las odaliscas, sabr�as que cuando los �tomos de carbono est�n muy pr�ximos unos de otros, de tal manera que cada uno de ellos se encuentra rodeado por s�lo cuatro �tomos y cada uno de �stos a su vez por otros cuatro, a lo largo, a lo ancho, y a lo alto, se crea una densidad tan alta que se forma el cuerpo conocido m�s duro de la naturaleza: el diamante. El diamante es la �nica piedra que est� compuesta por un solo elemento: el carbono. Se le ha asignado el 10 en la escala de Mohs, que caracteriza la dureza —el 9 le corresponde al corind�n, en seguida, despu�s del diamante, aunque en realidad �ste sea muchas veces m�s duro que aqu�l—. Ning�n �cido puede destruir este s�lido. Tiene una densidad muy alta, debida a su apretada estructura at�mica.. Su peso espec�fico es 3.52 y los 3 700�C marcan su punto de fusi�n, dos veces y medio m�s alto que el del acero. Es decir, que semejante s�lido es capaz de desgastar cualquier otro compuesto o material existente sobre la faz de la Tierra, y que solamente �l se puede cortar a s� mismo: nada ni nadie puede destruirlo. Bueno, miento. Ciertos planos y ciertas direcciones cristalogr�ficas en la superficie son m�s frecuentes que otros y, por lo tanto, hay una mayor concentraci�n de ciertos enlaces. As� var�a la dureza con la direcci�n. Los cristales de diamante s�lo se pueden cortar con polvo de diamante cuando las direcciones m�s d�biles del cristal de diamante se le presentan a las part�culas de polvo. En efecto, en la distribuci�n al azar del polvo de diamante, algunos cristalitos presentar�n las direcciones m�s duras frente al diamante que se va a cortar.

—A una temperatura de unos 900�C en atm�sfera de ox�geno —sigui� diciendo el brujo— los diamantes se queman poco a poco y producen bi�xido de carbono. A 1 000�C, en atm�sfera inerte, el diamante se transforma lentamente en grafito, y entre 1 700-1 800�C la velocidad de transformaci�n es muy r�pida.

El brujo se ajust� el turbante y sigui�:

—Bajo intenso bombardeo radiactivo los diamantes primero se vuelven verdes, luego caf�s y, finalmente, negros. Si no se lleva demasiado lejos, el proceso se puede revertir calentando a blanco. Como lo mencion� antes, el diamante cristaliza en forma de octaedros, dodecaedros y cubos, las dos primeras formas son las m�s frecuentes. No es raro encontrar que dodecaedros o cubos han crecido sobre octaedros. Algunos cristales de Sierra Leona y de la Rep�blica del Congo presentan las tres formas igualmente desarrolladas. Los cristales de mayor pureza a menudo son de forma irregular. Los de color ligeramente amarillo suelen tener las formas m�s perfectas. Cuando una forma crece sobre otra (fen�meno de gemelado) se asocia con peque�as impurezas de materia obscura extra�a. El gemelado es tan frecuente que los cortadores de diamante se refieren a los m�s comunes como "maclas". Las grandes �reas gemeladas se conocen como "bloques" y las m�s peque�as como "nudos"...

En este momento de su perorata el brujo vio que el pr�ncipe lloraba y call� discretamente, pues comprendi� que el joven hijo del califa estaba desesperado.

—La verdad, brujo —dijo el pr�ncipe que se hab�a consolado mirando un peque�o anillo de brillantes que le hab�a regalado una guapa cortesana— me pregunto �c�mo es posible que un trozo negro y opaco de carb�n, un trozo grasiento y gris de grafito y un reluciente y di�fano diamante sean formas distintas de un mismo elemento qu�mico? Y, adem�s, �c�mo puede el carbono transformarse de s�lido a gaseoso cuando se combina con el ox�geno? Eso parece magia, me parece enigm�tico y confuso, �no es verdad?

Y el sabio brujo le explic�:

—En la primera etapa de su existencia, el carbono est� en los magmas fundidos en forma de aglomerados laminares o esf�ricos de grafito, que se encuentran a grandes profundidades y en masas derretidas. Sin embargo, en su mayor parte este carbono se combina con otros elementos formando gases vol�tiles que se escapan entre las fisuras de rocas solidificadas. Cuando el carbono se une al ox�geno, se forma el gas carb�nico, que tiende a subir, a la superficie. —Recuerda, pr�ncipe, que antiguamente en las regiones en donde exist�an volcanes, tanto en actividad como extinguidos, el gas carb�nico escapaba con violencia a la atm�sfera, ya fuese en forma de gas o combin�ndose con el agua. As� es como se forman las supuestas, aguas medicinales con burbujas.

El pr�ncipe, intrigado, le interrog�:

—T�, un d�a, me explicaste que hubo periodos en la historia de la corteza terrestre en los que se arrojaban a la atm�sfera enormes cantidades de gas carb�nico y que hubo periodos en los que la vegetaci�n se desarroll� enormemente. �Qu� significa lo anterior; en d�nde qued� tanto gas carb�nico?

—Calma, pr�ncipe, tranquilo —musit� el brujo mordi�ndose el bigote—. El gas carb�nico tiene gran afinidad por el calcio y el magnesio, dando lugar a la formaci�n de los carbonatos que es el material que forma las conchas y los caracoles del mar.

—�No es posible! —se levant� indignado el Pr�ncipe—. Est�s mintiendo; me est�s tomando el pelo.

—Trae tu collar de conchitas de mar respondi� el brujo autoritariamente, y a�adi�: —Ordena que traigan la cesta de limones.

Convertido r�pidamente en manso cordero, el pr�ncipe le obedeci�, mientras o�a cantar a los gitanos:

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos,
yo nunca llegar� a C�rdoba
Por el llano, por el viento,
Jaca negra, luna roja.
La muerte me est� mirandodesde las torres de C�rdoba.

Cuando el pr�ncipe regres� con su collar de conchas, ya el brujo hab�a exprimido unos limones. Al ver a su alumno, el brujo le dijo:

—Separa una concha e introd�cela en el jugo y observa atentamente.

—Imag�nate �Oh rey de mi alma! —dijo Scherezada abriendo una pausa en su narraci�n—, el vuelco que sinti� en su coraz�n el pr�ncipe cuando vio una multitud de burbujas desprenderse del menjunje.

El brujo sonri�, mostrando su nacarada dentadura, y a�adi�:

—Estas burbujas que ves son el gas del que habl�bamos. Es el anh�drido carb�nico o bi�xido de carbono, como tambi�n se le conoce.

Mientras todo esto ocurr�a, el grupo del gran visir y del hijo mayor se hund�a en unas burbujas diferentes. Descubr�a en Londres que los joyeros ricos, cuando vend�an un diamante del tama�o de un garbanzo o m�s, festejaban el trato, no con t� como se tiene costumbre en oriente, sino con una bebida burbujeante llamada champa�a. Tanto les gust� el brebaje a los integrantes de este grupo de aventureros que cualquier pretexto era bueno para comprar un diamante y as� empinarse un par de copitas del burbujeante l�quido. De hecho, aunque no lo supieran, por un lado estaban comprando carbono en forma de diamante, pero por otro se lo estaban bebiendo, pues en el champa�a el gas que forma las burbujas es tambi�n anh�drido carb�nico y contiene carbono.

Hab�an ido a dar a Londres; no por el champa�a sino porque all� se encuentra la sede de la Organizaci�n Central de Ventas (CSO) de De Beers Consolidated Mines, Ltd, que controla cerca de 80% de la producci�n universal de diamantes a trav�s de tres grupos; dos independientes que lo producen para joyer�a y uso industrial y un tercero que controla los contratos de compra venta con las minas que no controla directamente. La organizaci�n De Beers fija los precios en el mercado mundial, as� como las normas de control de calidad y el 20% restante de la producci�n, que no est� en sus manos, se rige tambi�n por ellas.

En total, son unos 150 individuos y compa��as quienes manejan el mercado de los diamantes., As� los precios se mantienen siempre estables, pues si la demanda disminuye la CSO guarda el excedente para tiempos mejores.

Poco a poco los integrantes de la comitiva del hermano mayor fueron adquiriendo diamantes y diamantes, supuestamente para cada una de las mujeres de su harem, aunque en realidad era para volver a probar el exquisito y espumoso vino. No se hab�an percatado de que el champa�a se puede comprar en las tiendas y de que vale bastante menos que un diamante. Cuando lo descubrieron era ya demasiado tarde, pues, cuando finalmente uno de los enormes brillantes del mundo sali� a subasta, por muchos esfuerzos que hicieron no pudieron ofrecer m�s de lo que pag� Richard Burton. El actor se qued� con la piedra y se la regal� a su mujer, la actriz Liz Taylor.

El hijo mayor del gran califa, que se hab�a educado en la famosa universidad de El Cairo, al Azhar; crey� pertinente ir a felicitar a su contrincante. As� que se acerc� al actor y le dijo en perfecto ingl�s:

—Lo felicito, se�or Burton, no cualquiera me vence. Aunque quiz�s debiera decir que quien me venci� fue el champa�a. Se lleva usted una joya que hubiese hecho de m� el heredero del califato.

El actor lo mir� de reojo y, al comprobar, por el s�quito y las vestimentas del oriental, que realmente se trataba de un pr�ncipe, le hizo una reverencia que hab�a aprendido cuando actu� en Macbeth. Despu�s de un inc�modo silencio atin� a decir, tratando de ser amable:

—El diamante es precioso; pero al menos, ya que la fortuna le ha sido adversa, ac�rquese a tocarlo.

El pr�ncipe le puso el dedo encima y, como se lo imaginaba, la superficie estaba fr�a. Entonces respondi� a Burton:

—Fr�telo usted contra su manga y observar� que fosforece y que se electriza. Por eso atraer� hacia s� cuerpos cargados, eso me lo ense�� un sabio de la corte de mi padre.

El actor lo hizo y asombrado verific� que cuanto le dec�a el pr�ncipe era verdad. Muy contento parti� a explicarle a su mujer lo que acababa de aprender. En cambio, el pr�ncipe, cabizbajo y derrotado, emprendi� el camino de regreso a su lejano pa�s, cargado de peque�os diamantes que representaban, para �l, otras tantas copas de champa�a. Sin embargo, a fuerza de convivir con los joyeros hab�a aprendido mucho. Se enter� de que los diamantes se califican seg�n el n�mero de defectos que contienen, mientras menos, mejor. Los defectos pueden ser; por ejemplo, manchas de carbono no cristalizados o de carbono con forma de grafito que impidan el libre paso de la luz. Uno puede reconocer estas peque�as fallas al mirar la piedra con una lupa de unos 10 aumentos. La presencia eventual de impurezas en la piedra le da al diamante coloraciones suaves o intensas, que pueden disminuir o aumentar su valor como gema. Recordaba bien c�mo uno de los joyeros lo desconcert� al preguntarle: "�Bueno, a qu� se debe que los diamantes sean tan bellos, a qu� se debe que nos gusten tanto?" El pr�ncipe s�lo atin� a responder: "A que brillan." El joyero, entonces, supo explicarle que se debe, ante todo, a su gran capacidad refractiva —cuyo �ndice es igual a 2.42 para la luz ordinaria— que le da su extraordinaria brillantez al cortarse y pulirse adecuadamente. "El diamante, le dijo, tiene una dispersi�n muy alta —su �ndice de refracci�n para la luz roja es de 2.407 y para la luz violeta de 2.66—, lo cual lo provee de su 'fuego', debido a la separaci�n de la luz blanca en los colores del espectro, conforme atraviesa la piedra." A decir verdad —continu�—, el brillo y la belleza de los diamantes s�lo se aprecian en todo su esplendor, en las piedras talladas. No fue sino hasta fines del siglo XV cuando Ludwig Van Berquem perfeccion� un m�todo para tallar los diamantes, que a�n se usa en nuestros d�as y que permite un labrado preciso y sim�trico de las facetas. Se trata de una rueda de hierro a la que se le unta una mezcla de aceite y de polvo de diamante.

Mientras tanto, el grupo del hijo siguiente, el que encabezaban tambi�n el gran eunuco y las odaliscas de la corte, viajaba en barcazas por los grandes r�os de Brasil. Iban cubiertos de lujosos damascos y sedas, as� como de finos tules que les serv�an para protegerse de los mosquitos. Cuando se acercaban a la orilla para bajar a tierra, los indios amaz�nicos casi desnudos los rodeaban y se asombraban de que se pudiese andar por esos climas tan cubierto, aunque les hubiese encantado probarse al menos por un rato tanta ropa. "Diamantes, diamantes —repet�an apenas hac�an tierra los orientales—, diamantes, diamantes."

Pero invariablemente les ofrec�an los diamantes llamados bort y otros calificados como carbonados, que rechazaban indignados.

El eunuco se sent�a obligado a explicar todas las veces: "El diamante es una piedra de gran valor debido a su intenso brillo, un brillo que lastima los ojos y, por ende, se trata de una piedra preciosa que s�lo se usa para joyas."

Hasta que un buscador de oro m�s atrevido que los dem�s lo contradijo: "Su alteza se equivoca. Hay variedades que se usan para otros fines, tomando en cuenta, no su brillo sino su alta dureza; recuerde que el diamante puede rayar cualquier otro material existente en nuestro planeta. Para ello se escogen los diamantes llamados bort y carbonado, como los que le estamos ofreciendo, con los que se puede cortar o moler el vidrio, la cer�mica, etc. Son peque�os, son naturales, pero en la industria resultan muy �tiles."

"Sepa su alteza que para extraer un diamante hay que mover 14 millones de veces el equivalente de su peso en rocas. Los trituradores despedazan las rocas en dos etapas, la primera, las deja como de una pulgada y media para liberar los diamantes grandes si los hay. Despu�s en la segunda etapa, la roca se vuelve a triturar para liberar los peque�os.

"Las rocas, entonces, se lavan para librarlas de arcillas y, luego, seg�n su tama�o, se siguen dos caminos distintos. El material grueso se hunde en un fluido denso que hace que s�lo la roca m�s grande se vaya al fondo. Posteriormente, un tratamiento del mismo tipo, usando un fluido todav�a m�s denso, a�sla los diamantes. El material fino, en cambio —arcilla, grava y arena—, se coloca sobre un gran colador, encima de una cama de cristal de roca. Se sacude y los diamantes caen al fondo. Finalmente los diamantes se recogen a mano y se limpian para, despu�s, seleccionar los que se destinar�n a la joyer�a o al uso industrial.

"'�Imag�nate el uso industrial!. Piedras tan preciosas y finas rebajadas a usos tan corrientes —protest�, indignado el eunuco—. �B�rbaros! Estoy harto de esta expedici�n y regreso a la corte, quien quiera que me siga."

Y quisieron todos, pues estaban agotados de viajar en condiciones tan inc�modas. As� que, con las manos vac�as, se presentaron en la corte del gran califa. Lo mismo hicieron los que hab�an ido al Africa. Ni los que fueron al Brasil, ni los que fueron al Africa pod�an siquiera hablar del champa�a, pues aunque alguno hubiese probado la cachaza no se atrevi� a contarlo.

Mientras tanto, los buscadores de oro cantan cuando mueven, a ritmo de samba, las arenas de los r�os, pues saben que para uso industrial los diamantes son muy empleados. La variedad industrial representa de 75 a 85% de la producci�n total en peso, pero, por su precio, solamente representa de un 25% a un 35% del valor total del mercado de diamantes.

Seg�n su forma y tama�o, las piedras de diamantes se usan de distinta forma en la industria: para afilar cuchillos, en instrumentos de medida, en agujas de tocadiscos, en pruebas de dureza, en cortadores de vidrio o para cortar el diamante de joyer�a.

Los diamantes llamados bort, negros, s�lo se usan en la industria. Son de forma y tama�o mal definidos; generalmente se rompen o se muelen para convertirlos en polvo, que se emplea para cortar, moler o pulir. El diamante ballas es casi redondo y, despu�s de resquebrajarse, se usa para recubrir ruedas abrasivas. El carbonado, casi exclusivo de Brasil, no tiene la apariencia de un cristal como los otros.

Entre las industrias que primero hicieron uso del diamante destacan las del vidrio y de la �ptica, que lo usan para pulir y cortar lentes y espejos. La industria petrolera lo emplea para perforar pozos de gas y de crudo. Los dentistas y los m�dicos lo usan tambi�n como instrumento para cortar y taladrar huesos o tejidos. Tambi�n est� presente en la industria automotriz como abrasivo. Pero volvamos al joven pr�ncipe deseoso de entrar en acci�n y al verborreico brujo que por fin dijo:

—Pr�ncipe, sigue mis instrucciones y obtendr�s un diamante artificial. Coloca un trozo de grafito, ya sea en bloque o en polvo, entre unas l�minas met�licas (bueno, tambi�n puedes usar grafito en polvo junto con hierro, u otro metal en polvo) y som�telo a presiones y temperaturas tan elevadas como las que existen en el interior del planeta. Hacen falta aparatos altamente resistentes. Despu�s de someter, el grafito a tan dr�sticas condiciones lo dejas enfriar y en lugar de encontrarte con un producto negro como el grafito debe haber peque�os diamantes incrustados en el metal fundido, tal y como lo predice el diagrama, de fases (Figura 9). Para separarlos hay que echar mano de �cidos mucho m�s fuertes que el jugo de los limones de tus huertos. As� se disolver�n los metales. Los primeros diamantes sint�ticos obtenidos fueron tan peque�os como pata de mosca.

Figura 9. Diagrama de fases del carbono.

Y mientas el pr�ncipe trabajaba construyendo los aparatos necesarios, el brujo segu�a hablando:

—Veamos, pr�ncipe. No te van a quedar muy grandes, pero algo se podr� hacer con ellos. Lo primero es tallarlos y eso se lleva a cabo seg�n cinco pasos fundamentales: la marcaci�n, la exfoliaci�n, el aserrado, el desbastado y finalmente el pulido. Tiene que ser un experto el que lleve a cabo la marcaci�n, pues en esta etapa se determina c�mo debe cortarse la piedra para que rinda el valor m�ximo. En esta etapa se decide la forma que tendr�: de brillante (ojo: el brillante es s�lo una forma de cortar el diamante), de pera, de esmeralda o de marquesa, tomando en cuenta la conformaci�n de la piedra en bruto y el n�mero y localizaci�n de los defectos (Figura l0). Debido a su estructura at�mica, el diamante puede partirse en cuatro direcciones, siguiendo la forma del octaedro. Tomada la decisi�n de c�mo cortar; el planeador "marca" con tinta exactamente donde se realizar�n los cortes.

Figura 10. Cortes del diamante (a) y (b) comparados con el diamante en estado natural.

Y el brujo sigui� su sabia disertaci�n.

—Si el planeador o marcador decide exfoliar la piedra, se la pasa al exfoliador. Los diamantes de mayor tama�o se cortan en pedazos para, despu�s, "aserrarlos". El exfoliador hace una ranura o surco a lo largo de la l�nea sobre la que la piedra ser� cortada, usando otro diamante como herramienta. Despu�s la piedra se monta en un soporte y se le inserta una cu�a en la acanaladura. Se golpea con un mazo la cu�a y el diamante se parte exactamente donde se marc�. Cuando la piedra es muy grande y valiosa, el exfoliado se convierte en un proceso cr�tico. Un error del marcador o del exfoliador romper�a la piedra destruyendo su valor como gema. El corte m�s extraordinario jam�s hecho fue en 1908 cuando J. Assher cort� el Cullinan de 3 106 quilates, el m�s grande que se haya encontrado. [En la figura 11 se muestran algunos de los brillantes de mayor tama�o del mundo]. El "aserradero" es el siguiente paso. La sierra es un disco de f�sforo y bronce del grueso de una hoja de papel sujeta entre dos arandelas de acero que rotan en un eje horizontal a 4 300 rpm. El borde de la sierra se carga previamente con aceite y polvo de diamante, y durante el proceso se sigue recargando con el polvo resultante. El aserrado toma entre 4 y 8 horas. Para el desbastado el diamante se monta en el soporte del torno y, mientras gira, se corta con otro diamante fijo a un instrumento de madera. Poco a poco la piedra adquiere la forma de un cono.

Figura 11. Entre los diamantes m�s famosos del mundo se encuentran: (fila superior) el Gran mogol que antes de tallarse pesaba 780 quilates, el Orlov que pes� 194 quilates, y el Regente de 137 quilates. En la fila inferior el Florentino de 140 quilates y el Koinor (186-106 quilates) seg�n el tallado nuevo y el tallado antiguo.

Y remat� as� su perorata:

—El pulido es el �ltimo paso y es el que da al diamante su toque sublime. El primer facetador se especializa en hacer las 18 principales facetas del tallado "brillante"'. Despu�s se manda el diamante al abrillantador que se encargar� de las otras 40, si el diamante es el est�ndar de 58 facetas. La operaci�n se realiza nuevamente con un plato giratorio de hierro fundido, cubierto de polvo de diamante. Como ver�s, oh pr�ncipe y se�or m�o, el hombre toma los productos que la naturaleza le ofrece para transformarlos. Obtiene cosas tan valiosas como los diamantes, inventando chimeneas diamant�feras. Estoy convencido de que, alg�n d�a, el hombre lograr� superar a esa misma naturaleza que tanto imita.

Y por fin lleg� la celebraci�n de los 50 a�os de reinado del califa. Ante toda la corte se presentaron los tres hijos con su regalo. Los pol�ticos, los intrigantes y cuanto funcionario hab�a aplaudi� cuando el hijo mayor destap� su regalo.

—Es, padre m�o, algo m�s sabroso que los diamantes —dijo— y sin embargo el gas que contiene tambi�n incluye �tomos de carbono como el diamante.

Y, como si fuera la gran cosa, le ofreci� a su padre una botella de champa�a. Hubo un silencio de muerte en el gran sal�n y, poco a poco, los cuchicheos de "c�mo se atreve, esto es un insulto", se fueron transformando en risitas. El califa, que adem�s de califa era mago, por fin reaccion� y pronunci� enfurecido tres f�rmulas incomprensibles. Convirti� as� a su hijo mayor en renacuajo. Exclam� despu�s:

—�En tu nueva condici�n aprender�s a apreciar los beneficios del agua!

Vino entonces el segundo hijo con su regalo. Fueron ahora los eunucos y las odaliscas as� como todos los chismosos de la corte los que m�s aplaudieron.

—Queremos ver tu regalo, pues de seguro ser� el que m�s le guste al califa. Queremos ver tu regalo.

Despu�s de lo sucedido con su hermano, el segundo hijo se acerc� titubeante a su padre, y le ense�� lo que conten�a una peque�a bolsa que llevaba atada al cintur�n. El califa se puso rojo, rojo encendido, pero no pronunci� palabra. Los partidarios de este pr�ncipe no sab�an si el rubor era de gusto o de ira, aunque poco tiempo dur� su incertidumbre al o�r a su favorito disculparse:

—Pero, padre, �qu� te pod�a traer de Brasil? S�lo un trozo de, hule, pocas cosas hay m�s maravillosas, casi es un diamante, puesto que est� compuesto de materia polim�rica, son carbonos unidos a otros carbonos formando una red el�stica. Quisiera yo saber qui�n de los presentes no usa una vez al d�a, al menos, algo que contenga hule!

El califa no quiso o�r m�s y con el mismo gesto en�rgico, pero echando mano de una f�rmula distinta, transform� a su hijo en mantel de hule.

— As� apreciar�s mejor las ventajas del hule —dijo con los ojos muy abiertos y la boca torcida—. �Que venga mi tercer hijo, a ver con qu� me sale! Uno pretende emborracharme, el otro quiere ponerme una pelota en el turbante, espero que el m�s peque�o sea m�s sensato

El pr�ncipe habr�a hecho el recorrido hasta el div�n de su padre en silencio, de no ser por los aplausos del brujo.

—Padre, he aqu� unos cuantos diamantes aunque no son lo grandes que yo hubiera deseado y que vuestra nobleza merece.

El califa mir� la cajita y sonri�, pues estaba seguro de que hab�a suficientes diamantes para que el joyero de la corte le hiciera un broche precioso para sujetar las tres plumas de pavo real que quer�a llevar en el desfile.

—Hijo, te nombro mi heredero, eres el �nico capacitado para cumplir cabalmente con una tarea de importancia. Pero antes, y para que sepas lo que es, quiero que trabajes, en lo que t� quieras, pero que trabajes para entender mejor a tus s�bditos futuros.

El pr�ncipe no lo dud� y de inmediato contest�:

—Padre, quiero ser cortador de diamantes.

El brujo, al o�r la respuesta, en voz baja le susurr� al eunuco mayor:

—Este pr�ncipe, adem�s de quedarse con el reino se va a hacer rico. �Como si uno no supiera que el oficio de cortador de diamantes es de los mejor pagados! Es un oficio que empez� en la India y se perfeccion� en Italia. Los pa�ses bajos (Holanda, B�lgica y Luxemburgo) han sido famosos por sus "talladores" que se encuentran sobre todo en Amberes y Amsterdam. Y, en los �ltimos a�os, tambi�n los talladores de Israel, la India, Sud�frica, Estados Unidos e Inglaterra, se han destacado. Perdona, eunuco, pero �sta es la m�a, tengo que intervenir.

Fue entonces que el brujo habl� en voz alta. Se acerc� al pr�ncipe y a su padre, a toda prisa, y dijo, con la esperanza de sacar provecho de la aventura:

—Antes de tomar cualquier decisi�n escucha lo que he de decirte, oh gran y justo se�or. Corno si fuera yo tambi�n hijo tuyo te he tra�do un regalo. M�ralo. Seguramente te gustara m�s que el de este joven pr�ncipe a quien yo mismo le ense�� a sintetizar diamantes, pues has de saber que esos diamantes que tanto te han gustado son sint�ticos... Ac�rcate y mira mi regalo, pues estoy convencido de que te va a entusiasmar. Est� todo formado por �tomos de carbono.

Y el brujo le entreg� al califa un trozo enorme de grafito. Nada hubiera pasado si, cuando el califa solt� la carcajada, el brujo se hubiera callado. Pero no lo hizo, insisti�, y trat� de convencer al califa de que los brillantes del broche se volver�an, con el tiempo, grafito , y de que lo uno y lo otro estaban constituidos s�lo por �tomos de carbono. Y pues, para eso, mejor era hacerse broches de grafito.

—Pero, y el brillo y los fuegos —rugi� el califa—. Eres un alcornoque.

Y como lo hizo con sus hijos, transform� al brujo en un alcornoque, cuyas ramas sal�an por el sal�n de embajadores del palacio.

Y as� termina la historia del brujo que acab� convertido en alcornoque. Pero ya despunta el alba, oh gran se�or; y debo callarme antes de seguir con la historia del dibujante que se hizo rico.

GLOSARIO

carbonatos. Compuestos que resultan de la combinaci�n del �cido carb�nico H2 CO3 con los siguientes iones, Ca+2, Mg+2, Ba+2, Fe+3, Zr+2, Pb+2, Cu+2.

gas carb�nico o bi�xido de carbono. Mol�cula de gas formada por dos �tomos de ox�geno y uno de carbono.

gemelado. Cristales que han crecido juntos.

refracci�n. Propiedad que tienen algunos cristales: cuando la luz los atraviesa, las im�genes se duplican.

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