VII. M�XICO Y SUS RECURSOS MINERALES EN LA ZONA ECON�MICA EXCLUSIVA

LA ZONA ECON�MICA EXCLUSIVA (ZEE) de M�xico, al igual que en otros pa�ses, se extiende 200 millas n�uticas (370.4 km) hacia el oc�ano, a partir de la l�nea de costa, que define el nivel medio del mar de la zona litoral (Figura 34). Cuando esa extensi�n se traslapa con la de otros pa�ses, la delimitaci�n de las respectivas zonas se hace de com�n acuerdo entre los afectados.

As�, M�xico cuenta con 2 946 825 km² de superficie marina, en la que ejerce libre soberan�a para explorar, explotar, conservar y administrar los recursos vivos y no vivos de los fondos marinos, incluidos los del subsuelo y del agua suprayacente. Tambi�n se reserva el derecho exclusivo y de jurisdicci�n para utilizar islas arrecifales, establecer estructuras artificiales (plataformas petroleras) e implementar el desarrollo de actividades cient�ficas, adem�s de preservar el medio marino y eliminar los agentes contaminantes de esta zona.

Debido a la importancia de los recursos naturales del oc�ano, la Organizaci�n de las Naciones Unidas, en la Tercera Conferencia sobre la Ley del Mar del 7 octubre de 1982, suscribi� un documento compuesto por 320 art�culos y nueve anexos, con el fin de reglamentar equitativamente un orden econ�mico internacional que beneficie tanto a los pa�ses en v�as de desarrollo como a los econ�micamente desarrollados, adyacentes o no al mar. Esta iniciativa se hizo con el fin de asegurar que los recursos naturales marinos sean aprovechados como patrimonio de la humanidad y no s�lo por los pa�ses que cuentan con una alta tecnolog�a, y con recursos para explotarlos de acuerdo con sus intereses particulares. Esta explotaci�n habr� de incluir todos los recursos vivos y no vivos, tanto los contenidos en el tirante de agua, como los del lecho oce�nico y del subsuelo marino.


Figura 34. La Zona Econ�micamente Exclusiva (ZEE) de M�xico comprende la provincia marina hastra las 200 millas na�ticas (370.4) y en conjunto cubre una superficie de 2 946 825 km², los que sumados a los 2 000 000 de extensi�n continental, dan un total de 4 946 000 km² de superficie territorial nacional. La ZEE se divide en seis subprovincias, tomando como base la situaci�n geogr�fica de cada una de ellas, as� como las caracter�sticas geol�gicas, climatol�gicas, biol�gicas e hidrol�gicas de las mismas.

La Ley del Mar contiene una serie de reglas que contemplan un conjunto de ordenamientos tales como navegaci�n en aguas territoriales e internacionales, l�mites jurisdiccionales del mar, conservaci�n y manejo de los recursos vivos, control y manejo de las islas, protecci�n y preservaci�n del ambiente marino, investigaci�n cient�fica, disputas territoriales, explotaci�n de los recursos minerales en aguas internacionales, as� como sobre la soberan�a que ejerce un pa�s en su ZEE.

Con base en estas reglas jur�dicas internacionales, M�xico tiene la posibilidad de explorar, inventariar y explotar en forma racional los recursos vivos y no vivos del mar, a lo largo y ancho de una franja litoral de m�s de 10 000 km de extensi�n y 500 000 km² de superficie en la plataforma continental, lo que representa un poco m�s de 20% de su ZEE, �rea de potencial econ�mico que se extiende de la l�nea de costa hasta la profundidad de 200 metros.

A la ZEE de M�xico se le ha dividido en seis subprovincias, de acuerdo con sus caracter�sticas oceanogr�ficas: geol�gicas, biol�gicas, f�sicas y qu�micas. Estas subprovincias son:

I. Baja California-Pac�fico: est� situada en la porci�n occidental de la Pen�nsula de Baja California. Esta zona est� afectada por la corriente de California, que es fr�a y de baja salinidad, y se desplaza del noroeste al sureste, o sea paralelamente a la costa de la pen�nsula.

II. Golfo de California: esta zona es semirrestringida, es decir, la circulaci�n del agua dentro del golfo no es muy efectiva; los cambios ocurren en el extremo sur del mismo, que recibe la influencia de la corriente de California y del Pac�fico sur.

III. Regi�n pan�mica del Oc�ano Pac�fico: est� ubicada en la porci�n meridional de nuestro pa�s, en el Oc�ano Pac�fico, desde las islas Revillagigedo hasta el Golfo de Tehuantepec. Recibe la influencia de la Corriente Tropical Ecuatorial del Pac�fico oriental, que se extiende desde las zonas aleda�as al ecuador hasta el extremo sur del Golfo de California.

IV. Suroeste del Golfo de M�xico: est� delimitada por el r�o Bravo al norte y el r�o San Pedro al sur. Numerosos sistemas fluviales descargan sus aguas, las que poseen un alto contenido de sedimentos provenientes del continente en esta zona. Por ello tanto la plataforma continental como el fondo oce�nico est�n constituidos por lodos y arenas de composici�n variable.

V. Banco de Campeche: su l�mite occidental bisecta la porci�n sur del Golfo de M�xico, y el oriental coincide con el borde de la plataforma marina calc�rea de Yucat�n, hasta Isla Mujeres en el estado de Quintana Roo. Debido a la composici�n de la Pen�nsula de Yucat�n, los sedimentos marinos depositados en esta gran provincia son de carbonato de calcio.

VI. Caribe mexicano: la zona est� situada en la porci�n oriental de la plataforma de Yucat�n, y se extiende desde Isla Mujeres, al norte, hasta la zona lim�trofe de M�xico con Belice. Debido a la poca afluencia de sedimentos continentales, la regi�n se caracteriza por el desarrollo de complejos arrecifales de origen coralino, por lo que los sedimentos marinos, producto de ellos, tambi�n son calc�reos.

En todas estas subprovincias, los recursos minerales del mar se concentran como dep�sitos de placer durante lapsos que var�an desde unas d�cadas hasta millones de a�os. Los minerales econ�micamente atractivos y de gran demanda son los siguientes: hidrocarburos, azufre, sal, roca fosf�rica, minerales pesados, carb�n, hierro, �xidos de magnesio, minerales preciosos, semipreciosos, as� como aquellos utilizados para la construcci�n —como son la grava, la arena, el limo y la arcilla— y otros metales estrat�gicos para la electr�nica y la bal�stica, tales como el n�quel, el cadmio, el cobalto y el cobre. Estos �ltimos est�n presentes en las ventilas o chimeneas hidrotermales, emplazadas en las cordilleras oce�nicas profundas y en los n�dulos de manganeso presentes en las planicies abisales. Algunas de estas concentraciones inciden dentro de nuestra ZEE.

Como ya se mencion� en cap�tulos anteriores, la provincia del Pac�fico se caracteriza por ser tect�nicamente activa, lo que se evidencia por su gran actividad s�smica, volc�nica y por las intrusiones de rocas �gneas que han estado presentes a trav�s de toda la historia evolutiva de la porci�n occidental del territorio nacional. Los movimientos tect�nicos causan el rompimiento de la corteza terrestre y las soluciones mineralizantes rellenan las fracturas o reemplazan las rocas preexistentes con compuestos de �xidos y sulfuros de cobre, hierro, plata, zinc, cobalto, manganeso, titanio, torio, cromo, circonio y varios m�s; otros son minerales nativos, como la plata y el oro, abundantes en nuestro pa�s.

Las rocas mineralizadas que afloran en el continente se disgregan por procesos fisicoqu�micos y biol�gicos que separan a los minerales de la roca que los contiene. Algunos de ellos se disuelven y otros son acarreados, e�lica y fluvialmente, como part�culas s�lidas y se acumulan como dep�sitos de placer en la franja litoral y en la plataforma continental; a su vez, las corrientes de marea, el oleaje y las corrientes litorales y de fondo distribuyen los minerales a lo largo y ancho de la zona marina. En el borde de la plataforma continental, �stos se deslizan por gravedad en los ca�ones submarinos y forman cascadas hasta alcanzar los fondos oce�nicos, a m�s de 3 000 m de profundidad. Adem�s de los minerales descritos, tambi�n hay otros que precipitan sobre los mont�culos submarinos aislados y con poca influencia de los sedimentos derivados del continente. Entre ellos figuran el mineral glauconita, rico en hierro y potasio, y las fosforitas, cuyo origen, se asocia con los lugares de alta productividad org�nica. �stas coinciden con las zonas donde emergen a la superficie las corrientes del fondo oce�nico (surgencias o afloramientos marinos), que son fr�as y enriquecidas por nutrientes y ox�geno disuelto. Las fosforitas se precipitan como fosfatos de calcio alrededor o en el interior de conchas de moluscos y de microforamin�feros marinos, as� como en fragmentos de roca, o bien, reemplazando fragmentos de tallos y material mader�ceo proveniente del continente y depositado en el lecho marino, tal como sucede en las costas suroccidentales de la Pen�nsula de Baja California y en el interior del Golfo de Tehuantepec.

Existen otras fuentes de minerales emplazadas en la Cordillera Oce�nica del Pac�fico oriental, dentro de la ZEE de M�xico que, como se mencion� en cap�tulos anteriores, est�n asociadas a las chimeneas hidrotermales como las de la Cuenca de Guaymas, situadas en la porci�n central y sur del Golfo de California, as� como en el paralelo 21°N. Estas provincias fueron exploradas a trav�s de convenios de colaboraci�n cient�fica entre M�xico, Francia y Estados Unidos. Las expediciones oceanogr�ficas se han llevado a cabo desde el final de la d�cada de los setenta hasta la actualidad.

En estas localidades las ventilas hidrotermales se encuentran un poco m�s all� de los 2 000 m de profundidad y est�n expulsando sulfuros polimet�licos con temperaturas mayores a los 350°C. Tanto las chimeneas como los sedimentos asociados a las mismas, contienen los siguientes metales (valores promedio del peso total): fierro (4.76%), aluminio (4.03%), manganeso (0.08%), cobre (86 partes/mill�n), n�quel (92 p/m) y cobalto (12 p/m), adem�s de otros elementos como zinc, plata, plomo, bario y s�lice.

La materia org�nica contenida en los sedimentos es considerable; var�a entre 1.29% y 3.53%. De 13 muestras analizadas se obtuvo un valor promedio de 2.10%. Esta concentraci�n es significativa ya que, en contacto con soluciones de alta temperatura, la materia org�nica se transforma en hidrocarburos gaseosos y l�quidos del tipo del petr�leo, cuya composici�n es la siguiente: etano, propano, isobutano y butano. La presencia de hidrocarburos l�quidos de origen t�rmico no se restringe a la Cuenca de Guaymas, ya que Petr�leos Mexicanos perfor� en la provincia deltaica del r�o Colorado, al norte del Golfo de California, y encontr� gas y condensado asociados a la gran fractura de San Jacinto-Cerro Prieto. Por ella fluyen masa y energ�a t�rmica del subsuelo, que en contacto con los sedimentos con altas concentraciones de materia org�nica generan petr�leo en sedimentos deltaicos del r�o Colorado, pr�cticamente de un d�a al otro.

Es de esperar que sobre la plataforma continental del Oc�ano Pac�fico y en el piso oce�nico exista gran variedad de minerales de placer provenientes de las rocas continentales, as� como de otros formados in situ a diferentes profundidades. �stos ya est�n detectados y su evaluaci�n econ�mica ser� posible cuando se colecten muestras en forma sistem�tica. En otro aspecto, la provincia del Golfo de California es atractiva como fuente de energ�a geot�rmica, ya que las fracturas y fallas geol�gicas del Sistema San Andr�s son tambi�n ductos de migraci�n de calor y masa, como se observa en la Dorsal del Pac�fico oriental, en la Cuenca de Guaymas y en Cerro Prieto, cuya planta est� produciendo electricidad a partir del vapor de agua a alta temperatura.

Por otro lado, las condiciones geol�gicas en el Golfo de M�xico son diferentes a las descritas en el Pac�fico, en gran medida porque la actividad volc�nica y las intrusiones de rocas �gneas han sido volum�tricamente inferiores a las de la regi�n del Pac�fico. No obstante, los sedimentos depositados en las m�rgenes del Golfo de M�xico alcanzan a veces espesores de m�s de 12 km, con materia org�nica derivada del continente y del mar. Debido a ello, las condiciones geol�gicas son propicias para la formaci�n de hidrocarburos l�quidos y gaseosos en vol�menes significativos, de tal forma que esta provincia se considera como altamente petrol�fera. Asociados a los hidrocarburos est�n la sal y el azufre, de gran valor econ�mico como en el caso de la antigua cuenca del Istmo en el estado de Veracruz, cuya prolongaci�n al mar se localiza en la porci�n sur del Golfo de M�xico y en la plataforma continental del Banco de Campeche. La sal tambi�n est� presente a�n m�s all�, en el centro del Golfo, en una regi�n conocida como Zona de Domos Salinos de Sigsbee.

En la plataforma continental del Golfo de M�xico tambi�n existen horizontes sedimentarios en el subsuelo marino, constituidos por agua y vapor mezclados con gas metano, que est�n encerrados entre estratos impermeables de arcilla y limo; a estos horizontes se les conoce como yacimientos geopresurizados y representan fuentes de energ�a a�n no exploradas.

Adem�s de los minerales y las fuentes de energ�a, se conoce la existencia de dep�sitos de �xidos de manganeso en la forma de costras y n�dulos, que se encuentran sobre las porciones norte y oriental de la plataforma de Yucat�n, por lo que es probable que est�n presentes otros minerales, tales como fosforitas y glauconita. Por ello es imprescindible que se incremente la exploraci�n oceanogr�fica con el objetivo de localizarlos y evaluarlos, y as� conocer su potencial econ�mico.

En la planicie costera de Veracruz y en la plataforma marina adyacente a la misma, hay dep�sitos de cuarzo (�xido de silicio) que se est�n explotando por su importancia como abrasivos y para la industria del vidrio. En sitios espec�ficos se conocen dep�sitos de minerales de �xidos y sulfuros, por ejemplo en la desembocadura del r�o Bravo, en Tamaulipas; en San Andr�s Tuxtla, Veracruz; en la planicie costera del estado de Tabasco; en las desembocaduras de los r�os Usumacinta, Grijalva y San Pedro (Figura 32).

La tercera provincia geol�gica de gran importancia para M�xico es la del Caribe, que incluye la porci�n nororiental de la Pen�nsula de Yucat�n. En esta zona se han acumulado rocas de carbonato de calcio y evaporitas compuestas por cloruros y sulfatos, con un espesor mayor a los 3 500 metros.

Los recursos abi�ticos que se esperan de esta zona son: hidrocarburos, fosforitas, costras de manganeso y glauconita, adem�s de la roca calc�rea que aflora en la pen�nsula y que, por s� misma, representa un recurso potencial muy importante como material de construcci�n y para la industria cementera.

A trav�s de esta breve semblanza vemos que M�xico tiene amplias posibilidades de desarrollar la explotaci�n de sus recursos no vivos, por lo que es indispensable prestar m�s atenci�n a la investigaci�n b�sica que aporta estrategias de localizaci�n y de evaluaci�n de los recursos minerales y energ�ticos con potencial econ�mico. Es fundamental destacar que los programas de explotaci�n de los recursos no vivos de las provincias marinas deber�n definirse con apoyo del m�ximo avance tecnol�gico, con objeto de no alterar o, m�s a�n, no destruir los sistemas ecol�gicos, ya que la desaparici�n de los mismos crea da�os irreversibles y hace que se pierda la oportunidad de beneficiarse con ellos, puesto que son una fuente estrat�gica para el desarrollo socioecon�mico de M�xico.

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