VI. LA PROVINCIA OCE�NICA GLOBAL Y SUS RECURSOS NATURALES

LAS ciencias, b�sica y aplicada, representan una verdadera inversi�n cuando se les planifica adecuadamente, puesto que ambas son complementarias entre s� y en conjunto aportan beneficios y conocimiento a la humanidad. Debemos tener presente que la ciencia es el enlace del hombre con la naturaleza; es una relaci�n que requiere un orden secuencial de pensamiento y de acci�n: observaci�n y registro, an�lisis y clasificaci�n, e interpretaci�n y comprobaci�n. Cualquier cambio en este orden nos desv�a del verdadero y fascinante camino que nos conduce al conocimiento de nuestra misma naturaleza.

El crecimiento actual de la poblaci�n a escala mundial es del orden de 200 000 personas al d�a, por lo que la demanda de recursos naturales se incrementa en forma desproporcionada, con su consiguiente agotamiento, debido a la explotaci�n irracional y al desperdicio.

Por esta raz�n la humanidad ha puesto, nuevamente, su atenci�n en la provincia marina, ya que de ella depende el potencial que el mar ofrece como abastecedor de alimentos, por un lado, y de minerales y energ�a, por otro. De los 510 000 000 km² de la superficie total de nuestro planeta, 362 000 000 corresponden al �rea marina, o sea, alrededor del 71 por ciento.

La ciencia que tiene por objetivo el estudio del mar es la oceanolog�a, una ciencia aplicada que comprende la interacci�n multi e interdisciplinaria de otras ciencias —espec�ficamente de la geolog�a, la qu�mica, la f�sica y la biolog�a— con el fin de entender al oc�ano en forma integral, explotar sus recursos y definir las pol�ticas que permitan la protecci�n de los mares.

En lo particular, la geolog�a marina u oceanograf�a geol�gica se enfoca al estudio del origen y la evoluci�n de las cuencas oce�nicas en su relaci�n con los continentes aleda�os, desde la zona costera hasta los fondos abisales. Para ello, es necesario identificar, caracterizar y entender los rasgos fisiogr�ficos y geol�gicos mayores y menores, as� como los procesos de erosi�n y de sedimentaci�n, ya que todos son fundamentales en la comprensi�n del origen y la concentraci�n de los recursos minerales y energ�ticos que el mar contiene.

Figura 23. La superficie mayor de continentes expuestos est�n situados en el hemisfeio norte y en contraparte, la superficie mayor del mar se ubica en el hemisferio sur. Las flechas indican la direcci�n del movimiento de las placas tect�nicas, seg�n datos de B. Isacks, J. Oliver y L. R.

Si observamos el mapa mundial, es evidente que los continentes y los oc�anos no est�n uniformemente distribuidos: el volumen mayor de las masas continentales se concentra en el hemisferio norte, y los oc�anos hacia el sur (Figura 23). De la superficie total del planeta, como ya se mencion�, m�s de las 3/4 partes corresponden al mar y, considerando una profundidad media de 3 800 metros, las cuencas contienen alrededor de 1 376 000 000 km³ de agua. La Cuenca del Pac�fico es la mayor de todas las provincias marinas; su �rea en millones de kil�metros cuadrados (m. km²) es de unos 165.3 y tiene una profundidad media de 4 282 metros. El Atl�ntico, por otro lado, cubre una superficie de 82.4 m. km² y su profundidad media es de 3 926 metros.

El Oc�ano �ndico tiene un �rea de 73.4 m. km² y una profundidad media de 3 963 m. El Ant�rtico, tambi�n conocido como Oc�ano del Sur, ocupa una extensi�n de unos 35 m. km² y su profundidad var�a ampliamente, seg�n el sitio geogr�fico en el que est� localizado: a) Ant�rtico-Australia, b) Ant�rtico-Pac�fico; su profundidad m�xima es de 6 614 m y c) Ant�rtico-�ndico.

El Oc�ano �rtico es el menor de los oc�anos, con una superficie de 14 m. km² y una profundidad que var�a entre 3 400 y 4 000 metros.

Existen otros mares menores, de los que s�lo se mencionar�n dos como ejemplo de comparaci�n: el Mediterr�neo, con un �rea de 2.9 m. km² y el Golfo de California, que tiene una superficie de 0.16 m. km² y una profundidad media de 813 metros.

A las subprovincias marinas se las distingue entre s� considerando tres par�metros fundamentales: 1) distancia con la franja litoral, 2) rasgos fisiogr�ficos y geol�gicos, y 3) profundidad con respecto al nivel medio del mar. Tales subprovincias se presentan en las figuras 24 y 25.

a) Franja litoral: representa la zona transicional entre el mar y el continente expuesto y comprende: lagunas, marismas, esteros, playas y otros ambientes costeros.

Figura 24. En la figura se representan las provincias fisiogr�ficas marinas m�s sobresalientes en un oc�ano en expansi�n tipo Atl�ntico. 1) Continente expuesto; 2) la zona literal, cuya planicie comprende los límites superior e inferior de las mareas diarias, pleamar y bajamar, respectivamente; 3) el borde externo de la plataforma continental tiene una profundidad promedio mundial de 130 m y en M�xico coincide, generalmente, con la is�bata de 200 m; 4) el talud continental alcanza profundidades promedio hasta de 2 500 m; 5) la terraza de pie del talud, formada por acumulaci�n de sedimentos entre 2 000 y 5 000 m de profundidad; 6) el fondo oce�nico abisal o planicie abisal, con m�s de 3 000 m de profundidad, generalmente afectada por conos volc�nicos y colinas de diferente origen; 7) las cordilleras o dorsales oce�nicas corresponden a zonas de rompimiento y expansi�n del fondo oce�nico




Figura 25. Perfil del lecho oce�nico desde la zona litoral hasta las zonas m�s profundas como la abisal y la hadal; esta �ltima a m�s de 10 km de profundidad asociada a las fosas o trincheras oce�nicas. En la columna de agua existen tres zonas de infiltraci�n de los rayos solares: a) la zona f�tica, en la que la luminosidad solar es mayor y que cubre un tirante de agua hasta los 50 m de profundidad; b) la zona disf�tica, es de baja luminosidad y var�a entre los 50 y 200 m, y c) la zona af�tica, que es permanentemente oscura, a más de 200 m de profundidad.


b) Plataforma continental: corresponde a 7.5% del total de la superficie de los oc�anos, o sea, 27 150 000 km². Fisiogr�ficamente tiende a ser plana, aunque puede contener algunos mont�culos debido a crecimientos arrecifales o a erosi�n diferencial. Su extensi�n var�a entre unos cuantos kil�metros y m�s de 1000; sin embargo, lo m�s com�n son aquellas con un promedio de 65 km de anchura, y con una inclinaci�n, de la costa hacia el mar abierto, de entre 0.1 y 3.2°. La plataforma var�a en profundidad entre 20 y 500 m, siendo el promedio global de 130 m. Particularmente en M�xico, su borde coincide con la profundidad de 200 metros.

c) Talud continental: es el cambio de pendiente de la plataforma, y su extremo inferior es la terraza del pie del talud, a una profundidad media de 2 500 m. Corresponde a 3.3% del total de la superficie de los oc�anos, es decir, 11 940 000 km². Tiene una anchura que var�a entre 15 y 30 km, y su rango de inclinaci�n es muy variable, desde 3 hasta 70° o m�s, aunque lo m�s frecuente son 25°.

d) Terraza del pie del talud: es una acumulaci�n sedimentaria de hasta 10 km de espesor. Su anchura var�a entre 100 y 1 000 km; su pendiente es de menos de 1° y su superficie se ve interrumpida ocasionalmente por ca�ones submarinos o por volcanes no del todo sepultados. Este dep�sito se localiza al pie del talud continental, a profundidades que var�an entre 2 000 y 5 000 m, aunque en promedio se ubica entre 2 500 y 3 000 m.

e) Fondo oce�nico profundo (abisal): se ubica entre el margen continental y las cordilleras oce�nicas, y conforma una superficie frecuentemente afectada por conos volc�nicos y colinas de diferente origen, as� como trincheras oce�nicas, planicies abisales y conos volc�nicos truncados, conocidos como guyots (Figura 26). Esta provincia ocupa hasta un 30% de la superficie total de la Tierra, o sea, 153 000 000 de kil�metros cuadrados.

f) Trincheras oce�nicas: son expresiones fisiogr�ficas elongadas y profundas, cuya longitud var�a entre 800 y 6 000 km; su anchura tiene un rango de 40 a 120 km y su profundidad var�a de 4 500 a 11 020 m, como en el caso de la Trinchera de las Marianas en el Pac�fico, la m�s profunda hasta el momento localizada (Figura 27). De poco m�s de 30 trincheras exploradas, cinco rebasan los 10 000 m de profundidad. Estas fosas oce�nicas se forman durante la asimilaci�n del fondo oce�nico por el continente que lo sobreyace y, en paralelo, est�n asociadas a cadenas de volcanes (Figuras 28 y 29).

g) Cordilleras o dorsales oce�nicas: son sistemas monta�osos de gran extensi�n que sobresalen del fondo oce�nico en forma de grandes elevaciones estructurales asociadas con volcanes. Su anchura var�a desde 500 hasta 5 000 km y su longitud alcanza los 65 000 km. Cubren un �rea de m�s de 100 000 000 km², es decir, 20% del total de la superficie de nuestro planeta (Figura 28). Estas expresiones estructurales oce�nicas corresponden a las zonas de rompimiento y separaci�n de las placas tect�nicas de la corteza terrestre en los oc�anos, por lo que son cinturones altamente s�smicos y continuamente expulsan minerales polimet�licos a trav�s de ventilas hidrotermales cuya temperatura alcanza hasta 350°C (Figura 31). Algunas cordilleras han sido asimiladas por el borde continental (que corresponde a la plataforma, el talud y la terraza del pie del talud, en su conjunto), como sucede en el Golfo de California, cuya apertura y evoluci�n alcanzada hasta ahora se debe al proceso de asimilaci�n mencionado, cuando la porci�n noroccidental de M�xico "traslap�" a la antigua cordillera o dorsal del Pac�fico oriental hace unos 30 000 000 de a�os (Figura 17).


Figura 26. El fondo abisal est� afectado por diversos accidentes geol�gicos, entre otros, en esta figura se ilustran los volcanes submarinos (puntos peque�os), guyots o islas volc�nicas truncadas (cruces), e islas volc�nicas y volcanes continentales (puntos mayores). Tambi�n se esquematizan grandes fracturas corticales oce�nicas (l�neas discontinuas).



Figura 27. Las trincheras oce�nicas del Pac�fico son expresiones fisiogr�ficas elongadas y profundas que indican las zonas en donde la corteza oce�nica es asimilada por el continente. Las flechas se�alan la direcci�n del desplazamiento de la corteza oce�nica en diferentes puntos geogr�ficos, en los que a las trincheras se les conoce por nombres espec�ficos.

 

Figura 28. Modelo esquematizado de la Trinchera Mesoamericana y la de Per�-Chile, en las que, por la asimilaci�n de la corteza oce�nica bajo el continente, se genera un arco volc�nico de tipo regional.

 

Figura 29. Modelo esquem�tico de una trinchera oce�nica que se form� por la asimilaci�n de la corteza oce�nica y dio origen a una cadena o arco volc�nico, con un mar intermedio entre �ste y el continente expuesto. Este arco volc�nico es de tipo insular, por ejemplo, Aleutianas, Jap�n, Marianas.

Las subprovincias marinas que se describen, por su extensi�n y posici�n desempe�an un papel muy importante como acumuladoras de recursos minerales o como generadoras de los mismos. El origen y la evoluci�n de las subprovincias est�n �ntimamente relacionados con el continente expuesto, ya sea porque son el resultado de la acumulaci�n de sedimentos provenientes de las masas continentales que est�n sujetas a los procesos de erosi�n o denudaci�n de los mismos, o bien porque son acreciones de los bordes continentales y algunas de ellas tambi�n son causa de la actividad volc�nica y s�smica, o asimismo de la movilidad de los continentes.

Gracias a la gran actividad org�nica y al dinamismo f�sico de las provincias oce�nicas, se generan los hidrocarburos asociados a hidrotermalismo; los restos org�nicos se sepultan y las soluciones se precipitan en minerales. La actividad tect�nica de los oc�anos se refleja en las zonas de mineralizaci�n que ocurren en el continente (Figura 31). Por ello, la investigaci�n y exploraci�n de los recursos minerales y energ�ticos del continente expuesto deben ir acompa�adas de estudios oceanogr�ficos para conocer sus or�genes y el porqu� de sus emplazamientos en sitios locales o regionales, y no limitarse solamente a localizarlos y explotarlos. De lo contrario se cae en una simple operaci�n de "gambusinaje", que no explica la presencia de los minerales, de los hidrocarburos y de las fuentes t�rmicas.

Figura 30. En la figura se esquematizan las dorsales o cordilleras oce�nicas que limitan a las grandes placas tect�nicas; las flechas indican la direcci�n de expansi�n y de deriva a partir de las zonas de ruptura.

Figura 31. Esquem�ticamente se presentan las provincias tect�nicas oce�nicas y litorales en ambos m�rgenes continentales. En la del Golfo de M�xico, el margen continental est� en continuo rompimiento y hundimiento; en ella se acumulan minerales de placer provenientes de las rocas del continente, as� como materiales �tiles en la construcci�n, como grava, arena, limo y arcilla; en condiciones profundas existen domos salinos asociados con azufre y con hidrocarburos. En la Provincia del Oc�ano Pac�fico la corteza oce�nica est� en proceso de expansi�n a partir de la cordillera oce�nica, y ha expulsado minerales hidrotermales de importante valor econ�mico; en el margen del continente, la corteza oce�nica es asimilada bajo el continente y, como consecuencia, hay actividad volc�nica asociada con soluciones mineralizantes, tambi�n de alto valor econ�mico.

El continente se est� erosionando continuamente y los sedimentos resultantes son transportados por los sistemas fluviales y e�licos como part�culas s�lidas; otros son acarreados como soluciones, iones y coloides, hasta la zona costera, que es la franja de influencia del continente en el mar. El litoral, definido anteriormente, es una zona de acumulaci�n de rocas, sedimentos y minerales, en forma de gravas, arenas, limos y arcillas que, conjuntamente con las conchas de moluscos y fragmentos de corales, equinodermos y otras especies calc�reas marinas, son una valiosa fuente de materiales de construcci�n, refractarios, cemento y otros usos industriales.

Tambi�n es com�n explorar dep�sitos de minerales de placer que son muy codiciados por el hombre, de los cuales solamente se mencionan algunos como ejemplos (Tabla 1).

Los minerales que se describen y otros muchos no mencionados que ocurren como dep�sitos de placer en la franja costera son continuamente removidos por el oleaje, por las corrientes litorales y por las mareas. Luego son transportados, inicialmente hasta el borde de la plataforma continental y posteriormente como cascadas de sedimentos a trav�s de ca�ones submarinos, hacia sitios m�s profundos y a lo largo del talud continental, hasta alcanzar el fondo oce�nico o las trincheras oce�nicas.

Estos dep�sitos sedimentarios, en ocasiones acompa�ados por minerales de placer, conforman las terrazas marinas de pie del talud continental y contin�an siendo acarreados por las corrientes marinas profundas hasta el lecho oce�nico. En todos los casos mencionados, el espesor de los sedimentos y minerales es considerable; por ejemplo, en la plataforma continental llegan a tener espesores hasta de 15 km o a�n m�s. Algunos pa�ses —como Jap�n, Australia, Turqu�a, Gran Breta�a, Chile y Canad�— explotan vol�menes considerables de carb�n en las zonas someras de la plataforma continental y construyen islas artificiales con t�neles en el sustrato marino para la explotaci�n del mineral; tal es el caso del de Nueva Escocia, Canad�, con una obra de unos 8 km de longitud.

La riqueza mineral est� ah�, en el lecho marino; sin embargo, a�n no se explota por tres causas fundamentales: porque los minerales todav�a son abundantes en el continente expuesto; porque el valor de �stos es bajo en el mercado internacional y porque, como consecuencia de las dos razones mencionadas, no se ha desarrollado la tecnolog�a adecuada para extraerlos del mar.

TABLA I. Ejemplos de dep�sitos de minerales de placer


Minerales
Elementos aprovechables
Pa�ses o sitios donde se explotan

Magnetita Hierro Numerosos pa�ses
Titanita Titanio Australia, Rusia, países nórdicos
Cromita Cromo Australia
Monacita Tierras raras Australia, EUA.
Circón Circonio Mar Negro, Mar Báltico, Australia
Ilmenita Titanio Australia, Rusia, Mar Báltico.
Rutilo Titanio Australia, Rusia,
Casiterita Estaño Tailandia, Indonesia, Australia, Malasia, Rusia, Inglaterra.
Platino Platino Mar Negro, Rusia, Jap�n, Alaska, Filipinas
Oro Oro Australia, Filipinas, Alaska, EUA.
Arena y Grava Mat. de construcción La mayoría de los países
Carbonato de calcio Mat. de construcción, Cemento, Agricultura EUA., Islandia
Sulfato de bario Lodo de perforación, pinturas vidrio Alaska
Minerales feldespáticos Potasio Alaska
Diamantes ------------- África, Brazil
Fosforitas Fósforo Japón, México, India, América del Sur, EUA, Australia, España, África.

No obstante, en esa acumulaci�n de sedimentos de considerable espesor, otros recursos se est�n generando al mezclarse con materia org�nica; por ejemplo el petr�leo y el gas natural, cuya explotaci�n no requiere de t�neles ni de socavones directos, sino de la perforaci�n de pozos profundos.

En los �ltimos a�os la tecnolog�a petrolera ha avanzado enormemente, de tal manera que algunos pa�ses extraen hidrocarburos en tirantes de agua con m�s de 1 000 m. El avance en alta tecnolog�a que han logrado esos pa�ses se debe a la gran demanda mundial de esos recursos, por la energ�a que producen y por sus abundantes derivados petroqu�micos. Junto con el petr�leo, tambi�n se extraen cantidades importantes de azufre, tal como sucede en la provincia del Golfo de M�xico (Figura 32).

Actualmente, m�s de 20% de la producci�n mundial de hidrocarburos proviene de la provincia marina, principalmente de la plataforma continental. El 90% de los minerales se extraen del continente y s�lo algunas variedades de ellos se explotan del mar en un peque�o porcentaje: 7% del carb�n, 1% del fierro; 1% de la arena y la grava; 1% del carbonato de calcio; 6.1% del esta�o y 1% del sulfato de bario. Como se observa, la mayor producci�n de minerales se obtiene del continente; sin embargo, excepcionalmente hay pa�ses como Jap�n, cuya explotaci�n marina es significativa, que obtiene del mar 40% del carb�n para su consumo.

Adem�s de los minerales depositados en el oc�ano como part�culas s�lidas, el agua en s� contiene unos 70 elementos en estado de soluci�n; 10 de ellos son los constituyentes m�s abundantes y en conjunto equivalen a m�s del 99.7% de la composici�n del soluto en el mar. El cloro representa 55%, el sodio 30.7%, los sulfatos 7.3%, el magnesio 3.2%, el calcio 1.1%, el potasio 1.1% y el bicarbonato 0.3%. El 1% restante corresponde al �cido b�rico, al estroncio y al fl�or; a todos ellos se les denomina elementos mayores. Los 60 elementos restantes comprenden el 0.3% y se les considera elementos menores y elementos traza.

La sal com�n (cloruro de sodio) representa 85.7% del total de la composici�n del agua marina y es uno de los minerales que la humanidad ha aprovechado desde hace varios milenios. La sal se precipita en las costas por evaporaci�n, como sucede en M�xico en Ojo de Liebre y Guerrero Negro, en la costa centro-occidental de la Pen�nsula de Baja California, as� como en el poblado ribere�o de El Cuyo, cercano a r�o Lagartos, en el extremo norte del estado de Yucat�n, y en otras localidades costeras oaxaque�as.

Adem�s de servir para el consumo dom�stico, a la sal tambi�n se le extraen los cloruros, indispensables en la elaboraci�n de pl�sticos, hule, sosa c�ustica y otros materiales sint�ticos. Otro elemento aprovechable por el hombre es el magnesio, necesario en la elaboraci�n de numerosos productos tanto industriales como farmac�uticos. Algunos elementos como el bromo, el potasio y el iodo tambi�n se extraen del agua marina en forma comercial.


Figura 32. Debido a la actividad tect�nica y volc�nica que caracteriza al occidente de M�xico, en la zona litoral y en la plataforma continental ocurren dep�sitos minerales de f�cil extracci�n, constituidos por �xidos y sulfuros met�licos. La provincia del Golfo de M�xico se caracteriza por contener un espesor de sedimentos de m�s de 10 km, con propiedades de generaci�n y de acumulaci�n de aceite, gas y azufre.

Pero el agua de mar no s�lo es importante por su contenido mineral sino tambi�n como l�quido vital, bajo la forma de agua dulce, elemento b�sico para todo tipo de desarrollo social. En cualquier provincia pueden existir riquezas minerales muy importantes, pero sin este elemento no es posible aprovecharlos.

Varios pa�ses extraen del agua de mar vol�menes considerables de agua dulce a un costo muy alto: Arabia Saudita, Malta, las islas Canarias, Kuwait, Abu Dhabi, Bahamas, Estados Unidos, Rusia, Holanda y, en menor proporci�n, M�xico. Sin embargo, el aprovechamiento del agua de mar no ha sido tan intenso como ser�a deseable, debido a que la tecnolog�a actual es insuficiente, adem�s de costosa, para producir vol�menes considerables de agua dulce que satisfagan las necesidades urbanas e industriales que se requieren.

El agua de mar ofrece otras posibilidades, adem�s de las mencionadas anteriormente. Un ejemplo es la generaci�n de energ�a a trav�s de variaciones en el gradiente t�rmico, el oleaje, los gradientes salinos, las corrientes someras y profundas, as� como por la influencia de las mareas.

De todas estas posibilidades, las m�s atractivas debido a su viabilidad t�cnica y a su costo son la energ�a t�rmica y la generada por el oleaje y las mareas. La energ�a t�rmica se produce por el diferencial de calor que existe entre los estratos acuosos superficiales, que son m�s calientes que las aguas del fondo (entre 700 y 1 000 m). Las regiones geogr�ficas ecuatoriales pueden producir energ�a mediante este sistema, es decir, mediante el intercambio c�clico de las aguas fr�as y calientes. Esto se logra con una temperatura diferencial de 20°C, suficiente para desarrollar electricidad en gran escala. Por este medio se puede producir energ�a en forma casi inagotable puesto que el volumen de agua de mar es considerable y continuamente se est� renovando.

Durante el reciclaje del agua marina fr�a del fondo hacia los estratos superficiales tambi�n se podr�n extraer nutrientes tales como compuestos de f�sforo y nitr�geno, que se presentan en diferentes condiciones en el agua marina, ya sea disueltos en el agua o como compuestos org�nicos. Estos nutrientes son aprovechables para el florecimiento de las comunidades marinas, es decir, de la vida en la regi�n. Este recurso bioqu�mico se utiliza en la acuacultura; en condiciones naturales los nutrientes del fondo oce�nico llegan a la superficie por el proceso de surgencias, las cuales se generan cuando el viento acarrea grandes vol�menes del agua cercana a la costa hacia mar adentro o por las contracorrientes marinas, como sucede en las zonas ecuatoriales. En ambos casos, la divergencia de las aguas superficiales causa que las aguas profundas fr�as y ricas en nutrientes reemplacen los sitios que ocupaba el agua caliente superficial. Ejemplos de surgencias en M�xico se tienen en las costas de latitudes medias, a lo largo de las costas de la Pen�nsula de Baja California y en el interior de su Golfo, y tambi�n en el Golfo de Tehuantepec. En otros lugares geogr�ficos, los dep�sitos de fosforitas se localizan a lo largo de los bordes continentales de Norteam�rica, en la plataforma continental occidental de Sudam�rica, en Australia y en Nueva Zelanda (Figura 33).

Como ya se mencion�, un sistema viable para generar energ�a el�ctrica es la fuerza hidr�ulica que produce el oleaje, el cual es m�s significativo en las �reas geogr�ficas de clima templado que en las �reas tropicales. Sin embargo, este factor no es limitante para generar energ�a. As� lo demuestra el caso de Noruega, que a pesar de su clima produce 0.5 megawatts mediante este sistema. Por su parte, los japoneses lo est�n experimentando a gran escala, acompa�ado por la construcci�n de estanques de baja energ�a, que se aprovechan a la vez en el desarrollo de la acuacultura.

Otro mecanismo alternativo o complementario a los descritos anteriormente es la utilizaci�n de la energ�a que se produce por la acci�n de las mareas diarias, mediante la construcci�n de barreras en el mar y permitiendo que el reflujo de las corrientes de mareas active las turbinas. Los principios b�sicos de esta tecnolog�a est�n bien establecidos y, en un futuro cercano, se instalar�n en gran escala plantas industriales en puertos y muelles. Actualmente existen varios pa�ses que est�n generando energ�a mediante este sistema; su producci�n asciende a cerca de 240 megawatts, en conjunto.


Figura 33. Presencia de fosforitas en los m�rgenes continentales (puntos negros), debido al reciclaje del agua fr�a profunda de los oc�anos hacia la superficie del mar, con sus concenntraciones importantes en nutrientes tales como compuestos de f�sforo y de nitr�geno.

Es indiscutible que, si deseamos aprovechar las fuentes alternas de energ�a que el mar nos ofrece, y que complementar�n a las que tradicionalmente se explotan con la utilizaci�n de los hidrocarburos, el carb�n, las celdas solares y la energ�a nuclear, el oc�ano debe ser objeto de un mejor estudio por parte de grupos multidisciplinarios de cient�ficos y de ingenieros. Debemos tener presente que la ciencia del mar no es una actividad aislada, sino que exige la integraci�n de las ciencias fisicomatem�ticas, las naturales, las ingenier�as y las human�sticas con la tecnolog�a de frontera. Todas ellas deben interactuar simult�nea y arm�nicamente si se desea tener �xito en las pr�ximas d�cadas.

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